Blog elaborado por el Comisario (Reserva Policial) Fernando García Fernandéz, que compila hechos trascendentales de la Policía Nacional de Colombia y cómo estos influyeron en la historia del país.
José María Hernández nació en la
vereda Guachá Municipio de Pupiales, Departamento de Nariño, el 19 de enero de
1892, fueron sus padres don Víctor Hernández y doña Rosario Vivas. Abuelos
paternos don José María Hernández y doña Rosalía Rosero; maternos, don Javier
vivas y doña Emperatriz Quiroz. Tuvo siete hermanos, entre ellos Fray Mateo de
Pupiales, capuchino, ordenado en Barcelona España y Sor María Ezequiela,
franciscana, profesora del colegio de Almaguer. Recibió nociones elementales de
instrucción en la escuela rural de Tatambud. Luego los cumplió en el colegio de
los hermanos maristas de Pupiales, se distinguió por su capacidad mental y su
amor al estudio, pero pronto tuvo que abandonarlo y dedicarse a labores del
campo.
En 1914, bajó hasta Puerto Asís
en el primer grupo de colonos que engancho la misión capuchina. Hernández era
un hombre tranquilo, respetuoso, honrado a carta cabal, y trabajador. En Puerto
Asís se casó con doña Gregoria Iles y tuvo dos hijos, Sergio y Justina, vivía
en casa propia y gozaba de la mejor predilección entre sus compañeros. No era
comunicativo pero su rectitud y su sinceridad lo hacían generalmente simpático.
En 1930 fue incorporado en Puerto
Asís a la sección de policía de la intendencia del Amazonas y destinado como
agente al corregimiento de Santa Clara, a órdenes del corregidor Mayor Luis F
Luna. Con este coopero patrióticamente a las instalaciones de Tarapacá,
después de un año de servicio decidió establecerse por su cuenta en pequeños
negocios de agricultura, ganadería, y regateo de víveres y mercancías.
José María Hernández en el
litigio peruano
En los anales de la Cámara de Representantes
se lee la siguiente información:
“Producido el asalto de Leticia
el primero de septiembre de 1932, y un mes después de la ocupación de Tarapacá
por los peruanos, el corregidor, su secretario y los demás colombianos
allí residentes, se refugiaron en territorio brasileño, logrando sacar los
archivos y armas del corregimiento, Hernández fue el último en salir, y se
situó en Ipiranga, puerto cercano, sobre la misma orilla derecha del
Putumayo.
Se supo que el 1 de septiembre de
1932, se encontró en Leticia y tuvo que refugiarse en Brasil. Cuando las fuerzas
colombianas llegaron a la frontera pletóricas de fervor patrio, fue el primero
en ofrecerse voluntariamente, con la convicción de que sería útil a sus
servicios a la causa sagrada de la patria, toda vez que él era conocedor de
esas regiones.
Cuando en febrero de 1933, la
expedición del General Alfredo Vásquez Cobo llegó a Tonantina, Hernández se
presentó al general Efraín Rojas, y fue destinado por éste como ayudante de los
que conducían el vapor Nariño. Tanto este barco como en el crucero Boyacá
y en el cañonero Barranquilla, presto la más eficaz colaboración, por su
conocimiento del río, de los sitios y de la gente de aquella región. Quienes
fueron entonces sus compañeros de armas, entre ellos el ex intendente del
amazonas, señor Alfredo Villamil Fajardo, quien lo conocía bien, y destacaba su
servicio hacia la patria.
El señor Villamil Fajardo lo
había conocido en Leticia en noviembre de 1931. Hernández establecido en
Tarapacá, había viajado a la capital de la intendencia para liquidar algunas
cuentas y recibir un saldo del sueldo de policía le tenía encargado. El señor
Villamil fajardo lo describió así: “blanco de estatura más que mediana,
fornido, de aproximadamente cuarenta años de aspecto sencillo y taciturno, de
poco hablar y con voluntad firme”. Hernández radicado definitivamente en
Tarapacá, pues ya tenía sementeras y pastos donde mantenía algunas reses de su
propiedad, compradas con lo que había ahorrado de sus sueldos.
En Tarapacá no se supo del asalto
a Leticia sino el 20 de septiembre por unos cholos de los alrededores del
Amacayacu, que huyeron al Cotuhé por un varadero que sale arriba de Tarapacá.
El 18 de septiembre sin noticia
todavía de lo ocurrido, Hernández escribió al intendente Villamil Fajardo
para solicitar de nuevo puesto en la policía de la intendencia. Y decía su
carta: “me veo obligado a abandonar el comercio, por no dar resultado alguno”
agregaba” le suplico me dé un puesto en la policía, ya sea para prestar
servicio en este corregimiento o donde usted lo estime conveniente darme de
alta, que seré estricto en el cumplimiento de mi deber”. Terminaba con esta
información _. En la actualidad estoy levantando la casa de 18 metros de largo
por 7.5 de ancho; esta empajada y se está arreglando el piso; además estoy
abriendo más montaña para agrandar el potrero, con el fin de traer unas cuatro
cabezas de ganado más. Es cuanto tengo.
De Ipiranga volvió a escribir al
señor Villamil Fajardo, a la esperanza, el 25 de octubre de 1932, para darle
valiosos informes y para expresarle su aireada inconformidad con lo que estaba
sucediendo.
La letra era clara y firme, la
ortografía muy deficiente, la frase rotunda, el espíritu altísimo. Esta última
carta, lo pinta de cuerpo entero. Decía: “Aprovecho la ocasión para contarle
como verdadero hijo de Colombia, la pésima situación en la que nos encontramos
por el abuso que el Perú ha cometido queriéndose llevar nuestro pedazo de
tierra que con tanto sacrificio habíamos recuperado. Nosotros salimos el 30 de
septiembre, día en que pasaron cuatro embarcaciones peruanas, después de cuatro
días que subió la América. Nos vimos obligados a abandonar el lugar al ver que
el señor corregidor y secretario eran los primeros que bajaban. A mí me tocó
estar hasta el 6 de octubre, bajando lo que pudiera de mi ganado. Casi perdí
todo, y lo demás quedo botado, perdiendo mi tiempo, plata, etc.
Hasta la actualidad no estaba
ocupada Tarapacá. Sabemos por un conocido que bajo de la esperanza, que en el Yaguas hay 30 hombre armados con un cañón y
una ametralladora, y que el Capitán que subió en la Libertad iba dejando la
orden que ha todo colombiano que encontraran en el Putumayo lo pongan preso, y
Rengifo le dijo que mejor sería matar de una vez, y le contesto que todavía no
había orden. Los barcos mercantes están en el algodón, es cuanto le puedo
informar.
