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viernes, 12 de febrero de 2016

MISIONES EXTRANJERAS QUE CONTRIBUYERON AL CRECIMIENTO DE LA POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA



PRIMERA MISIÓN FRANCESA

Con fundamento en la autorización contenida en la ley 23 de 1890, el gobierno contrató en Francia los servicios del señor Juan Maria Marcelino Gilibert, nacido en Fustignac, municipio del departamento francés Haute Garonne, el 24 de febrero de 1839.  A la edad de 22 años ingresó al servicio militar, en el cual logró el grado de sargento mayor de primera clase.


Juan Maria Marcelino Gilibert

En consideración a sus méritos alcanzó la máxima jerarquía policial como Comisario y recibió varias condecoraciones.

Los antecedentes que rodearon su venida a Colombia se encuentran en las notas cruzadas entre el Ministro de Gobierno de Colombia, doctor Antonio Roldán y el doctor Gonzalo Mallarino, por ese entonces Encargado de Negocios en París.

Dedicó toda su actividad, con una consagración y eficiencia, a organizar a nuestra Policía que más tarde le tenía como un compatriota más y no un técnico extranjero. Imprimió a la recién nacida institución policial las normas de honorabilidad, pulcritud y disciplina.

Después de 19 años de una tarea brillante y desde todo punto de vista meritoria, con la salud quebrantada, se retiró a la tranquilidad de su hogar en 1910.

Por actos de heroísmo al servicio de su patria había recibido también la Medalla Militar en la guerra franco-prusiana en las campañas de África, y por último se le había condecorado con la Cruz de la Legión de Honor.

PRIMER REGLAMENTO DE LA  POLICIA NACIONAL DE COLOMBIA

El primer Reglamento que recibió la Policía Nacional fue redactado por Don Juan María Marcelino Gilibert y aprobado el 12 de diciembre de 1891.   Este decía, entre otros apartes:

“La Policía tiene por misión especial conservar la tranquilidad pública y en consecuencia le corresponde proteger a las personas y a las propiedades; hacer efectivos los derechos y garantías que la Constitución y las leyes reconocen; velar por el cumplimiento de las leyes del país y las órdenes y disposiciones de las autoridades constituidas y prevenir y aprehender a los delincuentes y contraventores.  La Policía no reconoce privilegios ni distinciones y obliga, por tanto a nacionales y extranjeros, salvo las inmunidades reconocidas por la Constitución y las leyes por los tratados públicos y por el Derecho Internacional”.



De igual forma dicho reglamento determinó la organización inicial de la Institución que comprendía las siguientes dependencias:

•Dirección General
•Subdirección General
•Secretaria de la dirección
•Servicio Médico
•Pagaduría,
•Cinco Divisiones de Vigilancia (Distritos)
•División de Seguridad
•División Central

La organización inicial de la Policía la conformaban cinco Comisarios de primera clase; jefes de Distrito o División; un Comisario Mayor de Segunda Clase; Jefe del Servicio de Seguridad; Siete Comisarios Mayores de Segunda Clase para las Divisiones; seis Comisarios de Segunda Clase; ocho Comisarios Mayores de Tercera Clase; nueve Comisarios de Tercera Clase y cuatrocientos Agentes.

Los cuarteles que ocupaban las distintas Divisiones estaban situados así:

La División Central, donde funcionaba las oficinas y habitaciones particulares del Director (en la Calle 10); la Primera División, en el antiguo local de la Plaza de Mercado; la Segunda División, en San Francisco; la Tercera División, en el Dorado (calle 24); la Cuarta División, en la calle 14, la Quinta División en la calle 4ª y la Sexta División en Chapinero. Cada División, a excepción de la segunda y la sexta que tenían una dotación mayor, constaban del siguiente persona:


Un Comisario de Segunda Clase; un Comisario Mayor de Tercera Clase; un Secretario; dieciocho Agentes de Primera Clase; dieciocho Agentes de Segunda Clase y Quince Agentes de Tercera Clase.


NUEVOS SERVICIOS


La fundación del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá aconteció durante la gestión del comisario de primera clase de la Policía de Francia, Juan María Marcelino Gilibert, el 14 de mayo de 1895, con la firma de Miguel Antonio Caro y su Ministro de Guerra Edmundo Cervantes, se dictó el Decreto que nombra varios Agentes de la Policía Nacional, habiéndose dispuesto: Artículo 1. Del aumento decretado nombrase por la Dirección de la Policía Nacional 25 Agentes de Cuarta Clase, destinados a la División Central. Artículo 2. 

