Biografía del señor
Sargento
Mayor Luis Alberto Torres
Huertas
El señor Sargento Mayor Luis Alberto
Torres Huertas, nació en Turmequé (Boyacá), presto su servicio militar en el
Batallón Bolívar No1 de Tunja, ingreso a la Policía Nacional el 26 de abril de
1924, vistió el uniforme de Agente de los entonces llamados de Tercera Clase.
Por las calles y barrios de Bogotá divago de día y de noche cumpliendo la noble
misión de proteger la vida, la honra y los bienes de los ciudadanos, hasta
1933, en que se retiró el primero de agosto, después de nueve años de buen
servicio.
Pero como su vocación era
definitivamente policial, volvió a solicitar ingreso a las filas que lo
recibieron el 22 de septiembre de 1934, ya para ese entonces se había casado,
en su pueblo natal, con una hacendosa y distinguida muchacha paisana suya, María
Luisa Torres Bernal, quien había de acompañarlo en su laboriosa existencia
hasta 1960, año de su deceso.
General (r.) José Delfín Torres Durán
Director de la Policía Nacional
11 de enero de 1947-3 de octubre de 1947
|
Esta segunda época fue breve para el
Sargento Torres. No hemos podido enterarnos por que se separó nuevamente de lo
que constituía su vida misma, la Policía. En todo caso el 4 de mayo de 1947,
volvió a lucir las prendas de Agente, siendo destinado a cumplir sus servicios
en la VIII Division, cuyo comandante
era el Doctor Diógenes Osorio Quesada.
El trabajo que le encomendaron fue adecuado para su temperamento: la vigilancia
de un parque, el llamado “Julio Lleras” o “Hipódromo del Banco Central Hipotecario”,
su reintegro ocurrió siendo Director de la
Policía el General Delfín Torres Guzmán.
La sana mentalidad de este sencillo
boyacense y su comprensión de que educando a la niñez se formaban los buenos
hombres del mañana, lo inclinaron a la tarea de agrupar en torno a sí a los
pequeños que visitaban este parque. Les enseño canciones, rondas, juegos y a
amar el bien. Les inculco el afecto debido a la patria y a sus instituciones,
el respeto a la ley y a los derechos ajenos y la necesidad de ser buenos
ciudadanos para adquirir valor personal y ser útiles a la patria.
Parque “Julio
Lleras” o “Hipódromo del Banco Central Hipotecario” |
Lo hizo como ensayo, primero y luego
viendo que le daba resultado el procedimiento, quiso extender su actividad de
protector de los niños. Había que atraerlos y entretenerlos y para esto lo
ideal eran los juegos infantiles. Mediante bazares y la colaboración de padres
de familia que se dieron cuenta de su significativa labor, allegó fondos para
comprar e instalar columpios y otras diversiones mecánicas.
El parque
se llenó de niños que jugaban, cantaban y reían en un alarde de satisfacción
que impresionaba gratamente a los visitantes adultos. Sin temor al “qué dirán”,
este hombre, apuesto, lleno de salud y de vida, de cara siempre sonriente en la
que se reflejaba una bondad casi campesina, cantaba, bailaba, corría, se
agachaba para que los párvulos subieran en sus espaldas y lo utilizaran como
ágil corcel.
Pronto su fama se regó por toda la
ciudad y desde otros sectores de la misma pidieron su presencia en parques y
plazas públicas. Quienes no conocían su nombre le decían “El
Agente del maletín misterioso”
En realidad, el Agente Torres llevaba siempre un maletín, una especie de
cartera ministerial, que nunca abandonaba. Nadie sabia qué contenía aquel
maletín. Nadie, acepto los niños. Solamente delante de ellos lo abría para
sacar deliciosos caramelos. Ese era el misterio.
