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lunes, 6 de junio de 2022

LA HERMANA MARÍA DE SAN LUIS: UN TESTIMONIO DE CRISTO EN LA POLICÍA NACIONAL

 

 


Quiero compartirles un articulo escrito por el señor Brigadier General (Sacerdote) Silverio Suaréz Hernández que hizo para tomar posesión como miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia Policial, el cual tituló "LA HERMANA MARÍA DE SAN LUIS:  UN TESTIMONIO DE CRISTO EN LA POLICÍA NACIONAL", donde trata de ahondar sobre la vida y obra de una persona que le prestó grandes servicios a la iglesia, a la comunidad a la cual pertenecía, a la Policía Nacional y a sus miembros, especialmente a los más humildes y necesitados.

Se trata de un trabajo biográfico de la hermana María San Luis, una religiosa de la presentación que fundó hace sesenta y nueve años lo que hoy conocemos como la Dirección de Bienestar Social y Familia de la Policía Nacional.

 ¿Quién es mi prójimo?

Quiero iniciar este discurso de orden con la lectura de una parte del evangelio de san Lucas en el capítulo décimo, que nos relata el encuentro de Jesús con un maestro de la ley, quien le formula una pregunta para ponerlo a prueba:

 ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

 Jesús le preguntó: ¿qué está escrito en la ley? ¿qué lees en ella?

 Él le contestó:

 “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”.

 Él le dijo:

 “Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida”.

 Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:

 “¿y quién es mi prójimo?”

Jesús dijo:

 “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

 Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándole aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y dándoselos al posadero, le dijo:

 “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.”

¿cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?

 Él contestó:

–el que practicó la misericordia con el.

Díjole jesús:

“Anda, haz tú lo mismo”

 A lo largo de la historia muchos hombres y mujeres se han comportado como el primer levita del que nos habla el evangelio de Lucas, cuando ven al hermano en dificultades, tendido ante los golpes y los problemas de la vida pasan de largo, observan al hermano caído pero la indiferencia no los deja actuar, no hacen nada por aquel que está en problemas.

 Otros asumen la actitud de aquel que dio un rodeo, observa con curiosidad al que está postrado, pero continúa su recorrido sin auxiliar a quien requiere ayuda.

 Muy pocos actúan como el buen samaritano que baja de su caballo, se despoja de su tiempo y sus bienes y brinda los primeros auxilios al necesitado, se desvive en detalles y hasta no dejarlo plenamente restablecido no continúa la marcha.

Hace cincuenta años, una religiosa observó una situación similar a la que nos relataba el evangelio, en este caso quienes requerían su ayuda eran los policías que afrontaban diversos problemas en su vida familiar, laboral y personal. Muy pocos ponían atención a sus dificultades, ya que el afán era brindar seguridad a una ciudadanía que requería a toda costa la presencia de la fuerza pública en sus comunidades, no se miraba al policía como un ser humano, sino aquel que velaba por ofrecer unas mejores condiciones de vida a la ciudadanía.

 Al percatarse de esta situación una mujer, que no vestía el uniforme policial, decidió trabajar por los miembros de la institución y sus familias.

 Esa mujer era Alicia Gallo Zuluaga, una antioqueña de pura cepa, nacida en Sonsón el 22 de julio del año 1914. Primogénita del hogar formado por don Luis Felipe Gallo y María Zuluaga de Gallo, quienes fruto de su unión tuvieron siete hijos más: Arturo, Mariela, Hernando, Darío, Olga, Aurelio y Octavio.

La formación moral y religiosa, tradicional en ese tiempo en las familias colombianas, especialmente en las antioqueñas, respetuosas de las creencias religiosas, hizo que Alicia acogiera el llamado divino. Con apenas 19 años decidió dedicar su vida al servicio a Dios y a sus hermanos dentro de la comunidad de las Hermanas de la caridad Dominicas de la presentación de la Santísima Virgen, institución fundada por la apóstol social de la caridad Marie Poussepin. La hermana San Luis puso en práctica la frase que caracterizaba a la fundadora de la comunidad: servicio de la caridad en la iglesia, en la sencillez, en el trabajo y en la pobreza.

En 1935 la vida de esta antioqueña le da un giro radical, el 10 de julio hace su profesión de fe y su nombre de pila desaparece y toma el de María de San Luis, en homenaje a sus padres, adoptando este nombre como esposa de Cristo. El 10 de julio de 1941, la hermana María San Luis hace su profesión perpetua y le entrega su vida plenamente a Dios.