Los Agentes nombrados formarán una sección especial que se denominará Sección de Bomberos y se ocupará en los estudios consiguientes a esa clase de servicios. Artículo 3. 

Estos agentes estarán comandados por un Comisario de Tercera Clase, a cuyo efecto créase este destino. Artículo 4. Para ocupar el empleo creado por el artículo anterior, nombrase al señor Alejandro Lince.

La Policía fue adscrita al Ministerio de Guerra el 23 de enero de 1895, con una instrucción esencialmente militar impuesta por al grave situación de desorden publico que afrontaba el país.

El 21 de enero de 1896, la Policía regresó al Ministerio de Gobierno.

La Policía Rural es otra creación de su infatigable labor, la cual fue autorizada por el Decreto 60 del 2 de enero de 1898, para ser experimentada en los Llanos de Casanare, con reglamentación muy completa sobre pesca, caza, bosques, aguas, linderos, flora y especies animales.

Marcelino Gilibert, presento el proyecto de creación de la Caja de Gratificaciones, el cual fue aprobado el 21 de enero de 1896, en el que se incluía el pago de prestaciones sociales, recompensas por tiempo de servicio y otros beneficios para los miembros de la Institución.

Gilibert presentó renuncia irrevocable el 19 de junio de 1898 a raíz de un robo a una joyería bogotana. En su carta dimitoria manifestaba que le era imposible controlar, la enorme cantidad de ladrones, con el escaso cuerpo de agentes a su disposición, y las comisiones que debían atender tanto en la ciudad como fuera de ella. 

Durante el gobierno del General Rafael Reyes, Gilibert volvió a aceptar la dirección y siguió asesorando a la Policía hasta su muerte, ocurrida en Bogotá el 11 de septiembre de 1923.

En 1899, siendo Director de la Policía Nacional Juan C. Ramírez (nombrado el 9 de enero de 1899 hasta el 1º de octubre del mismo año), se llevó a cabo una importante reorganización, el Decreto 230 del 8 de mayo de 1899, destinó a la Policía los siguientes servicios:

Espectáculos públicos
Oficinas
Comisiones
Vigilancia
Investigación y descubrimiento de delitos
Persecución y captura de delincuentes.

Organizó la Policía en ocho Divisiones (siete de vigilancia y la central) y dos Secciones ( la de Investigación y la de Bomberos). Todas ellas dependiendo de la Dirección General. Estableció los servicios médicos y de botica, y fijó en mil treinta y cinco el numero de Agentes de varias clases para la vigilancia de la ciudad. Fue un decreto de los mas fructíferos para la Institución.


Llegamos al año 1906 cuando regresa Gilibert, llamado por el General Rafael Reyes Prieto, a dirigir la Policía por tercera vez. El 6 de mayo de 1906 se posesiono de su cargo y reinicio su incansable labor de servicio. Fue durante este periodo cuando Gilibert sentó las bases más solidas para el futuro de la Policía.

El 6 de agosto de 1909  se retira definitivamente de la Dirección de la Policía Nacional  el señor Comisario Juan María Marcelino Gilibert  Laforgue  el cual se quedo viviendo con su familia en su  quinta “La Gascuña” ubicada en chapinero.

PRIMERA MISIÓN ESPAÑOLA (1916)

El Decreto 1143 del 3 de julio de 1916 creó dos puestos de oficiales instructores para la Policía Nacional, que deberían ser contratados en España.

Misión Española
El Ministro de Colombia en España, doctor Guillermo Camacho Carrizosa, firmó en Madrid el 7 de julio de 1916 el contrato respectivo con el comandante José Agudo Pintado y el Capitán Osuna y Pineda, ambos pertenecientes a la “Guardia Civil Española”.  

El contrato era por tres años y los instructores tenían como misión introducir en Colombia los reglamentos y prácticas de la Policía española.

Amplios pero claros eran los objetivos que debía cumplir esta primera misión española, tal como se estipula en el texto del contrato.  

