Quiero compartirles un articulo escrito por el señor Brigadier General (Sacerdote) Silverio Suaréz Hernández que hizo para tomar posesión como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia Policial, el cual tituló "LA HERMANA MARÍA DE SAN LUIS: UN TESTIMONIO DE CRISTO EN LA POLICÍA NACIONAL", donde trata de ahondar sobre la vida y obra de una persona que le
prestó grandes servicios a la iglesia, a la comunidad a la cual pertenecía, a
la Policía Nacional y a sus miembros, especialmente a los más humildes y
necesitados.
Se
trata de un trabajo biográfico de la hermana María San Luis, una
religiosa de la presentación que fundó hace sesenta y nueve años lo que hoy conocemos
como la Dirección de Bienestar Social y Familia de la Policía Nacional.
¿Quién
es mi prójimo?
Quiero
iniciar este discurso de orden con la lectura de una parte del evangelio de san
Lucas en el capítulo décimo, que nos relata el encuentro de Jesús con un
maestro de la ley, quien le formula una pregunta para ponerlo a prueba:
¿Qué
tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Jesús
le preguntó: ¿qué está escrito en la ley? ¿qué lees en ella?
Él
le contestó:
“Amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus
fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”.
Él
le dijo:
“Bien
dicho. Haz esto y tendrás la vida”.
Pero
el maestro de la ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:
“¿y
quién es mi prójimo?”
Jesús
dijo:
“Un
hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos que lo
desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por
casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y
pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio
un rodeo y pasó de largo.
Pero
un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio
lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándole aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día
siguiente, sacó dos denarios y dándoselos al posadero, le dijo:
“Cuida
de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.”
¿cuál
de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los
bandidos?
Él
contestó:
–el
que practicó la misericordia con el.
Díjole
jesús:
“Anda,
haz tú lo mismo”
A
lo largo de la historia muchos hombres y mujeres se han comportado como el
primer levita del que nos habla el evangelio de Lucas, cuando ven al hermano en
dificultades, tendido ante los golpes y los problemas de la vida pasan de
largo, observan al hermano caído pero la indiferencia no los deja actuar, no
hacen nada por aquel que está en problemas.
Otros
asumen la actitud de aquel que dio un rodeo, observa con curiosidad al que está
postrado, pero continúa su recorrido sin auxiliar a quien requiere ayuda.
Muy
pocos actúan como el buen samaritano que baja de su caballo, se despoja de su
tiempo y sus bienes y brinda los primeros auxilios al necesitado, se desvive en
detalles y hasta no dejarlo plenamente restablecido no continúa la marcha.
Hace
cincuenta años, una religiosa observó una situación similar a la que nos
relataba el evangelio, en este caso quienes requerían su ayuda eran los
policías que afrontaban diversos problemas en su vida familiar, laboral y
personal. Muy pocos ponían atención a sus dificultades, ya que el afán era
brindar seguridad a una ciudadanía que requería a toda costa la presencia de la
fuerza pública en sus comunidades, no se miraba al policía como un ser humano,
sino aquel que velaba por ofrecer unas mejores condiciones de vida a la ciudadanía.
Al
percatarse de esta situación una mujer, que no vestía el uniforme policial,
decidió trabajar por los miembros de la institución y sus familias.
Esa
mujer era Alicia Gallo Zuluaga, una antioqueña de pura cepa, nacida en Sonsón
el 22 de julio del año 1914. Primogénita del hogar formado por don Luis Felipe
Gallo y María Zuluaga de Gallo, quienes fruto de su unión tuvieron siete hijos
más: Arturo, Mariela, Hernando, Darío, Olga, Aurelio y Octavio.
