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lunes, 11 de febrero de 2019

GÉNESIS HISTÓRICA DE LA ESCUELA DE CADETES DE POLICÍA "GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER"




Desde lo más profundo de mi corazón, hago a través de esta publicación un homenaje a los veintidós (22) Cadetes de la Policía Nacional de Colombia, que el pasado 17 de enero de 2019, resultaron inmolados por la explosión de un carro bomba ubicado dentro de las Instalaciones de la Escuela de Cadetes de Policía "General Francisco de Paula Santander".

Para ello, que mejor presentar en este blog, la investigación que realicé sobre el devenir histórico y evolutivo del Alma Mater de la Oficialidad Policial, que espero facilite la comprensión del origen y misión de la Escuela y el conocimiento de todas aquellas personas que deseen ahondar en ella.

La serie de datos que reuní y estructuré para dar cuerpo a esta gran historia, se remontan desde el momento mismo donde las funciones de Policía las tenían los caciques y jefes con distintas denominaciones, existentes en las tribus aborígenes que dieron origen a nuestras comunidades americanas.


Cacique impartiendo justicia

Así mismo, lo fueron temporalmente algunas facciones de los ejércitos colonizadores que de una u otra forma impusieron orden en las nacientes poblaciones y caseríos; términos y figuras como alguaciles y camineros, alcabaleros y peajeros, todos al estilo español, se vuelven populares en la vida de estas colonias, hasta cuando aparece en 1791 la “Junta de Policía de Santa Fe” encabezada por don Antonio Nariño, Primo Groot y José María Lozano.

Junta de Policía de Santa fe
Serenos y gendarmes, son otras formas primitivas de policía; pasada la lucha libertaria y en el período de consolidación de la independencia, los generales Simón Bolívar Palacios y Francisco José de Paula Santander y Omaña, dictaron decretos y normas de Policía, encaminados todos, naturalmente, a mantener la convivencia entre las gentes; actividad bien diferente a la exigida para el combate en el campo de batalla.

Generales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santader

Es indudable que, antes de finalizar el Siglo XVIII, existieron cuerpos de Policía provinciales, regionales o departamentales, con diferentes nombres.

Pero es hasta el año de 1888, fecha en la cual el patriarca chocoano Carlos Holguín Mallarino, expresó ante el Congreso de la República las siguientes palabras:

 Desde que le consagréis preferente atención al importante ramo de Policía que en todos los países civilizados se considera como uno de los agentes más poderosos para el buen gobierno de los pueblos”.

Por lo tanto, con su llegada en encargo a ocupar la presidencia de la República en el año 1890, Carlos Holguín Mallarino puso en marcha uno de sus propósitos más importantes, como fue, el organizar un verdadero cuerpo de Policía con la posibilidad de ampliarlo a nivel nacional, que al margen de los intereses partidistas, ajeno a toda influencia distinta del bien común, se convirtiera en definitivo instrumento que en manos de un gobierno recto, honesto y capaz, fuera efectivo en el mantenimiento del orden y el equilibrio social, para ello, el 23 de octubre de 1890 sancionó la Ley 23.

Doctor Carlos Holguín M.

Esto explica la diligencia y el cuidado para la creación de la Policía. Se consideró para ese entonces viable contratar con un país en donde existieran los conocimientos y la experiencia al respecto.  Se necesitaba de los servicios de un experto que la organizara y la estructurara. Se acudió a la Policía de Francia y ese país no vaciló en enviar a una persona idónea para enfrentar el reto. 

Fue Juan María Marcelino Gilibert, comisario de primera clase, quien llegó para organizar el Cuerpo de Policía en Bogotá, y en muy corto tiempo, menos de un mes, justamente el 5 de noviembre de 1891, cuando se expidió el Decreto1000 por medio del cual se funda y organiza el Cuerpo de Policía.


Señor Juan María Marcelino Gilibert
Fundador  y  organizador de la Policía Nacional 

Fue tanta la influencia de la Policía, tan valorada y bien organizada, que comienza a sentirse en todo el país su necesidad. No se limita solo a la capital, sino que inicia la prestación de importantes servicios en los departamentos; lo anterior me hace presumir que en el Hotel “Universo” donde funcionó para ese momento la dirección de la Policía liderada por Gilibert, debió adecuarse allí un lugar destinado para la instrucción policial, donde se inició la formación de los primeros guardianes del orden para que aprendieran no solo a usar el uniforme sino también a ejecutar los procedimientos elementales de la función policial.

El nombramiento de Comisario Juan María Marcelino Gilibert como director de la Policía, permitió que éste redactara el primer Reglamento General del Cuerpo de Policía, que fue aprobado por el Ministerio de Gobierno y dictado el 12 de diciembre de 1892, en él se establecía como objetivo especial de la Institución, conservar la tranquilidad pública y, en consecuencia, proteger a las personas y las propiedades, hacer efectivos los derechos  y garantías que la Constitución y las leyes reconocen, propender por el cumplimiento de la leyes del país y de las órdenes de las autoridades constituidas, prevenir los delitos, faltas y contravenciones, perseguir y aprender a los delincuentes.

Contenía además, normas de comportamiento policial, disciplinario, social, ético y familiar, prohibía aceptar remuneraciones de particulares, charlas en las calles con “mujeres públicas”, que distraían el alma del hombre honrado; prohibía silbar, fumar y cantar en horas de trabajo; no podía el personal ni sus esposas, tener establecimientos como cafés, tabernas o lugares deshonestos. Los policías deberían ser siempre benévolos, enérgicos y corteses para con el público, débiles nunca; procurarían adoptar primero el medio de la persuasión y no la represión; evitar prometer a los sindicados indulgencia alguna que no estuvieren en capacidad de conceder: abstenerse de todo hecho agresivo, de toda palabra grosera e injuria para la ciudadanía y para con los individuos detenidos.

Este reglamento trasluce una mística tendiente a prestar un servicio eficaz, a crear una imagen positiva de la Institución y a solidificar la moralidad de sus hombres.

Hotel "Universo"

Tales principios, enunciados por el Maestro Gilibert, son el marco de nuestra noble Institución. Este hombre supo, desde sus comienzos, sembrar los cimientos del buen proceder en la instrucción impartida directamente por él en el aula del Hotel “Universo” al personal que ingresaba al cuerpo policial.


Se cuenta que era tanto el celo que Gilibert ponía en su tarea y tanta su preocupación por que la Institución policial marchara con corrección y ritmo, que en algunas ocasiones visitaba los cuarteles vistiendo prendas de agentes y se mezclaba entre ellos, sin ser advertidos, para controlar la manera como superiores y subalternos cumplían con sus deberes, teniendo que salir en algunos momentos de las filas, notablemente alterado, para llamar la atención de unos y otros por las deficiencias que observaba.

Comentaba la prensa de ese momento, que Marcelino Gilibert prácticamente vivía en su despacho, que jamás asistía a espectáculos recreativos y que a cualquier hora del día o de la noche visitaba las comisarías de los barrios para observar cómo se cumplía el reglamento y sus órdenes del día.

De su severidad da cuenta la destitución de los agentes, que dieron declaraciones a la prensa, antes que sus superiores, por afirmar haber visto un fantasma en calles citadinas, procurando intranquilidad y zozobra entre la ciudadanía, afectando el bienestar y sosiego.

El comisario francés representaba una institución técnica, venida de un país que tras un proceso de tremendas rectificaciones había llegado a concluir que la Policía debía ser un organismo de orden civil y completamente independiente de tutelas por parte de otros entes del estado; una vez aceptó este punto, Gilibert, pudo hablar de una institución técnica y especializada, es decir de una verdadera profesión.

Más adelante a raíz de la inquietud por definir la preparación de los agentes, Gilibert expresó, en informe presentado al Ministro de Gobierno, la necesidad de establecer los ascensos del personal según los resultados de un examen que evaluara los méritos, conocimientos y conducta.

Cabe resaltar que el reglamento dictado por Marcelino Gilibert, duro vigente hasta el año de 1912 cuando fue modificado por el entonces, y nunca bien ponderado Gabriel González López.


Doctor Gabriel González

Hasta 1912, los movimientos de quienes integran la Policía se orientan hacia la organización de los efectivos humanos y la obtención de elementos materiales que coadyuvan con la faena de restructuración. 

El factor de preparación del componente humano, es decir la capacitación intelectual, física y jurídica, no se tiene, no puede tenerse en cuenta y es preciso relegarla casi, podría decirse, que a un forzoso olvido en favor de la reintegración numérica y material.

Más cuando la vida nacional ha normalizado sus cauces y la Policía ha logrado recobrar su carácter  de institución vigorizada por nuevos deseos de prestar a la Patria y a la sociedad los servicios que ésta le exige, renace la conciencia de la calificación: impera la necesidad de dar calidades a los hombres y por ende al conjunto, y es entonces cuando el factor antes desatendido de la formación pasa a ocupar lugares de preeminencia en los planes de los altos jefes: dotar a cada individuo de un acopio de conocimientos y ejercitarlo físicamente en un tren disciplinario para recibir mayor rendimiento en su ejercicio.

Así, entonces, el año 1912 marca el comienzo de la ejecución de los planes educativos del hombre-policía.

Este año se señala, como el primer peldaño que serviría a la Policía Nacional de Colombia para elevarse hasta donde ha llegado hoy, esto es, a un plano se superioridad en el cual el oficial es un hombre de genuina carrera policial.

1912-PRIMEROS AÑOS HACIA LA CREACIÓN DE UNA ESCUELA DE POLICÍA

El 10 de junio de 1912, el periódico capitalino “El Nuevo Tiempo” publicaba un artículo “Suelto” sobre la labor adelantada por el doctor Gabriel González, director de la Policía Nacional en aquella época. En tal escrito se refería el cronista a la creación de una Escuela de Policía que vendría a satisfacer la imperiosa necesidad que, desde que se organizó el Cuerpo de Policía en 1891 por Juan María Marcelino Gilibert, era palpable, pues hasta los 20 años después de fundada aún no se había establecido un instituto dedicado a la capacitación del personal.

Esta deficiencia tenía como única causa la escasez misma de personal, puesto que, si los miembros de la Policía ingresaban a cursar estudios de adaptación policial, como de adelantos de la misma, la ciudad habría quedado en gran parte sin vigilancia. De todas maneras, los organizadores veían claramente la necesidad de centralizar la institución policial en forma metódica.