Con encomiable interés, el Capitán Osuna inició su cometido, implanta el sistema de identificación dactiloscópica monodactilar, creación del doctor Federico Olóriz.  Organizó las secciones de Policía de Boyacá, Cundinamarca  y Tolima, de acuerdo con las modalidades vigentes en la Guardia Civil Española.  

Dictó un curso de identificación, y en 1917 publicó un libro titulado:  “ El Policía y su Técnica”.  Por prolongación del contrato respectivo, el Capitán Osuna permaneció en el país hasta mediados de 1930, su obra merece ciertamente el más sincero reconocimiento.

El prestigio alcanzado por la Institución se solidificaba día tras día y los beneficios y prestaciones sucesivos significaban una recompensa y un estímulo de parte del gobierno para con sus servidores de la Policía.  

El decreto 1870 (octubre 31 de 1916) estableció la fundación de un hospital para atender a los enfermos de este Cuerpo.

Pero a medida que se concedían prestaciones debía la Institución hacerse cargo de nuevos servicios.  

El decreto 1952 (noviembre 15 de 1916) autorizó al Director General de la Policía para “organizar y equipar convenientemente, en esta ciudad (Bogotá) un Piquete de Caballería…con el objeto de vigilar los alrededores de la ciudad y perseguir con mayor eficacia a los ladrones de bestias y ganados, especialmente de noche”. 

Al mando de este piquete iría un comisario de segunda clase con 130 empleados subalternos a sus órdenes.

Siguiendo la evolución institucional, su Director General logró unificar el uso de las prendas del uniforme. Y con este fin impartió las siguientes instrucciones minuciosas: “Con el objeto de conseguir que los funcionarios uniformados del Cuerpo salgan en todo caso de sus cuarteles con la más absoluta uniformidad, se fijan a continuación las prendas que constituyen cada uniforme, así como los días y actos en que éstos han de usarse.

Uniforme de gala:   Lo constituyen la levita y el pantalón negro, el casco, los guantes blancos, el cinturón de charol negro y la espada.

Uniforme de diario:  Está constituido por la guerrera y el pantalón azul, la gorra de plato y el bolillo.  

Los Agentes de primera clase llevarán, en vez de bolillo, el cinturón negro y la espada.  Durante la noche podrán usar los Agentes, para el servicio, el capote o la capa reglamentarios.


SEGUNDA MISIÓN FRANCESA

En cumplimiento de la ley 74 de 1.919, se firmó en París el 30 de julio de 1.920, el contrato con la misión francesa compuesta por los instructores señores ALBERT BRINGE Y GEORGE DROUT quienes llegaron a Bogotá el 23 de noviembre de 1920.

El contrato establecía que esta misión de policía debería concentrarse especialmente a los siguientes objetivos: Implantación de los métodos disciplinarios, de vigilancia y de servicio de la Policía francesa; enseñanza técnica y práctica de la antropometría y de los medios de investigación criminal, colección de las piezas antropométricas y a los aspectos que indicase el Director de la Policía.

Al llegar a esta capital los señores de la misión se ocuparon, desde luego, en el examen de la legislación colombiana, de la organización de nuestra Policía y de su personal, de todo lo cual manifiestan tener muy favorable impresión.  En seguida emprendieron la elaboración de varios proyectos de ley para reorganizar científicamente la Policía y otras materias conexas, según el plan que desean se implante en Colombia; estos proyectos son:

1º. Sobre organización completa de la Policía por la ley;
2º. Creación del Distrito Central de Policía, que controla todos los servicios de
      Policía en la capital de la república;
3º. Organización de un sistema único de antropometría en la república; y
4º. Admisión y residencia de extranjeros en el territorio de la república y
      protección al trabajo nacional.




Contenido de la Ley 14 de 1919 por la cual se crea una escuela de Policía 



MISIÓN ARGENTINA

El señor ENRIQUE MEDINA ARTOLA, quien había desempeñado importantes cargos en la Policía Federal Argentina, fue contratado por el gobierno nacional en junio de 1.928; Medina emprendió una activa labor e implanta en Colombia el sistema dactiloscópico; ideado por el profesor argentino Juan Vucetich, con el cual se vino a reemplazar la identificación antropométrica, (Francesa).