La
formación moral y religiosa, tradicional en ese tiempo en las familias
colombianas, especialmente en las antioqueñas, respetuosas de las creencias
religiosas, hizo que Alicia acogiera el llamado divino. Con apenas 19 años
decidió dedicar su vida al servicio a Dios y a sus hermanos dentro de la comunidad
de las Hermanas de la caridad Dominicas de la presentación de la Santísima
Virgen, institución fundada por la apóstol social de la caridad Marie
Poussepin. La hermana San Luis puso en práctica la frase que caracterizaba a la
fundadora de la comunidad: servicio de la caridad en la iglesia, en la
sencillez, en el trabajo y en la pobreza.
En
1935 la vida de esta antioqueña le da un giro radical, el 10 de julio hace su
profesión de fe y su nombre de pila desaparece y toma el de María de San Luis,
en homenaje a sus padres, adoptando este nombre como esposa de Cristo. El 10 de
julio de 1941, la hermana María San Luis hace su profesión perpetua y le
entrega su vida plenamente a Dios.
Durante
cuatro años trabaja en Bogotá en el colegio de la Presentación de Chapinero; luego se va para Boyacá a
laborar en el colegio de las Hermanas de la Presentación en Duitama, donde
permanece tres años; posteriormente es trasladada al colegio de Nuestra Señora
en Bogotá, donde labora durante dos años, hasta que se vincula como superiora
de la Clínica de la Policía en el año 1951. Es allí donde se da cuenta de la
situación que viven los policías y sus familias, experimentando en carne propia
su dolor y sus necesidades.
Gracias
a su sensibilidad social, tenacidad y el sueño de tener una Colombia más digna
y una Policía más humana y solidaria, comenzó a imaginar una oportunidad para
brindar unas mejores condiciones de vida a los policías y sus familias. Soñaba
con policías que llevaran una existencia ejemplar. Honestos, generosos,
comprometidos con la fe, la familia, la institución y la patria.
Su
estadía como superiora de la Clínica de la Policía la marcó profundamente. La muerte, la enfermedad y el dolor de los
policías y la realidad de ver tantas viudas y huérfanos desamparados; padres
con la vida destrozada por la muerte de sus hijos por el conflicto armado que
se presentaba en nuestro país como fruto de la violencia política y la
experiencia de ver a los policías
viviendo en unas condiciones de vida infrahumanas por la escasa remuneración
que recibían, produce un impacto muy fuerte en la madre San Luis. Sentía que la
sociedad no comprendía y menospreciaba la labor que cumplía el policía dentro
de ella.
La
hermana San Luís trataba de consolar a las viudas de los policías y quería
darles un mensaje de esperanza pero se daba cuenta que no se podía quedar
solamente en esto; tenía que ayudar a los policías no solo con buenos consejos
sino materialmente. Dictaba conferencias sobre espiritualidad, vida de familia,
se convertía en consejera matrimonial que trataba de formar madres y esposas
cristianas, como lo recuerda el por entonces coronel Bernardo Camacho Leyva,
“era una mujer extraordinaria que trabajaba con tesón por ayudar a los
policías. La madre San Luis era ante todo la amiga de los policías y sus
familias”
En
los momentos de reflexión y oración, la hermana San Luis le pedía a Dios
sabiduría para lograr encontrar una fórmula para favorecer a los policías. Con
el paso del tiempo Dios le dio la respuesta: la primera forma de ayudarlos era
trabajando para que tuvieran hogares bien constituidos y estables, donde las
esposas y madres tenían una gran responsabilidad. Le planteó la idea que tenía
al coronel del Ejército Francisco Rojas Scarpetta, quien fungia como Director de la Policía Nacional; en ese entonces quien
en el acto apoyó la inicitiva de la religiosa.
Los
comienzos del Bienestar Social
El
2 de julio de 1953 el director de la Policía expidió la Resolución 001863,
mediante la cual se creaba la sección de Bienestar Social de la Policía. En los
motivos expuestos para su creación se expresaba que para obtener del personal
de la Policía el estricto cumplimiento de sus deberes profesionales, era
preciso vigilar primero la conducta, preparación y bienestar del personal y
disponer de profesionales expertos en labores sociales, que trabajaran por cuenta de la Institución y en beneficio
de ella.