El citado periódico comentaba, acerca de la fundación de esta primera escuela de policía, que:

Según nos dice el doctor Gabriel González, director del cuerpo, irán los agentes a su mando, el tiempo suficiente para instruirse en la materia de su destino. La instrucción y preparación será hecha por personas versadas en ese ramo, y no permanecerán en la escuela por más de tres meses a lo sumo. Para no descuidar el servicio urbano, se formarán grupos de 50 hombres, hasta que luego de año y medio haya evolucionado en cuanto a cantidad el personal del Cuerpo.

Una vez instalada la escuela para agentes, se establecerá un departamento especial para instruir los oficiales de las distintas divisiones. Es de esperarse, pues, que al fin se forme en Colombia carrera e instrucción policial”.  

El objetivo de Gabriel González, se logra con la expedición del Decreto 32, firmado por el presidente de la República, doctor Carlos Eugenio Restrepo, mediante el cual se organiza por primera vez la “Escuela de Preparación para Agentes de la Policía Nacional”, con el propósito de garantizar que a través de la educación y la Instrucción de sus hombres, existiera un buen desempeño de las funciones asignadas a la Institución.

Primera escuela de Preparación para Agentes-1912

En su artículo 1º dicho decreto señalaba que la misión de la Escuela era inculcar a los agentes las aptitudes y competencias necesarias para el correcto ejercicio de su cargo y que, a tal efecto, se seleccionarán del servicio de vigilancia de Bogotá cincuenta (50) agentes de los recientemente incorporados para que recibieran durante dos (2) meses instrucción militar, física, reglamentaria, civil, religiosa y moral.

Un instructor militar de la Policía Nacional tenía a cargo el desarrollo de los contenidos; la instrucción física consistía en ejercicios de gimnasia, pugilato, lucha y carrera; la instrucción reglamentaria, a cargo del Comisario Civil del Cuerpo, comprendía la enseñanza del Reglamento General de la Policía y el estudio de las disposiciones y acuerdos municipales sobre salubridad e higiene, mendicidad, expendios de carnes, tráfico de vehículos y espectáculos públicos, de la disposiciones del Código de Policía y las Ordenanzas, y de la reglamentación de las oficinas de permanencia y de la Investigación Criminal.

Ejercicios de Gimnasia


Esta enseñanza se complementaba con prácticas dirigidas al conocimiento de la comunidad bogotana, es decir, acerca del comportamiento de empleados públicos, gremio de abogados, médicos, comerciantes, sacerdotes, dentistas y veterinarios, entre los más sobresalientes, así como el conocimiento de los itinerarios y estaciones de ferrocarriles, tranvías, automóviles, coches, precios de pasajes, entrada y salida de los correos y, en general, toda aquella información que al público  le interesaba conocer y sobre la cual podía consultar al agente de Policía. 

La instrucción civil se agrupaba en tres ramas: cívica, que se ocupaba de nociones generales de derecho público y ciudadanía; civil elemental, de donde se enseñaba escritura, lectura, aritmética, geografía, ortografía e historia patria; y urbanidad, que se ocupaba de áreas como presentación personal, porte, cultura, propiedad en el lenguaje y buenas maneras. Una vez concluido el curso, los agentes ingresaban a la División de Vigilancia y se seleccionaban cincuenta (50) para proseguir la preparación personal. La instrucción estuvo a cargo de personas versadas y su duración máxima fue de tres (3) meses, a fin de no descuidar el servicio.

Con este primer curso se dio origen a la Escuela de Policía, que vendría a dar respuesta a una necesidad identificada desde la fundación del Cuerpo 20 años atrás.

Seguidamente, en 1913, él artículo 6º del Decreto 225 dispuso que los comisarios jefes debían coordinar la asistencia puntual a clases de inglés de los agentes de sus respectivas divisiones; para ello debían impedir que fueran retirados de la clase sin justa y legítima causa, evitar que fueran nombrados para comisiones y turnos del servicio que coincidieran con la hora señalada para la lección. Una vez instalada la Escuela para agentes, la institución se propuso establecer un departamento especial para instruir a los oficiales de distintas divisiones.

El 29 de marzo de ese mismo año, mediante Decreto 701, se reorganizó la “Escuela de Preparación para Agentes de la Policía Nacional”, y se estipuló que todo ciudadano que ingresara como agente a la Institución debería firmar un enganche por tres (3) años y realizar un curso reglamentario antes de pasar a las Divisiones de Vigilancia de la capital. Los agentes que aprobaban el curso eran promovidos a las Divisiones, los que reprobaban eran dados de baja y pagaban una multa de dos (2) pesos mensuales por el tiempo que faltaba para cumplir el enganche.

Más adelante, a través de la Orden del Día del 28 de febrero de 1920, se fijaron los trámites para el enganche de agentes, entre ellos la obligación del aspirante de presentar un memorial en papel sellado, firmado y con sus nombres y apellidos, dirigido al director de la Escuela y acompañado por recomendaciones de personas honorables acerca de su conducta y antecedentes.

Con tal documento el Inspector General de la Policía abría el expediente respectivo, en tanto que el archivero debía revisar los antecedentes y verificar si el candidato había pertenecido alguna vez al Cuerpo Policial, los motivos de su retiro y los castigos recibidos. Si no existía antecedente, la sección tercera de policía judicial iniciaba los índices y la toma de filiación, que luego se enviaba al médico del Cuerpo para que se practicara un examen escrupuloso y entregar el certificado al instructor civil. Este último sometía al solicitante a un examen sobre lectura, escritura y las tres primeras reglas aritméticas. Así se originó el proceso de selección de personal interesado en ingresar a la Policía Nacional.

En 1924 el periodo lectivo se amplió a cinco (5) meses, bajo consideración de que se requería más intensidad académica para garantizar una instrucción apreciable y consistente.


1914- CREACIÓN DE UNA ESCUELA DE DETECTIVES

Consideraba el doctor Gabriel González que más que la formación del personal de vigilancia, era necesaria la capacitación de un buen Cuerpo de Policía Secreta. Dada las características de la época, gestionó ante los poderes centrales del Gobierno la expedición de un decreto creador de la escuela de detectives, que se constituía en la primera que se establecía en Colombia.

El Decreto fue el 311 de fecha 13 de marzo de 1914, firmado por el presidente Carlos Eugenio Restrepo y su ministro de gobierno, Clodomiro Ramírez, al cual le siguió el decreto orgánico 102 del 3 de abril del mismo año, que organizó y reglamentó la Escuela.


Presidente Carlos Eugenio Restrepo

Las autoridades locales y nacionales estuvieron de acuerdo con el Director de la Policía en cuanto a su preocupación por el fenómeno de la cultura y el adelanto policial del personal de la Institución. Como se recordará fue el doctor González quien, en marzo de 1912, fundó la “Revista de la Policía Nacional”, precisamente con el objeto, de obtener una divulgación cultural y mantener una instrucción entre los miembros del cuerpo a su cargo.

Decreto creación de la Revista de la Policía Nacional

El sentido del Decreto 311 y del orgánico 102 del 3 de abril de 1914, se complementan maravillosamente, porque establecen inicialmente las bases de una auténtica organización, en cuanto a la tecnificación de la Policía colombiana. En seis capítulos concienzudamente estudiados, el Decreto 102 expone la naturaleza de la Escuela de Detectives, su organización sus fines y disposiciones generales. Para que se aprecie el alcance modernista de los lineamientos de tal escuela, transcribo los siguientes artículos:


“Artículo 1º. Integrarían la Escuela un director profesor, cuatro profesores y quince agentes alumnos, todos ellos de libre nombramiento y remoción por parte del director general. Las materias se agrupaban en cuatro módulos:
  • Criminología: derecho penal sustantivo y procesal, antropología criminal, psicología y derecho policial.
  • Identificación Criminal: fisonomía y fotografía, antropometría, dactiloscopia y grafología.
  • Ciencias Naturales: nociones generales de anatomía, fisiología, física, química y botánica.
  • Materias Complementarias: medicina legal y toxicología y criptografía.
Los alumnos que aprobaban los exámenes finales recibían un certificado suscrito por el director de la escuela y adquirían el derecho a ocupar los puestos de agentes de primera clase de la Oficina de Investigación Criminal, a medida que se presentaban las vacantes.

Artículo 3º. Este establecimiento tiene por misión especial la de procurar el adelanto científico en los sistemas de policía, alejando, en lo posible, de esta institución la manera empírica de proceder y atendiendo así a la necesidad, creciente cada día, de prevenir, evitar y reprimir con mejor éxito, la criminalidad de Colombia.”

La dirección de la escuela creada en virtud del decreto aludido estuvo a cargo del señor Eduardo D. Toro Pereira, funcionario experto en materia de investigación y en todo lo relacionado con sistemas de seguridad.

EL PENSUM

Comprendía materias tan importantes como Ciencias Naturales (profesor el doctor Eduardo González Camargo), Criminología (profesor doctor Gabriel González), Medicina Legal (doctor Gabriel Camargo), Francés (señor Rubén de J. Quevedo), Grafología (José Vicente Gamboa), Taquigrafía (Víctor M. Quijano) Topografía y Dibujo (doctor Rosas) y Fotografía (señor Darío Vargas).



El reglamento de la Escuela de Detectives fue expedido en junio de 1914, por su director Eduardo D. Toro Pereira, experto en ciencias policiales e investigación, y constaba de seis capítulos que compendiaban la naturaleza de la escuela, su organización, fines y disposiciones generales. 


Conforme al reglamento, la misión de la Escuela era promover el avance científico en los sistemas de Policía, superando en lo posible la manera empírica de proceder y respondiendo de ese modo a la necesidad de prevenir y reprimir con éxito la criminalidad en Colombia.

Los alumnos que tomaban el curso portaban una placa metálica de identificación, que los acreditaban como agentes de Policía Nacional, en la que constaba el número que les correspondía en la Institución. Debían llevarla en un lugar oculto del vestido y sólo hacer uso de ella cuando una situación los obligara a identificarse.
Características de la Placa de identificación
para detectives

El Artículo 8º del reglamento precisaba que la carrera de detective constituía una profesión y que, por lo tanto, podía obtenerse un título o diploma para ejercerla.

1916- MISIÓN ESPAÑOLA

Por Decreto 1143 del 3 de julio de 1916, el gobierno nacional por encargo del señor ministro de Colombia en España, en ese entonces el doctor Guillermo Camacho Carrizosa, contrató en la capital española a dos prestigiosos oficiales pertenecientes a la “Guardia Civil Española” que fueron el Comandante José Agudo Pintado y el Capitán José Osuna y Pineda.