“En este lugar estamos todos
esperando el momento oportuno para ingresar a nuestras filas en defensa de
nuestra Patria. Ojalá se digne darnos algún aviso por donde podamos ser más
útiles, porque usted sabe lo que es el Brasil; no se puede ganar ni para la
subsistencia. No por mí, pero los demás compañeros no tienen nada; si ha de
haber guerra que sea pronta. Queremos vengarnos el ultraje que nos están
haciendo: tener patria y hoy encontrarnos en patria ajena. Pero habrá un día
que siquiera tengamos libres las aguas del Putumayo, para regresar, aunque sea
en la última miseria, pero con la satisfacción que hemos cumplido un deber de colombianos” .
El Cacique Hilario y el indio
Santiago traicionen a Hernández.
Recuperada Tarapacá por Colombia Hernández
recibió del alto comando, en compañía de otro colombiano llamado Francisco
Vargas la delicada comisión de subir el rio Cotuhé hasta Buenos Aires, con el
objeto de ponerse al habla con el cacique Hilario Sánchez y determinar con él
la situación de las tropas peruanas derrotadas en Tarapacá, de las lanchas
Libertad y Estefita y de los aviones que constantemente amagaban por ese lado,
etc.
SACRIFICIO DE JOSE MARIA
HERNANDEZ
Hernández y Vargas lograron
llegar hasta la tribu del indio Hilario Sánchez y pasaron un día y una
noche, pero el indio los traiciono, llamo a las fuerzas peruanas y los hizo
capturar. Fueron conducidos inmediatamente a Leticia, allí después de una
semana de prisión, Vargas pudo fugarse y pasar a Tabatinga; Hernández fue
llevado a Iquitos, allí lo esperan los interrogatorios, las torturas y
finalmente la farsa de un consejo de guerra. Y se le condenó a muerte por
el delito de espionaje, que en las condiciones de Hernández no podía ser
delito. Sin embargo, los miembros del concejo, intelectuales
descendientes de los pacificadores españoles consideraron darle un escarmiento.
Y con toda la frialdad lo llevaron al cadalzo donde Hernández se le
encaro al pelotón de fusilamiento. “Yo no me dejo vendar”, exclamo. Quiero ver
al asesino frente a frente, reflejaba su serenidad. Tampoco quiso sentarse, de
pie casi sonriendo esperaba la descarga.
En el momento de disparar los
soldados, los detuvo con un ademan levanto la mano para imponer silencio y
grito “Mi muerte le conviene a mi patria, Colombia sabrá vengarme”.
La escolta disparo, y el Héroe paso al sitio donde comienza la historia. Ese
hombre era un colombiano y murió como un colombiano, nos dijo el doctor vigil
quien nos contó además como había impresionado ese valor y esa injusticia a los
espectadores de Iquitos.
No se le probó que Hernández el cargo
de Espionaje, pero aunque se le hubiere probado, no merecía la muerte, porque
en la guerra civilizada, tan tremenda pena sólo se le aplica al traidor. Hernández
no estaba siquiera averiguando secretos enemigos, sino estableciendo comunicaciones.
Su fusilamiento fue un asesinato que mancha a sus victimarios y deja una
aureola inextinguible en torno a la cabeza de este héroe.
No olvidemos su nombre ni su
acción. Quien muere con la certidumbre de prestarle un servicio a la Patria,
merece el recuerdo agradecido de las generaciones. así lo reconocen los
peruanos, entre los cuales hay muchos que quisieran borrar de sus anales
históricos ese crimen horrendo.
Repatriación de los restos de
José María Hernández
Al expedirse la Ley 15 de 1940, el gobierno colombiano ordenó la repatriación de los restos de José María Hernández, que hoy reposan en el Cementerio Central de Bogotá en Mausoleo especial.
El 5 de diciembre de 1940
llegaron a Bogotá los restos de José María Hernández. La capital le rindió a
los despojos del héroe un homenaje emocionado, en reconocimiento del sacrificio
que hizo de su vida en aras del amor patrio.
El presidente de la República doctor Eduardo
Santos y su esposa Doña Lorencita Villegas de Santos asistieron a sus exequias
que se realizaron poco después de las doce del medio día en el Cementerio
Central donde los restos mortales de José María Hernández fueron depositados en
una tumba situada a la izquierda de la capilla del cementerio. Allí se levantó
posteriormente un monumento con una placa conmemorativa que
dice: “Colombia a José María Hernández, mártir de la Patria" .
Fotografías de la tumba de nuestro mártir.
A este prócer de la Policía Nacional de Colombia, paz
en su tumba. Fuente: historia tomada de la revista de la Policía Nacional de Colombia.
Repasar la historia de la Policía Nacional nos brinda la oportunidad de
revivir momentos de especial significación y, a veces, sentir nostalgia con
algunos hechos de nuestra propia existencia.
Y es, justamente, lo que pretendo con la divulgación de este artículo histórico
denominado “ACONTECER HISTÓRICO DE LA BANDA SINFÓNICA DE LA POLICÍA NACIONAL” publicado
por el Maestro Jorge Armando Cañón García, en el cuaderno No. 13 de 2006 de la
Academia de historia de la Policía Nacional.
Doctor Gabriel González
Director de la Policía Nacional
Nuestra Banda Sinfónica, es uno de los organismos más representativos,
significativos, reconocidos y reputados de la Policía Nacional. Esto es
indiscutible en el campo cultural, junto con ese otro medio de comunicación
que, a principios del siglo XX, fundara uno de los más eximios directores: don
Gabriel González y que se conoce como la Revista de la Policía Nacional.
“La
Música es como una lengua universal que canta armoniosamente todas las
sensaciones de la vida”
Moliére.
La
expresión cultural, artística y musical que ha tenido la Policía durante más de
cien años, ha sido a través de su Banda Sinfónica, que en los momentos más
sublimes e importantes de la Policía Nacional, nos ha proporcionado bellas y
armoniosas interpretaciones que alegran el espíritu, exaltan el sentimiento y
ennoblecen la Institución y a nuestras ceremonias y desfiles le imprimen
altura, brillantes, alegría y marcialidad.