La
sección de bienestar comenzó con un director, una subdirectora-secretaria y
diez asistentes sociales. La misma resolución permitía la creación y
organización de filiales en todos los departamentos, intendencias y comisarías.
La responsabilidad de atender el pago de los profesionales que laborarían en
las tareas de bienestar correspondería al departamento de investigación
criminal.
En
el año 1953 se establecieron los principios que regirían la labor de Bienestar
Social:
Su
trabajo se realizará dentro de los cánones de la ética y la moral cristiana;
Impulsa
su conocimiento mediante la implantación de principios de la administración
moderna que buscan:
Que
la planeación permita el cumplimiento de las políticas y objetivos trazados por
la dirección general de la policía.
Que
la integración sea el eje que dirija sus actividades para que sus componentes
trabajen como un solo equipo en busca de la concentración de esfuerzos e
ideales hacia el cumplimiento del deber.
Agilizar
servicios mediante la simplificación de trámites.
Buscar
la promoción de la persona para que se logre una superación espiritual, moral,
física e intelectual.
Al
observar que muchas familias pasaban por momentos de crisis en sus hogares, la
madre San Luis inició una rigurosa investigación dentro de las familias del
personal, con el apoyo de un grupo de visitadoras sociales, que dio como resultado una difícil
problemática que de inmediato entró a resolver.
Sin
pérdida de tiempo, se crearon grupos de policía femenina cuya tarea era trabajar
en el fortalecimiento de los hogares de los policías.
Simultáneamente
se organizaron en las capitales departamentales, cuerpos femeninos de oficiales
de policía ad honorem, integrados por prestantes y distinguidas damas de la
sociedad que voluntariamente quisieron colaborar con los comandos de las
divisiones departamentales en la labor social en que se estaba trabajando. Una
de las integrantes de este cuerpo fue la hija del entonces presidente de la
República, María Eugenia Rojas.
También
se estableció un grupo de damas voluntarias formado especialmente por las
esposas, amigas e hijas de los oficiales, encargadas de colaborar con la
dirección y con la sección de bienestar social en cada departamento. Con este
equipo se inició esta obra que en su época estuvo a la altura de las
circunstancias y supo cumplir a cabalidad con sus funciones.
Un
comienzo con muchos obstáculos
Como
todo comienzo es difícil, fueron muchos los obstáculos que se presentaron:
apatía, intrigas, incomprensión, emulación, ambicion y envidia, situaciones que
se superaron para convertir en realidad
esta grandiosa obra, que en un principio no fue más que una inquietud y que
para muchos no era más que una ilusión, pero que para otros era una esperanza.
Recién
iniciada la labor de bienestar, una tarde el coronel Rojas Scarpeta visitó la
naciente obra y se percató del tipo de trabajo que se estaba realizando.
Bienestar había comenzado con muy escasos recursos. El coronel Rojas se dio
cuenta que las señoras que realizaban cursos de modistería no tenían las mesas
para diseñar los moldes y cortar las telas, mucho menos tenían sillas para sus
alumnas; de inmediato dio la orden que cada estación de la policía Bogotá
enviara una mesa y una silla. El comandante de la policía de Bogotá, coronel
Enrique Villate Ayure, apoyó la idea y la tarea que había emprendido la madre
San Luis.
Con
ocasión de las bodas de plata de la dirección de Bienestar Social, la hermana
María San Luis concedió una entrevista a la Revista de la Policía, donde
relataba cómo comenzó esta obra: “siendo superiora de la clínica de la Policía
manifesté en forma verbal al coronel Rojas Scarpeta, mi deseo de crear el
bienestar social en la Institución, basándome en las necesidades y problemas
que diariamente veía en los agentes y sus familias, el coronel Rojas aprobó con
muchísimo entusiamo el proyecto y fue así como se iniciaron las labores con
cinco trabajadoras sociales y personal idóneo dispuesto a trabajar”.