Oficiales de la "Guardia Civil Española"

Los mencionados oficiales se dieron a la tarea de organizar nuevos métodos de investigación, cuyo objeto era el de formar hábiles detectives bajo nuevos sistemas de la dactiloscopia. Sus cátedras llegaron a implantar el método mono-dactilar creado por Federico Oloriz Aguilera, en armonía con sistemas de Bartillón.

Doctor Federico Oloriz Aguillera

El comandante José Agudo Pintado regresó a su país el 1 de noviembre de 1917 por motivos de salud. El capitán José Osuna, quien reemplazó con éxito la ausencia de su compatriota, cumplió una encomiable labor en los aspectos de dactiloscopia, así como también en organización de las guardias civiles de Cundinamarca, Boyacá y Tolima, obra que realizó hasta el 30 de junio de 1920, fecha cuando regresó a España en cumplimiento del contrato, que ya le había sido prorrogado.

La Escuela de Detectives se clausuró al cabo de cuatro años a falta de recursos económicos, lo cual afectó las labores encomiables de la época.

1919- PRIMERA LEY SOBRE CREACIÓN DE UNA ESCUELA DE POLICÍA

Por iniciativa propia, el doctor Marco Fidel Suárez, presentó a consideración del congreso un proyecto de ley sobre la creación de una escuela de policía, iniciativa que obtuvo su aprobación convirtiéndose en la Ley 14 expedida con fecha 8 de septiembre de 1919.


Presidente Marco Fidel Suárez

En su exposición de motivos ante el congreso, el presidente Suárez señaló la necesidad de crear un centro de preparación policial permanente en el cual los jefes, oficiales, agentes y demás funcionarios lograran una instrucción general adecuada que redundara en el progreso y el desarrollo de la institución. 

Dispuso así mismo la citada ley, una autorización para contratar instructores extranjeros con la finalidad de renovar los métodos de vigilancia y disciplina policial, por lo que se destinaba para ello la suma de $800.000.oo.


Ley 14 de 1919

Fue así como, el 23 de noviembre de 1920 llegó al país una misión francesa integrada por los señores instructores Albert Bringe y Georges Drouot, contratados por el gobierno central y cumplirían entre otras, la función de renovar métodos de vigilancia y disciplina en igual forma cómo funcionaban los sistemas de la policía francesa.

Esta misión presentó magníficos proyectos sobre detectivismo y extranjería, pero por razones de orden fiscal no fue posible su realización y se dio término a las actividades de estos técnicos franceses.

En desarrollo de dicha ley se promulgó el Decreto 14 de 1919, mediante el cual se creó en la capital de la República una escuela de Policía con el objeto de educar y formar a los jefes, oficiales, agentes y otros funcionarios de este ramo del servicio público. 

La nueva entidad reunía la Escuela de Preparación para Agentes y la Escuela de Detectives, fundadas en el gobierno de Carlos Eugenio Restrepo. A partir de esta fusión se determinó que se dictaran en el mismo instituto cursos que abarcaban todos los grados del escalafón policial, así mismo, se señaló la necesidad de exigir una buena preparación literaria, científica, militar y jurídica, además de la educación de los principios constitucionales, puesto que se sabía por experiencia que para lograr la formación profesional policial debía incluirse capacitación teórica y práctica.

La Escuela de Policía, especificaba el decreto, se destinaría exclusivamente al objeto indicado y, por consiguiente, no prepararía personas de otras profesiones. Debía concentrarse en la educación literaria, científica, militar y jurídica propia del ramo de la Policía. También se autorizaba a la institución a contratar en naciones europeas o norteamericanas hasta tres instructores especiales para la Escuela y a enviar al exterior hasta tres funcionarios con miras a perfeccionar su educación.

1924- NUEVO ENSAYO PARA EL FUNCIONAMIENTO DE UNA ESCUELA DE INVESTIGACIÓN

El Decreto 544 del 3 de abril de 1924, crea y organiza el funcionamiento de la denominada “Escuela de Investigación Criminal” a la cual concurrieron empleados del ramo de la policía investigativa, pero cuya permanencia fue efímera al ser suprimida un año después.

1927-SE INSISTE EN LA CREACIÓN DE UN CENTRO EDUCATIVO POLICIAL PERMANENTE

Durante el gobierno del doctor Miguel Abadía Méndez, es nombrado para ocupar la dirección de la Policía el destacado jurista Manuel Vicente Jiménez, quien se interesa enormemente por la instrucción de investigación centralizada en una nueva escuela de Policía, objetivo que se logró mediante la expedición del Decreto 163 de fecha 23 de junio de 1927.



Estudiados los antecedentes de las fallas sucedidas en las anteriores escuelas de policía, el doctor Manuel Vicente Jiménez concretó la nueva organización para este centro policial, así:

a.   Sección de vigilancia,
b.   Sección de detectivismo,
c.    Sección de policía de investigación, y
d.   Sección de aprendizaje técnico y aspectos legales.

Cada una, con el pensum, el personal docente y las asignaciones correspondientes.

La Sección de Vigilancia, estaba dirigida a los agentes de Policía de vigilancia y contemplaba las siguientes asignaturas: lectura y escritura, castellano y ortografía, aritmética, instrucción cívica, nomenclatura de la ciudad y directorio, Policía teoría y práctica y milicia y cultura física.

En la Sección de Detectivismo, dirigida al cuerpo de detectives, se dictaban cursos sobre elementos derecho criminal y de Policía, nociones de antropología y psicología criminal, identificación científica e investigación criminal.

La Sección de Investigación dirigida a los jueces de Policía, impartía enseñanza superior en investigación e instrucción criminal, derecho penal y de policía, y procedimientos y pruebas de los juicios.

En la Sección de Aprendizaje Técnico los funcionarios de la División de Servicios Especiales estudiaban elemento de física, química, electricidad, vapor e hidráulica y mecánica.

Para operacionalizar este nuevo modelo de formación, el gobierno contrató los servicios del profesor Argentino Enrique Medina Artola a quien se debe la implantación en Colombia del sistema de identificación dactiloscópica, desarrollado por su compatriota, el profesor Juan Vucetich, factor que indujo la apertura de la Oficina Nacional de Identificación como entidad anexa a la Escuela.

Doctor Enrique Medina Artola sentado al centro con lentes

El Decreto 163 estipulaba, además, que durante los últimos tres (3) meses del año se adiestraría al personal de la última sección en ejercicios prácticos en empresas oficiales y particulares, y que los profesores de las distintas secciones debían enseñar leyendo en voz alta las materias para las que hubieran sido nombrados.

Una vez sentadas unas sólidas bases para la reorganización de la Oficina de Identificación, como resultado de la continuidad docente de la escuela de policía, el señor Medina Artola regresó a su país hacia 1929, época en que se volvieron a interrumpir, inexplicablemente, las labores de esta unidad docente.
Fotografía del Doctor Enrique Medina Artola

Son demostraciones claras de las grandes dificultades que se afrontaba en la formación del hombre policía; sin embargo, las personas que habían recibido en estos dos años la instrucción impartida se convirtieron en profesores de las diferentes unidades, en una labor de enseñanza esporádica, hasta el año de 1930, cuando se concretó la idea de crear otra vez, una escuela de policía con carácter nacional que se denominaría “Escuela de Policía Nacional”.

1930- CREACIÓN DE LA “ESCUELA DE POLICÍA NACIONAL”

El Gobierno Nacional expidió el Decreto 1872 de 1930, con el cual se puso en marcha la organización de la Escuela de Policía Nacional. Se plantearon cursos de cuatro (4) meses en las secciones de detectivismo, vigilancia, preparatoria o de aspirantes, bajo la dirección general de expertos seleccionados por la dirección general y de acuerdo con el pensum y una organización trazados por la dirección de la Escuela.

Al curso de vigilancia ingresaron 18 comisarios y 47 aspirantes, los cuales el 16 de marzo de 1931 concluyeron su curso en un brillante acto de clausura que fue presidido por el ministro de gobierno, doctor Carlos Eugenio Restrepo y por el director de la Institución doctor Alfonso Araujo.



Parece ser que la Escuela Nacional de Policía sufrió, por desgracia, la misma suerte que las anteriores. Se desintegró como centro docente por motivos presupuestales. Pero al igual que las pasadas épocas, las divisiones continuaron preparando al personal en Vigilancia y Detectivismo, de acuerdo con las actividades locales, sin que aún se llegara a plasmar la idea de un instituto exclusivo para la formación de los oficiales de la policía.

Entre otras razones porque cada policía departamental o municipal los escogía a su gusto y sin requisito los Gobernadores y Alcaldes sin tener en cuenta requisitos de formación profesional.

CÓMO NACE ESCUELA DE POLICÍA “GENERAL SANTANDER”

Fue el Doctor Alejandro Bernate, quien había sido nombrado Director de la Policía Nacional mediante el Decreto 1503 de 1935, en el gobierno del doctor Alfonso López, quien en realidad dio el paso para la creación de una definitiva escuela de policía, con carácter nacional, como centro docente con todas las características de orientación y preparación para lo que debería ser un semillero de los futuros miembros de la Policía, como Colombia lo esperaba. 



En efecto, Alejandro Bernate, por intermedio de la Caja de Auxilios de la Policía Nacional, adquirió un lote de 14.719 metros cuadrados en el sitio denominado “Muzú”, perteneciente a la Hacienda “La Laguna” ubicada al sur de la ciudad de Bogotá, destinándolo a la construcción de la sede permanente que hoy posee la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, concretando así su sueño de dotar a la Institución de instalaciones propias destinadas a la formación integral posibilitando, desde aquel entonces, el inicio de una genuina carrera profesional del funcionario de policía, cuya carencia se había convertido, hasta ese momento, en argumento y causa de la extinción de los numerosos intentos y esfuerzos que le antecedieron.


Foto aérea de la Hacienda la Laguna-año 1935


1936- CON LOS DECRETOS 1715 Y 1277 NACE LA ESCUELA DE POLICÍA “GENERAL SANTANDER"

Dentro del proceso de modernización del Estado, iniciado por el doctor Alfonso López Pumarejo bajo el lema “La Revolución en Marcha” y por iniciativa presidencial, el Congreso de la República expidió el Acto Legislativo 15 de septiembre 9 de 1935, mediante el cual otorgó facultades al ejecutivo para reorganizar la institución policial, aumentar su personal, darle reglamentos y dotarla de lo indispensable para garantizar el servicio eficaz.