Doctor Carlos E. Restrepo
Presidente de la República
En 1912 la Policía Nacional cumplía 21 años de servicio a la patria; sus
efemérides y ceremonias se celebraban al ritmo de platos, de bombos, cajas,
platillos y clarines que para esta época conformaban una “banda de guerra”. En
ocasiones especiales se hacía necesario entonar en dichas ceremonias el Himno
Nacional de la República, para lo cual se recurría al Ejército Nacional, por lo
que se solicitaba el préstamo de una banda de músicos, situación que no siempre
era posible por compromisos de la institución armada.
Así nació la necesidad de crear la banda de músicos de la Policía Nacional.
Esta circunstancia, coincidió con la visión cultural y humanista de un notable
jurista que recién había asumido la dirección general del Cuerpo de Policía,
por disposición del presidente de la República Carlos E. Restrepo: el doctor
Gabriel González López, llamado director excepcional, por los profundos cambios
y transformaciones que realizó en todos los campos de la Institución, para
marcar así una época de progreso y desarrollo.
Maestro José del Carmen Anguilera
Primer Director Banda de Músicos
de la Policía Nacional
Una de sus decisiones preponderantes, fue la de organizar la primera banda
de músicos para la Policía Nacional requerida en los actos protocolarios y
ceremonias institucionales, para lo cual dispuso el nombramiento del Maestro
José del Carmen Aguilera, afamado músico quien tras la confianza depositada por
el doctor Gabriel González, procedió de inmediato a la consecución de músicos,
con la selección de 13 agentes en comisión; algunos tocaban sin ninguna técnica
instrumentos como el clarinete, la trompeta, el bombardino y otros.
El doctor González aprobó el gasto requerido, el traslado de 13 uniformados
con conocimientos musicales y dominio de algunos instrumentos, previamente
escogidos por el maestro Aguilera; estos agentes que sin perjuicio al servicio
ensayaban todas las mañanas son los pioneros de lo que hoy es la banda de la Policía.
Dada la experiencia y altos conocimientos musicales del Maestro Aguilera
que había sido integrante de bandas musicales, en corto tiempo con entusiasmo y
rigor en los ensayos, logró que esta agrupación artística, a los tres (3)
meses, estuviera presente en todas las ceremonias institucionales y marchas
militares donde interpretaron el Himno Nacional.
En esta forma, el Maestro José del Carmen Aguilera se convirtió en el
primer director de la banda de músicos de la Policía Nacional que inició y
despegó con paso firme.
En 1913, en un segundo mandato el doctor González, aumenta a 25 el número
de integrantes; comenzó con las famosas retretas que por tantos años disfrutó
el público bogotano, los días viernes y domingos, en los diferentes parques y
en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá.
Al Maestro Aguilera le recibió la dirección de la Banda de la Policía el
Maestro Pedro Morales Pino, en 1913 y durante un año llevó a la agrupación
musical a ser la mejor intérprete de la música colombiana.
El Maestro Pedro Morales Pino, fue un compositor, instrumentista y pintor
nacido en Cartago - Valle - el 22 de febrero de 1863, inició sus estudios
musicales en la academia fundada por Jorge Wilson Price. En 1882, allí adelantó
estudios de teoría musical y armonía.
En 1884 conforma un dueto con Vicente Pizarro, para realizar presentaciones
en el teatro Maldonado; luego se integra al dueto Rafael Riaño y conforman el
trío colombiano con utilización de los instrumentos: bandurria, tiple y
guitarra.
En 1898 un joven músico solista de bandola consolidaba al grupo “Lira
Colombiana” en compañía de maestros de la música de cuerda como Gregorio Silva,
Silvestre Cepeda, Julio Valencia y José Gregorio Martínez. Así realizaron una
gira por ciudades de Colombia como Girardot, Honda, Medellín, Manizales,
Cartago y Cali; ciudad en la que recibió, el 22 de julio de 1899, un merecido
homenaje por su gran aporte a la música colombiana, consistente en una medalla
de oro y un pergamino.
Tiempo después se dirigió con su grupo a Panamá, Costa Rica, Salvador y
Guatemala. El 4 de julio de 1902 se presenta en Nueva York con motivo de la
Independencia de los Estados Unidos, donde hicieron un grandioso despliegue del
folclor colombiano.
El Maestro Morales Pino y su grupo
Fotografía tomada de: Revista Credencial Historia, Edicion 120, diciembre de 1999 La obra del Maestro Pedro Morales Pino, está comprendida por: pasillos,
valses, tangos, bambucos, entre otros aires con temas como: Lejos de ti, Cuatro
preguntas, Ya ves, Fusagasugueño, Nunca mía serás, Trigueñita, Tierra mía y
muchas otras obras. Para escuchar Bambuco Fusagasugueño.
A Morales Pino se le atribuyeron muchos logros en el afán de evaluar la
importancia dentro de la música colombiana. Se dice que fue quien ideó el
conjunto de bandola, tiple y guitarra, para la ejecución de música andina. Los
aportes del compositor en este sentido fueron la excelencia y precisión con las
cuales tocaba con sus conjuntos.
Acertó al combinar la música de concierto, que gustaba a fines del siglo
XIX, con aires andinos y en los instrumentos que le eran conocidos. Expandió el
trío para convertirlo en estudiantina, a imagen de las españolas y para éstas
hizo transcripciones de obras como: la Danza Macabra de Camilo Saint Sáens y la
overtura La italiana en Argel de Rossini. Definitivamente Morales Pino cambió
la idea que tenían los colombianos de la música tradicional andina.
Participó en el Concurso nacional de música, del cual fue ganador en 1925.
En sus últimos años se dedicó a la enseñanza particular hasta el 4 de marzo de
1926, fecha en la que falleció el genio cartagûeño en condiciones de extrema
pobreza. Por esta razón, el gobierno de Pedro Nel Ospina tuvo que sufragar los
gastos del sepelio.
En 1914 asume la dirección de la Banda el Maestro Dionisio González, como
titular hasta el año 1945, con quien se inicia verdaderamente la época de oro
para la Institución, con gran representación en los estamentos culturales.
El Maestro González entregó a los integrantes la experiencia de su
profesionalismo como director, como pedagogo y con sus inigualables
transcripciones de las obras de los grandes maestros, como la Primera y Quinta
Sinfonías de Beethoven, arreglos que aun reposan, en el archivo de la Banda Sinfónica.
En los siguientes años fueron innumerables los logros que el Maestro
Dionisio González alcanzó gracias a su maestría y con el apoyo del General
Celerino Jiménez, director del Cuerpo de Policía.