Recuerda
la misma hermana San Luis que “el principal objetivo de bienestar fue el de
elevar el nivel moral, intelectual y social del personal de la Policía,
especialmente de los agentes”.
Lo
primero la educación
En
1953 el colegio Nuestra Señora de Fátima comenzó a brindar educación primaria,
complementaria y luego normal. Se ofrecía la posibilidad de que adelantaran estudios los hijos de los
policías. También hubo preocupación por la formación de los uniformados y se
les brindó la oportunidad de realizar el bachillerato nocturno para el personal
de agentes en las instalaciones de la escuela Gonzalo Jiménez de Quesada.
En
1954 la formación académica se amplió con la creación de un internado para
hijos de agentes y la escuela complementaria para jóvenes que por diversos
motivos no habían podido continuar sus estudios secundarios.
Más
adelante surge la escuela de policía femenina, cuya finalidad era cuidar a los
niños de las guarderías y parques infantiles. Al extinguirse ese cuerpo y
teniendo en cuenta la necesidad de vigilancia que requerían los niños en los
parques, la madre San Luis organizó un
grupo de agentes especialmente escogidos para desempeñar esta labor, divididos
en cuatro grupos de cuarenta agentes. Se brindó capacitación en psicología
infantil y pedagogía. Tan pronto terminaron la instrucción fueron destinados
para trabajar en Bogotá y diversas partes del territorio nacional. Este se
puede considerar el inicio de lo que más tarde se conocerá como la policía de
menores que tanto prestigio le ha dado a nuestra Institución.
Por
aquella época se construyeron y se adjudicaron las primeras casas para
oficiales y personal civil. Igualmente se planeó la construcción de casas para
suboficiales y agentes, se inició el club para
oficiales y se planeó el de suboficiales y agentes. Se estableció la
sala de maternidad en la Clínica de la Policía y se fundó la primera seccional
de Bienestar Social en el Valle del Cauca.
La
expansión de la labor
Durante
los 10 primeros años de existencia, la Dirección de Bienestar Social se fue
extendiendo por todo el territorio nacional: en los departamentos del
Atlántico, Boyacá, Cauca, Caldas, Córdoba, Cesar, Huila, Magdalena, Meta,
Nariño, Quindío, Risaralda, Norte de Santander, Sucre, Tolima y Valle se
crearon colegios, muchos de ellos con énfasis en educación comercial, con el
fin de tecnificar a los jóvenes y darles
oportunidad de formarse para que
pudieran acceder al mercado laboral y ayudar a la economía familiar.
La
filosofía de los colegios de Bienestar se basó desde sus inicios en ofrecer una
educación personalizada, donde el eje central era el ser humano que fuera
consciente de su compromiso de servicio a la humanidad, trabajar por fortalecer
los vínculos de fraternidad y cooperación para construir un mundo mejor. Ese
era el gran sueño de la madre San Luis que se hizo realidad en la vida y los
corazones de muchos jóvenes.
Gracias
al trabajo de la hermana y su grupo de colaboradores, Bienestar Social de la
Policía fue pionero en el tema de educación a distancia, se ofreció esta
modalidad mucho antes que el gobierno colombiano la pusiera en marcha en el año
1983.
Otros
frentes de atención
Se
establecieron planes de vivienda con el propósito de que los policías vivieran
dignamente en unas condiciones favorables para desarrollar armoniosamente su
vida familiar.
En
materia de educación no formal se crearon cursos de administración, comercio exterior,
contabilidad, electricidad y mecánica automotriz, dirigidos al personal
uniformado y no uniformado y a sus familias.