El 18 de junio de 1936, en cumplimiento de lo dispuesto por el legislativo, el presidente de Colombia, Alfonso López Pumarejo expidió el Decreto 1715, que autorizó al gobierno para establecer “la escuela o escuelas de la Policía Nacional, necesarias para atender la formación de los oficiales, suboficiales y agentes, como también para atender el perfeccionamiento del personal en servicio de la institución”.

Pero es en el año siguiente, con el Decreto 1277 del 7 de julio, cuando se sientan las bases legales para la iniciación de la escuela “General Santander”, destinada a la formación y perfeccionamiento del personal de oficiales, suboficiales, detectives y agentes de la policía colombiana.

El instituto funcionaría, como escuela de iniciación para la preparación técnica del nuevo personal de la Policía en la rama de servicio rural, urbano, aduanas, fronteras terrestres y marítimas, ferrocarriles y sanidad, y como escuela de aplicación para el perfeccionamiento del personal en servicio.

El citado decreto, sin considerandos, contenía 13 artículos de los cuales uno, el número 11, se refería a la creación de escuelas de policía. El texto decía: “El gobierno establecerá la escuela o escuelas de la policía necesarias para atender a la formación de los oficiales, suboficiales, y agentes, como también para el perfeccionamiento del personal en servicio. En consecuencia, dictará reglamentos que fueren necesarios”.

1936- LLEGADA DE LA PRIMERA MISIÓN CHILENA

Con fundamento a lo preceptuado en el Artículo 3º del Decreto 1277 de 1937, donde se establecía “Con el fin de preparar los Oficiales y Suboficiales que han de formar la planta directiva y de instrucción de la escuela de Policía, autorizase al director general de la Policía para enviar al extranjero, por el término de 18 meses, una comisión de oficiales y suboficiales que en misión de estudios practique en servicio de policía y haga cursos de perfeccionamiento en una escuela especializada en la materia.

Esta comisión podrá ser integrada hasta por un mayor, uno o dos capitanes, dos subtenientes y cinco suboficiales”. 

La disposición del artículo 3º antes citado, que autorizaba una comisión de funcionarios al exterior, tuvo inconvenientes que hicieron naufragar su cumplimiento. Pero en compensación se optó por traer al país una misión de Policía, que no solo enseñara las técnicas del servicio, sino impusiera una disciplina garante de la correcta prestación de los deberes y de la conducta ejemplar por parte de todos los miembros de la Institución.

Así llegó al país la primera Misión Chilena integrada por tres (3) funcionarios de la más grata recordación, pertenecientes al ya famoso Cuerpo de Carabineros de Chile y que fueron:  Armando Romo Boza, Belarmino Torres Vergara y Emilio Oelckers Hollstein.



Integrantes de la Misión Chilena


Se probaba así la decisión del gobierno de cambiar estilo, haciendo lo que se decía, sobre todo en este campo donde la sociedad reclamaba protección y seguridad. La Misión Chilena fue sin lugar a dudas de vital importancia para alcanzar este propósito.

La intervención científica de los oficiales chilenos constituye uno de los episodios más importantes de nuestra historia policial, los cursos dictados por la Misión Chilena crearon dentro de nuestra policía un ambiente de estudio que naturalmente despejó muchos temas de interés institucional y conectó a los alumnos con centros de interés ignorados o incompletamente tratados por ellos hasta entonces. 

Se les destacaron los del Derecho, que más interesan a la Policía, se les hizo abrir los códigos, se les recordaron o enseñaron los elementos de nuestra Constitución, relacionado con ellos el procedimiento policial en fin, se impuso un ambiente cultural, variado y revelador, que enriqueció varios aspectos básicos de la formación policial.

Venidos los chilenos de una organización más técnica y mejor dotada que la nuestra, propusieron reformas fundamentales o establecieron servicios que prácticamente no existían entre nosotros, como ocurrió con el de Administración y Documentación que fue sistematizado por una directiva científica.

La Misión Chilena dejó sus enseñanzas, huellas profundas en oficiales, suboficiales y agentes que asistieron a cursos intensivos, conferencias e instrucción personal. Se dictaron clases en todos los cuarteles y se infundió en el personal la necesidad de superarse en el cumplimiento de sus deberes, el ejercicio de la disciplina y el sentido de la responsabilidad.

Es indiscutible que la Policía se encaminaba definitivamente por rutas profesionales y de superación en el servicio que venía prestando. Atrás quedaban las incorporaciones desafiantemente políticas, la impreparación y el manejo arbitrario de los policías por parte de políticos y gobernantes locales inescrupulosos, que solo veían en la Policía el instrumento dócil para el feliz éxito de un sectarismo híspido y dañino.

En parte muy importante, se cumple esas disposiciones, como que se llevó a feliz término la construcción de los edificios que deberían ser el asiento definitivo de la Escuela de Policía y se continuó con el empeño de instruir y educar a las nuevas generaciones del cuerpo policial.

1937-INICIAN LOS TRABAJOS DE CONTRUCCIÓN DE LA ESCUELA

En 1937, un año después de la adquisición de los lotes de la Hacienda “La Laguna”, la dirección de la Policía, por encargo de su nuevo director doctor Alfredo Navia Santacruz, se dispuso estudiar y corregir los planos elaborados por el arquitecto Carlos Martínez Jiménez y su construcción a la firma constructora de los hermanos Martínez Cárdenas y Santiago Trujillo Gómez. 

Las obras comenzaron el 28 de diciembre de ese año, y para la ejecución fue contratada la firma alemana Coleman & Cía.



El proceso de construcción de la escuela fue un suceso nacional, así lo muestran los relatos periodísticos de la época, en los que puede leerse sobre la presencia del Presidente de la República cada tarde en la obra y los detallados informes sobre los avances que figuraron en los periódicos. 


Plano de la Construcción Escuela de Cadetes de Policía "General Santander"
fotografía de iniciación de obras






La culminación de la construcción de la Escuela y su inauguración se había previsto inicialmente para el 24 de julio de 1938 fecha en la cual se celebraba el cuarto centenario de la ciudad de Bogotá, sin embargo, los retrasos en el desembolso de dineros para culminar la construcción dilataron las obras, y aunque los constructores trabajaron rápidamente, se prolongaron hasta febrero de 1939.

Como las obras no alcanzaron a estar totalmente terminadas para el cuarto centenario, se eligió una nueva fecha para su inauguración, coincidente con el aniversario de la muerte del prócer Francisco de Paula Santander, el cual se celebró el 6 de mayo de 1940.

El Decreto 343 de 21 de febrero de 1940 nombró como primer director de la escuela al doctor Luis Andrés Gómez.


Doctor Luis Andrés Gómez

El 14 de abril de 1940, el Decreto 776 definió la Escuela como una institución de carácter civil con régimen y disciplina militar y además, constituyó el Departamento Docente de la Policía Nacional dependiendo de la Dirección General del Cuerpo, la cual estaría a cargo de un director, de libre nombramiento y remoción del Gobierno, que tenía la responsabilidad de la marcha y finalidad del instituto y gozaba de la autonomía indispensable en la organización, dirección y régimen interno del mismo.

Tras la construcción de las instalaciones de la nueva escuela, el ejecutivo expidió inicialmente el Decreto 945 del 15 de mayo de 1940, que contenía 67 artículos de los cuales 66 señalaban la fecha de iniciación de labores, según su texto esta fecha debería ser la del primero de mayo. Como ocurre muy a menudo, pero la falta de algunos “toques finales” impidieron iniciar clases el día indicado.

Fotografías de las nuevas instalaciones de la Escuela.





Fachada principal


El 16 de mayo tuvo lugar, en horas de la mañana, la tan esperada apertura del instituto policial, con grandes expectativas y con futuro promisorio para la sociedad y los integrantes del cuerpo de la Policía Nacional, evento que fue aprovechado también para  develara el busto del General Francisco de Paula Santander como homenaje al "Hombre de las leyes" al cumplirse el primer centenario de su muerte.









Sin embargo, no había ciertamente hasta entonces una idea clara sobre la organización de las labores docentes y por tal razón, meses más tarde, de derogó el Decreto 945 de 1940 con el Decreto 1158 del 18 de junio del mismo año, dando una nueva estructura al Instituto que se colocó bajo la dirección de un viejo servidor de la Policía, el coronel Pablo Azá Terán, designado mediante Decreto 1216 de 21 de junio de 1940 en el que también se nombró el personal destinado para la escuela (administrativos, directivos, docentes, auxiliares y sanidad).


Coronel Pablo Azá Terán

Hacia el año de 1946, siendo director de la escuela el doctor Roberto Pineda Castillo, expidió la Resolución 38, mediante la cual se instituye oficialmente el día 16 de mayo como fecha para conmemorar el aniversario de la fundación, por ser cuando se iniciaron labores.


Doctor Roberto Pineda Castillo

1940- PRIMER HOMENAJE A LA MEMORIA DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER EN LA ESCUELA QUE LLEVA SU NOMBRE

Para hablar sobre este tema, permítanme retomar las palabras del ilustre historiador Luis Augusto Cuervo, quien afirmaba que “La efigie del hombre de las leyes debería presidir todas las reuniones sociales de la Policía de la nación como el mejor homenaje y más justo reconocimiento gobernante que la organizó y protegió dándole normas de pulcritud administrativas que en el correr de los años se han afianzado en beneficio de la comunidad”

Lo expuesto indica, que la historia reconoce al General Francisco de Paula Santander y Omaña, como uno de los constructores de nuestro Estado de Derecho; inspirada de la tradición civilista que nos enorgullece ante el mundo; defensor inquebrantable del imperio de la ley.

Santander concibió la paz y la concordia como que es el estado del alma para que la paz sea permanente bajo el exclusivo reinado de la ley.  Prefirió la ley a la guerra, pero la dirigió cuando fue necesaria para el bien público. Como líder honró la ley con su incondicional obediencia por la autoridad instituida.

Por ello, el presidente Eduardo Santos acordó dar el nombre de Escuela de Cadetes de la policía General Francisco de Paula Santander como gran defensor de la educación, la ley a través de las constituciones y el orden de nuestra querida patria lema Ley y Orden complementado con el de la Policía Nacional.

LAS NUEVAS PROMOCIONES

Como se dijo anteriormente, la Escuela se da al servicio el 16 de mayo de 1940, al recibir los primeros alumnos que conformaron el curso 01, denominado más tarde “Promoción Simón Bolívar”. (cabe anotar que, en aquel entonces, los cursos que se fueron realizando en el instituto no tuvieron ni denominación, ni nomenclatura)

Fotografías de los integrantes del primer curso-1940.








