Una condecoración es una insignia o
medalla que se concede como honor y distinción. Suele consistir en una pieza
metálica con forma determinada, en la que se graban imágenes o inscripciones, y
que suele ir prendida del pecho o colgada del cuello.
Las medallas por méritos
adquiridos ante la patria existen ya desde tiempos remotos y fueron conocidas
por los egipcios, griegos y romanos. Consistían en collares, cintos,
medallones, etc. que se llevaban ostensiblemente sobre la vestimenta. En los
pueblos cristianos han tenido más comúnmente la forma de cruz ornamental,
dorada y esmaltada con figuras e inscripciones alusivas que se lleva pendiente
de algún lazo, collar o cordón precioso. Análogas a ellas, son las medallas
distintivas de academias, congresos y demás corporaciones oficiales, muy usadas
en la época moderna y adornadas con los emblemas propios de la corporación o
dignidad a que corresponden.
Condecoración
o Medallas
Aunque tanto en la forma
como en el material existen múltiples excepciones, las medallas tienden a ser discos
metálicos, similares en apariencia a las monedas, aunque usualmente de mayor
diámetro y relieve pronunciado.
Esta voz tiene su origen
en la latina Metallum y así llamamos a aquellas piezas antiguas, que según la
más corriente opinión eran la moneda, de que se usaba en sus respectivos
tiempos. Ello es cierto a excepción de aquéllas que en Italia y en otras partes
se llaman Medallones, las cuales
verisímilmente no eran moneda, sino de aquéllas arrojadizas que se suelen ver y
esparcir al pueblo en las aclamaciones de los Reyes o son fabricadas con
ocasión de algún gran suceso y se reparten como dones.
Las medallas son
emitidas con diversos fines y así existen:
Las emitidas con
propósitos puramente artísticos (afines usualmente a las plaquetas).
Las conmemorativas o de
recuerdo.
Las que otorga una
organización por servicios distinguidos en un campo específico (como el premio
Nobel).
Las que se otorgan como
premio en un evento o competición (como las medallas olímpicas).
Las que otorga un
gobierno por servicios al país, que se ostentan prendidas al pecho o colgadas
al cuello; estrictamente hablando esto se refiere sólo a medallas de apariencia
similar a una moneda, pero informalmente se extiende también a la condecoración
militar.
Las de culto religioso,
usualmente con un aro que permite colgarlas.
El estudio de las
medallas, su autenticidad, origen, clasificación, etc., constituye el objeto de
la medallística, una rama de la
numismática. En el Renacimiento se llamaban "medallas" a todas
aquellas monedas de la Antigüedad que ya no estaban en circulación y por tanto
no tenían valor de cambio. Aunque la forma es generalmente redonda, con todo no
faltan medallas ovales, poligonales, cuadradas, etc. La materia de que se
componen es el oro, la plata, el plomo, el estaño, el platino, el níquel y el
cobre pero también las hay de cristal y de barro cocido. En casos raros y
especialmente durante el asedio a una plaza, se fabricaban monedas de cuero,
papel o hierro (obsidionales).
Época
antigua
En la primera de dichas
épocas, la medalla tiene carácter oficial y sólo se produce en las oficinas
imperiales, sin reproducir más efigies que las de los emperadores o individuos
de su familia, siendo su procedimiento el de la acuñación como en las monedas.
Hay medallas de oro,
plata , metal corintio, cobre, bronce y plomo, de cobre cubiertas con hoja de
plata y de cobre plateado. El gran bronce no pasa de los Póstumos; el mediano
dura hasta la decadencia del Imperio y continúa con interrupciones hasta los Paleólogos.
El mínimo es muy raro desde Julio César hasta los Postumos.
Las consulares de cobre
tuvieron principio en Roma en el año 484 de su fundación
Las de plata en el 546.
El P. Joubert numera entre las
consulares de 50 a 60 en oro, 250 en cobre y 1.000 en plata. De medallas
Imperiales en oro se cuentan hasta 1.200, en plata 3.000, y en bronce de б а
7.000. No obstante Morell prometió una serie
universal de medallas en número de 25.000.
Las latinas y griegas son las más comunes
Las hebreas no exceden del tiempo
de los Macabeos
Las púnicas se encuentran en España
Las árabes son poco curiosas y mal
fabricadas
Las góticas tienen el mismo defecto.
Imperio
Romano
Los phalerae
"Phalerae", era una de las muchas
condecoraciones que crearon los romanos, y que consistían en pequeños escudos
repujados en oro, plata o bronce, que se llevaban sobre la coraza o cota de
malla, sujetos con correas, o en los arreos del caballo. Y que en la medida
en que se desarrolló la economía de guerra en Roma, fueron concedidas por
determinados méritos u acciones a Unidades completas de manera colectiva,
y que para mostrarlos los colgaban de sus "Vexillae“ (Estandartes).
Los
Estandartes y Signos de Roma
La primera de estas
imágenes, de izquierda a derecha, corresponde a la insignia más importante para
roma, esta es el "Aquila", signo de la deidad protectora de roma.
Esta insignia era la que representaba a cada legión, su protección estaba a cargo
de la Primera Cohorte. La Aquila era el objeto de culto dentro de la legión. En
un principio el Aquila no era el único símbolo, también estaba el lobo, el
minotauro, el caballo y el jabalí, pero a instancias de Cayo Mario, este abolió
los otros 4 signos, dejando como único representante de roma al águila o aquila. En la época de Cayo
Mario las aquilas estaban hechas de
plata, pero a instancias de Augusto se empezaron a fabricar de oro.
Además del aquila, el ejército contaba
con otras insignias, la que vemos al lado derecho del estandarte del águila es
la insignia del Vexillum, esa insignia le
correspondía a las tropas que se encontraban en lugares lejanos luchando, por
lo general más allá de los límites imperiales, además las unidades que se
apartaban de la legión, por ordenes del legato o tribuno, ya sea para explorar, negociar o hacer algún
otro servicio mediante la campaña, también portaban la Vexillum. Este estandarte era un
largo bastón con una bandera que tenía un águila en el centro de esta. Hacia la
época de Augusto se empezó a usar tan solo de color rojo, esto fue por primera
vez con las legiones que ocuparon Cirenaica y Egipto al mando de Octavio en la
guerra civil.
La última insignia
corresponde a la Signum, estandarte que
pertenecía a las centurias, por esto es que era la insignia más usada en las
legiones, dentro de cada una por lo menos debían de haber más de 40 Signum. Este estandarte estaba
constituido por el águila y la insignia de la corona romana en la punta, bajo
esta la inscripción de SPQR, solo durante la republica, luego fue remplazada
por el nombre del soberano. En la inscripción también se encontraba escrito que
numero de cohorte eran. Por último las insignias en forma de círculo,
significaban el número de centuria que correspondía a la cohorte
correspondiente.
La pérdida de cualquier
estandarte era considerada la deshonra para roma y en especial para el legato, dentro de la sociedad
romana se celebraba la recuperación de las insignias romanas y se consideraba
una desgracia la desaparición de alguna. Como ejemplo esto, puedo nombrar a
generales importantes que arriesgaron su vida por alguna insignia, en este caso
el águila.