 Durante cuatro años trabaja en Bogotá en el colegio de la Presentación  de Chapinero; luego se va para Boyacá a laborar en el colegio de las Hermanas de la Presentación en Duitama, donde permanece tres años; posteriormente es trasladada al colegio de Nuestra Señora en Bogotá, donde labora durante dos años, hasta que se vincula como superiora de la Clínica de la Policía en el año 1951. Es allí donde se da cuenta de la situación que viven los policías y sus familias, experimentando en carne propia su dolor y sus necesidades.

 Gracias a su sensibilidad social, tenacidad y el sueño de tener una Colombia más digna y una Policía más humana y solidaria, comenzó a imaginar una oportunidad para brindar unas mejores condiciones de vida a los policías y sus familias. Soñaba con policías que llevaran una existencia ejemplar. Honestos, generosos, comprometidos con la fe, la familia, la institución y la patria.

Su estadía como superiora de la Clínica de la Policía la marcó profundamente.  La muerte, la enfermedad y el dolor de los policías y la realidad de ver tantas viudas y huérfanos desamparados; padres con la vida destrozada por la muerte de sus hijos por el conflicto armado que se presentaba en nuestro país como fruto de la violencia política y la experiencia de ver a los  policías viviendo en unas condiciones de vida infrahumanas por la escasa remuneración que recibían, produce un impacto muy fuerte en la madre San Luis. Sentía que la sociedad no comprendía y menospreciaba la labor que cumplía el policía dentro de ella.

 La hermana San Luís trataba de consolar a las viudas de los policías y quería darles un mensaje de esperanza pero se daba cuenta que no se podía quedar solamente en esto; tenía que ayudar a los policías no solo con buenos consejos sino materialmente. Dictaba conferencias sobre espiritualidad, vida de familia, se convertía en consejera matrimonial que trataba de formar madres y esposas cristianas, como lo recuerda el por entonces coronel Bernardo Camacho Leyva, “era una mujer extraordinaria que trabajaba con tesón por ayudar a los policías. La madre San Luis era ante todo la amiga de los policías y sus familias”

 En los momentos de reflexión y oración, la hermana San Luis le pedía a Dios sabiduría para lograr encontrar una fórmula para favorecer a los policías. Con el paso del tiempo Dios le dio la respuesta: la primera forma de ayudarlos era trabajando para que tuvieran hogares bien constituidos y estables, donde las esposas y madres tenían una gran responsabilidad. Le planteó la idea que tenía al coronel del Ejército Francisco Rojas Scarpetta, quien fungia como Director  de la Policía Nacional; en ese entonces quien en el acto apoyó la inicitiva de la religiosa.

 Los comienzos del Bienestar  Social

 El 2 de julio de 1953 el director de la Policía expidió la Resolución 001863, mediante la cual se creaba la sección de Bienestar Social de la Policía. En los motivos expuestos para su creación se expresaba que para obtener del personal de la Policía el estricto cumplimiento de sus deberes profesionales, era preciso vigilar primero la conducta, preparación y bienestar del personal y disponer de profesionales expertos en labores sociales, que trabajaran  por cuenta de la Institución y en beneficio de ella.

 La sección de bienestar comenzó con un director, una subdirectora-secretaria y diez asistentes sociales. La misma resolución permitía la creación y organización de filiales en todos los departamentos, intendencias y comisarías. La responsabilidad de atender el pago de los profesionales que laborarían en las tareas de bienestar correspondería al departamento de investigación criminal.

 En el año 1953 se establecieron los principios que regirían la labor de Bienestar Social:

 Su trabajo se realizará dentro de los cánones de la ética y la moral cristiana;

Impulsa su conocimiento mediante la implantación de principios de la administración moderna que buscan:

Que la planeación permita el cumplimiento de las políticas y objetivos trazados por la dirección general de la policía.

Que la integración sea el eje que dirija sus actividades para que sus componentes trabajen como un solo equipo en busca de la concentración de esfuerzos e ideales hacia el cumplimiento del deber.

 Agilizar servicios mediante la simplificación de trámites.

 Buscar la promoción de la persona para que se logre una superación espiritual, moral, física e intelectual.