El señor general Bernardo Camacho Leyva, digno representante de este curso, recordaba en su momento que en un comienzo los directores del Instituto fueron abogados particulares cuidadosamente seleccionados por el gobierno, acompañados por algunos oficiales en servicio activo y otros en retiro del Ejército, lo mismo que por un escogido grupo de mayores y capitanes de las policías departamentales y de la ya existente Policía Nacional, entre los cuales destaca a don Emiliano Camargo Rodríguez y don Guillermo Guzmán Grazt.

En 1940 la escuela graduó sus primeros 54 oficiales, según Resolución 1112 de 22 de noviembre, entre ellos los que más tarde jugaron papel importante en la vida de la Institución, como los coroneles Juan Félix Mosquera, José Ramírez Merchán y Ernesto Polanía Puyo, el mayor Luis Ospina Navia, el Capitán Antonio Arciniegas Castilla y el general Bernardo Camacho Leyva; este último en el grado teniente asumió la defensa de la propia escuela en los días ácigos del 9 de abril, correspondiéndole luego instruir a los militares en el orden docente y administrativo, por haber sido señalados para organizar la Policía Militar como cuerpo de transición que había de llenar el vacío dejado por el licenciamiento de la Policía Nacional.


Listado Subtenientes integrantes
del primer curso

El general Camacho Leyva llegaría más tarde a la Dirección de la Policía Nacional, en momentos institucionales muy difíciles, logrando con maestría, inteligencia y carácter imprimirle rumbo a la Fuerza, sobre una vía que abrió para ésta los caminos del progreso y de la independencia de sus propios destinos.






Aquel puñado de jóvenes oficiales, constituyó el semillero más grande y fecundo de la Institución policial. Los oficiales de la primera promoción empezaron las tareas del servicio con su incorporación a diferentes unidades y con ellos se inició una era de apreciables transformaciones. Por aquel tiempo los agentes llegaban directamente a la unidad de vigilancia, donde se constituía con ellos una Sección que era entrenada en las actividades de policía, antes de destinarlos al servicio.


En esas pequeñas unidades, los nuevos oficiales tuvieron un amplio campo de acción para inculcar a sus hombres lo que habían aprendido en la escuela.

Ciertamente fue una época de mística policial, sin más pasión que el trabajo por el engrandecimiento de la Institución, con el único anhelo de ser guía y la protección de todos los ciudadanos.

Esta tarea no sólo se limitaba a los recién llegados. Ella se extendía con el mismo entusiasmo, en medio de jornadas agotadoras, al personal antiguo, que respondió con el mismo ánimo renovador. Para los oficiales esto significó fatigas sin orillas, pero superándolas, animados por la llamada de la fe, en una institución más vigorosa y promisoria para el bien de Colombia. Fue éste el principio de una etapa decisiva para la Policía Nacional, con profesionalismo que le permitiría años más tarde llegar al manejo de su propia Institución, como así sucedió en el año de 1958.

Desde luego no todo fue color de rosa. En el Decreto del 18 de junio de 1940 se estableció en su artículo 9º: “Después de que termine el primer curso de la escuela, no se podrá nombrar, ni se podrá dar alta en la Policía Nacional, como oficial, agente o detective sino a quienes hubieren hecho y aprobado los cursos correspondientes de preparación, salvo en los casos especiales establecidos en la Ley o en los reglamentos orgánicos de la Policía Nacional”.

La disposición era fundamental, no sólo para estimular a los alumnos en cuanto a que no serían desplazados por arribistas de última hora, sino para sentar las bases firmes de la formación profesional, infortunadamente la disposición dejó un boquete abierto para violarla “legalmente” cuando estableció <Salvo en casos especiales>, lo que sirvió para que fuese manipulada al talante de los propios jefes o de los miembros del gobierno, quienes continuaron incorporando y ascendiendo personal mediante los viejos vicios que se trataba de erradicar.

Los cursos de formación que siguieron, realizados simultáneamente con los de preparación de oficiales en servicio activo, tuvieron muchas resistencias y la Dirección de la Escuela, e inclusive los mismos profesores, se vieron enfrentados a toda clase de dificultades para poderlos sacar adelante.

OTROS EVENTOS IMPORTANTES DE LA ESCUELA

En 1943, se establece en dos (2) años la formación de los oficiales y suboficiales; en un (1) año la de aspirantes a agentes, y en tres (3) meses, la que corresponde a los cursos de perfeccionamiento para ascenso en los diferentes grados.

En 1944, por medio del Decreto 421 de febrero 28, se reorganizó el Departamento Docente de la Policía Nacional y considera a la escuela “General Santander” como la “columna vertebral de la policía del presente y sobre todo de la policía del futuro”, haciéndola responsable de modelar las nuevas mentalidades, para servir al pueblo colombiano como agentes de seguridad del estado, dentro del marco riguroso del derecho.

Para 1946, se exigía el diploma de bachiller como uno de los requisitos para ser teniente segundo y el derrotero organizativo y curricular, siguió respondiendo a una marcada instrucción jurídica, técnica, física y militar (ésta última, como auxiliar de lo específicamente policial).

Otro dato histórico ocurrido en 1946, fue la graduación por primera vez de cuatro (4) oficiales extranjeros (dos venezolanos y dos peruanos) quienes integraron el curso 05, promoción Atanasio Girardot Díaz, graduados como subtenientes mediante Decreto 3577 del 16 de diciembre de dicho año. Esos Oficiales extranjeros fueron:
  1. Subteniente Carpio Palacios Manuel (Ecuador)
  2. Subteniente Yepes Almeida Gilberto (Ecuador)
  3. Subteniente Rincón Luengo José M. (Venezuela)
  4. Subteniente Salas Morales José Américo. (Venezuela)
La siguiente es la Imagen del Mosaico del Curso 05, promoción Atanasio Girardot, donde aparecen las fotografías de los primeros oficiales extranjero resaltados en el circulo rojo los subtenientes  Ecuatorianos y con Amarillo los Venezolanos.




Es importante anotar además que el proceso de convocatoria de estos estudiantes extranjeros se efectúa a través de los agregados de policía en las embajadas con sede en Colombia, ellos establecen contacto con sus respectivas Instituciones policiales y según los candidatos seleccionados se celebra un convenio académico con la Escuela de Cadetes de Policía "General Santander". 

El programa de formación abarca tres (3) años de instrucción teórica y práctica al cabo de los cuales se obtiene el grado de Subteniente, es de anotar, que el oficial extranjero al regresar a su país homologara el citado grado a la denominación jerárquica que en la institución policial se le equipare.

El 9 de abril de 1948 estalla el Bogotazo, que consistió en una serie de eventos vandálicos ocurridos en la ciudad de Bogotá, que fueron consecuencia del asesinato del caudillo liberar Jorge Eliecer Gaitán; ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de la Ciudad Capital, además de los saqueos, se presentaron incendios provocados por los manifestantes: incendiaron tranvías, iglesias, locales comerciales y edificaciones importantes.

Fotografía antigua de la fachada del palacio de la Policía

Así como otros tantos inmuebles públicos, el edificio "Palacio de la Policía" donde funcionaba la Dirección General, fue puesto en la mira de los insurrectos para asaltarlo, incendiarlo y destruirlo, para lograr este cometido un grupo de amotinados se instaló en las afueras del edificio donde regaban gasolina por la acera, empapaban de gasolina las paredes de la fachada con el combustible para prenderle fuego y con hachas y otras herramientas empezaron a derribar las puertas.

Para evitar dichas acciones, a las seis de la tarde de ese 9 de abril, un grupo de treinta (30) Cadetes de la Escuela de Policía “General Francisco de Paula Santander” correspondientes al segundo y último año de estudios para adquirir el grado de subteniente, salieron en un bus a apoyar al personal del “Palacio de la Policía”;  al llegar al lugar los cadetes procedieron a desembarcar del vehículo para entrar al Palacio de la Policía, acción que fue aprovechada por los amotinados para dispararle al grupo de uniformados, donde una bala segó la vida del Cadete Gerardo Enrique Moncayo  Barrera, oriundo de Pasto (Nariño) y  otra causo heridas al Cadete Noel Delgadillo Parra.  


Cadete Gerardo E. Moncayo B.

El presidente de la República doctor Mariano Ospina Pérez, lo ascendió de manera póstuma al grado de Teniente Segundo el 28 de abril de 1948, según Decreto 01514 del 12 de abril del mismo año.  También a través de la Resolución 01186 de mayo 16 de 1958, se instituyó que el Casino de Cadetes de la Escuela “General Francisco de Paula Santander” se denominara “Cadete Gerardo Moncayo”, en memoria de este oficial que ofrendó su vida para mantener el imperio de la Constitución y las leyes.





De igual forma, en su honor el Curso 40 de oficiales de la Escuela de Policía "General Francisco de Paula Santander", egresado el 24 de agosto de 1977, se denominó "Promoción CADETE GERARDO ENRIQUE MONCAYO BARRERA" . 

En el lapso comprendido entre 1948 y 1950, marcó un período de interrupción en las actividades académicas del instituto, el cual correspondió a la crisis que como resultado de los hechos violentos del 9 de abril de 1948, obligó a la reorganización de la Policía Nacional, reorganización que se adelantó gracias a la contratación de una Misión Inglesa, dirigida por Sir Archibald Douglas Gordon, que entre otras realizaciones elaboró un pensum completo para cadetes, oficiales y agentes y definió pautas para su formación, las cuales incluyeron entre muchos aspectos, el fomento de la investigación criminal.


Integrantes de la Misión Inglesa

Con base en tales ejecutorias, el gobierno nacional posibilitó que la Escuela “General Santander” reiniciara sus labores en enero de 1950, encargándole de manera exclusiva, la formación de los oficiales para la Policía Nacional, que se requerían, con más profesionalismo y capacidad de prestar un servicio eficaz.

El 10 de diciembre de 1955, mediante la Resolución 5237, el Ministerio de Educación Nacional le concedió licencia de funcionamiento a la Sección de bachillerato de la Escuela de Policía “General Santander”, plantel que se dedicará a la educación masculina, en la ciudad de Bogotá, para los cursos quinto y sexto.



Resolución 5237 de 1955 



El 6 de noviembre de 1956, mediante la Resolución 3394 del Ministerio de Educación, se dispone la destinación de la Escuela de Policía “General Santander” a la formación exclusiva de oficiales para cuyo efecto los alumnos que a ella ingresaran iniciaban como Cadetes, cursaban el 5 y 6 año de bachillerato, continuaban durante el primer año su formación como oficiales, al término del cual eran distinguidos con el grado jerárquico de Alférez, como una medida para aumentar el personal y formar la vocación desde temprana edad.