En
el aspecto cultural y deportivo los colegios de Bienestar Social comenzaron a
destacarse desplazando a instituciones de educación que tenían una mayor
experiencia y competitividad
Al
cumplir 20 años de fundación bienestar social, el general Francisco Rojas
Scarpeta, en el discurso de celebración afirmaba: “muy satisfactorio es para mí
que aquella pequeña sección con sus pocas instalaciones, al cabo de 20 años
haya alcanzado la magnitud y proyecciones que hoy tiene. La madre Maria de San
Luis, sin duda inspirada por la Divina Providencia dio desde un principio el
impulso creador que ha caracterizado a esta obra, acrecentada por el aporte de
cada uno de los directores generales de la Policia, por los directores de
Bienestar Social nacional y departamental y en general por todas aquellas
personas que han tenido funciones directivas. Sólo así se explica el desarrollo
alcanzado por el organismo y los frutos logrados: escuelas de primaria,
secundaria, de especialistas, asistencia social, salacuna, talleres, fábricas,
industria casera, cursos especiales, conferencias, seminarios, prestamos,
ayudas, etc. Loor a todos los que en una u otra forma han contribuido con su
interés, capacidad y desvelos, a cimentar esta obra y proyectarla hacia toda la
Institución. Mencion especial debo hacer de la comunidad de las madres de la
Presentación, que desde un principio han venido colaborando en esta obra”.
Mediante
resolución 02210 del 18 de julio de 1963 se reorganizó la Dirección de
Bienestar Social, la semilla sembrada por la madre María San Luis sigue
creciendo, multiplicándose y produciendo una gran cantidad de frutos. En 1968
entra a operar la fábrica de confecciones, en 1969 inicia labores el colegio
San Luis para hijos de oficiales y en 1970 comienza a funcionar la normal de
señoritas del colegio Nuestra Señora de Fátima. En el año 1968 la primera dama
de la nación, doña Cecilia de la Fuente de Lleras, condecora a la madre San
Luis con la Orden de San Carlos como reconocimiento a la labor desarrollada en
beneficio de los policías y sus familias.
El
retiro de la madre san Luis
En
1967, debido a los quebrantos de salud que agobian a la madre María San Luis la
llevan a retirarse de la Institución, pero continuó orientando la dirección de
Bienestar hasta su muerte.
La
madre San Luis se retiró a descansar en la finca San José de los Nogales en el
municipio de Chía. Durante 16 años se dedicó a la lectura, la oración y la
meditación . En una entrevista a la Revista de la Policía afirmaba: “¿sabe una
cosa?, nunca puedo apartar de mi mente a cada uno de mis policías, siempre
están presentes en cada una de mis acciones, pensamientos y oraciones”.
Una
década de realizaciones
La
década del setenta se distingue por el empuje dado a aspectos de recreación.
Los decretos 183 de 1975 y 2482 de 1976 reglamentaron la prima de vacaciones
para empleados públicos y del sector defensa. Se inaugura el colegio Elisa
Borrero de Pastrana y el centro de capacitación artesanal, con la asesoría del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Se crean guarderías y se establecen
programas para ayudar a los policías que sufren alguna discapacidad con ocasión
del servicio. Esta década es también importante porque se organizan las
colonias vacacionales.
La
muerte de la hermana
El
29 de abril de 1983 la madre San Luis murió en la casa de retiros San José de
los Nogales. Durante sus exequias, el en aquel entonces jefe nacional de
Bienestar Social, teniente coronel Luis Hebert España Peña, pronunció un
discurso en el que resaltaba la personalidad y la obra de la madre María de San
Luis. “Hoy hay fiesta en el cielo porque
su alma santa ha entrado a reunirse con Dios. La madre San Luis, grande
benefactora de la Policía Nacional, la fundadora del Bienestar Social, la mujer
que vio las necesidades de los hombres de la Institución y que proyectó una
obra que traspasó las barreras del tiempo y del espacio.