Su amplio conocimiento en pedagogía y
psicología infantil adquirida por la lectura de libros y revistas, le permitió
organizar juegos escalonados para los niños según sus edades y aficiones de los
pequeños, así como incentivos para los que resultaran airosos en las pruebas
deportivas que allí se realizaban; al poco tiempo el parque se vio
invadido de gran cantidad de niños de todas las clases sociales, venidos de
otros barrios en busca del Agente e la Policía inventor de estas distracciones
juveniles, el numero fue tal que a lo ultimo fue imposible atender en aquel
lugar a tantos niños.
Así las cosas, la Junta de Mejoras Publicas del citado Barrio, la
sociedad de amor a Bogotá y la prensa
hablada y escrita, emprendieron una
decidida campaña en su favor, reuniendo fondos necesarios para la
adquisición de aparatos, elementos de distracción y deporte infantil, los
cuales fueron instalados por primera vez en Bogotá en le parque “Julio Lleras”,
hoy el Campin.
Hacienda "El Campin"
Nemesio Camacho
|
El político y caudillo
liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán (en ese momento alcalde de la ciudad)
tuvo la idea en 1934 de construir un estadio de fútbol para los bogotanos
aprovechando 400 aniversario de la fundación de la capital y también para
recibir los Juegos Bolivarianos de 1938 El concejal Luis
Camacho Matiz, hijo de Nemesio Camacho, ilustre bogotano (ex-gerente del
sistema de Tranvía), acogió la propuesta, y ofreció la hacienda "El
Campin" de su padre (ubicada en la vieja calle Cundinamarca) como terreno
para construir el estadio. El nombre procedía de una traducción al español del
término inglés "Camping", ya que el sector donde se construyó el
escenario era un amplia zona verde muy utilizada para ir a acampar; cabe resaltar que
dentro de los predios de la referida hacienda también funcionaba El Parque “Julio Lleras” o “Hipódromo
del Banco Central Hipotecario”, donde inicialmente el Agente(para ese entonces
) Luis Alberto Torres Huertas inició su labor de organizar juegos
escalonados para los niños según sus edades y aficiones de los pequeños, así
como incentivos para los que resultaran airosos en las pruebas deportivas que
allí se realizaban; al poco tiempo el parque se vio invadido de gran cantidad
de niños de todas las clases sociales, venidos de otros barrios en busca del
Agente e la Policía inventor de estas distracciones juveniles, el numero fue
tal que a lo ultimo fue imposible atender en aquel lugar a tantos niños.
El interés por la iniciativa se
expandió por los demás parques de Bogotá llovieron las solicitudes para que se
organizaran en ellos las mismas recreaciones
infantiles lo que dio comienzo a la actividad que se denominaría “Policía de Protección
Infantil”. Tal evento propicio la
necesidad de conformar e instruir a un personal que cumpliera esta
misión.
Después de los acontecimientos
ocurridos el 9 de abril de 1948 que conllevaron o al “Bogotazo”, él y sus
compañeros de división fueron arrestados, y gracias a los mensajes de los
niños, fue liberado días más tarde.
El siguiente texto sobre el caso
apareció en el diario El Tiempo .
En otro lugar se
publica la carta que el gente Luis A. Torres, de quien tantas veces he hablado
y que es ídolo de los niños de mi barrio, les dirige sus amiguitos. Yo uno mi voz a la de los
niños para pedirle que le Agente Torres sea puesto en libertad. Él fue
arrestado, como los demás gentes de su división y está sometido a una larga
rutina: pero como de nada puede culparse, y es un ciudadano modelo, solicito de
quien corresponda que se le devuelva cuanto antes su libertad al agente Torres.
“Nos hace mucha falta”, dicen los niños.
Había de verlo desde
las siete de la mañana hasta las seis de la tarde, divirtiéndolos, enseñándolos
a cantar, cuidándolos y además protegiendo el barrio. Es inocuo mantenerlo en
la cárcel.
El interés por la iniciativa se
expandió por los demás parques de Bogotá llovieron las solicitudes para que se
organizaran en ellos las mismas recreaciones
infantiles lo que dio comienzo a la actividad que se denominaría “Policía de Protección
Infantil”.