  Al observar que muchas familias pasaban por momentos de crisis en sus hogares, la madre San Luis inició una rigurosa investigación dentro de las familias del personal, con el apoyo de un grupo de visitadoras sociales,  que dio como resultado una difícil problemática que de inmediato entró a resolver.

 Sin pérdida de tiempo, se crearon grupos de policía femenina cuya tarea era trabajar en el fortalecimiento de los hogares de los policías.

 Simultáneamente se organizaron en las capitales departamentales, cuerpos femeninos de oficiales de policía ad honorem, integrados por prestantes y distinguidas damas de la sociedad que voluntariamente quisieron colaborar con los comandos de las divisiones departamentales en la labor social en que se estaba trabajando. Una de las integrantes de este cuerpo fue la hija del entonces presidente de la República, María Eugenia Rojas.

 También se estableció un grupo de damas voluntarias formado especialmente por las esposas, amigas e hijas de los oficiales, encargadas de colaborar con la dirección y con la sección de bienestar social en cada departamento. Con este equipo se inició esta obra que en su época estuvo a la altura de las circunstancias y supo cumplir a cabalidad con sus funciones.

 Un comienzo con muchos obstáculos

 Como todo comienzo es difícil, fueron muchos los obstáculos que se presentaron: apatía, intrigas, incomprensión, emulación, ambicion y envidia, situaciones que se superaron  para convertir en realidad esta grandiosa obra, que en un principio no fue más que una inquietud y que para muchos no era más que una ilusión, pero que para otros era una esperanza.

 Recién iniciada la labor de bienestar, una tarde el coronel Rojas Scarpeta visitó la naciente obra y se percató del tipo de trabajo que se estaba realizando. Bienestar había comenzado con muy escasos recursos. El coronel Rojas se dio cuenta que las señoras que realizaban cursos de modistería no tenían las mesas para diseñar los moldes y cortar las telas, mucho menos tenían sillas para sus alumnas; de inmediato dio la orden que cada estación de la policía Bogotá enviara una mesa y una silla. El comandante de la policía de Bogotá, coronel Enrique Villate Ayure, apoyó la idea y la tarea que había emprendido la madre San Luis.

 Con ocasión de las bodas de plata de la dirección de Bienestar Social, la hermana María San Luis concedió una entrevista a la Revista de la Policía, donde relataba cómo comenzó esta obra: “siendo superiora de la clínica de la Policía manifesté en forma verbal al coronel Rojas Scarpeta, mi deseo de crear el bienestar social en la Institución, basándome en las necesidades y problemas que diariamente veía en los agentes y sus familias, el coronel Rojas aprobó con muchísimo entusiamo el proyecto y fue así como se iniciaron las labores con cinco trabajadoras sociales y personal idóneo dispuesto a trabajar”.

 Recuerda la misma hermana San Luis que “el principal objetivo de bienestar fue el de elevar el nivel moral, intelectual y social del personal de la Policía, especialmente de los agentes”.

 Lo primero la educación

 En 1953 el colegio Nuestra Señora de Fátima comenzó a brindar educación primaria, complementaria y luego normal. Se ofrecía la posibilidad de que  adelantaran estudios los hijos de los policías. También hubo preocupación por la formación de los uniformados y se les brindó la oportunidad de realizar el bachillerato nocturno para el personal de agentes en las instalaciones de la escuela Gonzalo Jiménez de Quesada.

 En 1954 la formación académica se amplió con la creación de un internado para hijos de agentes y la escuela complementaria para jóvenes que por diversos motivos no habían podido continuar sus estudios secundarios.

 Más adelante surge la escuela de policía femenina, cuya finalidad era cuidar a los niños de las guarderías y parques infantiles. Al extinguirse ese cuerpo y teniendo en cuenta la necesidad de vigilancia que requerían los niños en los parques, la madre San  Luis organizó un grupo de agentes especialmente escogidos para desempeñar esta labor, divididos en cuatro grupos de cuarenta agentes. Se brindó capacitación en psicología infantil y pedagogía. Tan pronto terminaron la instrucción fueron destinados para trabajar en Bogotá y diversas partes del territorio nacional. Este se puede considerar el inicio de lo que más tarde se conocerá como la policía de menores que tanto prestigio le ha dado a nuestra Institución.  