La
Clínica de la Policía Nacional fue la cuna que engendró y anidó al Bienestar
Social de la Policía Nacional. Allí, la directora de entonces, hermana María de
San Luis, inició la obra preparando a los agentes que se iban a campaña en una
vida espiritual, entregándoles un Cristo que les confortara en el cumplimiento
de su misión. Siguiendo el desarrollo de cada policía vio que muchos de ellos
morían en los campos de batalla y que sus hogares quedaban desamparados. Pensó
entonces en las viudas. En brindarles el apoyo y la capacitación necesaria para
enfrentar la vida, para ganar el pan para sus hijos. Las reunió en el
aprendizaje de la sastrería y la modistería y albergó sus niños pequeños en una
guardería. Nació así la fábrica de confecciones y el colegio Nuestra Señora de
Fátima. Siguió ofreciendo servicios, ampliándolos. Pensó en cada lugar de
nuestra patria. Pensó que en cada lugar hay un policía que necesita educación,
vivienda, alimentación, comprensión, amor, orientación espiritual y recreación.
Luchó y se enfrentó con valentía a quienes dudaron y no tuvieron fe en sus
proyectos. Por eso hoy se erige gallardo el Bienestar Social en todos los
departamentos. Cuando se retiró en el año de 1967 por decisión de la comunidad
de la Presentación, había fundado 17 seccionales, dirigía el colegio Nuestra
Señora de Fátima y llegaba a cada hogar para llevar paz, amor y servicio.
Su
voz potente y convincente retumbará en nuestros corazones y vivirá con
nosotros. Su figura gallarda se erigirá en cada policía con sus orientaciones
de caridad y de reproche, porque acarició y corrigió. Supo ser flexible y
firme, decidida y emprendedora.
Jamás
supo de grados. Todos fuimos sus hijos y para todos seguirá siendo nuestra
madre. No hubo diferencias. Simplemente eran policías y por ellos vivía, por
ellos oró hasta el último momento.
Compartimos
el mismo dolor y la misma alegría con la familia Gallo y la comunidad de la
Presentación. El dolor de no tenerla en
la Tierra con nosotros, de no escuchar su voz y la alegría de ser hermanos e
hijos de una mujer tan grande, de una mujer que vivirá eternamente. Alegría de
tenerla en el cielo porque allí estará dialogando siempre con Dios, para
recomendarle a su Policía Nacional de Colombia, a su Bienestar Social, a su
comunidad, a su familia, para abrir un campo en su alrededor y albergarnos
junto a ella en el reino de Dios.
Ella
nos ha unido y quienes hemos venido a rendirle tributo de admiración
conformamos una gran familia. Hoy reunidos por el dolor, por la oración y
mañana, como ayer y hoy, gozando de lo que ella nos dejo: del Bienestar Social.
Al
unísono digámosle a Dios. Gracias por habernos dado a la madre María de San
Luis. Gracias por amarnos y enviarnos el consuelo a través de ella. Fue tu
sierva fiel emprendedora y valiente. Fue el policía que batalló y triunfó. Fue
el policía de Cristo.
Señor,
te la entregamos para que le des la paz y la felicidad que como humanos no
podemos darle.”
Un
homenaje póstumo
El
13 de mayo de 1987 se erigió en el colegio Nuestra Señora de Fátima una
escultura de la madre San Luis; en esa ocasión la rectora del colegio, Luz Mery
Méndez; pronunció un discurso en el que resaltaba la acción de la religiosa.
“En 1967 los quebrantos de salud agobian a la fundadora de Bienestar y se
retira de la Institución, pero su orientación permaneció hasta su muerte. Amó a
la Policía y la seguirá amando hasta la eternidad. A la Institución entregó su
vida. Este colegio, su primera obra educativa, le rinde homenaje en el día de
la Virgen de Fátima, patrona del Bienestar Social y protectora del plantel que
hoy cuenta con la modalidad de bachillerato comercial, industrial en dibujo
técnico, electricidad, mecánica automotriz y bachillerato académico con
orientación musical. De sus aulas han egresado hasta hoy 1.762 bachilleres en
las diferentes modalidades de enseñanza.
Los
egresados del colegio nuestra señora de fátima están diseminados por todo el
país y muchos viven en el exterior, ellos han formado hogares cristianos y
multiplicado las virtudes que aprendieron en el colegio.