En 1950 el Agente Torres es ascendido a
“Distinguido”, no siendo este escalafón un grado sino, precisamente una
distinción. Torres se lo merecía como el que mas por su labor en pro de la
niñez de Bogotá. Junto con su distinción recibió la misión de vigilar el parque
Central y la no menos labor de fundar una escuela para la formación de Agentes,
que compartieran posteriormente con él la tarea de proteger a los niños de la
capital.
Junto con su distinción recibió la
misión de vigilar el parque Central y la no menos labor de fundar una escuela
para la formación de Agentes, que compartieran posteriormente con él la tarea
de proteger a los niños de la capital.
La escuela comenzó con 11 agentes,
escogidos entre los casados de mejores virtudes, hogareños y la mas solida
preparación intelectual. Este grupo debería tener un nombre para lo cual el
Agente Distinguido Torres encontró que el más adecuado sería el de “Protección Infantil”.
El 29 de enero de 1951, termino el
primer curso de Agentes de Policía de Protección Infantil, este mismo día nació
como servicio especial de la Institución tal actividad policial. Los once
agentes fueron distribuidos
correctamente quienes en compañía del sargento Torres Huertas fueron
distribuidos en los parques de la capital, a estos doce policiales jocosamente
los llamaban “Los
Doce Apóstoles” ; el curso de
Protección Infantil siguió su marcha hasta completar un total de treinta y
cinco (35) unidades.
En abril de 1951, Torres fue
ascendido a Sub-inspector. Al año siguiente, el primero de julio , obtuvo el
grado de Sargento Segundo y el primero de agosto de 1953, al de Sargento
Primero. Con cada ascenso Torres recibía profusas felicitaciones ya no solo de
sus superiores sino de infinidad de familias y entidades cívicas que le
reconocían el valor de sus excelentes oficios a favor de la niñez. Precisamente
en este año se le confirió la condecoración de la Orden “Estrella de la
Policía” en el grado de “Estrella Cívica”, categoría de “Compañero” y se
destaco ante la ciudadanía colombiana su mérito como ciudadano ejemplar. por
otra parte la Dirección de Educación de Cundinamarca, le otorgó en esa misma
ocasión la “Medalla al Mérito”.
Coronel. Francisco Rojas Scarpetta
Director de la Policía Nacional
21 noviembre 1952 - 14 septiembre 1954
|
No engreían a Torres las distinciones
ni los aplausos, trasladaba sus triunfos a sus compañeros de labor y daba razón
de ellos a sus “Niños”. Entendiendo que no solamente Bogotá necesitaba de una
protección infantil organizada, sino que ésta debía tener una cobertura
nacional, se tomó el trabajo de viajar con el visto bueno de los altos mandos
de la Policía a diferentes ciudades del país para organizar en ellas su noble y
apreciada obra. Fue así como capitales de departamentos y poblaciones menores
tuvieron Policía de Protección Infantil y millares de niños comenzaron a contar
con “Ángeles Guardianes uniformados con el clásico traje verde de los Agentes
de la Policía Nacional”.
El movimiento fue cobrando mayor
impulso y acrecentando su prestigio a nivel nacional, en tal forma que existió
la necesidad de traer de todo el país 120 Agentes para que adelantaran el 10 de
agosto de 1953, el curso de Protección Infantil, con una duración de seis
meses, personal que fue destinado a sus lugares de origen con el objeto de
cumplir dicha misión.
Siendo Director de la Policía Nacional
el señor Coronel Francisco Rojas Scarpetta, propuso la idea de vincular a la
Institución las primeras mujeres policías cuya funcionalidad seria la de apoyar
al Sargento Mayor Torres Huertas en todos los eventos de protección al
menor.
Por Resolución 3135 del 26 de octubre
de 1953 de la Dirección General, se creó la Policía Femenina. Su organización y
su instrucción se encomendó a la sección de Bienestar Social. La primera en ingresar fue la hija del presidente; María Eugenia
Rojas, a quien se otorgó el grado de teniente honoraria. Las insignias le
fueron impuestas el 5 de noviembre de 1953. más tarde, la Resolución 3256 la
asigno como teniente primero, a la vez que nombró como teniente segundos a 68
damas de los diferentes departamentos del país
y de la ciudad de Bogotá. Lo que entonces se pensó que llegaría a ser un
avance institucional, tuvo una efímera vida ya que errores posteriores
obligaron a disolver este servicio.