Como ejemplo tomare a Julio Cesar, quién en sus relatos de la
conquista de las Galias señala que cuando se
encontraban en el canal de la mancha, un Aquilifer, guardián del águila, perdió la insignia, dejándola caer
en las aguas del canal, rápidamente Cesar se percato y según relata, el Aquilifer se lanzo a las
turbulentas aguas a recuperar la insignia. Por lo cual él mismo se encargo de
premiarlo y condecorarlo, tanto como si este le hubiese salvado la vida en
aquel instante. Además hay que recordar que dentro de la historia romana este
hecho marcaba un hito social, de este modo es como muchos historiadores
antiguos y escritores señalas estos continuos hechos, como por ejemplo:
Mientras César luchaba en las Galias, su amigo Craso fue derrotado por los partos en Carras, al norte de Siria, el
53 a.C. Todo su ejército de siete legiones fue muerto o prisionero y las siete
águilas capturadas. El sucesor de César, Augusto, consiguió tras años de
negociaciones que las águilas fueran devueltas y toda Roma lo celebró como una
gran victoria. Pero años más tarde, el ejército de Quintilio Varo fue majaderamente
derrotado por los germanos en Teutoburgo y las tres águilas capturadas. Augusto pasó días y noches
gritando desesperado "¡Quintilio Varo! ¿Dónde están mis águilas?". Las 3 águilas
fueron recuperadas años después por el emperador Claudio.
Los Egipcios
Los antiguos Egipcios
fueron muy aficionados a adornarse, tanto mujeres como hombres, y desde los más
humildes hasta el faraón llevaban algún tipo de joya. A pesar de ello, la
cantidad de piezas que ha llegado hasta nosotros es realmente mínima, en comparación
con la que, seguramente, se produjo, lo que presenta cierta dificultad a la
hora de estudiarla.
Normalmente las joyas
son consideradas como un mero adorno, pero en el Antiguo Egipto, como en la
mayoría de las civilizaciones antiguas tenían, además, un significado
determinado: en la mayoría de las tumbas, tanto de personajes relacionados con
la corte, como de miembros de la familia real, encontramos las paredes
adornadas por pinturas y relieves con representaciones, bien de la vida
cotidiana, religiosa o descripciones de la vida misma del difunto. A pesar de
que muchas se encuentran en muy mal estado, otras nos reflejan, con amplitud de
detalles, gran cantidad de información sobre la joyería utilizada por los
diferentes personajes en distintas épocas de la Historia.
Los usos de la joyería
fueron:
Como
amuleto y protección:
las primeras piezas de joyería son pequeñas piedras utilizadas como colgantes,
de ahí derivarán los amuletos más conocidos, que se utilizarán solos o formando
joyas complejas.
Para indicar rango ú
oficio: Como en todas partes y épocas, las joyas sirvieron para indicar status
y riqueza, así como el poder y prestigio del propietario.
Como
premio militar ó civil:
Una de las mayores ocupaciones de los joyeros era la de realizar
condecoraciones para los oficiales premiados. La “Orden del Collar de Oro”
quizás fue el más antigua de estos honores. El collar shebyu, formado por unos
discos de oro macizo enfilados muy estrechamente, surge como parte de un premio
honorífico por el valor militar.
Para
adornar templos y palacios: Sabemos que muchos elementos arquitectónicos de los
palacios y templos eran adornados o recubiertos con metales preciosos.
Para
depositar en la tumba:
Los Egipcios depositaban en sus ajuares funerarios todo lo que creían iban a
necesitar en la vida del Más Allá, por lo tanto en las excavaciones de las
tumbas se han podido encontrar gran cantidad y variedad de piezas.
Por motivos puramente
funcionales: Grandes sellos cilíndricos de oro ó de piedras duras, con el
nombre del Rey, eran confiados a aquellos oficiales que actuaban en nombre del
Rey en actos oficiales Durante los Imperios Antiguo y Medio.
Por motivos rituales:
Los collares menhat y contrapesos que eran
utilizados por las grandes damas ó sacerdotisas como símbolos de su devoción al
culto de la Diosa Hathor ó sus encarnaciones.
Pueblos Cristianos
En los pueblos
cristianos han tenido más comúnmente la forma de cruz ornamental, dorada y
esmaltada con figuras e inscripciones alusivas que se lleva pendiente de algún
lazo, collar o cordón precioso
Medallas de
la época de la
Independencia Hispanoamericana
Independencia
hispanoamericana
Dando un salto de
gigante en el tiempo se encontraran en este documento con un estudio
iconográfico de la independencia hispanoamericana, a partir de las
condecoraciones presentes en los retratos de sus protagonistas.
Para este objetivo, se
parte de que la noción de héroe se aplica tanto al ejército realista como al
republicano. Con esta perspectiva, se pretende indagar de forma amplia el uso
dela condecoración como dispositivo simbólico para designar la heroicidad.
Órdenes,
condecoraciones y medallas
Los términos orden, condecoración y medalla habitualmente son
considerados sinónimos aunque en una investigación realizada por Thomas Baumert y Francisco J. Roldán
centrada en el análisis económico del sistema premial español, estos autores recordaron que en sentido estricto
no lo son. En algunos países como España, esta confusión en la terminología se
ha llegado a extender al ámbito institucional. Las órdenes, según los investigadores mencionados, están determinadas
por tener su origen en las órdenes militares o ecuestres, creadas como
sociedades de caballeros en el contexto de las Cruzadas. Este origen explica
que las órdenes, a diferencia de las restantes distinciones, se constituyen
como órganos corporativos o colegiados. De esta forma, en sentido estricto, las
condecoraciones
serían elementos o símbolos de distinción entregados a personas o entidades en
señal de reconocimiento pero, a diferencia de lo que sucede con las órdenes,
después de recibirlas sus titulares no se integrarían en ninguna entidad
corporativa. Las órdenes, también debido a su origen, suelen contar con una
estructura jerárquica, organizándose en varias modalidades o categorías,
generalmente denominadas "grados". Los grados más frecuentes suelen ser, en orden
creciente de importancia: Medalla, cruz sencilla o de caballero, cruz de oficial, encomienda o insignia de comendador o de comandante, gran
cruz y collar. Una excepción notable
es la Orden del Toisón de Oro, que se encuentra entre el reducido número de las
órdenes de caballería más antiguas y prestigiosas del mundo, y es una orden con
una única categoría que es la de caballero de collar. Las
medallas son distinciones
individuales que tienen como finalidad premiar actos meritorios o de valentía,
conmemorar acontecimientos determinados o distinguir servicios valiosos o
conductas ejemplares. Estas últimas (y también algunas condecoraciones) pueden
tener varias clases,
habitualmente identificadas con el oro, la plata y el bronce. Estas clases
suponen una clasificación de los actos, conductas o servicios recompensados
pero no establecen una jerarquía entre sus poseedores.
Entre los dispositivos
simbólicos empleados durante la Guerra de Independencia Americana, las medallas
jugaron un papel fundamental por estar destinadas a destacar y estimular la
participación en la contienda. Al terminar la guerra, las medallas sobrevivieron
en los retratos de los héroes de la leyenda patria, de los que fueron excluidos
los militares de bajo rango, a pesar de que también fueron condecorados. La
posición de subalternidad de la tropa se inscribió en tres instancias: la
primera resultaba de su lugar en la jerarquía militar; la segunda, se expresó
en la condecoración por que, a diferencia de los altos oficiales, el héroe de
la tropa recibía un diploma pero no la medalla; finalmente, la tercera
instancia se relacionaba con la formación del Panteón Nacional, a partir de la
iniciativas gubernamentales y privadas de “inmortalizar” al héroe en retratos
que sólo se centraron en la oficialidad. Esta situación es válida para el bando
realista como para el independentista, como lo muestra el triunfo de Rancagua
(1 y 2 de octubre de 1814), en el que las tropas realistas vencieron al
ejército patriota chileno, dirigido por Bernardo O’Higgins y José Miguel
Carrera. Entonces el virrey Marqués de la Concordia ordenó la acuñación de
medallas para los vencedores (Lima, Junio 10 de 1814):
“...para
distribuirlas entre los individuos del Ejército de Chile que más se han
distinguido en las acciones de guerra [...] 400 deben ser de plata, empleando
para ellas hasta donde alcance las monedas del Sol que remito acuñadas en
Potosí por el Gobierno Insurgente de Buenos Aires y 80 de oro con destino a los
oficiales.”