Misión Argentina
En la fotografía aparecen sentados: de izquierda a derecha, Luis Rojas Borda, Enrique Medina Artola, Carlos Saúl Hernández. De pie: de izquierda a derecha, Jorge E. López, Alberto Paz Córdoba, Alfonso Buitrago, Miguel González.
El Doctor Medina Borda era el técnico argentino de Policía científica.
El señor Rojas Borda era el Jefe de la Oficina de Identificación de la Policía Nacional.

Las otras personas eran los alumnos diplomados.

Sus antecedentes profesionales son los que a continuación se mencionan: ingresó a la División de Investigaciones de la capital federal de la república de Argentina el 2 de enero de 1913; prestó servicios durante siete años en la sección de identificaciones a cargo del Comisario César E. Etcheverry donde efectuó sus estudios sobre dactiloscopia e identificación científica, bajo la dirección del nombrado y de los Comisarios Miguel A. Viancarlos y Juan A. Tunici.  Recibió su título de Técnico en la materia a fines de 1917, después de cuatro años de estudios, en un trabajo simultáneo en práctica y teoría.

A fines de 1920, con el objeto de perfeccionarse en materias policiales, pasó a la Oficina de defraudaciones y estafas, a cargo del Comisario Enrique Larrosa. En esta sección hízo se sumariamente, y después de dos años fue nombrado Jefe del Servicio Nocturno de la misma dependencia.

En 1923 se le nombró Profesor de práctica policial y asesor de la cátedra de identificación científica, dictada por el Director de la Escuela de aspirantes para agentes de investigaciones, Comisario Miguel A. Viancarlos.  Tres años estuvo al frente de las referidas cátedras.

En octubre de 1926 lo designó el gobernador de la Provincia de la Rioja, señor Alfonso Lanus, jefe de investigaciones de aquella provincia, en la cual, y en carácter interno, desempeñó en diversas ocasiones los cargos de Comisario de órdenes y secretario nacional de la Policía.
En dicha provincia estableció el sistema de identificación dactiloscópica de Juan Vucetich.

Desempeñó variadas comisiones en el interior y exterior de su república.  Dictó conferencias sobre identificación y policía científica en Montevideo, Corrientes, Concordia, Cajamarca y Córdoba.

En 1928, el encargado de negocios de Colombia en la República Oriental de Uruguay solicitó del Jefe de la Sección de Seguridad personal de la capital federal de la Argentina, Comisario Alfredo Calandra, un técnico en materias policiales, y fue designado el Doctor Medina Artola,  quien renunció al cargo de jefe de investigaciones de la Rioja para trasladarse a Bogotá como Policía científico y asesor de la Policía Nacional colombiana, en virtud del contrato celebrado con el mencionado diplomático de Colombia en el Uruguay, el 5 de mayo de 1928.

El doctor Medina llegó en el mes de junio y se hizo cargo de la cátedra de Policía científica y asesoría policial; en todo ello demostró su singular competencia y su facilidad de adaptación social al medio colombiano.

La obra del doctor Medina está consignada en la implantación del sistema dactiloscópico ideado por el profesor argentino, Juan Vucetich que reemplazó el sistema antropométrico.  Dictó además un curso intensivo sobre la materia y después de u año de permanencia en Colombia, regresó a su patria.

Primeros estudios dactilares realizados por la Misión Argentina-1929


Filiación prontuaria de extranjeros expulsados del país-1931



Bajo la Dirección General  del doctor José María Dávila Tello, seguía el avance de la institución en distintos frentes.  Tal como lo hiciera Gilibert en 1892, se llevó a cabo 7 de abril de 1929, un majestuoso desfile de la Policía en traje de parada,  “ para dar a conocer del público, en conjunto, no sólo la organización y presentación de los diversos cuerpos del servicio, sino el espíritu militar y la disciplina misma que podía exhibir”.

Al acto asistieron, como es de suponerse, las primeras autoridades de la república y otras altas personalidades así como numeroso público que ovacionaron a los componentes de la parada.

En esta ocasión se estrenaron las bicicletas y motocicletas para iniciar con ellas el servicio motorizado en la Institución.

De Chile se importó un lote de ganancia caballar para el adiestramiento del personal de caballería de la Policía, cuya instrucción fue encomendada al entonces Capitán del Ejército Gustavo Matamoros.  

Este cuerpo de caballería sustituirá a las guardias departamentales.