El General Celerino Jiménez, nació en Santuario – Antioquia – asumió la
Dirección de la Policía y a los seis meses crea efectivamente la banda sinfónica
que fue instituida oficialmente por la Ley 61 del 17 de diciembre de 1924. El
número de sus integrantes fue compuesto por 50 profesores y un director;
también se dotó a la Banda de un instrumental de marca “Buffet Gramphone” de
París.
Luego en 1928, ante el orgullo policial por los éxitos de su sinfónica,
llega al número ideal de músicos que se hace necesario para poder interpretar,
de una manera armónica, la música clásica; el señor general Jiménez aumenta a
61 el número de integrantes. Podemos decir con orgullo que por la calidad
interpretativa de los grandes instrumentistas que la han conformado, ha sido,
desde esa época hasta la actualidad, la primera “banda militar” del país y,
junto a la banda nacional de Colombia, la mejor banda sinfónica.
Fotografía de la Banda de Músicos de la Policía para el año de 1928
liderada por el Maestro Dionisio González
En 1931el Decreto número 102, firmado por
el doctor Enrique Olaya Herrera, fija las asignaciones de los músicos así:
Un (1) Director Jefe de sección $200.00.
Un (1) Músico mayor $105.00.
Cinco (5) profesores solistas $90.00c/u.
Dieciocho (18) profesores de primera
$85.00c/u.
Treinta y seis (36) profesores de segunda
$80.00c/u.
En 1935 con una planta de sesenta y un (61) profesores, la banda escala el
primer lugar en el ambiente musical. Sitio que comparte con la Banda Nacional
de Bogotá, dirigida por el Maestro José Rozo Contreras, con quien se forma un
amistoso duelo artístico del que son ganadores los asistentes a los
innumerables conciertos en el Parque Santander, Parque Nacional, Parque la
Independencia, Plaza de Bolívar, entidades educativas y demás entes que ante la
calidad de sus interpretaciones gozaban y criticaban, por así decirlo, siendo
los verdaderos jueces de este amable duelo.
Maestro José Rozo Contreras
Cito una frase del notable Maestro Antonio María Valencia quien dice en sus
breves apuntes sobre la educación musical: “la extensión y democratización de
la cultura musical se inicia en Colombia gracias a la labor de la Banda
Sinfónica de la Policía Nacional, dirigida por el Maestro Dionisio González y
de la Banda Nacional de Bogotá, dirigida por el Maestro José Rozo Contreras”.
Banda de Músicos de la Policía en el año 1935
Con estos hechos y estas palabras se deduce la importancia que reviste la
Banda Sinfónica de la Policía Nacional y el posicionamiento musical y artístico
logrado al servicio de la cultura y del pueblo colombiano, durante tantos años.
Con el Maestro González la Banda hizo giras por ciudades como: Ibagué 1924,
Medellín 1925 y 1932, Cartagena 1933, Neiva 1938 y Tunja 1939, con el apoyo
permanente y generoso de todos los directores de la Policía en la época y la continua
y magnífica labor del Maestro González, quien en el año de 1945 fallece, siendo
director, luego de treinta y tres años de entrega a la profesión que siempre
amó y a la Institución a quien sirvió con abnegación.
Banda de Músicos de la Policía en el año de 1938
En el Museo Nacional de Bogotá se conservan las partituras de la marcha
fúnebre compuesta por don Francisco Seyes para los funerales del libertador
Simón Bolívar, en arreglo del Maestro Dionisio González; también puede
escucharse dicha marcha en la grabación que se conservaba en la emisora
H.J.C.K. Para escuchar la marcha fúnebre para los funerales del libertador. .
Ante el triste acontecimiento que enlutó a Colombia y, en especial a la
Policía Nacional, fue nombrado en el año de 1945 como director, el Maestro Daniel Zamudio, músico bogotano nacido en 1887, se inició en la música con su padre Daniel Zamudio
Torres. Luego entró a la Academia Nacional de música. Fue alumno de Honorio
Alarcón y antos Cifuentes. Fue organista de las iglesias de la Candelaria, San
Francisco, y San Ignacio, en Bogotá. Fue profesor de piano del Conservatorio de Bogotá. Llegó a ser director de los
Conservatorios de Ibagué, Cartagena, Pasto y Popayán. Director de la orquesta
Unión musical en Bogotá. Por todo lo anterior fue considerado uno de los más destacados músicos del país.
Maestro Daniel Zamudio
Con sus grandes conocimientos sobre
armonía logró una sonoridad esplendorosa en cada una de las obras que la Banda de la Policía Nacional interpretó en los conciertos bajo su batuta. Dirigió durante 7 años la Banda de la Policía Nacional.
Fallece el 3 de julio de 1952, a
pocos meses de haber dejado la dirección de la Banda.
Fotografías de las exequias del maestro
Daniel Zamudio
El Maestro Marco Antonio Gómez Torres, continua
con la labor artística del Maestro Daniel Zamudio. Él con su experiencia como
músico y director de bandas, mantiene su nivel interpretativo y musical.
También ingresa como arreglista de la Banda Sinfónica el Maestro Pedro
Heriberto Morán Vivas, oriundo de Pupiales, Nariño y quien logra una gran
calidad en los arreglos que hace de la música nacional e internacional. Es
autor, el Maestro Morán, del himno de la Escuela General Santander.
Himno de la escuela General Santander
Banda de Músicos de la Policía para el año 1945
En 1955 el Maestro Manuel Gómez Lagos asume como director de la Sinfónica
de la Policía, éste fue un músico boyacense nacido en Pesca el 11 de marzo de
1887, cofundador de la Banda de la Policía y por medio siglo destacado director
de diferentes bandas militares como la del Batallón Guardia Presidencial,
Batallón Jaime Rook, del Regimiento Caldas y bandas departamentales del Huila,
Tolima.
El Maestro Gómez Lagos se dedicó al desarrollo de la música nacional y
extranjera haciéndose acreedor a nobles y patrióticas distinciones como
reconocimiento a su aporte a la cultura. Su modestia y sencillez contrastaban con
sus obras y ejecuciones, así llega a poner en alto la calidad artística de la
Banda para conformar lo que ningún director había intentado, integrar un grupo
de vientos con una sinfoníeta, con lo que logró contar con 140 profesores de
los cuales se debe destacar especialmente al Maestro Carlos Enrique Cortés
Quiroga, nacido en Aipe - Huila, el 17 de octubre de 1900.