Pero al final del
documento dice que “No se verificó la construcción de estas medallas”, por la
escasez de recursos que llevaba a priorizar el “pago y ajuste” delos sueldos
atrasados de los soldados, por encima de la condecoración.
1814: En la Batalla de
Rancagua, las tropas realistas, comandas por Mariano Osorio, vencieron a las
fuerzas del general Bernardo de O'Higgins, que debieron retirarse tras una
heroica resistencia. Concluía así el período llamado Patria Vieja. En la
imagen, se pasa revista a las tropas de Rancagua.
Se conoce como Batalla o Desastre
de Rancagua al último de los
enfrentamientos de la llamada Patria Vieja, ocurrido los días 1 y 2 de octubre de 1814 en la ciudad de
Rancagua, Chile.
La caída de Rancagua
marca el fracaso de los primeros proyectos por la Independencia de Chile. El
General Bernardo O'Higgins, bajo el mando de José Miguel Carrera, en ese
entonces Presidente de la Junta Provisional de Gobierno, fue sitiado en la
plaza de la ciudad por las tropas realistas al mando del Brigadier Mariano
Osorio, logrando resistir durante dos días, hasta que con los pocos hombres de
su división que sobrevivieron, pudo romper el cerco y huir. Durante el fragor
de la batalla, Bernardo O'Higgins dijo nuevamente la frase que había acuñado
meses antes en la batalla de El Roble: O vivir con honor o morir con gloria, a las tropas.
Esto sucedió también en los decretos de
honores de las campañas de San Martín y Bolívar; San Martín, en la medalla “Yo
fui del ejército libertador” estableció tal disposición para el Ejército Unido
y la Escuadra de Chile, lo cual hizo Bolívar años después: “El Ejército
vencedor en Ayacucho será inmediatamente ajustado pagado; teniendo estos
gastos la preferencia sobre todos los del Estado” para lo cual se planeó
contraer un nuevo empréstito. Aún así los sueldos adeudados a los veteranos no
se pagaron, aunque el gobierno colombiano emitió vales como garantía de la deuda.
En la creación de las leyendas patrias, americanas y españolas, se incorporaron
los retratos de militares condecorados que pasaron luego a formar los panteones
nacionales, en un discurso militarista visto desde la oficialidad. Así se
perdió la imagen de la tropa sin medallas, retratos, ni sueldo. En su momento,
las medallas y las órdenes, más que un reconocimiento al mérito fueron armas en
una batalla simbólica librada en los dominios españoles en América. Por ello se
propone que la condecoración implica un proceso de reconocimiento pre-nacional,
a partir de dos vías postuladas por Ernest Gellner: la culturalista, que parte de la existencia sistema común
“de ideas y signos, asociaciones y pautas de conducta y comunicación”, y la
voluntarista, que implica un reconocimiento mutuo.
I.
Orden y condecoración
La orden y la
condecoración suelen confundirse, por sinécdoque, con la medalla que reduce
ambas categorías al objeto concreto de metal. Pero condecoración y orden
implican temporalidades y vías diferentes, a pesar de ser distinciones
honoríficas. Con la Orden no se busca sólo la exaltación de méritos personales,
sino también la selección de individuos por vía culturalista, distinguidos con
una condecoración que los señala permanentemente. En cambio la condecoración,
sinónimo de medalla, es un reconocimiento voluntarista a una acción
determinada, señalada con el nombre de un hecho, su fecha de ocurrencia y el
nombre de su poseedor. Mientras que la medalla consagra un instante de gloria
de un individuo, ocurrido en el
pasado, la orden denota una temporalidad más larga, pues sus miembros pasan a
formar parte de un grupo selecto, una élite, que se encarga de escoger a sus
pares.
Por ende la condecoración señala un sentido múltiple: una significación
factual –por el hecho conmemorado-una temporalidad y una pertenencia. Por ello
es el atributo que identifica al héroe con una acción, pasada (una batalla) o
proyectada al futuro y una
"patria”. Véase por ejemplo a José María Córdova, oficial joven y
valiente, que en su celo por la defensa de la libertad se enfrentó a Bolívar
por su propuesta de presidencia vitalicia en la constitución Boliviana. En sus
retratos, las condecoraciones remiten a la campaña del sur, el proyecto
independentista y un recorrido que partió de la actual Colombia, hasta el sur
del Perú. En la leyenda patriótica su iconografía lo muestra joven y “heroico”,
en virtud de sus múltiples medallas, a veces indefinidas.
La dimensión espacial de
la medalla y la orden, derivada de la indicación geográfica, establece una idea
de recorrido. Por ejemplo, un miembro de la orden de los Libertadores de
Venezuela debió formar parte del ámbito militar o político de Colombia, Ecuador
y Venezuela, así como el oficial neogranadino que tiene las medallas de
Pichincha y Ayacucho, hace gala de que recorrió casi la mitad de Suramérica,
desde su extremo norte. Este recorrido simbólico de los libertadores, se puede
poner en paralelo con el de los exploradores de las misiones científicas de la
corona, que reafirmaron el poder de la corona en el reconocimiento de un
territorio. En ambos casos es fundamental el “haber estado” físicamente.
Medalla Orden de los Libertadores de Venezuela
Instituida directamente
por Simón Bolívar en Caracas el 22 de Octubre 1813, fue la primera
Condecoración de Venezuela. La orden militar de los Libertadores sirvió para
recompensar las acciones heroicas y para rendir tributo a los libertadores
Su venera es una
Estrella de 7 rayos, símbolo de las 7 provincias que componían Venezuela, en la
Orla se ubica la inscripción LIBERTADOR DE VENEZUELA, y en el reverso el Nombre
del agraciado, quien ostentara a su vez el titulo de Benemérito.
Medalla de los libertadores de Quito, condecoración
de pichincha
.
Instaurada por una
Asamblea de personas notables, reunidas en Quito en mayo de 1822, en ocasión de
la victoria alcanzadas en Pichincha, debía llevar las inscripciones
"Libertador de Quito" y "Vencedor en Pichincha". Asimismo
esta condecoración era otorgada a las fuerzas que bajo las órdenes de Bolívar
habían combatido en Pasto. La medalla se compone de un sol naciente sobre las
montañas del Ecuador, uniendo sus rayos por una corona de laureles, realizada
en esmeraldas. Según la jerarquía, para los generales la medalla debía venir
junto a piedras preciosas; para los oficiales de oro, y para la tropa de plata.
Medalla de Ayacucho
La
comprende un escudo de la ciudad de Sucre, con su respectiva inscripción y una
corona de laureles de diamantes que lo rodea. Esta condecoración fue decretada
por Bolívar en Lima, en diciembre de 1824, para que todos los integrantes del
"Ejercito Unido Libertador del Perú" llevaran en el pecho. Perteneció
a Antonio Guzmán Blanco, quien posteriormente la donó al Museo Nacional.