Se dio al servicio, por primera vez, una sección de “Vigilancia del tráfico urbano” cuyo mando estuvo a cargo del comandante Carlos Páramo.

SEGUNDA MISION ESPAÑOLA

En 1.935 vino contratado por el Gobierno Nacional el doctor MANUEL VELA ARAMBARI, técnico español en Policía científica. Su labor profesional fue de gran importancia ya que introdujo modificaciones en el sistema de identificación dactiloscópica; organizó el gabinete central de identificación e instruyó y seleccionó a un distinguido grupo de funcionarios de identificación científica y técnica policial.

Dada la importancia que prestó el gobierno a la investigación criminal en la Policía, nuevamente contrató en España los servicios de un experto en identificación científica para actualizar este servicio en la Policía colombiana.  Dos corrientes imbuían el sistema identificativo de la Policía: el implantado por el Capitán Osuna  ( de la primera misión española) basado en el método del profesor español Federico Olóriz  y el que trajo el argentino Enrique Medina Artola que fue el ideado por el señor Juan Vucetich.

Llegó entonces al país el señor Manuel Vela Arambari  (o Arambarri) perteneciente a la Policía científica de España y quien orientó sus actividades a acoplar el sistema de Vucetich con el de Olóriz Aguilera.  El excelente Gabinete central de identificación que organizó se perdió en los lamentables sucesos del 9 de abril de 1948.

El jefe de este gabinete en julio de 1936, Cipriano Gómez Osorio,  relata lo siguiente sobre este tema:  “Escogida España como el país de donde debía venir el técnico, el representante de Colombia en Madrid adelantó las correspondientes gestiones ante el Ministerio de la Gobernación, el cual comisionó al Gabinete central de identificación del servicio de seguridad para dar el candidato, mediante concurso entre los más antiguos y mejor preparados.  Una vez llenados esos requisitos, el Gobierno colombiano formalizó el respectivo contrato con D. Manuel Vela Arambarri, quien en la forma indicada había ganado el derecho de venir en misión a este país.

A mediados de 1934 llegó el nuevo técnico a Bogotá y durante el resto del año se ocupó en preparar varios proyectos sobre la creación de la escuela colombiana de Policía técnica, que el Gobierno no pudo o no quiso llevar a la práctica.  

También fueron solicitados, en esos meses, algunos informes por el Ministerio de Gobierno y el Sr. Presidente de la República, sobre la organización de la cédula de ciudadanía, documento cuya reglamentaciones ocupaba en adelantar el mencionado ministerio conforme a lo dispuesto en la ley 31 de 1929 y el cual vino a quedar implantado con base en la identificación dactiloscópica del sujeto; en el segundo semestre de ese mismo año, (aunque con una organización técnica muy deficiente, porque entonces no había aquí quién pudiera asesorar debidamente al Gobierno en tan delicada materia, y éste no tuvo a bien atender las insinuaciones, un poco tardías desde luego, que le hizo el técnico español, y en vista de lo mal que había empezado), proponía que se prescindiera de lo hecho para comenzar de nuevo en forma adecuada, una vez de que el Gobierno contara con los elementos necesarios, un personal técnicamente capacitado y en número suficiente para asegurarle al intento resultados satisfactorios. 

En la forma como se habían iniciado los trabajos no había probabilidades,  decía él, de obtener los resultados técnicos que se necesitaban pues faltaba todo: material conveniente, sistema de confianza y funcionarios preparados que pudieran aplicarlos.

Fracasado el proyecto de organizar el detectivismo, la misión del señor Vela Arambarri podría considerarse prácticamente fracasada también; pero fue cuando don Andrés Rocha, Director General de la Policía, ante el clamor unánime de los empleados del Departamento nacional de identificación y de un grupo de estudiantes que habían venido de los departamentos a prepararse en identificación y técnica policial, (para volver luego a ponerse a órdenes de los gobiernos de las respectivas secciones), resolvió oír al profesor Vela, contra las insinuaciones del técnico instructor que tenía entonces la Policía, con los argumentos expuestos por aquel grupo de alumnos, el dicho profesor terminó por convencer al Director General de que la única manera de asegurar el buen éxito de la cédula de ciudadanía, dándole al mismo tiempo estabilidad y eficacia al departamento de identificación, era retirando al técnico criollo y colocando en su lugar al español, que en dos conferencias sobre cuestiones relacionadas con la materia, había logrado demostrar la superioridad del sistema seguido en su país sobre lo que se tenía aquí como sistema de identificación y la gran facilidad que había para implantar el sistema español sin que la oficina de identificación pudiera perjudicarse en lo más mínimo.