Participación activa del Cuerpo de
Policía Femenina en las actividades desarrolladas por el Sargento Torres
Huertas en pro de la niñez,.
En la foto el Director General, el
Sargento Torres y un grupo de Policías Femeninas, cuando se llevaba a cabo la
inauguración de un parque en la ciudad de Bogotá.
Adicional a la
Policía de protección Infantil el Sargento
Torres, crea los programas radiales “Caravana juvenil” en los parques de la
ciudad de Bogotá,, atreves de los cuales
realizaba concursos y eventos deportivos para los niños.
la Policía Infantil
realiza Campañas de en pro de la niñez.
Premio “Copa Sociedad de Amor por
Bogotá” para los agentes de la Policía Infantil por su excelente labor
desarrollada en beneficio de los niños de la capital del país (en la foto
aparece el señor agente Jesús Piñeros, la presidenta de la Sociedad de Amor por
Bogotá, doña Isabel Arciniegas Uricoechea y el señor Coronel Bernardo Camacho
Leyva.
El Sargento Mayor Torres se retiró el 18 de julio de 1965, después de 30 años de servicios; se fue
con la frente coronada de nieve venerado, pero joven aun, con lozanía de
aquellos seres quienes poseen bondad en el alma. Se fue también con el pecho
cubierto de medallas y distinciones, con el diario vivir de su vida atestado de
felicitaciones y votos de aplausos, con la historia de su existencia rodeada de
frescos laureles y mas que todo, con la justa y honda satisfacción de haber
sido el hombre que peregrinó por los senderos de Colombia prodigando el bien,
plasmando las mentes infantiles para que un día fueran útiles a la patria y
haciendo la caridad donde la pobreza, la incomprensión y en general, la
ausencia de felicidad, tenia sus dominios.
Durante 1965, no menos de 200.000 niños y
cerca de 80 parques de la capital recibieron la atención de los agentes
especializados en policía infantil apoyados por 14 juntas de acción comunal, 28
juntas “Proporques”, 8 juntas cívicas y
entre otras la embajada de los Estados Unidos.
En el año 1970 por disposición de la Dirección
Genera de la Policía Nacional la especialidad de Policía de Protección Infantil
cambió su denominación por “Policía Juvenil” en atención que el enfoque de su
servicio no solo era los infantes sino también los jóvenes.
Una de las grandes
facetas de los miembro de la policía Juvenil fue la de alentar campañas de
alfabetización con los niños y jóvenes. Claro esta, que el cambio de denominación de dicha especialidad no cambio
en ningún ámbito lo lineamientos que desde antaño había implementado el señor
Sargento Mayor Luis Alberto Torres
Huertas respecto a la protección de niños y jóvenes.
Claro esta, que el cambio de denominación de dicha especialidad no modifico en ningún ámbito lo lineamientos que desde antaño había implementado el señor
Sargento Mayor Luis Alberto Torres
Huertas respecto a la protección de niños y jóvenes.
Deceso del
señor Sargento Primero Luis Alberto Torres
Huertas
Sargento Primero Luis Alberto Torres Huertas |
El
señor Sargento Primero Luis Alberto Torres Huertas después de su
retiro siguió activo como miembro de la junta de acción comunal de su barrio,
el Nariño, al sur de la capital de la republica y al terno esta labor como
profesor de educación física de la Escuela de Suboficiales; su deceso se
produjo el 25 de febrero de 1973 a los
68 años de edad por cusas naturales.
Veintiséis años después de su
fallecimiento y por Resolución No. 00591 del 17 de febrero de 1999, el entonces
Director General de la Policía Nacional, General Rosso José Serrano Cadena, le confirió el
grado de Sargento Mayor honorario .