Maestro Carlos Enrique Cortés Quiroga
Fotografía tomada de: https://pianocolombiano.blogspot.com/2010/01/carlos-e-cortes-quiroga-nota-biografica.html Llegó a destacarse
el Maestro Cortés como uno de los más afortunados compositores de la música
folclórica, sus intermezos, arabescos, Jazmín de Arabia y Ojos Orientales son
el llanto poético de la tradición de un ancestro; autor de la Guabina Huilense,
Fantasía la Cortesana, con arreglos del Maestro Morán Vivas; como músico mayor
de la Banda Sinfónica el Maestro Cortés aunó a su genio musical la
caballerosidad y virtudes como ciudadano.
También se destacaron Eva, Cecilia, Elvira y Martha Olarte Gualdrón, esta
última nacida en 1950 y que a sus 16 años siendo trompetista de la banda ganó
una beca entre 15 participantes para una especialización en Michigan (EE.UU.).
Éstos y otros integrantes lograron, bajo la batuta del Maestro Lagos, éxitos
que aún viven en la mente de muchos colombianos.
En 1965, reducida la banda, nuevamente, a setenta músicos, llega a dirigirla
uno de los grandes compositores de Latinoamérica: el Maestro Jesús Pinzón Urrea
cuya música aún es interpretada hoy en los principales países del mundo, como:
Japón, Inglaterra, Suecia, Estados Unidos, Cuba, Italia, España y otros.
La estadía del Maestro Pinzón fue, infortunadamente breve, pero en este
corto lapso logró que la Banda asimilara en sonoridad, afinación e interpretación
a una orquesta sinfónica, logro éste que redundó en la calidad musical de cada
uno de los integrantes.
El maestro Jesús Pinzón Urrea fue uno de los grandes compositores de
Latinoamérica, elegido por el Atlas biográfico de 1994, como uno de los “Mil
personajes más importantes” del Siglo XX.
El crítico musical Hernando Caro Mendoza comenta que el maestro Pinzón fue
el músico más original y más interesante de las últimas décadas y Vlacav Félix
(Revista Rozhejey de Praga) dice que “fue el único que dio en el clavo en el
Festival internacional de música contemporánea, en La Habana, con 184
participantes de todo el mundo; que solucionó con notable éxito la síntesis de
los nuevos procesos de composición de música latinoamericana. Su música aún es
interpretada en los principales lugares del mundo Japón, Londres, Suecia,
Washington, Cuba, Roma, España y Moscú. También fue ganador de trofeos a nivel
nacional e internacional. Condecorado varias veces en reconocimiento a su obra
musical.
Nació en Bucaramanga, se graduó en la Universidad Nacional de Colombia como
maestro en composición musical y dirección de orquesta; sus profesores fueron
Fabio González Zuleta, Olav Roots y Tatiana Gontsharowa.
Escribe Carlos Barreiro: “La música de Pinzón propone un horizonte
amplificado de recursos sonoros, tímbricos y de ritmo a partir de un
tratamiento complejo que no pierde de vista su circunstancia de artista
perteneciente a un definido conglomerado geográfico y cultural. Jesús Pinzón
procura no establecer competencias musicales. Él afirma; “Pretendo que mi arte,
además de estético tenga una función social”. La vinculación inmediata que se
establece entre el público y la música de Pinzón es producto de aquello que
Shostacovich exigía de su propia obra….Música en la que el compositor exprese
su idea de manera verdadera y lo haga de tal forma que el mayor número posible
de ciudadanos la reconozca y acepte, entendiendo de esta forma su país y su
gente”.
Banda Sinfónica de la Policía para el año de 1969
A este extraordinario Maestro lo sucedió otro genio de la música, el MaestroRoberto Pineda Duque: los dos se destacaron a nivel mundial por su abundante
producción y la excepcional calidad de sus obras.
Maestro Pineda Duque
Nace el Maestro Pineda Duque en Santuario, en Santuario – Antioquia - desde
muy joven mostró inclinaciones por la música, es así como a los 12 años de edad
fue miembro del coro de su pueblo natal. En la capital antioqueña se vinculó al
coro de la catedral y se inscribió en el Instituto de Bellas Artes. Su
actividad como maestro de capilla y compositor se inició cuando fue nombrado
organista de la iglesia de San José; en esta época escribió sus primeras obras
para voces y órgano y su primer Réquiem para voces a capella. Empezó a componer
por vocación, pero siempre con criterio de selección y definidos asientos
dentro de la temática y las formas.
Entre los años 1939 y 1952 escribió un número considerable de obras para
orquesta, coro y piano y una ópera que representó el 24 de mayo de 1946 bajo su
dirección. En la década de los 50 hizo estudios de composición con el maestro
Carlo Jachino, entonces director del Conservatorio de música de la Universidad
Nacional de Colombia.
El maestro Pineda Duque fue profesor de órgano, armonía y composición en
dicho conservatorio y maestro de capilla en la iglesia Nuestra Señora de las
Nieves en Bogotá.
En 1960 ganó el premio sesquicentenario de Bogotá con su concierto para
piano y orquesta. En varias ocasiones los músicos se mostraron reticentes a
interpretar sus obras por no estar familiarizados con la ejecución de música
atonal; sin embargo, el maestro Olav Roots, Director de la Orquesta Sinfónica
de Colombia, entendió los planteamientos de Pineda y mostró interés por
difundir su música.
Llevaría demasiado tiempo enumerar la obra musical de este gran compositor,
pero es clara su preferencia por la música religiosa, que entre motetes,
corales, responsos, oratorios y misas llegan a sumar un ciento. Destaco algunas
de estas obras, tristemente más conocidas en los países europeos que en su
patria: Misa de réquiem para coro a capela (1941); misa en honor de San Juan de
Dios (1955); misa solemne para 4 solistas vocales coro mixto y orquesta
sinfónica (1956). Para teatro: la música para la obra homónima de Sófocles/
(Edipo Rey); para coro hablado y cantado y orquesta sinfónica (1961); suite
dodecafónica para violín y piano, estrenada en 1958, en el Departamento de
música de la Universidad de Texas (Estados Unidos).
En 1964 estrenó en Madrid (España) el preludio sinfónico para orquesta, en
el marco del primer festival de música de América y España. Compuso el himno de
Bogotá y un sinnúmero de obras que solo se encuentran en el repertorio de
orquestas extranjeras. Fue docente en las universidades de: Tunja, Bucaramanga,
Huila, Nacional y Pedagógica de Bogotá, director de la banda sinfónica de la
Policía Nacional y Banda sinfónica nacional de Bogotá.
En 1966 es nombrado director de la Banda Sinfónica de la Policía y comienza
para ésta una nueva etapa de éxitos en cada una de sus presentaciones.