La consecuencia inmediata de esas conferencias fue, pues, el nombramiento de Vela para director general técnico del departamento nacional de identificación y el retiro del discípulo de don Enrique Medina Artola,  señor Alberto Paz Córdoba, quien desempeñaba las funciones de técnico instructor.

El Departamento nacional de identificación, bajo la dirección del profesor Vela, se transformó rápidamente llegándose a conseguir que la ciencia de la individualización científica de las personas, casi desconocida hasta entonces en Colombia, interesara un poco a los altos funcionarios del gobierno que ante la necesidad de sostener la cédula de ciudadanía, considerada como una adquisición del gobierno liberal, tuvieron que ocuparse frecuentemente de aquel organismo.  

Un golpe inesperado puso en peligro la estabilidad de ese departamento de Policía, por lo cual el técnico español tuvo que dejar la obra inconclusa en manos de los nuevos técnicos preparados en su cátedra.

PRIMERA MISIÓN CHILENA

Esta misión llegó al país el 21 de marzo de 1.936.  La componían los señores oficiales.  Coronel Armando Romo Boza, Capitán Belarmino Torres Guevara  y Teniente Emilio Oelkers Hollstein,  pertenecientes al cuerpo de carabineros de Chile.  La misión llevó a cabo cursos de perfeccionamiento, preparación e información para todos los jefes, oficiales y suboficiales de la institución mediante la implantación de nuevos sistemas en la instrucción policial de nuestra institución.

El oficial que dejó mejor trayectoria en la Policía Colombiana fue el Teniente Emilio Oelkers Hollstein,  por el dinamismo y abnegación puestos en su tarea.

El contrato le fue prorrogado por dos años más, al término de los cuales, el gobierno no le otorgó la máxima condecoración del país, la “Cruz de Boyacá” como reconocimiento a sus valiosos servicios.
El contrato respectivo comprometía a sus integrantes a:

- Prestar sus servicios al gobierno de Colombia como asesor técnico de la Dirección de la Policía Nacional, sujeto en todo a las órdenes y disposiciones del Director General de dicha Institución, dictar conferencias en la Policía Nacional y dar instrucción técnica a los oficiales de la misma, contribuir a la formación del plan general sobre servicios de Policía en el territorio de la República, redactar reglamentos de Policía especialmente en lo que se refiere al ramo de organización de Policía Rural montada, asesorar los comando de división de policía montada, resolver todas las consultas que le formule el Gobierno nacional por conducto del Director de la Policía, dedicar todo su tiempo y atención a las obligaciones que contrae el presente contrato.  La duración del contrato era por un año, prorrogado por otro más.

En el campo mas procedimental que doctrinario, fue aún mayor la intervención de los chilenos.

Venidos de una institución mas técnica y mejor dotada que la nuestra, propusieron reformas fundamentales o establecieron servicios que prácticamente, no existían entre nosotros.   Como ocurrió con los de Administración y Documentación que fueron sometidos a un sistema por una directiva científica sobre la cual ha girado, desde esa fecha, este aspecto de la organización policíaca.

Antes de terminar 1936, se adquiere la primera dotación de gases lacrimógenos, cuando el doctor Bernate firmó el contrato correspondiente con el señor Alfonso Rozo Durán quien se comprometió a suministrar 300 bombas del mencionado gas en su calidad de socio y representante de la firma “Daniel Jiménez Durán y Cía”.  El costo de estos elementos fue de $3.361.21 y se pagó en dólares (U.S. 175.75).

En Abril 14 (Decreto 790 de 1937) el gobierno estableció una Escuela técnica de investigación criminal con el objeto formar personal idóneo para los servicios investigativos en todo el país.

PRIMERA MISIÓN NORTEAMERICANA:

En 1938, siendo presidente el Doctor Eduardo santos Montejo y Director de la Policía Nacional el General. Alfredo Azuero Arenasse contrataron los servicios de la Primera Misión Norteamericana bajo la dirección de Edgar Thompson, miembro de la Oficina Federal de Investigación en Washington, quien llegó al país el 5 de julio de 1939, con el fin de que estudiara y propusiera la organización técnica que debiera darse al Departamento Nacional se Seguridad..