Aunque medallas y
órdenes se prestan al recuento événementiel del período,
también pueden dar cuenta de otros asuntos, como las divisiones sociales: En América los generales ostentaban
condecoraciones de oro con brillantes, los oficiales de oro y la tropa de
plata; en España, oro los generales, plata los oficiales y parches de paño o
cintas los soldados. En ambos casos es evidente la diferenciación social,
reforzada en lo material, sumado a la imposibilidad de que indígenas, negros o
mestizos recibieran el mismo honor de un caballero. El aquellas preseas para la
tropa no se acuñaran, mientras que las de generales y oficiales si, se debió a
que estaban hechas de metales preciosos como la moneda, que era de alor
intrínseco es decir, de piezas metálicas que valían por su propio peso. Así que
fabricar las 400 medallas de plata y 80 de oro del documento citado,
implicaba sacar de circulación monedas para fabricar preseas. En suma los
costos de tales honores eran impracticables, sobretodo en una proporción de una
medalla de oro por cada cinco de plata, lo que no excusa pero si explica que se
haya honrado aun grupo reducido.
II.
ÓRDENES MILITARES ESPAÑOLAS
Al regreso de Fernando
VII, en 1814, se establecieron en España dos órdenes relacionadas con la
Independencia americana y las guerras napoleónicas. La primera fue la Orden de
San Hermenegildo, creada el 28 de noviembre de 1814, al final de la Guerra de Independencia
Española, con el propósito de premiar la constancia en el servicio de las armas
reales. La segunda fue la Orden de Isabel la Católica, del 24 de marzo de 1815,
en recompensa de la lealtad y los méritos delos defensores de los dominios
hispanoamericanos.
La Orden de Isabel la
Católica es una condecoración de España, instituida por el rey Fernando VII el
14 de marzo de 1815, con el nombre de Real y Americana Orden de Isabel la
Católica, con el fin de «premiar la lealtad acrisolada a España y los méritos de
ciudadanos españoles y extranjeros en bien de la Nación y muy especialmente en
aquellos servicios excepcionales prestados en favor de la prosperidad de los
territorios americanos y ultramarinos». La orden fue reorganizada en 1847.
Mediante un Real Decreto de 26 de julio de 1847 la orden tomó el nombre de Real
Orden de Isabel la Católica.
En su iconografía, ambas
órdenes se aferraron a símbolos de Antiguo Régimen para aludir a la defensa del
privilegio de la Corona Española sobre América y su papel en la defensa de la
fe. La orden de Isabel la Católica representa no sólo el apoyo a la empresa
colombina y la conquista del territorio americano, pues también recordaba el
establecimiento de la Inquisición española (1478) y la "reconquista” de la
península ibérica iniciada con la guerra de Granada (1481-1492), que desterró a
los musulmanes, y la expulsión de los judíos, en 1492.
En el otro caso, San
Hermenegildo de Sevilla representa al hijo católico de un rey visigodo del
siglo VI, enfrentado a su padre, que abrazó la herejía arriana, por lo que fue
encarcelado, en 586,y condenado a la decapitación de un hachazo. Sixto V lo canonizó
en 1585 y Felipe II trasladó parte de sus reliquias al Escorial.
Un ejemplar de esta
orden se encuentra en el retrato de Vicente Vanegas, que pasó del ejército
realista al de Cundinamarca, comandado por Antonio Nariño como ejemplo de un
soldado fiel del rey, comprometido con la Independencia.
A la luz de esta
simbología, la medalla de Isabel la Católica en el retrato Pablo Morillo, le
confiere al comandante de la reconquista española (1815-1819), una
dimensión culturalista que refuerza la imagen del héroe de las guerras
napoleónicas, que enfrentó a los traidores afrancesados. Así la reconquista,
puede verse simbólicamente como continuación de la guerra de independencia
española. Este distintivo–al parecer-llegó a América, donde se le otorgó al
octogenario cacique indígena Antonio Núñez, que en marzo de 1813 comandó a los
indígenas de Mamatoco y Bondad para recuperar la ciudad de Santa
Marta, de manos del republicano Pierre La batut. En
recompensa por su acción, Morillo lo condecoró el 25 de julio de 1815, día de
Santiago, con una cinta alrededor del cuello y un diploma, frente a los 5000
soldados del ejército de reconquista.
Es significativo que los
indígenas llamaran a los republicanos de Labatut Jacobinos, denominación que puede rastrearse hasta el
gobernador de Santa Marta, Pedro Ruiz de Porras, que proveyó de armas a Núñez.
Este caso demuestra hasta qué punto se creía –o hacía creer- que Francia
amenazaba a la corona allende los mares, con grupos de traidores adictos a los
ideales de 1789. Lastimosamente no se conocen más detalles de la condecoración
recibida por Núñez, para confirmar si fue la Orden de Isabel la Católica.
III
.UNA ORDEN AMERICANA
Este punto se inicia con
la Orden de los Libertadores de Venezuela, instituida por Simón Bolívar el 22
de octubre de 1813, en Caracas:
Llamado a la autoridad
suprema para reparar los ultrajes hechos a la virtud, uno de los primeros actos
del poder, debe llevar por objeto tributar a los libertadores de la Patria un
honor que los distinga entre todos, creando símbolos que representen sus grandes
servicios [...] la venera de la orden será una estrella de siete radios,
símbolo de las siete Provincias que componen la República. En la orla habrá
esta inscripción, Libertador de Venezuela, y al reverso el nombre del
libertador. Se llevará al costado izquierdo pendiente de un lazo amarillo.
La orden se usó para
designar una élite patriota, opuesta a los enemigos de la Independencia
perseguidos por el decreto de Guerra a Muerte. Por ello se le concedió a los
participantes de la Campaña Admirable, la independencia de Venezuela y la de
Cundinamarca, o a quienes apoyaron tales campañas, como sucedió con de Antonio
Nariño, que la recibió el 4 de mayo de 1814:
Deseoso de distinguir a
aquellos militares que [...] contribuyeron altamente al feliz éxito de la
campaña que libertó a Venezuela, y que haría la gloria de los más grandes
héroes de la tierra, instituí la Orden de los Libertadores. Como vuestra
excelencia es [...] de los más sinceros amigos que numera mi patria, y cuya
singular protección contribuyó [...] a redimirla del poder español, el
reconocimiento y la justicia exigen que sea [...] de los primeros en el uso de
la venera. Al final de su carta Bolívar dice que el fin de la orden es
presentar a quienes la reciben
“a la faz [...] de la
América entera, como un libertador de Venezuela, y dar un nuevo realce a esta
útil institución”. El objetivo se logró con creces, como puede verse en
numerosos retratos y en la presentación de los héroes al principio de la
República, que a continuación de su nombre declaraban pertenecer a la orden, a
pesar de lo cual se conservan pocas medallas. Esta distinción aparece
representada con variaciones, como sucede en el retrato de Carlos Soublette, con una corona de
laurel que denota el rango de general, sin dejar de lado inconsistencias como
los ocho radios de la venera en el retrato de Ramón Nonato Guerra o los seis
radios en el del canónigo Ignacio Mariño y Soler, lo que indica desconocimiento
de la presea.
IV
Condecoraciones americanas
En este punto se
enumerarán las condecoraciones de las campañas bolivarianas, para crear un
catálogo iconográfico de cada medalla. Adicionalmente se presentarán algunas
medallas de la campaña de San Martín conservadas en la colección del museo, de
las que no se conoce registro iconográfico en Colombia, aunque debieron ganarla
militares colombianos.