En 1957, mediante la Resolución 1805 del 24 de mayo, se reglamentó la denominación y se estableció el orden de las promociones de oficiales que egresaron de la escuela de Policía “General Santander”, donde se da inicio con la promoción 01 “Simón Bolívar”, al curso que terminó el 22 de noviembre de 1940.


Resolución 1805 de  1957

Con motivo de la organización académica de la Escuela de Policía General Santander, en el año de 1957, con el fin de convertir la Escuela en un verdadero centro académico que estuviera a la altura de los planteles docentes del país, el Presidente de la República Teniente General Gustavo Rojas Pinilla expide el Decreto 0873 de fecha 27 de abril de 1957 por medio del cual reglamenta los cursos para el personal de alumnos y establece la distinción de “Alférez” para los cadetes que hubiesen aprobado las dos primeras etapas del curso profesional de formación de oficiales.

Fotografía del Teniente General Gustavo Rojas Pinilla

El Artículo 7 del citado Decreto determinaba: «los alféreces tendrán las atribuciones con mando inherentes a su distinción, en relación con el personal de alumnos de la Escuela de Cadetes de Policía».

El grado de alférez fue conferido por primera vez a 45 cadetes de la Escuela de Policía mediante Decreto 1339 de 1 de julio de 1957, a quienes les fue entregado el sable de alférez, símbolo de autoridad y mando. Alféreces que ostentarían posteriormente el grado de subtenientes según Decreto 1919 del 18 de septiembre de 1957 como integrantes del curso 016, promoción José Custodio García Rovira. 

Fascimil del Diploma otorgado a quien ostentaba el grado de Alférez

Imagen del Mosaico del Curso 016, promoción José Custodio García Rovira, donde aparecen las fotografías de los oficiales que durante su curso en la Escuela de Policía "General Santander" fueron los primeros en ostentar el grado de alférez.




También en 1957, se comenzó un ciclo de aprovechamientos de los terrenos de la Escuela para sembrar cebada y criar animales de corral, la cebada se vendía por cargas a los productores de cerveza locales y los animales mejoraban el contenido proteínico de la dieta de los cadetes.


Instalaciones de la Escuela para 1957

De igual forma, algunos animales procedentes de circos fueron llevados a la Escuela en ausencia de otro lugar para protegerlos. Para ello la infraestructura construida hacia el occidente de la Guardia fue acondicionada como un zoológico para que los vecinos de la Escuela pudiesen conocer sobre la fauna mundial. Allí había un león, llamado Leopoldo, un oso, cóndores, un águila, una pareja de dantos y pavos reales. En 1976, estos animales fueron entregados al INDERENA en correspondencia a la normatividad ambiental colombiana, que comenzó a regular y proteger la fauna y flora mediante acuerdos internacionales.



Fotografía del lugar donde funcionó el Zoológico en la Escuela




La llegada al país en 1958 de la Segunda Misión Chilena, integrada por: el mayor Jorge Aranda Parra como jefe, el capitán Braulio Saavedra Morales y el capitán Arturo Toro Toro, oficiales seleccionados entre los más destacados del cuerpo de carabineros, permitió la preparación de instructores y maestros de equitación, que en ese arte han orientado a las generaciones de oficiales y han tecnificado el servicio de carabineros que se presta actualmente en nuestros pueblos y ciudades.

Fotografía de los integrantes de la Segunda Misión Chilena


El martes 3 de junio de 1958, se da un hecho histórico para este Instituto tras la posesión como director de la Escuela del señor Teniente Coronel José Antonio Ramírez Merchán, al convertirse en el primer egresado de sus propias aulas que asumía este cargo. El Teniente Coronel Ramírez Merchán recibió su grado como subteniente en noviembre de 1940 por lo cual figuraba como miembro fundador.


Fotografía del Teniente Coronel Ramírez Merchán

De la misma manera para ese año, se realizó la inauguración de la Capilla “Cristo Sacerdote” de la Escuela evento que se llevó a cabo el 5 de noviembre, al que asistieron el presidente de la República Alberto Lleras Camargo, le impartió la bendición el excelentísimo señor Obispo auxiliar de Bogotá Monseñor Correa y ofició el señor capellán general, presbítero y coronel del ejército, Pedro Pablo Galindo.



Inauguración de la Capilla “Cristo Sacerdote”


El 14 de julio de 1961 en el campo de paradas de la Escuela de Policía “General Santander”, se llevó a cabo la ceremonia de imposición de insignias al primer General que tuvo la Policía Nacional, que fueron impuestas por el señor presidente de la República Alberto Lleras Camargo al señor Coronel Saulo Gil Ramírez Sendoya.



Brigadier General  Saulo Gil Ramírez Sendoya


1963- NACE EL HIMNO DE LA ESCUELA- El himno de la Escuela de Policía "General Santader" fue escrito por el destacado maestro Pedro Heriberto Moran Viva, con letra de Ernesto Rocamares (Seudónimo), el cual se trata de un canto vigoroso, marcial y juvenil; siendo aprobado mediante Resolución de la Dirección General 03935 del 22 de noviembre de 1963.




CORO
Adalides, Gallardos Marchemos
En la senda que marca el deber;
Nuestra fulgida espada es la ley
Con que patria nos dio Santander (BIS)

Santander, de las leyes el Hombre,
De orden paz y justicia baluarte,
A la escuela lego lustre nombre
Y en su numen y norte radiante.

Alma mater tus hijos te aclaman
Invencibles, unidos y grandes;
Y por cumbres de luz tu bandera
Es cual cóndor audaz de los Andes.

Caballero del orden, yo juro
Democráticamente luchar,
Vigoroso de cuerpo y de mente,
Por mi Dios, por Colombia y mi hogar

El deber y el honor son las normas,
Que en las lides o en paz bonanza
Por los ámbitos patrios pregonas,
¡ Oh bandera de sol y esperanza ¡


En 1964, mediante Decreto 349 de 19 de febrero se creó la “Academia Superior de Policía”, curso que deberían adelantar y aprobar los oficiales en el grado de mayor, de conformidad con el Estatuto de la Carrera de Oficiales de la Policía Nacional, academia a la que se suman desde esa época oficiales de países hermanos como Honduras, Panamá, Venezuela, Costa Rica, Perú, Ecuador y Bolivia y que han contribuido a afianzar el prestigio de la Policía de Colombia en América Latina.


En Consecuencia, mediante Resolución 2175 de mayo de 1964, fueron llamados por primera vez a esta academia los siguientes mayores, sin el plan de estudios, ni los exámenes, ni las exigencias que posteriormente se establecieron, así: LUIS H. VALDERRAMA NÚÑEZ, LUIS EDUARDO HERNÁNDEZ LEÓN, JOSÉ JOAQUÍN CHACÓN HERNÁNDEZ, MARCO VINICIO PRIETO REYES, RENÉ GORDILLO LOPERA, GERARDO ROJAS SERRANO, BERNARDO ECHEVERRI OSSA, FILIPO VILLAREAL REVELO, MARIO ERNESTO ÁVILA MORA, CARLOS JULIO CORTÉZ GRACIA Y FRANCISCO RODRÍGUEZ DELGADO.


Oficiales integrantes del primer curso de Academia Superior de Policía


1965-CREACIÓN MEDALLA “General Santander”La busca de condecoración que premiara a los alumnos más destacados del Alma Mater, finalmente se concreta, mediante Decreto 1161 de mayo 1 de 1965 con la creación de la Medalla “General Santander” como estímulo a los mejores alumnos del plantel en los siguientes casos:

a.  A los estudiantes del curso de academia superior que haya obtenido u obtengan el primer puesto, con un cómputo general de calificación no inferior a nueve (9) sobre diez (10).
b.   A los oficiales de curso de ascenso que obtengan el primer puesto con la misma calificación anterior.
c.    Al alumno de último año de instituto, en el curso de formación de oficiales, que en su promoción al grado de subteniente obtenga el primer puesto con calificación de nueve (9) sobre diez (10).



Medalla "General Santander"


1971-CREACIÓN DISTINTIVO. Siendo director de la escuela en señor Coronel Pablo A. Rosas Guarín, se expidió la Resolución 003 del 12 de mayo de 1971, por la cual se creó el distintivo de la Escuela de Cadetes de Policía “General Santander”, como símbolo de reconocimiento que se otorga a quienes hayan prestado sus servicios como oficiales de planta del instituto.




Distintivo Escuela "General Santander"


ESCUDO DE LA ESCUELA- SIMBOLOGÍA HERÁLDICA. Será acuartelado en cruz y con armas dispuestas en la siguiente forma: en el cuartel superior diestro, sobre el campo de gules, una torre de oro en los cuarteles superior siniestro en inferior diestro, sobre campo de plata, un león rampante de gules, lamparazo de azur y empuñando una espada armada de oro y guarnecida en sable. Sobre el todo, un escusón en sinople que ostenta una estrella de plata con cinco puntas, tendrá bordura de oro láminas de sable colocadas en cruz cuya llama será de gules.
CUARTELES: Significado: El diestro superior, en campo de gules simboliza, fortaleza y victoria. Virtudes sobre las cuales descansa el libro y la pluma que a su vez, representa el labor docente del instituto. Los cuarteles siniestro superior y diestro inferior, simbolizan por la plata del campo, pureza, integridad y firmeza, virtudes sobre las cuales, descansa el león que representa por si mismo vigilancia, autoridad, magnanimidad, bravura y lealtad. La espada significa por si misma justicia, blasonada de oro magnanimidad, luz y sabiduría; La guarnición de sable simboliza prudencia, rigor y honestidad, virtudes que constituyen las bases fundamentales de la justicia. El cuartel siniestro inferior simboliza, por los gules de su campo, fortaleza y victoria, virtudes sobre las cuales descansa la torre, que a su vez significa grandeza y elevación de miras, así también asilo y salvaguardia, cualidades imprescindibles en el cuerpo de policía, el oro de que se está blasonada indica nobleza, magnanimidad, luz, constancia y sabiduría.
Quienes llevan en su escudo de gules sobre el cual descansa el libro y la torre, están obligados a socorrer a los oprimidos injustamente.
Quienes llevan la plata en su escudo (campo del cuartel) están obligados a amparar huérfanos y a defender doncellas.
Quienes llevan en sus escudos el sinople, están obligados a remediar a paisanos y labradores y luchar por la seguridad de la Patria.
El oro reclama el deber de aliviar a los pobres y defender a la Patria hasta morir por ella.
Quienes llevan el sable en sus escudos están en la obligación de auxiliar a los artistas y literatos y amparar a las viudas y desvalidos.
Quienes llevan azur en sus escudos están obligados a asistir prontamente a su rey o señor y socorrer a sus fieles servidores.
ESCUSÓN: Por el campo de sinople, significa remediar, impedir un daño, socorrer una necesidad, evitar un riesgo o peligro, prevenir. La estrella significa, por sí misma, grandeza, luz, verdad, majestad y simboliza la prudencia.
BORDURA: La bordura simboliza la cota de armas del caballero y en este caso, blasonada de oro, indica luz, constancia, sabiduría; las lámparas simbolizan el estudio y blasonadas de sable indican honestidad y obediencia; la llama representa la luz espiritual que debe acompañar al estudiante y blasonada de gules es insignia de fortaleza.
ORNAMENTOS EXTERIORES
TIMBRESerá un yelmo de plata que mirará a la diestra del escudo, con forro de gules y visera de siete barras. Cimera: será de oro y gules con vueltas de sinople y plata. Divisa: la formará una cinta ordeada de plata con la siguiente leyenda en letras de sable: “LA FUERZA AL SERVICIO DEL DERECHO”.