 Por aquella época se construyeron y se adjudicaron las primeras casas para oficiales y personal civil. Igualmente se planeó la construcción de casas para suboficiales y agentes, se inició el club para  oficiales y se planeó el de suboficiales y agentes. Se estableció la sala de maternidad en la Clínica de la Policía y se fundó la primera seccional de Bienestar Social en el Valle del Cauca.

 La expansión de la labor

 Durante los 10 primeros años de existencia, la Dirección de Bienestar Social se fue extendiendo por todo el territorio nacional: en los departamentos del Atlántico, Boyacá, Cauca, Caldas, Córdoba, Cesar, Huila, Magdalena, Meta, Nariño, Quindío, Risaralda, Norte de Santander, Sucre, Tolima y Valle se crearon colegios, muchos de ellos con énfasis en educación comercial, con el fin de tecnificar a los jóvenes y darles  oportunidad de formarse para que  pudieran acceder al mercado laboral y ayudar a la economía familiar.

 La filosofía de los colegios de Bienestar se basó desde sus inicios en ofrecer una educación personalizada, donde el eje central era el ser humano que fuera consciente de su compromiso de servicio a la humanidad, trabajar por fortalecer los vínculos de fraternidad y cooperación para construir un mundo mejor. Ese era el gran sueño de la madre San Luis que se hizo realidad en la vida y los corazones de muchos jóvenes.

 Gracias al trabajo de la hermana y su grupo de colaboradores, Bienestar Social de la Policía fue pionero en el tema de educación a distancia, se ofreció esta modalidad mucho antes que el gobierno colombiano la pusiera en marcha en el año 1983.

 Otros frentes de atención

 Se establecieron planes de vivienda con el propósito de que los policías vivieran dignamente en unas condiciones favorables para desarrollar armoniosamente su vida familiar.

 En materia de educación no formal se crearon cursos de administración, comercio exterior, contabilidad, electricidad y mecánica automotriz, dirigidos al personal uniformado y no uniformado y a sus familias.

 En el aspecto cultural y deportivo los colegios de Bienestar Social comenzaron a destacarse desplazando a instituciones de educación que tenían una mayor experiencia y competitividad

 Al cumplir 20 años de fundación bienestar social, el general Francisco Rojas Scarpeta, en el discurso de celebración afirmaba: “muy satisfactorio es para mí que aquella pequeña sección con sus pocas instalaciones, al cabo de 20 años haya alcanzado la magnitud y proyecciones que hoy tiene. La madre Maria de San Luis, sin duda inspirada por la Divina Providencia dio desde un principio el impulso creador que ha caracterizado a esta obra, acrecentada por el aporte de cada uno de los directores generales de la Policia, por los directores de Bienestar Social nacional y departamental y en general por todas aquellas personas que han tenido funciones directivas. Sólo así se explica el desarrollo alcanzado por el organismo y los frutos logrados: escuelas de primaria, secundaria, de especialistas, asistencia social, salacuna, talleres, fábricas, industria casera, cursos especiales, conferencias, seminarios, prestamos, ayudas, etc. Loor a todos los que en una u otra forma han contribuido con su interés, capacidad y desvelos, a cimentar esta obra y proyectarla hacia toda la Institución. Mencion especial debo hacer de la comunidad de las madres de la Presentación, que desde un principio han venido colaborando en esta obra”.

 Mediante resolución 02210 del 18 de julio de 1963 se reorganizó la Dirección de Bienestar Social, la semilla sembrada por la madre María San Luis sigue creciendo, multiplicándose y produciendo una gran cantidad de frutos. En 1968 entra a operar la fábrica de confecciones, en 1969 inicia labores el colegio San Luis para hijos de oficiales y en 1970 comienza a funcionar la normal de señoritas del colegio Nuestra Señora de Fátima. En el año 1968 la primera dama de la nación, doña Cecilia de la Fuente de Lleras, condecora a la madre San Luis con la Orden de San Carlos como reconocimiento a la labor desarrollada en beneficio de los policías y sus familias.

 El retiro de la madre san Luis

 En 1967, debido a los quebrantos de salud que agobian a la madre María San Luis la llevan a retirarse de la Institución, pero continuó orientando la dirección de Bienestar hasta su muerte.

 La madre San Luis se retiró a descansar en la finca San José de los Nogales en el municipio de Chía. Durante 16 años se dedicó a la lectura, la oración y la meditación . En una entrevista a la Revista de la Policía afirmaba: “¿sabe una cosa?, nunca puedo apartar de mi mente a cada uno de mis policías, siempre están presentes en cada una de mis acciones, pensamientos y oraciones”. 