La
escultura de la madre San Luis fue elaborada por Fanny Stella Mora, una ex
alumna del colegio Nuestra Señora de Fátima, hija de un policía que desde muy
niña se impregnó de la labor de Bienestar Social. Sus manos aprendieron en el
colegio a dibujar las primeras letras y moldear las figuras; en este plantel
fue creciendo, y en 1974 obtuvo el título de normalista. Posteriormente estudió
artes plásticas en la Universidad Nacional y plasmó en la escultura la imagen
de la hermana San Luis cuando concibió a Bienestar Social. La imagen es símbolo
de fortaleza, tenacidad, esperanza y amor que una mujer desde su juventud
demostró a través de los hechos de su vida.
La
madre María San Luis es el ejemplo del ser humano que trabaja por construir la
historia de una institución y un pueblo.
Ella
enrumbó esta Institución. Aquí queda el desafío permanente a la creatividad en
busca del bien de la humanidad. Son los maestros, los alumnos, los padres de
familia y los ex alumnos, quienes han querido en esta escultura plasmar su
gratitud a quien fundó y dirigió Bienestar Social.
A
la comunidad de las Hermanas de la Presentación se debe reconocer el espíritu
que impregna en sus religiosas que tanto bien hacen en la senda que Cristo les
invita recorrer.
Familia
Gallo Zuluaga: la cuna que albergó a la madre María San Luis ha fructificado y
las virtudes engendradas con amor se confunden victoriosas para albergar en
esta casa a su hermana, nuestra madre. Mis antecesoras Ayda Vargas, Alicia
Torres, Dora Díaz de Echeverri, Nohema Pabón Parra, Beatriz Nieto y Luz Estella
Gutiérrez han labrado la grandeza de este colegio, que ha cosechado triunfos a
través de su historia.
A
la Virgen de Fátima, pidamos que siga derramando sus bendiciones para que el
espíritu de la madre María de San Luis continúe manteniendo vivos sus ideales”.
El
29 de julio de 1983 se expide el decreto 2137 que reorganiza la Policía
Nacional incorporando a Bienestar Social como una de sus ocho direcciones. En
1989 se crea el programa de cooperación mutua para ayudar en las necesidades a
las familias del personal fallecido. En la década del noventa se crea el
programa de crédito para estudio universitario para formación técnica,
tecnológica y profesional.
Este
año 2003, al celebrar las bodas de oro de la Dirección de Bienestar Social, la
obra fundada por la madre María San Luis continúa vigente dando mucho fruto en
beneficio de todos los policías y sus familias. El trabajo de la madre San Luis
late en el corazón de tantos jóvenes que han encontrado una oportunidad para
ser ciudadanos de bien que se forman en los colegios de Bienestar de la
Policía, en las familias que disfrutan unas condiciones de vida dignas, en sus
hogares donde brilla el amor, en los policías que tienen la oportunidad para
disfrutar el esparcimiento en algún centro de vacaciones de Bienestar; todo
esto gracias a la madre San Luis que supo ser una sierva fiel y cumplir con la
misión que Jesucristo le encomendó en la Tierra. La madre María San Luis es un
testimonio de Cristo en la Policía Nacional.
Gracias a la madre María San Luis por su loable labor. Quienes somos fruto de lo que ella cosechó sabemos lo grandioso de su obra. Dios quiera que su obra se multiplique y crezca mucho más
ResponderBorrarAl cumplir un año más del Colegio Ntra.Sra. De Fátima al que pertenecí en los años 1970 a1975 del que salí como Auxiliar de Contabilidad y secretariado primera promoción del colegio, quiero agradecer a todos los profesores profesoras y directivas quienes nos dieron buenas bases para nuestra vida, especialmente recordando a la Madre San Luis fundadora de esta institución, recordando también en especial a nuestra profesora Cecilia Cañón quien nos enseñó todo lo relacionado con la contabilidad, taquigrafía y mecanografía para ser auxiliares de contabilidad y secretariado así como las otras profesoras que contribuyeron a nuestra educación sólo me resta dar las gracias gracias por esta labor, Dios los bendiga.
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