“LA FUERZA AL SERVICIO DEL DERECHO”. Es el lema de la Escuela, no significa nada más que el ejercicio vertical de la autoridad policial, ajeno a los abusos de la fuerza ya que su inspiración solo apunta a consolidar el imperio de los mandatos constitucionales, legales y reglamentarios para el buen vivir.


Escudo 

BANDERA DE LA ESCUELALa bandera de la Escuela tiene 1.35 cms de largo por 1.10 mts de ancho y se divide en dos fajas horizontales iguales; la faja superior de color verde, y la inferior es de color amarillo; en el centro de las dos fajas va el escudo de la Escuela.

La Bandera de la Escuela  se coloca a la izquierda  del pabellón Nacional  en las formaciones de paradas y es llevado por un abanderado y su escolta.

El significado de sus colores es : el verde, esperanza en el porvenir, así como en las altas misiones espirituales y educativas encomendadas a la Escuela. El amarillo, riqueza, pulcritud en la enseñanzas y doctrinas que burila la mentalidad de quienes forma y capacita. Colores que deben ser motivo de culto y veneración por el personal del instituto, porque encarna, para los futuros oficiales, los más altos ideales de honor, ejemplos de patriotismo y lealtad. 

Bandera de la escuela.

Se destaca también para el año de 1971, la graduación mediante Decreto 909 del 25 de mayo, del primer grupo de oficiales conformado por profesionales de carreras universitarias como: abogados, odontólogos, sacerdotes y médicos veterinarios, quienes adelantaron el curso que en ese momento se llamaba “Para oficiales de los servicios” y por esta razón no aparecen con número de curso no bautizados con nombre alguno de promoción. Después de adelantar su curso especial, fueron ascendidos al grado de Teniente.
NACE LA REVISTA DE LA ESCUELA. En 1975, nace la Revista Escuela de Cadetes de Policía “General Santander”, creada mediante la Resolución 01407 del 30 de abril, donde se faculta al director de la escuela para que proceda a su organización y publicación respectiva, según esta resolución la edición sería trimestral.

Revista No 1 Escuela de Cadetes de Policía "General Santader"

PRIMERA UNIVERSIDAD DE POLICÍA DE LAS AMÉRICAS. La Escuela de Cadetes de Policía "General Francisco de Paula Santander" es un centro universitario aprobado mediante Resolución 9345 de 1976, emanada del Ministerio de Educación Nacional cuyo objetivo es el de formar y capacitar integralmente a los oficiales de policía, profesionales necesarios para preservar la Constitución Nacional  y las leyes de la República, salvaguardar las libertades y garantizar los derechos de los ciudadanos.

Reconocimiento que se dio después de diversas y continuase gestiones, iniciadas en el período del Coronel Pablo Rosas Guarín, (1973) y mediante una estrecha relación con la Universidad Javeriana y el ICFES se logra algunos avances en el campo académico: en principio, la aprobación de la Escuela como una entidad universitaria. Mediante el acuerdo 15 de enero de 1976, el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior-ICFES, concede licencia de funcionamiento a los programas de Licenciatura en Estudios Policiales y de Administración Policial a la Escuela de Cadetes de Policía “General Santander”, y mediante Resolución 9354 de octubre 27 de 1976 el Ministerio de Educación aprueba los programas respectivos.

PRIMERAS OFICIALES FEMENINAS DE LOS SERVICIOS. Para 1977, con fecha 15 de abril, se graduaron doce (12) profesionales femeninas que integrarían el primer curso de Tenientes Femeninas de los Servicios.

Las oficiales graduadas fueron:

Nelly Beltrán de Porras, Laura M. Cajiao Porras, Marcela Currea Galvis, María Magdalena Forero Rincón. Gloria Isabel  Lamo Jiménez, Cecilia Navarro Reyes, María Victoria Ordoñez Quintana, Ana Consuelo Rodríguez Álvarez, Martha Wisner de Ramírez, Gladys Castañeda de Beltrán  con el grado de Tenientes, y como Subtenientes Sonia Luz Gil Echeverry y Olga Patricia Hernández Suarez.



Primeras Tenientes Femeninas de los Servicios

LLEGAN LAS DAGAS A LA ESCUELA. En 1981, el día 12 de marzo se llevó a cabo por primera vez en la historia de la Policía Nacional la ceremonia de entrega de dagas a una compañía de Cadetes integrantes de la Compañía Simón Bolívar. Las dagas representan el símbolo de las armas de nuestra República y que en épocas inmemoriales cautivaron a reyes, tronos y dominaciones y siempre fueron portadas por éstos con hidalguía y representaron su autoridad.


Llegada de las Dagas para los Cadetes

PRIMERAS OFICIALES FEMENINAS EN LA ESPECIALIDAD DE VIGILANCIA. Otro hecho trascendental acaecido en esta anualidad, ocurrió el 22 de octubre donde mediante Decreto 2938, se gradúan como primeras oficiales en la especialidad de vigilancia, 7 mujeres provenientes de diferentes departamentos de Colombia, quienes integraron el Curso 049, promoción Teniente Héctor Fernando Tinjacá Rodríguez.    


Primeras Oficiales  femeninas en la especialidad de vigilancia

CREACIÓN DEPARTAMENTO ESTUDIOS CRIMINALÍSTICOS. A través del Decreto 2137 de 1987 se modificó la estructura de la Escuela y se creó el Departamento de Estudios Criminalísticos, el cual, posteriormente, se constituyó en la Facultad de Criminalística. Se ofrecieron los programas de Administración Policial y Criminalística, este último aprobado mediante Resolución 1202 de 4 de marzo de 1988, de la Dirección General de la Policía Nacional.

Posteriormente, por Acuerdo 080 del 7 de julio de 1988 la Junta Directiva del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior-ICFES, aprobó el Programa Universitario de Criminalística, el cual se implementó en la Escuela  a partir del 11 de julio con treinta (30) subtenientes seleccionados ente un centenar de inscritos. 

Primera Promoción de Oficiales Criminalísticos

ESCUELA CAMPEONA DE JUEGOS INTERESCUELAS DE CADETES. En el mes de octubre de 1990, la Escuela de Cadetes de Policía "General Francisco de Paula Santander" resultó campeón de los Xlll Juegos Interescuelas de Cadetes realizados por la Escuela Naval "Almirante Padilla" de la ciudad de Cartagena, evento donde 101 deportistas y futuros oficiales de Policía demostraron no sólo estar preparados para ejercer la labor operativa o administrativa de la Institución, sino que también en las diferentes disciplinas del deporte tales como: Natación, atletismo, pentathlón, esgrima, tiro, tennis, fútboll, baloncesto y voleibol. 





MODIFICACIÓN PLAN DE ESTUDIOS. Mediante Resolución 10488 del 1 de diciembre de 1992 se modificó el plan de estudios del Programa Formación Universitaria en Administración Policial de la Escuela de Cadetes de Policía “General Santander” y se dio a conocer los principios generales del instituto-éticos, jurídicos, pedagógicos y epistemológicos-, así como la finalidad y objetivos del instituto, acerca de los cuales se habían escrito en el año 1975, período en el cual la Escuela se transformaba, de una entidad con carácter de hacienda, en una institución con organización y categoría universitaria. Hechos que marcaron el interesante proceso de desarrollo organizacional y académico que hoy podemos presentar ante la comunidad nacional e internacional.

PRIMER CURSO DE SUBOFICIALES A OFICIALES. Para el mes de enero de 1993 se generó un hecho histórico, el alto mando de la Policía Nacional, dispuso el ingreso de 124 suboficiales a la Escuela de Cadetes de Policía "General Francisco de Paula Santander", quienes en un arduo proceso realizado por la Institución fueron seleccionados para adelantar curso de oficiales por el lapso de un año. 



Este grupo de uniformados integró la compañía JOSÉ ANTONIO GALÁN, quienes para el 13 de junio de ese año ascendieron a Alféreces y por Decreto 13876 del 3 de diciembre de 1993 conformaron el Curso 65 de oficiales, promoción Coronel Alberto Ramírez Gómez, donde el Subteniente Santiago Barón Salazar ocupó el primer puesto de dicha promoción.


Fotografía del Subteniente Santiago Barón Salazar, primer puesto del curso 065.

CREACIÓN DE LA DIRECCIÓN ESCUELA NACIONAL DE POLICÍA. Con el fin de unificar los criterios académicos para la formación policial, mediante el Decreto 1686 de 27 de junio de 1997, se fusionó la Dirección Docente de la Policía Nacional con la Escuela de Cadetes de Policía General Santander. Así se dio origen a la "Dirección Escuela Nacional de Policía General Santander".



La Dirección Escuela Nacional de Policía General Santander contaba en esa oportunidad con un sistema integral conformado por 18 escuelas seccionales y 7 centros de formación, capacitación y especialización policial a lo largo y ancho de la geografía nacional, estructura universitaria que a diferente nivel jerárquico y a escala tenía como objeto promover el desarrollo académico, social e investigativo de la Policía Nacional de Colombia.

CREACIÓN PROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN EN INVESTIGACIÓN CRIMINAL.  Mediante Resolución 056 del 06 de mayo de 1998 el director de la Escuela Nacional de Policía General Santander, crea el programa de especialización en investigación criminal dirigido a miembros de la institución y funcionarios públicos comprometidos en la administración de justicia.