Banda Sinfónica en los años 60´s
Como es de anotar, durante treinta y más años todos los directores de la
policía estuvieron prestos a apoyar en todo sentido la labor cultural y
educativa que la sociedad bogotana y el pueblo colombiano recibían a través de
los magistrales conciertos interpretados por esta banda policial.
En 1968, el entonces teniente Guillermo León Diettes Pérez, que laboraba en
la Oficina de Relaciones Públicas de la Policía logró que las principales
emisoras de Bogotá dieran acceso a una serie de programas para la Policía
Nacional. Se destaca la creación del denominado “concierto semanal”, que
consistía en que los días martes en el auditorio de Radio Sutatenza, nuestra
Banda grababa un concierto de una hora con obras clásicas y música colombiana
con arreglos especiales.
Teniente Guillermo León Diettes Pérez
Al concierto asistían dos colegios de la capital invitados y público con entrada
libre. Este programa se pasaba al aire los domingos por la noche a través de
todas las emisoras de la Cadena Sutatenza, con lo que se alcanzó así una
envidiable sintonía.
A propósito de este programa el Maestro Pineda, en reconocimiento a la
tarea, compuso su famoso pasillo Sutatenza.
Dichas presentaciones tuvieron duración de cuatro años y quien lo presentaba
era el reconocido locutor Luis Fernando Gutiérrez Riaño.
Respecto a la historia de cómo surge el “Concierto semanal” ideado por el
entonces teniente Guillermo León Diettes Peréz, hoy Brigadier General de la reserva
activa y presidente de la Academia de Historia Policial, éste manifestó en uno
de sus escritos publicados en el cuaderno histórico numero 13 de 2006 lo siguiente:
“… Corría el año 1968 y cuando estaba en mi último año de subteniente, la
Dirección General de la Policía dispuso mi traslado, por el término de curso, a
la Oficina de Relaciones Públicas que figuraba como Departamento 8 del Estado
Mayor de Planeación. Allí permanecí como Jefe de Divulgación, cargo en el que
me confirmaron, incluso durante todo mi grado de teniente.
Como me dediqué a hacer unos programas informativos en diferentes emisoras
de radio y en los canales de televisión, en que actuaba como libretista y
locutor, encontré también la facilidad para utilizar la magnífica organización
musical que hoy homenajeamos, para adelantar unas actividades de publicidad y
acercamiento a la comunidad.
Fue así como tuve contacto directo y conocí a los maestros Roberto Pineda
Duque y Miguel Duarte Figueroa, a su músico mayor Jorge Armando Cañón García y
a muchos de los ejecutantes de instrumentos, la gran mayoría de los cuales ya
se jubilaron y algunos están formando parte del coro celestial.
¡Cómo añoro todo aquello que hacíamos con la Banda Sinfónica!
Los domingos, ya era tradicional la presencia de nuestros casi 100 músicos,
con su impecable uniforme de paño color azul con puño y franja color verde, en
la Plaza de Bolívar, en el Parque Santander, o en la Plazoleta de las Nieves, o
en el Parque Nacional, donde se congregaba una buena cantidad de público que
aplaudía con mucha vehemencia la celebración del concierto.
Después incrementamos las presentaciones en varias iglesias, centros
comerciales, universidades y en otros institutos de enseñanza.
Pese a muchas solicitudes que nos llegaban, no permití las presentaciones
para amenizar bazares y otro tipo de “jolgorios” o festividades populares, pues
quise conservar la calidad de Banda Sinfónica y sus conciertos.
Quiero hacer referencia especial a un
programa que llamamos: “El Concierto semanal”, en un espacio que me concedió
ese gran señor de la radio que fue don Fernando Gutiérrez Riaño. Desde la Radio
Sutatenza, para todas las emisoras de la cadena Acción Cultural Popular, todos
los martes de 10 a 11 de la mañana, con la asistencia de uno o dos colegios de
Bogotá, se grababa un concierto con un variado y selecto repertorio; yo debía
elaborar el libreto y los locutores éramos don Fernando y yo. El programa se
presentaba al aire, los domingos de 8 a 9 de la noche y se llegó a obtener uno
de los grandes índices certificados de sintonía.
Pero esto no fue todo: como otra
constancia imperecedera de lo que era la Banda Sinfónica de la Policía
Nacional, cuando aún no se conocía el moderno CD, estaban de moda los grandes
discos de pastas o acetatos llamados LP o LD (según se dijera en inglés “long
play” o en español “larga duración”); pues bien, de esas “tortas musicales” con
nuestra organización musical grabamos dos: la primera en el sello Discos Daro
se llamó “Himnos y marchas de Colombia” y el segundo fue un homenaje a la
Policía Nacional en sus 75 años de existencia; son dos verdaderas joyas
musicales que guardo con esmero en mi discoteca personal…”
En 1971 el general Henry García Bohórquez en su programa de acción “cívico
policial”, de acercamiento a la comunidad, destaca a la Banda Sinfónica con la
presentación de conciertos didácticos, en escuelas, colegios y barrios de
Bogotá en una gran campaña de alfabetización y educación cultural.
En 1973, el maestro Pineda es nombrado director de la Banda Sinfónica
Nacional de Bogotá y el 14 de noviembre de 1977 fallece víctima de una afección
cardiaca.
Al retiro del Maestro Pineda, es encargado de la dirección el músico mayor
Maestro Jorge Armando Cañón García, quien logra grandes éxitos en el desfile y
conciertos en Barranquilla, al interpretar obras del folclor costeño en ritmo
de marcha, con arreglos del músico barranquillero Nuncira Machado, fagotista de
la Banda.
Maestro Jorge Armando Cañón García
Fotografías del álbum personal del Maestro Cañón. En 1977 es nombrado por la Dirección General, el Maestro Miguel Duarte
Figueroa, músico pamplonés egresado de la Universidad Nacional, alumno de los
maestros José Rozo Contreras y Olav Roots, con quienes alcanzó el título de
Director de Banda y Orquesta Sinfónica; se distinguió el Maestro Duarte por las
instrumentaciones que llevó a efecto gracias a su gran conocimiento de la
armonía; sus composiciones fueron muy bien recibidas en el ambiente bandístico.
Maestro Miguel Duarte Figueroa
Banda Sinfónica de la Policía Bajo la Dirección del Maestro Miguel Duarte Figueroa
En 1978 la Resolución No. 7505 de la DIPON reorganiza y reglamenta la Banda
Sinfónica con una planta de 93 profesores.