Cruz de
Boyacá.
Creada por la Asamblea
de Notables de Santafé el 9 de septiembre de 1819, para reconocer a los
vencedores de la Batalla del puente de Boyacá (7 de agosto de1819), que selló
la Independencia colombiana. José Tiburcio Echevarría, a nombre de la Asamblea,
le notificó al Libertador la decisión de imponerle la Cruz, mientras le
solicitaba permiso para que la tropa la usara, pues se trataba de un premio
civil para un cuerpo militar. La Asamblea de Notables, antecedente del Congreso
dela Nueva Granada, estableció que la presea tendría una cinta verde, una cruz
con el mote Boyacá y tres categorías: de oro y piedras preciosas para los
generales de división (Anzoátegui, Santander y Soublette); oro para la oficialidad y plata para la tropa. Los
primeros tipos aparecen en la iconografía republicana, con algunas variaciones
respecto al decreto y las pocas medallas conocidas; por ejemplo en el acta no
se menciona una rama de laurel cruzada con un sable, en la zona inferior de la
presea, que reúne la sinécdoque del guerrero y la metonimia de la gloria
militar. Aunque no se conocen representaciones dela medalla de la tropa, se
conserva una cruz que no se ajusta al decreto de honores por ser redonda, con
cinta roja y rastros de esmalte en la inscripción, el laurel y el sable. Este
indicio confirma que las medallas no se hacían en serie.
Libertadores
de Cundinamarca
Esta medalla fue creada
para condecorar a los participantes civiles y militares dela independencia del
Nuevo Reino de Granada, por el Congreso de Angostura18, el 14 de enero de 1820.
Debía tener una corona de laurel esmaltada de verde, el nombre de su poseedor
en esmalte rojo y debajo el mote: ‘Cundinamarca Libertada 1819’. Los tipos se
establecieron así:
...de Oro guarnecida de
Esmeraldas para los generales - de Oro sin guarnición para los Oficiales y
Ciudadanos Empleados [...] de Plata para los Soldados y Ciudadanos [...] Los
Militares la llevarán pendiente de una cinta roja en el segundo ojal de la casaca,
y los Ciudadanos de una cinta azul celeste.
A diferencia de la Cruz
de Boyacá, que exaltaba sólo a militares, esta medalla incluyó a los civiles, a
pesar de lo cual sólo se conoce por la iconografía militar.
Medalla de Boyaca.
En forma de herradura ,
y compuesta por una cruz de diamantes, se señala la inscripción de: BOYACA. En
su parte inferior presenta una hoja de palmera cruzada por una espada. En el
Congreso de Angostura se le dio el título de: "Medalla a los Libertadores
de Cundinamarca", en 1820.
Quito a sus libertadores
en Pichincha
La Municipalidad de Quito creó esta
medalla en agradecimiento al ejército Gran Colombiano comandado por Antonio
José de Sucre y la caballería de Santa Cruz, compuesta por granaderos chilenos
y argentinos, vencedores de la batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822). La
condecoración tenía un sol naciente en las montañas ecuatorianas y una corona
de laurel con la inscripción: “Colombia – Libertador de Quito – Vencedor en
Pichincha – 24 de mayo, XIIº”.
Las medallas de los jefes se engastaron con
piedras preciosas y esmalte azul, y las de la tropa se hicieron en plata. La
condecoración se proclamó en el Acta de Independencia de Quito (29 de mayo
de1822) como una muestra de adhesión al proyecto bolivariano de la Gran
Colombia, promulgado tres años antes de lograr la independencia ecuatoriana. La
medalla de la colección del museo, corresponde a la iconografía descrita,
aunque con un mote diferente: “Quito a sus libertadores / en Pichincha".
En todo caso el metal plateado de la misma denota que perteneció a un militar
de menor rango.
Medalla
de Ayacucho
Creada por Antonio José
de Sucre, en el cuartel general de Huamanga el 19 de diciembre de 1824, tenía
una corona de laureles con la inscripción: “Colombia a sus bravos en el Perú”,
en medio la llanura de Ayacucho, atravesada de un fusil y una espada, y la
inscripción “Vencedor en Ayacucho, 9 de diciembre, año 14”. No obstante las dos
medallas de la colección del Museo se ajustan al segundo decreto de honores,
expedido por Simón Bolívar en Lima (27 de diciembre de1824). Bolívar inició
ordenando que el ejército fuera “inmediatamente ajustado y pagado” con
“preferencia sobre todos los del Estado, aún cuando para ello téngala Nación
que contraer un nuevo empréstito”. A continuación estableció una medalla más
sencilla con “...una medalla al pecho pendiente de una cinta blanca y roja con
esta inscripción: AYACUCHO. Los generales esmaltada en brillantes;
los jefes y oficiales de oro y la tropa de plata”. Las medallas
conservadas, con la bandera del Perú en la cinta, corresponden a un oficial y a
un soldado.
El busto del Libertador
Esta medalla es un testimonio de la
campaña del Perú, que inició con la victoria en Pichincha (1822) y culminó con
la de Ayacucho (1824). Fue creada el 12 de febrero de 1825, por el Congreso
constituyente del Perú–presidido por José María Galdeano- en “honor del
Libertador que lleve por el anverso busto con este mote: ‘A su Libertador Simón
Bolívar’; y por el reverso las armas de la República con este otro: ‘El Perú
restaurado en Ayacucho. Año de 1824”.
En el mismo documento se rindió
reconocimiento público a los participantes en la batalla de Ayacucho, se le
concedió a Sucre el título de Gran Mariscal de Ayacucho y se le confirió a los
soldados de la Campaña del sur: “la calidad de peruanos de nacimiento con
opción a todos los empleos de la República, si por otra parte reunieren los
demás requisitos constitucionales”.
Los grabadores Manuel
Villavicencio y Atanasio Dávalos realizaron, cada uno un cuño de la medalla,
con lo que se creó una disputa por quien había logrado la mejor medalla, como
relata Hipólito Unanue, Presidente del Consejo
de gobierno del Perú, en una carta a Bolívar: “Gran disputa hay entre los dos
grabadores [...] sobre el busto de V. E. en las medallas. El primero ha
obtenido la preferencia y el segundo, a quien no faltan votos, quiere que V. E.
vea las muestras que le incluyo”. Al no poderse dirimir el conflicto entre los
grabadores, Unanue decidió enviarle a
Bolívar: “50 medallas de oro de dos diferentes artistas, con otros tantos
diplomas firmados por el Consejo para que se distribuyan a quien V. E. quiera,
y además se remiten 100 de plata”. En Lima se distribuyeron 50 piezas de oro y
se acuñaron “1000 de plata sin asa para tirar al pueblo el día de San Simón”,
lo que remite a una resignificación republicana de las ceremonias de jura al
rey español, centrada en la figura de Bolívar. Respecto a las medallas enviadas
a Colombia, hay menciones de su uso discrecional por parte del Libertador, en
el relato de Luis Perú de Lacroix:
...hago memoria […] de
que di a usted el […] diploma del busto del Libertador, pero que no pude darle
la condecoración porque no la tenía entonces: en mi escritorio tengo una y voy
a dársela’. Efectivamente, S.E. me dio una medalla de oro […] sobre la cual
aparece por un lado el retrato obusto en relieve del Libertador y por el otro las armas del
Perú.