 Una década de realizaciones

 La década del setenta se distingue por el empuje dado a aspectos de recreación. Los decretos 183 de 1975 y 2482 de 1976 reglamentaron la prima de vacaciones para empleados públicos y del sector defensa. Se inaugura el colegio Elisa Borrero de Pastrana y el centro de capacitación artesanal, con la asesoría del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Se crean guarderías y se establecen programas para ayudar a los policías que sufren alguna discapacidad con ocasión del servicio. Esta década es también importante porque se organizan las colonias vacacionales.

 La muerte de la hermana

 El 29 de abril de 1983 la madre San Luis murió en la casa de retiros San José de los Nogales. Durante sus exequias, el en aquel entonces jefe nacional de Bienestar Social, teniente coronel Luis Hebert España Peña, pronunció un discurso en el que resaltaba la personalidad y la obra de la madre María de San Luis.  “Hoy hay fiesta en el cielo porque su alma santa ha entrado a reunirse con Dios. La madre San Luis, grande benefactora de la Policía Nacional, la fundadora del Bienestar Social, la mujer que vio las necesidades de los hombres de la Institución y que proyectó una obra que traspasó las barreras del tiempo y del espacio.

 La Clínica de la Policía Nacional fue la cuna que engendró y anidó al Bienestar Social de la Policía Nacional. Allí, la directora de entonces, hermana María de San Luis, inició la obra preparando a los agentes que se iban a campaña en una vida espiritual, entregándoles un Cristo que les confortara en el cumplimiento de su misión. Siguiendo el desarrollo de cada policía vio que muchos de ellos morían en los campos de batalla y que sus hogares quedaban desamparados. Pensó entonces en las viudas. En brindarles el apoyo y la capacitación necesaria para enfrentar la vida, para ganar el pan para sus hijos. Las reunió en el aprendizaje de la sastrería y la modistería y albergó sus niños pequeños en una guardería. Nació así la fábrica de confecciones y el colegio Nuestra Señora de Fátima. Siguió ofreciendo servicios, ampliándolos. Pensó en cada lugar de nuestra patria. Pensó que en cada lugar hay un policía que necesita educación, vivienda, alimentación, comprensión, amor, orientación espiritual y recreación. Luchó y se enfrentó con valentía a quienes dudaron y no tuvieron fe en sus proyectos. Por eso hoy se erige gallardo el Bienestar Social en todos los departamentos. Cuando se retiró en el año de 1967 por decisión de la comunidad de la Presentación, había fundado 17 seccionales, dirigía el colegio Nuestra Señora de Fátima y llegaba a cada hogar para llevar paz, amor y servicio.

 Su voz potente y convincente retumbará en nuestros corazones y vivirá con nosotros. Su figura gallarda se erigirá en cada policía con sus orientaciones de caridad y de reproche, porque acarició y corrigió. Supo ser flexible y firme, decidida y emprendedora.

 Jamás supo de grados. Todos fuimos sus hijos y para todos seguirá siendo nuestra madre. No hubo diferencias. Simplemente eran policías y por ellos vivía, por ellos oró hasta el último momento.

 Compartimos el mismo dolor y la misma alegría con la familia Gallo y la comunidad de la Presentación.  El dolor de no tenerla en la Tierra con nosotros, de no escuchar su voz y la alegría de ser hermanos e hijos de una mujer tan grande, de una mujer que vivirá eternamente. Alegría de tenerla en el cielo porque allí estará dialogando siempre con Dios, para recomendarle a su Policía Nacional de Colombia, a su Bienestar Social, a su comunidad, a su familia, para abrir un campo en su alrededor y albergarnos junto a ella en el reino de Dios.

 Ella nos ha unido y quienes hemos venido a rendirle tributo de admiración conformamos una gran familia. Hoy reunidos por el dolor, por la oración y mañana, como ayer y hoy, gozando de lo que ella nos dejo: del Bienestar Social.

 Al unísono digámosle a Dios. Gracias por habernos dado a la madre María de San Luis. Gracias por amarnos y enviarnos el consuelo a través de ella. Fue tu sierva fiel emprendedora y valiente. Fue el policía que batalló y triunfó. Fue el policía de Cristo.