CREACIÓN FACULTAD DE ESTUDIOS TÉCNICOS Y TECNOLÓGICOS. En el año 2000, se modifican los estatutos de carrera del personal uniformado, mediante Decreto 1791, la entrada en vigencia de este decreto trajo consigo nuevas exigencias académicas, relacionadas con la profesionalización del personal, mediante la expedición de títulos de idoneidad profesional. En respuesta a esta necesidad, se creó la Facultad de Estudios Técnicos y Tecnológicos, para desarrollar procesos educativos dirigidos a la formación de los suboficiales e integrantes del Nivel Ejecutivo. En este proceso de profesionalización policial, se exige que todos los aspirantes a ingresar al cuerpo de Policía posean, como mínimo, título de bachiller.

ACREDITACIÓN DE PROGRAMAS. En el año 2000 el Ministerio de Educación Nacional, en reconocimiento a su calidad, acredita los programas de Administración Policial y Criminalística.

En el 2004 se renueva dicho proceso de acreditación por cinco años más. En este mismo año se obtiene el registro calificado de los programas que desarrolla la Escuela Nacional de Policía General Francisco de Paula Santander.

CREACIÓN DE LA DIRECCIÓN NACIONAL DE ESCUELAS. En el 2006, mediante Decreto 4222, se crea la Dirección Nacional de Escuelas como instancia superior en el ámbito de la educación policial encargada de dirigir el proceso educativo de la Policía Nacional.



Organigrama de la Policía según Decreto 4222 de 2006


En el 2006 la institución consolida por primera vez un modelo pedagógico para la formación de los profesionales de policía, con un enfoque educativo por competencias. Además, identifica, describe y documenta los procesos académicos, para fortalecer el diseño, desarrollo y evaluación de los programas.



MONUMENTO A LOS GENERALES.

El “Monumento a los Generales de la Policía Nacional” inaugurado en la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander, es una pieza única, emblemática de hombres y mujeres oficiales de la Policía Nacional que por su profesionalismo han ocupado el más alto grado en el escalafón institucional; son conocedores y edificadores de la institución y del país desde distintas perspectivas. Los generales, esenciales en la consolidación de la institución, son quienes contribuyen a mejorar las condiciones de seguridad y convivencia del país.


MONUMENTO A LOS GENERALES








El monumento fue inaugurado el día 6 de junio de 2009 por el General Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, acompañado por el mando institucional y con la asistencia de los miembros del Colegio de generales de la Policía Nacional de Colombia.

Descripción del monumento:

Volumen: compuesto por elementos independientes que cobran sentido en conjunto: estructura con acabado de mármol, sobre un zócalo que soporta los pilares rectangulares articulados por el pedestal.

El zócalo: dividido en tres segmentos, sobre la base confluyen tres planos horizontales, unen la continuidad con los límites de los pilares; el borde es recorrido por un surco con agua que cae como lámina del panel central vertical; estos elementos representan la transparencia, el movimiento y la vida.

Pilar lateral derecho: inscribe, en orden de cursos y por fechas de promoción, con el primer grado (brigadier general) los nombres completos y apellidos en sus diferentes jerarquías.

El pedestal central: acentuado por la disposición de los planos, con alturas diferentes que crean la ilusión óptica de perspectiva en profundidad, altura y dinamismo, sobre el cual se erige la escultura en pie del General Francisco José de Paula Santander y Omaña, reconocido por sus idearios, como prócer de la independencia, organizador de la República y “Hombre de la Leyes”. La escuela de policía tomó su nombre al reconocerlo inspirador de la juridicidad en la función pública.

La parte superior del monumento fue reservada para la inscripción “Dios y Patria” lema de la Policía Nacional. En la parte media frontal del pedestal, sobresale la Estrella de diez puntas iguales, que incluye el Escudo Nacional de la República de Colombia, correspondiente a la insignia que distingue a los generales. En el centro la inscripción -Policía Nacional de Colombia a sus generales-. En esta particular estructura prevalecen las dos constantes estilísticas donde se adiciona el recorrido del agua como elemento esencial de este conjunto escultórico.

Pilar lateral izquierdo: espacio que permanece disponible para ampliar la lista con las futuras generaciones de hombres y mujeres generales que alcanzarán la máxima jerarquía de la Policía Nacional


Esta gran obra fue elaborada por el Maestro Carlos Arturo Cepeda Martínez.

INICIA PROCESO DE CERTIFICACIÓN DE LA ESCUELA. En el año 2010, se inició el proceso de certificación la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander y la Escuela de Policía Gabriel González en el Espinal (Tolima).

Actualmente la Escuela de Cadetes de Policía "General Francisco de Paula Santander", se ha consolidado académicamente y se ha convertido en el gran semillero del mando policial; acoge en su seno a cadetes y Alférez, ansiosos de alcanzar su grado de subtenientes, para abrazar el anhelado compromiso de convertirse en profesionales de policía al servicio de la comunidad colombiana, que se proyecta además, a los países hermanos con hombres y mujeres con quienes compartimos las experiencias policiales y que adquieren el compromiso de llevar hasta sus comunidades e instituciones la imagen positiva de la Policía Nacional.

Tratar de resumir lo que ha sido, es y será la Alma Mater de la oficialidad policial, es sin lugar a dudas un esfuerzo titánico que requiere reflexionar acerca de la historia y evolución de nuestra misma sociedad, de la Policía Nacional e incluso del saber interdisciplinario y los procesos pedagógicos con que se han profesionalizado más de 14.000 oficiales de policía de Colombia y de diversos países de Latinoamérica en 111 promociones egresadas desde el 16 de mayo de 1940.

Oficiales que han egresado para cumplir el precepto constitucional de ser un “Cuerpo armado de naturaleza civil cuyo fin es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”.

Aquí finaliza esta investigación y espero haber acertado con esta Historia, a fin de que ustedes y en especial para que las nuevas generaciones de policías logren reconocer el valor y el significado que para la vida democrática de Colombia representa este templo del saber policial. Todo lo recreado en este campus, explica el pasado, nos indica cómo se movió la institución, sin ignorar las raíces y el génesis para superar los aciertos y corregir sus errores y generar un futuro exitoso. La profesionalización de la Policía, coloca hoy a esta escuela como una de las mejores y más importantes instituciones universitarias policiales del mundo.

Ver vídeo Promocional de la Escuela.



Tomado de https://youtu.be/pxk4hWzFJ-8


Como lo manifesté inicialmente y a manera de cierre, mi homenaje a los 22 héroes de la Escuela de Cadetes de Policía "Genneral Santader", la haré invocando las palabras de señor Cadete Diego Alejandro  Molina Peláez (Q.E.P.D)



ESTUDÍA, NO SEAS POLICIA”.

Es verdad estudia y no seas Policía. Porque vas a saber lo que es ir a trabajar todos los días inclusive sábados, domingos y festivos, porque te vas a perder los cumpleaños de tus padres, hijos, hermanos, nietos y amigos. Porque para ser Policía tienes que soportar insultos, agresiones, malos tratos, lesiones, atentados terroristas, etc…

Estudia y no seas Policía por que vas a ser el blanco perfecto de las criticas destructivas de una sociedad sin moral, la gente te va a llamar “Corrupto” cuando ellos son los primeros en decir “Como arreglamos señor oficial” o te van a tildar de “Delincuente o bandido” pero cuando es capturado un familiar o amigo, son los primeros en llamar para defenderlos o pedir su libertad.

Estudia y no seas Policía por que por más que tu sueldo no sea el que mereces no tienes derecho a hacer paros o protestas, tampoco a ejercer tu voto como todo ciudadano.

No seas policía porque te va a doler cuando veas a un bebé o un anciano muerto o golpeado, porque se te va a hacer un nudo en la garganta cuando veas tantas injusticias y tienes que callar porque vivimos en una sociedad hipócrita que cuando son testigos de algún delito nadie denuncia o señala, pero para tomar fotos y filmar cuando el Policía ejerce la fuerza para proteger vidas y bienes están atentos la gran mayoría, cosa que no pasa contrariamente.

¿Sabes por qué tienes que estudiar? Porque el Policía no tiene derecho a comer ni a descansar tranquilo, en muchas ocasiones lo hace de pie, sentado en un andén o a destiempo sin poder sentarse en un comedor con los suyos. Como mínimo vas a trabajar 14 horas y sentir mucho frío o calor extremo.

“Estudia por favor” y antes de elegir una profesión, elige ser un buen ser humano, con principios y valores, porque, así como en todas las profesiones hay buenos, también hay malos. PARA SER POLICÍA TIENES QUE TENER VALOR, CORAJE, BERRAQUERA Y ESTAR DISPUESTO A PERDER LA VIDA POR EL PRÓJIMO AÚN QUE NO LO CONOZCAS NI LO MEREZCA.

ME SIENTO ORGULLOSO DE SER POLICÍA.



En Memoria, del cadete Luis Alfonso Mosquera Murillo, el cadete Óscar Javier Saavedra Camacho, el cadete Jonathan Efraín Suescún García, el cadete Majarré Contreras Juan Felipe, el cadete Juan Diego Ayala Ansola, el cadete Juan David Rodas Agudelo, el cadete Diego Alejandro Pérez Alarcón, el cadete Jonatan Ainer León Torres, el cadete Anan Paul Ayona Barreto, el cadete Diego Alejandro Molina Peláez, el cadete Carlos Daniel Campaña Huertas, el cadete Diego Fernando Martínez Gálvez, el cadete Juan Esteban Marulanda Orozco, el cadete César Alberto Ojeda Gómez, el cadete Cristian Fabián González Portillo, el cadete Fernando Alonso Iriarte Agresor, la cadete Ericka Sofia Chico Vallejo, el cadete Cristian Camilo Maquilón Martínez, el cadete Steven Ronaldo Prada Reaño, el cadete Iván René Muñoz Parra, el cadete Andrés Felipe Carvajal y el cadete Andrés David Fuentes Yépez.


Fuentes electromecánicas consultadas:




Fuentes documentales:

Revista Policía Nacional diferentes épocas
Academia Colombiana de Historia Policial- Promociones de oficiales (1940-2009)
Academia Colombiana de Historial Policial-Cuadernos históricos.
Escuela de Cadetes de Policía "General Santander"- Hechos y Crónicas 1940-1999.
Editorial Planeta-Historia de la Policía Nacional de Colombia.