Curiosamente, de esta medalla se conserva
un ejemplar, pero no hay representación pictórica. En un retrato de Francisco
de Paula Santander, realizado por José María Espinosa, aparece una medalla
similar, con una cinta de franjas roja, amarilla y azul. En todo caso, podría
tratarse de una medalla diferente, entregada en la ceremonia de honores por la
batalla del Puente de Boyacá: “Santander recibió un valioso obsequio: otra
medalla en la cual se ven el anverso el busto de Bolívar y este lema: Bolívar
Libertador; el reverso tiene una corona de laurel y estas palabras: Sin
Libertad, sin Constitución no hay Patria,1819”. Esta referencia nos mostraría,
entonces, que la medalla de la pintura de Espinosa es anterior a la del Busto
del Libertador. Esto explicaría el porqué del sentido alegórico de la obra, en
la que Santander sostiene la constitución sobre su cabeza mientras que en el
fondo se desarrolla una batalla, que sería entonces la de Boyacá.
A los
vencedores de Pasco
Mientras el gobierno de
Buenos Aires se encontraba en guerra civil con las provincias de Entre Ríos,
Santafé y la Banda Oriental, José de San Martín desobedece el llamado a
participar en la confrontación por la que pasaba su país para marchar rumbo al
Perú. El 20 de agosto se embarca en Valparaíso, territorio chileno, en compañía
del almirante Cochrane. El 8 de septiembre de 1820, desembarca en la bahía de
Paracas. En la región de Pisco decide dividir fuerzas, y envía una avanzada
bajo el mando del general español Juan Antonio Álvarez de Arenales en dirección
a las sierras del Perú. En el cerro de Pasco se produjo una confrontación, el 6
de diciembre de 1820, en la que vencieron los patriotas. Esta victoria antecede
la entrada de San Martín a Lima. San Martín comunica a los vencedores que
merecen un honor militar: “La división libertadora de la Sierra ha llenado el
voto de los pueblos que la esperaban”.
En el mismo documento se menciona la iconografía de la medalla:
1)Que luego que las
circunstancias lo permitan, se grabará una medalla que represente las armas del
Perú, provisionalmente adoptadas, y en el reverso esta inscripción: ‘A los
vencedores de Pasco’.
2)El General de la
División la traerá de oro, y lo mismo los demás jefes de ella; los oficiales la
usarán de plata.
3)Los sargentos, cabos y
soldados, traerán un escudo bordado sobre el pecho con las mismas armas y una
inscripción al exergo: ‘Yo soy de los vencedores de Pasco’.
La medalla de la
colección del Museo Nacional de Colombia pertenece, entonces, a la campaña San
Martiniana del Perú. Según las disposiciones del decreto de honores, se puede
colegir que la medalla en cuestión, le perteneció a un oficial de San Martín,
aunque no hay inscripciones en las que se revele el nombre de la persona que la
obtuvo, ni información sobre la procedencia de la pieza.
Yo fui
del ejército Libertador
Medalla
al Ejército y la Escuadra Libertadora del Perú
El 15 de agosto de 1821,
José de San Martín, nombrado para entonces Protector de la Libertad del Perú,
proclamó un decreto de honores para aquellos que lo acompañaron en la campaña
libertadora del Perú. En la introducción del decreto, San Martín escribe lo
siguiente: “…puesto yo a la cabeza del Estado Peruano, dejaría un gran vacío en
mis deberes públicos, si a su nombre no manifestase el alto aprecio que merecen
los que han tenido parte en la empresa de más trascendencia al nuevo orden
social de ambos hemisferios”. En los artículos 3º y4º, se establece la creación
de la medalla y los merecedores de la misma, como sigue:
3) Todos los oficiales
del Ejército y Escuadra que salieron en la Expedición Libertadora y se hallan
existentes en el día son reconocidos Oficiales del Perú.
4) Los individuos
comprendidos en el artículo anterior y los empleados que se hallen en el mismo
caso, gozarán, aunque después queden de simples particulares, una medalla, de
oro los oficiales, y de plata las demás clases, con esta inscripción: YO FUI DEL
EJÉRCITO LIBERTADOR y al reverso las armas del Estado.
La medalla de la
colección de numismática, de metal plateado, corresponde a un militar de bajo
rango, que formó parte del Ejército Libertador de San Martín.
Cruz de
Boyacá
La condecoración vivió en el olvido durante un siglo; sólo hasta 1919, al celebrarse el primer centenario de la Batalla de Boyacá, bajo el gobierno del doctor Marco Fidel Suárez, se "creó" nuevamente, como una condecoración militar.
El Decreto No 1667, del 8 de agosto de 1919, ordenó conceder la Cruz de Boyacá a los Oficiales del Ejército como “Recuerdo” a la conmemoración de la Batalla de Boyacá; una Cruz de Malta, cuyo centro iba la Bandera Nacional… y la inscripción: “CENTENARIO DE BOYACA”, en el reverso la inscripción: “1819 – 1919”.
Posteriormente, en 1922
por el Decreto No. 513, la Cruz de Boyacá se hizo extensiva a los militares y
diplomáticos de los gobiernos extranjeros "para corresponder
distinciones" y se establecieron tres categorías: la Extraordinaria, de
oro; la Primera Clase, de plata y la Tercera Clase, de bronce. Se determino
entonces que el centro de la Cruz y en alto relieve, fuera el busto del
Libertador rodeado de la inscripción: COLOMBIA – CENTENARIO DE BOYACA, y en el
reverso la inscripción “1819 – 1919”
Orden
de Boyacá
A partir del 6 de agosto de 1930 por Decreto No. 1247, se dispuso convertir la condecoración Cruz de Boyacá en “Orden de Boyacá” concedida no solo a los militares, sino también a los civiles.
Posteriormente hubo modificaciones a los estatutos de la Orden, y en 1954, se dictó el decreto que rige hoy y que está firmado por el General Gustavo Rojas Pinilla. Su forma es en Cruz de Malta, brazos esmaltados en Azul Prusia, con delgada cenefa dorada o plateada; al centro en círculo el busto del Libertador en alto relieve rodeado por una faja circular en esmalte azul con la leyenda “ORDEN DE BOYACA”.
Señala el decreto que la "Orden de Boyacá" se concede en siete
grados: Gran Cruz Extraordinaria, Gran Cruz, Placa de Gran Oficial, Cruz de
Plata -que se otorga solamente a entidades y personas jurídicas-, Cruz de
Comendador, Cruz de Oficial y Cruz de Caballero.
Es en esta estancia y velando por el prestigio de la misma, se da fe que la condecoración es “Creada por el Libertador”, por este inciso se distorsiona la verdad sobre la Cruz de Boyacá.
En diciembre de 1980 se modificó, aumentado el grado de Gran Collar, el cual se puede conceder exclusivamente a los jefes de Estado.
Las
medallas, un discurso proto-nacional
El discurso en el
que se apoya la creación de los distintivos honoríficos de la Independencia, no
se aleja del interés de crear identidades nacionales. No hay que olvidar que la
Independencia es un proceso que sigue a la vacatio regis, es decir a la ausencia de la figura del rey, que era el
único que podía detentar la imagen de soberanía. Tampoco se puede olvidar que
el proceso de la Independencia no se adecua a una revolución originada
únicamente en una lucha reivindicatoria; mas bien puede verse como un proceso
de separación en el que los miembros pertenecientes a la comunidad española, en
territorios geográficamente separados, se separan en bandos que son integrados
por todos los grupos sociales y étnicos, mismos que integraron los ejércitos
americanos. Una de las reivindicaciones pedidas en América durante la vacancia
real, fue su reconocimiento en la integración de la Junta Central de Aranjuez y
las Cortes de Cádiz. Una vez desconocidos tales cuerpos políticos, el dominio
territorial americano fue confirmado por el pueblo que integraba el ejército, a
partir de las declaraciones políticas que fundaron la lucha por la
Independencia. En esta medida la medalla creaba una distinción pre-nacional que
se refleja en la alusión a porciones territoriales que adhieren al proyecto emancipatorio americano:
La soberanía del pueblo
de la época revolucionaria será muy a menudo pensada y vivida no como la
soberanía de una nación unitaria, sino como la de los ‘pueblos’, la de esas
comunidades de tipo antiguo que son los reinos, las provincias o las
municipalidades.