El 5 de julio de 1939, procedente de Río de Janeiro llegó el señor Edgar K. Thompson,  miembro del F.B.I.  Esta misión fue de poca trascendencia ya que se dedicó a dar instrucción directa al personal de detectives y a recomendar algunas reformas leves en la organización del departamento nacional de seguridad.  El señor Thompson pereció en un accidente de aviación en la ciudad de Honda (Tolima).

El señor Thompson, abogado, era especializado en investigación de delitos contra la propiedad y conocía muy bien el ambiente de los países suramericanos por haber permanecido en varios de ellos por más de tres años, más o menos, en Puerto Rico,  Jamaica, Trinidad,  Panamá y Haití.

En el decreto fundador de la Escuela General Santander, el ejecutivo había incluido el envío de una comisión de oficiales de la Policía al exterior, con el fin de actualizar conocimientos en este ramo del servicio público.  Fue así como en el mes de agosto de 1939 salió en comisión de estudios hacia Chile, un destacado servidor de la Institución, el mayor Eduardo Cuevas García con el fin de conocer la organización del cuerpo de Carabineros de aquel país y adelantar estudios sobre el servicio de Policía montada.

Thompson presentó al gobierno una información muy completa sobre los servicios de seguridad, luego de haber instruido a un grupo de detectives sobre investigación y defensa personal. Su permanecía fue muy corta en Colombia y por ello sus recomendaciones no se hicieron realidad.





MISIÓN INGLESA

A mediados de 1948, llegaron a Bogotá 14 técnicos ingleses bajo la dirección del señor Coronel Douglas Gordon,  meritorio jefe que había ocupado importantes cargos en su país y participó en la organización de la Policía en la India.  Esta misión se consagró al estudio de la restauración de la Policía, a difundir los fundamentos y normas procedimentales de los servicios y a diseñar sistemas y métodos de vigilancia.  La labor de esta misión que fue positiva y provechosa se plasmó en el estatuto orgánico que por Decreto 2136 de 1949 se dictó.

Aniquilada en esta época una institución que es indispensable para mantener el orden dentro de la sociedad, se hace incuestionablemente necesario proceder a su restablecimiento.  Así lo comprendió el Gobierno, al cual faltaban unos dos años para la terminación del mandato.

El grupo inglés, además del señor Gordon, estaba compuesto por trece técnicos más, de la misma nacionalidad, entre ellos el Coronel Eric M. Roger, Teniente Coronel Bertrand W.H. Dyer, los mayores Frederik H. Abbot y William Parham.

Fruto de esta comisión mixta fue el Decreto Ley No. 2136 del 18 de julio de 1949, que vino a ser el Estatuto orgánico de la Policía por varios años.

Mediante Decreto No. 2136 de 1949 (Estatuto Orgánico de la Policía Nacional), se definió la nueva Estructura de la Policía Nacional, donde se resalta la creación del Departamento de Investigación Criminal y las dependencias que lo integran, estructura que fue la siguiente:







Se discutió en el seno de la Comisión integrada para tal efecto, entre otras cosas la conveniencia de organizar una Policía Nacional (Tesis del Sr. Gordon) y en ello se estuvo de acuerdo, pero las opiniones se dividieron en cuanto a la forma como debía manejarse esta institución, ya que algunos querían que dependiera de una junta de ministros, otros del Ministerio de Gobierno, otros, de un Director General, etc.



Fue también unánime el acuerdo en que debía mantenerse a la Policía al margen de todo carácter político y proceder a su tecnificación.  La sesión del 19 de octubre de 1948, estuvo presidida por el Ministerio de Gobierno, doctor Darío Echandía; se discutió la unión de la Policía con el detectivismo, en un solo cuerpo, pero no se llegó a ninguna conclusión.