Creación de la Policía
de Menores
Con la
vinculación de la mujer a la Institución, la Dirección General de la Policía
Nacional, reorganizo este servicio en 1978, elevándolo a la categoría de
especialidad mediante la Resolución 6711 de octubre del mismo año y creo la
Policía de Menores, con el propósito de brindar protección y tratamiento
adecuado a los menores, la Policía Nacional y el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, firmaron el convenio numero 00790844 por el cual se
comprometen ambas instituciones a cumplir las obligaciones conjuntas
en beneficio del menor.
De la Policía de Menores a Policía de
Infancia y Adolescencia
El 8 de noviembre de 2006 se creó el Código de Infancia y
Adolescencia que reemplazo al Código del Menor y cambio el nombre de la Policía
de Menores a Policía de Infancia y Adolescencia.
Escuela de Suboficiales y Nivel Ejecutivo “Gonzalo Jiménez de Quesada”, rinde homenaje al SM LUIS ALBERTO TORRES HUERTAS.
En primer plano se destaca el monumento
erigido al Sargento Mayor Luís Alberto Torres Huertas,
ubicado en la Escuela de Suboficiales y Nivel Ejecutivo “Gonzalo Jiménez
de Quesada” quien pasó a la posteridad como “el ángel
guardián de los niños colombianos”, uno de los más importantes gestores de la
Policía Infantil, que se creó en Colombia el 20 de enero de 1951, paz en su
tumba.
La emisión filatélica conformada por
90.000 estampillas con un valor facial unitario de $ 2.000 pesos cada una,
constituye un homenaje postal que reconoce la destacada tarea que la Escuela de
Suboficiales Gonzalo Jiménez de Quesada de la Policía Nacional de Colombia, ha
venido desarrollando al servicio de la paz y seguridad de los colombianos,
mediante la formación de más de 5.000 hombres y mujeres, que cada año ingresan
al claustro académico.
El diseño de la estampilla ofrece una
panorámica de las instalaciones donde actualmente funciona la escuela, ubicadas
en la Hacienda San Benito (anteriormente conocida como finca Aguas Claras) Km
20 vía Sibaté – Cundinamarca. La institución, a lo largo de sus 60 años ha
tenido 4 sedes en Bogotá.
Se destaca también el monumento erigido al
Sargento Mayor Luís Alberto Torres Huertas, gestores de la Policía Infantil.
La famosa frase de
Pitágoras, escrita hace más de quinientos años y que aún en el siglo XXI nos
invita a reflexionar y a repensarnos en nuestro papel de padres y educadores.
Tratando de leer e
interpretar el pensamiento de este gran filósofo, siento que hoy día el trabajo
de educar es una responsabilidad que se le esta dejando a la escuela,
entendiendo el término no como la transmisión de conocimientos, sino, como la
integralidad del saber ser y el saber hacer.
Por la difícil situación
económica por la que la mayoría de los Colombianos estamos pasando y desde hace
muchos años, nuestros niños y niñas permanecen solitarios, creando su propio
mundo y sus propias estrategias de defensa ante un mundo tan gigantesco que
empieza a mostrarse ante sus ojos.
En nuestras escuelas y
colegios la mayoría de las familias son ausentes al proceso formador de sus
hijos, y personalmente estoy seguro que ahora más que nunca la formación debe
iniciar por las familias y me atrevo a decir con todo respeto que hay que Educar
primero a los padres, para que ellos puedan entender y aprender como educar a
sus hijos, que la mejor educación se da a través del ejemplo y del amor
exigente.
Infortunadamente nuestra
sociedad esta conformada por familias disfuncionales y los únicos que asumen
las consecuencias de los errores de los adultos son nuestros niños.
Por lo tanto, que
momento más oportuno para admirar y enaltecer la loable labor que durante 62
años han cumplido sin tacha alguna los
miembros de la Policías de Infancia y Adolescencia otrora “Policía de
protección Infantil” y al santísimo mis oraciones por habernos premiado con la
inteligencia y presencia del señor Sargento
Mayor Luís Alberto Torres Huertas (q.e.p.d), gran ejemplo a seguir.
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