En 1985 el general Víctor Alberto Delgado Mallarino, melómano y admirador
de la categoría musical de la sinfónica ordena la remodelación y
acondicionamiento de una casa en el barrio Bellavista al norte de la ciudad
como sede propia para la banda (ha sido la única sede que por algún tiempo tuvo
la banda en 100 años).
En 1987, ante el retiro del Maestro Duarte, es nombrado en propiedad como
director artístico el Maestro Jorge Armando Cañón García, quien inmediatamente
se preocupa por completar la planta artística que recibió con apenas 48
integrantes.
En un lapso de un año largo logra su cometido y presenta una Sinfónica de
70 profesores; otra prioridad para el Maestro Cañón era el mejoramiento
salarial de los músicos como personal no uniformado, por lo que presenta un
proyecto para que dicho personal pudiera ingresar como uniformado; a pesar de
varias oposiciones sacó avante su proyecto y el 10 de julio de 1989, inicia el
curso 001 de suboficiales de los servicios por incorporación directa en la Escuela de Suboficiales de Policía "Gonzalo Jiménez de Quezada" y de éste hicieron parte 12 músicos
profesionales, con lo que se logra así una era de mejor disciplina dentro del personal
de la Banda.
En el año 1991, la policía conmemora el centenario de su fundación. También
se efectúa el primer congreso mundial de policía; por medio de estas
celebraciones, organizadas por el señor brigadier general José Domingo Murcia
Florián, son programados más de 120 eventos en los que participa la Banda Sinfónica siendo uno de sus principales actos un concierto extraordinario en el
teatro Colón de Bogotá, con motivo de los 200 años del nacimiento de Amadeus
Mozart.
Para todos estos actos y conciertos se contó con la valiosa colaboración y
organización del señor general Miguel Antonio Gómez Padilla, Director General
de la Policía Nacional; quien, junto con el subdirector, general Guillermo
Muñoz Sanabria autorizaron la compra de un instrumental nuevo para la
agrupación.
Han sido muchos los oficiales que siempre apoyaron el lugar preferente que
debe ocupar la Banda Sinfónica dentro de la Institución, resaltando entre ellos
a los señores generales de la reserva activa: Teodoro Ricaurte Campo Gómez,
Ismael Trujillo Polanco, Carlos Alberto Pulido Barrantes, José Domingo Murcia
Florián y Pablo Alfonso Rosas Guarín (q,p,d,d,), entre otros.
En 1992, el Maestro Cañón funda la Banda Sinfónica de la Escuela General
Santander, y se dedicó de tiempo completo a esta nueva agrupación. En su
reemplazo es nombrado el Maestro Francisco Cristancho Hernandez (hijo), nacido en Bogotá
el 18 de febrero de 1941; sus inclinaciones artísticas lo llevaron al estudio
de la música con su padre el insigne compositor Francisco Cristancho Cargo y más
tarde en el conservatorio de la Universidad Nacional, donde recibió clases de
violonchello con el profesor Matzenahuer y dirección de orquesta con el Maestro
Olav Roots.
El 20 de diciembre de 1993, asume como nuevo director el Maestro Néstor
Hernando Calderón Castro, nacido en Chitagá (Norte de Santander). Profesional de Estudios Musicales de la Universidad Nacional de Colombia, perfeccionamiento en Dirección Orquestal, con experiencia pedagógica en gramática musical, instrumentos de viento, dirección de coro y dirección de conjuntos sinfónicos. Músico mayor de la Banda Nacional de Colombia y Director titular de la banda departamental del Norte de Santander. Asesor e Instructor de Banda Sinfónica y Jurado calificador de concursos de bandas musicales. Compositor y arreglista de aires nacionales para banda y orquesta sinfónica. La calidad de
los conciertos que el Maestro Calderón presentó a través de la dirección de la Banda Sinfónica de la Policía Nacional aún vive latente en la sociedad
bogotana y en la misma Institución policial.
Orquesta Sinfónica de la Policía bajo el liderazgo del Maestro Néstor Hernando Calderón C.
En el año 2004 la Sinfónica es fusionada con la banda sinfónica de la
Escuela General Santander; fusión que presentó inconvenientes, por las razones
siguientes: primero: la sede que desde los tres años de fundada tenía la banda
de la Escuela, no era suficiente para acomodar 120 músicos; segundo:lasinfónicaestabaen su mayoría integrada por personal
particular y la de la escuela era uniformada, los roces no faltaron por las
diferencias de autoridad musical y policial, en una prima la capacidad musical
del instrumentista, y en la otra la antigüedad en el grado de el uniformado;
tercero: fue trasladado de la manera más injusta, el maestro Néstor Calderón que por años dirigió con profesionalismo la banda sinfónica, pasando a la Banda de la Escuela de Carabineros. El maestro Calderón prestó sus servicios a la Policía Nacional por un periodo de 16 años y 3 meses (noviembre de 1993 a enero de 2010).
Asumió la Dirección de esta fusión ilógica el maestro japonés Tetsuo Kaceghira que dirigía
la banda sinfónica de la escuela; estas circunstancias llevaron al retiro de
los no uniformados, la mayoría pensionados por tiempo cumplido. También
solicitaron traslados un buen número de uniformados. La Banda Sinfónica de la Policía Nacional reinicia labores bajo la Dirección del maestro japonés Tetsuo Kaceghira.
Vídeo tomado de:https://www.youtube.com/watch?v=_ApLR--H_T4 Solo quedaron 80 integrantes que tuvieron actuaciones y conciertos de buena calidad. Pero esta hermandad duró dos o tres años y alguien propuso dividir nuevamente las bandas; la sinfónica antigua se fue a ensayar en una carpa situada en un lote de la Dirección Nacional de Escuelas.
Orquesta Sinfónica bajo la dirección del maestro japonés Tetsuo Kaceghira
Escuchar presentaciones de la Banda Sinfónica de la Policía Nacional bajo la Dirección del maestro japonés Tetsuo Kaceghira.
En este periodo, la Banda Sinfónica fue reconocida con el premio "Orden Pedro Nel Ospina Vásquez" al emprendimiento.
El maestro japonés Tetsuo Kaceghira recibiendo el premio "Orden Pedro Nel Ospina Vásquez"
Durante su existencia, el personal integrante de la banda ha utilizado elegantes y vistosos uniformes que han variado con el tiempo. También ha contado con diferentes sedes como el Museo Histórico, el Club de Agentes, el Parque Nacional, el barrio Bellavista, entre otras.