En fin, el trabajo de esta misión, no fue tan benéfico para la reorganización de la Policía.  “La convulsionada atmósfera política que se respiraba, de una parte, y por otra, “todos los funcionarios de la misión, muy distinguidos  por cierto, ignoraban el idioma castellano, lo que les impidió inculcar directamente sus enseñanzas.  El método utilizado  fue indirecto ya que se limitó a la lectura de conferencias que debían ser explicadas a los alumnos por profesores que ignoraban la materia y que la trataban sin entrenamiento ni dirección previas.  Todo esto sumado dio como resultado un franco fracaso y al abandonar el país el último de los técnicos, desapareció prácticamente todo el sistema que había pretendido implantarse”.

SEGUNDA MISIÓN CHILENA:

El 10 de julio de 1958 y en virtud al convenio suscrito entre los gobiernos de Colombia y Chile (junio de 1958) llegó al país la segunda misión Chilena, con el objeto de realizar una labor de asesoría al comando de las fuerzas de Policía y directores de institutos de formación profesional, con el fin de perfeccionar el servicio de Policía.  La misión la conformaban, el mayor Jorge Aranda Parra; Jefe de la misión y los capítulos Braulio Saavedra Morales y Eduardo Gordon Cañas.  El señor Mayor Aranda  permaneció en el país cuatro años.  Los otros oficiales regresaron a Chile en el mes de agosto de 1961.  Su labor constituyó un valioso aporte a la preparación y formación profesional de oficiales, suboficiales y agentes y a la organización y funcionamiento de los diferentes servicios.

SEGUNDA MISIÓN NORTEAMERICANA:

Esta misión llegó a Colombia en el mes de enero de 1963 y la integraban los señores David Laughlin, jefe de la misión, John H. Doney, Salvador Romero, Dale Callier y el señor Redlin, experto en comunicaciones.  El propósito de esta misión era el de asesorar el desarrollo técnico de la institución, especialmente en policía judicial y criminalística.

SEGUNDA MISION INGLESA:

El gobierno de la Gran Bretaña envió en el mes de octubre de 1989; una delegación para coordinar el apoyo de ese país a Colombia en la lucha contra el narcotráfico, ayuda que se ha traducido en los siguientes aspectos en cuanto hace referencias a la Policía Nacional, así:

*  Preparación de grupos para la búsqueda y toma de laboratorios en selva, teniendo como duración, cada curso, seis meses que se dividen en tres fases de búsqueda y reconocimiento, de tácticas, para comandantes y la final de operaciones, para lo cual se realizaron el curso de JUNGLA un total de 31 oficiales, 40 suboficiales y 197 agentes de la Policía Nacional.

* Cursos sobre operaciones fluviales, realizado por 6 oficiales, 19 suboficiales, y 36 agentes y dictado por instructores del Ejército inglés con l fin de adiestrar al personal teniendo en cuenta el aspecto hidrográfico del territorio colombiano.

* Cursos de Comunicaciones: En 1992 se dictó un curso sobre equipos de comunicaciones y radiogonometría en los municipios de San José del Guaviare, Nápoles y el Departamento de Policía Urabá.

*  Además, se capacitó a un grupo de 4 oficiales; 16 suboficiales y 20 agentes como instructores de JUNGLA,  para que sirvieran como multiplicadores de las técnicas recibidas del Ejército británico.

TERCERA MISIÓN NORTEAMERICANA:

Durante los últimos años se ha venido recibiendo un apoyo bastante significativo por parte del gobierno norteamericano, basado especialmente en cupos ofrecidos para el entrenamiento de miembros de la Institución en los Estados Unidos, sin embargo al país han venido grupos de instructores para preparar personal de la Institución e los siguientes aspectos:

Instruir a los comandantes de las unidades en el conocimiento, preparación, planeación y ejecución de sus recursos, tanto humanos como materiales para hacer frente a inminentes ataques de la insurgencia teniendo como bases las asignaturas de:
  •  Planificación de operaciones;
  • Incursiones;
  • Comunicaciones;
  • Operaciones helicoportadas
  • Navegación

Estos cursos, denominados comandos de pequeñas unidades, se han venido dictando periódicamente cada año; con la cual se han obtenido resultados altamente positivos, especialmente en los aspectos de lucha contra el narcotráfico y lavado de capitales, producto de dicha actividad delincuencial.

Fuente:


Página 28, Cuaderno Histórico, 4ª. Edición, Academia de Historia de la Policía Nacional, Boceto Histórico de la Policía Nacional elaborado por el señor Teniente Coronel HUGO ALFONSO CEPEDA.