Aunque la alusión al
territorio fue en la mayoría de los casos, parcial y taxativa(Pasco, Pichincha,
etc.), algunos proyectos de conmemoración honorífica instalaron un incipiente
nacionalismo, al aludir a territorios extensos (Libertadores de Venezuela, Libertadores
de Cundinamarca), con unidades políticas que los representaban, como Asambleas
de Notables o Congresos. Recuérdese que Bolívar reconoció a Nariño como un
amigo de “su patria”, lo que implica que todavía no se había planteado el
proyecto de la Gran Colombia. También se encuentra el caso especial del Perú,
con el Busto del Libertador, en el que se utiliza una estrategia similar a la
de la jura del rey, para sentar las bases de un territorio libre
representado por el mismo “Libertador”. La medalla del busto de Bolívar, no
dista de la de la Jura Real con el busto del nuevo monarca, como tampoco se
diferencia la idea de “regar de plata al pueblo” de la de tales ceremonias, ni
la propuesta de usar el día de San Simón para el festejo. Finalmente, hay que
tener en cuenta que estos premios militares en muchos casos(Boyacá, Pichincha,
Ayacucho), surgieron de las municipalidades o las asambleas civiles, que dieron
legitimidad y reconocimiento político a la acción militar, al ofrecerle a la
tropa el título de ciudadanos de una nueva república, por lo cual permiten
restituir los dispositivos simbólicos de reconocimiento que soldados de todos
los rangos recibieron en su momento, a diferencia de la pintura, una estrategia
conmemorativa más onerosa que se restringió a los altos oficiales del ejército.
Las
medallas de Juan María Marcelino Gilibert Laforgue, fundador de la Policía Nacional
Juan María Marcelino
Gilibert al cumplir 22 años de edad ingresó a la carrera militar donde alcanzó el grado de sargento
mayor de primera clase. Estuvo
en campaña en África, atravesó el desierto del Sahara y fue distinguido por
exponer su vida para salvar a varios compañeros que se encontraban afectados
por una epidemia de cólera. En 1870 participó en la guerra franco-prusiana y
fue herido en las batallas de Reichshuffen, Sadán y Orleans.
Posteriormente cayó prisionero en tres ocasiones, pero en todas escapo de los
enemigos. A1 terminar la guerra, fue condecorado con la medalla militar y
volvió con su regimiento a Constantinopla, donde fue designado Comisario
Especial de Quinta Clase de la Policía Francesa. Ascendió gradualmente hasta
alcanzar el grado de Comisario Jefe de Primera Clase, condecorado con la
medalla colonial y con Cruz de la Legión de Honor; fue trasladado a prestar sus
servicios en la ciudad de Lille, donde se hallaba en 1890, cuando fue designado
para venir a Colombia. Cinco años más tarde, el Gobierno Francés lo ascendió a
la clase de Comisario Excepcional, que era el puesto más elevado entre los
comisarios de la Policía Francesa.
La Medalla
Militar (Médaille militaire en francés) es una
condecoración de Francia que fue instituida por primera vez en 1852.
El creador de la medalla
fue el emperador Napoleón III, quien puede haberse inspirado en una medalla
concedida por su padre, Luis Bonaparte, Rey de Holanda. La Medalla Militar es
concedida a cualquier oficial sin comisión o personal enlistado que se distinga
por actos de valentía en acción contra una fuerza enemiga. Los oficiales
comisionados no son aptos. Una característica interesante de la médaille es que también es la
concesión suprema por liderazgo, siendo otorgada a generales y almirantes que
han sido comandantes en jefe. Esta medalla particular incluso es considerada
superior a la gran cruz de la Légion d'honneur. Tras la Primera Guerra Mundial, la Medalla Militar fue
también concedida a los heridos en combate.
La revolución
francesa abolió todos los rangos y privilegios en 1791, tanto civiles como
militares. A pesar de esta tabula rasa, cientos de ardientes revolucionarios
combatían al otro lado del Rin y en Italia contra los enemigos de la joven República.
Les bastaba con dar su vida por sus ideales, sin premio alguno que mediara. El
entonces Consul Bonaparte que era
de otra opinión, empezó a gestar el germen de la Legión de Honor en una cena
con sus hermanos en el castillo Malmaison, entre las partidas de billar que tanto le gustaban. “Es
por estas baratijas por las que los soldados luchan y mueren por mí”, esgrimió
el general más adelante. El 14 de Floreal, 3 de mayo de 1802, Roederer, su consejero de
Estado, dio la lectura que la constituía.
El Consulado instauró
las armas de honor para premiar a los soldados por sus actos de valentía en combate. Este sistema de
condecoraciones era estrictamente militar, Francia no poseía ningún otro tipo
de recompensa. Bonaparte era consciente de la necesidad de reinstaurar las
medallas y en 1802 ideó la institución llamada “La Legion de Honor”, que
amalgamara a los mejores sujetos de Francia y les uniera por este vínculo.
Napoleón, generoso en
las dadivas, concedió más de 2.000 de esta condecoración cuyo nombre se
remontaba a la Antigua Roma, la Legió honoratorum conscripta. Los legionarios tenían que jurar fidelidad a la
república, a imagen y semejanza de las antiguas ordenes religiosas que se
postraban ante el Gran Maestre. Quería así, Napoleón, formar una
irreductible guardia que le jurase lealtad hasta las ultimas consecuencias.
La Medalla de Colonial, medaille coloniale, está estrechamente
ligada con el imperio colonial francés. Fue instituida como premio a los
soldados que participaron en las operaciones militares llevadas a cabo por
Francia en las colonias y protectorados.
Fue creada el 26 de Julio de 1893 para premiar "los servicios militares en las colonias , como resultado de la participación en operaciones militares, en un país colonia o protectorado “
La medalla es de 30 mm de diámetro fabricada en plata. En el anverso de la misma se encuentra la efigie de la República, con casco y en relieve "República Francesa". En el reverso, un mapa del mundo ocupa el campo central, apoyado sobre un ancla flanqueada por un trofeo de armas. La cinta, en la que las citaciones de campaña se colocan, es a rayas verticales blancas y azules. Su longitud puede variar este 35 a 37 mm.
La medalla es la misma para todas las campañas, lo único que cambian son los pasadores que lleva, que identifican el lugar donde ha servido el soldado.
Inicio del otorgamiento de medalla a funcionarios del cuerpo de
Policía
Revisando los anales de
la Génesis de la Policía Nacional, se establece
que solo hasta el año de 1912 (21 años después de la fundación de la
Policía Nacional en 1891) el Doctor Gabriel fue el gestor para que por primera
vez en la historia del Cuerpo de Policía el Gobierno Nacional le otorgara una
medalla a uno de sus funcionarios.