Desde el año 2011, la Banda Sinfónica paso a integrar la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional. Es la única Orquesta Sinfónica dentro de la Fuerza Pública en Colombia. En el año 2014, el Maestro Miguel Ángel Casas asumió la dirección de la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional, nacido en Ibagué. Realizó estudios en Colombia, Venezuela y Alemania. Fue director titular de la Banda Sinfónica Nacional de Colombia, Banda Sinfónica Javeriana, Banda de la Universidad Pedagógica Nacional, Orquesta Universidad Javeriana, Orquesta Universidad Pedagógica Nacional, desde el año 2005 hasta el 2013 se desempeñó como director de la Banda Sinfónica de Cundinamarca con la cual obtuvo varios premios a nivel nacional. Fue seleccionado para representar a Colombia en los cursos V, VI y VII para Jóvenes Directores de Orquesta en Venezuela 1994, 1995 y 1996. Recibió el premio APLAUSO DEL JURADO en el concurso de composición del Instituto de Cultura de Bogotá en 1996.
Maestro Miguel Ángel Casas
Alcanzó importantes reconocimientos con la Banda de Cundinamarca, entre ellos: Mejor director, Mejor Banda, Mejor interpretación, y mejor arreglo en el concurso de Bandas Sinfónicas de Anapoima en 2007; Primer puesto categoría profesional en el concurso nacional de Bandas Sinfónicas de Paipa 2009 y 2011. Fue seleccionado por la Gobernación de Cundinamarca y el Ministerio de Cultura para realizar la Residencia Artística con la Joven Orquesta de Valencia (España) en 2008. Fue condecorado por el Congreso de la República recibiendo la medalla Antonio Nariño en su ceremonia Líderes por Cundinamarca en 2009. Fue homenajeado en el concurso Nacional de Bandas de la Vega 2010.
Cuando el Maestro Miguel Ángel Casas asumió la dirección de la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional, estaba integrada por 53 uniformados que interpretaban con ímpetu y calidad violines, chelos, saxofones, lagots, timbales entre otros. Estos uniformados hacían que la orquesta se escuchara armoniosa, ensayaban un nutrido repertorio musical que iba desde folclor colombiano hasta clásicos de la música universal.
Orquesta de la Policía bajo la dirección del Maestro Miguel Ángel Casas
La orquesta sinfónica de la Policía Nacional ofreció conciertos gratuitos, apoyaba también los programas sociales y de convivencia desarrollados por la Institución. La Orquesta llevó sus conciertos a las cárceles, e ideó un programa que se llamaba "Con-Ciertos valores", que se convirtió en un éxito porque los presos se les hablaba del amor, de la paz y la reconciliación.
Desde dicho año, la orquesta ha tocado para reclusos en cárceles como la Picota y El Buen Pastor, donde causan sensación porque, coinciden algunos de los policías músicos con los reos, cambiando la idea de que los uniformados solo están para perseguirlos y ponerlos tras las rejas.
Allí los policías inicialmente eran vistos con rabia, por el uniforme, pero después que empezaban a escucharlos tocar sus instrumentos musicales, su actitud cambiaba, pasando de la rabia a la alegría, todos disfrutaban bailando, cantando y llorando con las canciones que interpreta la Orquesta Sinfónica.
Para el Maestro Miguel Ángel Casas, ésta es la "Sinfónica del Posconflicto", porque mezcla como ninguna otra, instrumentos de una banda sinfónica y de orquesta.
Escuchar presentación de la orquesta sinfónica de la Policía Nacional bajo la Dirección del Maestro Miguel Ángel Casas.
Debido al profesionalismo, a la tradición y calidad de la Banda Sinfónica, en forma
permanente durante toda su existencia, ha sido solicitada por instituciones
sociales, académicas, culturales y militares, para que se haga presente con sus
conciertos.
Ha participado también en concursos de bandas sinfónicas a nivel nacional con resultados
óptimos, lo que le ha permitido recibir múltiples condecoraciones, placas y
pergaminos.
En el año de 2018, asumió la dirección de la orquesta de la Policía el Maestro Subcomisario Osciel Eduardo Ramirez Alzate, quien cuenta con una maestría en Música, permitiendo ser reconocido como el primer Mando del Nivel Ejecutivo de la Policía Nacional de Colombia en llegar a ocupar la dirección de la orquesta sinfónica de la Policía.
Para el mes de junio de 2019, asume la dirección de la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional, el Maestro Carlos Eduardo Erazo Charry, quien estudió en la Universidad EAFIT para ser director de orquesta y realizó Maestría en la Universidad Nacional de Colombia para ser director de sinfónica.
Maestro Carlos Eduardo Erazo Charry
Carlos Erazo se enamoró de la música clásica a través de la radio, luego conoció una orquesta en vivo en la iglesia de su barrio y se quedó prendado del violín, por lo que le dijo a su papá que quería estudiarlo, y al tener su aprobación buscó a un músico de aquella orquesta para que le diera sus primeras clases en ese instrumento. A los 16 años ingresó al Conservatorio y muy pronto se presentó a una audición a la Orquesta Sinfónica de Colombia como violinista, con la que tocó por 21 años. Lo que siente este director de orquesta al estar haciendo música permanentemente es muy especial: "Eso me acerca a la divinidad, al bien puro. Significa mi vida, mi vocación, mi trabajo; es el eje de mi vida". Asegura que al ser humano la música lo ha salvado de tanta injusticia, de tanto sufrimiento, de la desigualdad. Desde siempre el hombre ha hecho música y esta ha sido lo que lo ha salvado, pues lo desconecta del diario vivir. Es algo completamente maravilloso, a todo el mundo le gusta la música sin importar el género que sea. "Es una experiencia muy íntima, muy espiritual. Le alivia el alma a la gente".
(Datos biográficos tomados de: http://www.almamusicalalaire.com/2017/08/la-musica-me-acerca-la-divinidad-carlos.html) Es de anotar, que con la llegada del Maestro Carlos Eduardo Erazo Charry a dirigir la Orquesta Sinfónica de la Policía, el Maestro Subcomisario Osciel Eduardo Ramirez Alzate pasó a ser su Director Asistente . Se resalta finalmente, el profesionalismo de todos los integrantes de la Orquesta Sinfónica que a través del tiempo se han destacado como compositores de música colombiana, de himnos institucionales y otros campos de la música. Para todos estos héroes anónimos que con sus interpretaciones musicales han cautivado el corazón de todos los colombianos, rindo a través de esta publicación un gran homenaje.