 Señor, te la entregamos para que le des la paz y la felicidad que como humanos no podemos darle.”

 Un homenaje póstumo

 El 13 de mayo de 1987 se erigió en el colegio Nuestra Señora de Fátima una escultura de la madre San Luis; en esa ocasión la rectora del colegio, Luz Mery Méndez; pronunció un discurso en el que resaltaba la acción de la religiosa. “En 1967 los quebrantos de salud agobian a la fundadora de Bienestar y se retira de la Institución, pero su orientación permaneció hasta su muerte. Amó a la Policía y la seguirá amando hasta la eternidad. A la Institución entregó su vida. Este colegio, su primera obra educativa, le rinde homenaje en el día de la Virgen de Fátima, patrona del Bienestar Social y protectora del plantel que hoy cuenta con la modalidad de bachillerato comercial, industrial en dibujo técnico, electricidad, mecánica automotriz y bachillerato académico con orientación musical. De sus aulas han egresado hasta hoy 1.762 bachilleres en las diferentes modalidades de enseñanza.

 Los egresados del colegio nuestra señora de fátima están diseminados por todo el país y muchos viven en el exterior, ellos han formado hogares cristianos y multiplicado las virtudes que aprendieron en el colegio.

 La escultura de la madre San Luis fue elaborada por Fanny Stella Mora, una ex alumna del colegio Nuestra Señora de Fátima, hija de un policía que desde muy niña se impregnó de la labor de Bienestar Social. Sus manos aprendieron en el colegio a dibujar las primeras letras y moldear las figuras; en este plantel fue creciendo, y en 1974 obtuvo el título de normalista. Posteriormente estudió artes plásticas en la Universidad Nacional y plasmó en la escultura la imagen de la hermana San Luis cuando concibió a Bienestar Social. La imagen es símbolo de fortaleza, tenacidad, esperanza y amor que una mujer desde su juventud demostró a través de los hechos de su vida.

 La madre María San Luis es el ejemplo del ser humano que trabaja por construir la historia de una institución y un pueblo.

 Ella enrumbó esta Institución. Aquí queda el desafío permanente a la creatividad en busca del bien de la humanidad. Son los maestros, los alumnos, los padres de familia y los ex alumnos, quienes han querido en esta escultura plasmar su gratitud a quien fundó y dirigió Bienestar Social.

 A la comunidad de las Hermanas de la Presentación se debe reconocer el espíritu que impregna en sus religiosas que tanto bien hacen en la senda que Cristo les invita recorrer.

Familia Gallo Zuluaga: la cuna que albergó a la madre María San Luis ha fructificado y las virtudes engendradas con amor se confunden victoriosas para albergar en esta casa a su hermana, nuestra madre. Mis antecesoras Ayda Vargas, Alicia Torres, Dora Díaz de Echeverri, Nohema Pabón Parra, Beatriz Nieto y Luz Estella Gutiérrez han labrado la grandeza de este colegio, que ha cosechado triunfos a través de su historia.

 A la Virgen de Fátima, pidamos que siga derramando sus bendiciones para que el espíritu de la madre María de San Luis continúe manteniendo vivos sus ideales”.

 El 29 de julio de 1983 se expide el decreto 2137 que reorganiza la Policía Nacional incorporando a Bienestar Social como una de sus ocho direcciones. En 1989 se crea el programa de cooperación mutua para ayudar en las necesidades a las familias del personal fallecido. En la década del noventa se crea el programa de crédito para estudio universitario para formación técnica, tecnológica y profesional.

 Este año 2003, al celebrar las bodas de oro de la Dirección de Bienestar Social, la obra fundada por la madre María San Luis continúa vigente dando mucho fruto en beneficio de todos los policías y sus familias. El trabajo de la madre San Luis late en el corazón de tantos jóvenes que han encontrado una oportunidad para ser ciudadanos de bien que se forman en los colegios de Bienestar de la Policía, en las familias que disfrutan unas condiciones de vida dignas, en sus hogares donde brilla el amor, en los policías que tienen la oportunidad para disfrutar el esparcimiento en algún centro de vacaciones de Bienestar; todo esto gracias a la madre San Luis que supo ser una sierva fiel y cumplir con la misión que Jesucristo le encomendó en la Tierra. La madre María San Luis es un testimonio de Cristo en la Policía Nacional.

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