Es de anotar que tal
requerimiento se realizó debido a que la Institución para esa época aun no
contaba con medallas propias para exaltar los hechos distinguidos y heroicos
realizados por sus integrantes.
Y es solo hasta el año
de 1942, cuando mediante el Decreto 2390 del
mismo año, la Institución da inicio a la creación de sus propias medallas, con
la creación de la “Medalla de la Policía Nacional”.
Por primera vez en la
Institución, gracias al interés del doctor
Gabriel González, se condecoró a un miembro de la Policía. Esta acción
fue consignada en el Decreto Ejecutivo 313 del 7 de marzo de 1912, por el cual se
concedió una medalla de honor al señor Comisario Manuel A. Maldonado, quien “ha
hecho su carrera por rigurosa escala, desde 1891 cuando ingreso como Agente de
Tercera Clase hasta llegar a Subdirector
del Cuerpo de Policía”, cumpliendo 20 años ininterrumpidos de servicio en la
Policía., cabe anotar que el señor Comisario Maldonado asumió la dirección de
la Policía en calidad de encargado en dos oportunidades.
Por esa brillante
trayectoria de vida institucional es que el Doctor Gabriel González lo postuló
ante el Gobierno Nacional, para que fuese el funcionario que por primera vez en
la historia de la Institución recibiere dicho galardón.
Característica de la “Medalla
de Oro” que otorgaba el
Gobierno Nacional, paralelamente la Dirección General de la Policía Nacional
como incentivo le concedía al personal condecorado recompensas extraordinarias
en dinero, acción que se realizaba mediante resolución interna.
Creación de la “Medalla
de la Policía Nacional”
Siendo Director de la
Policía Nacional el General Alfredo Azuero Arenas, el Gobierno dictó importantes disposiciones
sobre las cuales se resalta la Resolución 66 de 1938
y aprobado por Decreto Ejecutivo 28 de 1939, por la cual se expidió “El Reglamento de Uniformes y
Equipo para la Policía”, de igual forma en 1942 se expidió el Decreto 2390 del mismo año, por el cual se estableció la “Medalla
de la Policía Nacional”,
la cual se le otorgaba por sus excelentes meritos a los oficiales,
suboficiales, agentes y no uniformados el día de la Policía Nacional (5 de
noviembre) de cada año.
Texto del
Decreto 2390 de octubre 14 de 1942, por
el cual se estableció la “Medalla de
la Policía Nacional”
Siendo Director de la
Policía Nacional el señor Coronel Francisco Rojas Escarpetta mediante Decreto
No. 2358 del 9 de septiembre de 1953, se creó la orden “Estrella de la Policía” y en abril de 1954
los distintivos de Servicios Distinguidos y al Valor; decreto que fue
actualizado mediante el Decreto No. 2612 del 14 de octubre de 1966. el objetivo
de creación de dicha orden era distinguir y reconocer el trabajo y virtudes
profesionales de los miembros de la
Institución y de los ciudadanos que prestasen servicios eminentes en la tarea
de proteger, garantizar la vida y honra y demás derechos de los habitantes del
territorio nacional.
Categorías de la orden
“Estrella de la Policía”
La orden Estrella de
la Policía Tenia seis (6) grados o categorías
así:
§Gran Estrella Cívica Extraordinaria.
Se concedía únicamente a los jefes del estado.
§Gran Estrella Cívica Ordinaria.
Se concedía al
Ministro de Defensa Nacional, oficiales en grado de General y a la máxima Jerarquía Eclesiástica Cástrense.
§Gran oficial.
Se concedía a los
Ministro del Despacho Ejecutivo, Jefes de Departamentos Administrativos,
comandantes de las fuerzas, oficiales en el grado de Mayor General y Brigadier
General, al Director General de la Policía Nacional, al Subdirector y Jefes de
Estado Mayor.
§Estrella cívica categoría comendador.
Se concedía a los
oficiales superiores, gobernadores, secretarios generales y directores de los
ministerios, a los secretarios generales de los Departamentos Administrativos,
Secretario General de la Policía Nacional, y al Capellán General de las Fuerzas
Armadas.
§Categoría oficiales.
Se concedía a los
oficiales subalternos, empelados civiles con categoría de especialistas,
intendentes, comisarios y alcaldes.
§ Estrella
cívica categoría de compañeros.
Se concedía a los
suboficial, agentes y a empleados civiles de la Policía Nacional, en la
categorías de adjunto y auxiliares, la orden de la estrella de la policía podrá
ser concedida al personal colombiano o extranjero que hallan prestado
eficientes servicios la policía en la
categoría que señale el consejo de la orden.
Como portar la orden
“Estrella de la Policía”
La de la categoría
compañeros y oficial en el lado izquierdo del pecho.
La de la categoría
comendador suspendida en el cuello.
La de la
categoría gran oficial, arriba de la
cintura en el lado derecho.
La de la categoría
gran estrella cívica ordinaria o extraordinaria, a la altura de la cintura al
lado izquierdo.
Las insignias solo
podrán llevarse con uniforme de parada o con vestido de civil de ceremonia.
La otorga siempre por
Decreto del Gobierno con la firma del Ministro de Defensa y previa intervención
del consejo de la orden.
Estos decretos se
publicaran el diario oficial y en la
revista de la Policía Nacional.
primeras
autoridades a quien se les otorgó la orden
“Estrella
de la Policía”
También le fue otorgada al señor Mayor General Deogracias Fonseca
Espinoza Director de la Policía Nacional y posteriormente integrante de la
Junta Militar de Gobierno que sucedió en la presidencia al Teniente General
Gustavo Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957.
General Bernardo Camacho Leyva
Un aspecto importante
que resaltar es que mi General Bernardo Camacho Leyva ha sido el único oficial
de la Policía Nacional a quien se le
otorgó la Orden Pontificia del San
Silvestre Papa, la cual es una de las cinco Órdenes de Caballería otorgadas
directamente por el Papa como Sumo Pontífice y cabeza de la Iglesia Católica y
como el Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano
.
La "Pontificia
Orden Ecuestre de San Silvestre Papa y mártir", (en latín: Ordo
Sanctus Silvestri Papae, en italiano: Ordine
di San Silvestro Papa), a veces denominada
como Orden Silvestrina, o la Orden Pontificia
del San Silvestre Papa, es una de las cinco Órdenes de Caballería otorgadas
directamente por el Papa como Sumo Pontífice y cabeza de la Iglesia Católica y
como el Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano.
Fue instituida por el
Papa Gregorio XVI el 31 de octubre de 1841 y reformada por San Pío X el 7 de
febrero de 1905.
Dentro de la Orden
existen actualmente cuatro grados o clases:
Gran Cruz.
Comendador con Placa.
Comendador.
Caballero / Dama.
Distintivos
“Al Valor y Servicios Distinguidos”
Medalla
“General Santander”
Clausura del Curso de
Subtenientes “Julio Garavito Armero”. El primer puesto fue obtenido por el
señor Subteniente Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, en la foto aparece el señor
Presidente de la República Alfonso López Michelsen imponiéndole la
condecoración respectiva.
“Medalla
de Los Servicios”
El 5 de noviembre de
1966 la Policía Nacional cumplió sus Bodas de Diamante con motivo de este acto se celebraron
importantes actividades en todo el territorio nacional, siendo importante
resaltar que en la ciudad de Bogotá se le impuso la Medalla de 25 años de
servicio a los señores Brigadieres Generales Bernardo Camacho Leyva y Juan
Feliz Mosquera Mosquera.
El mas pequeños de
los Agentes de la Policía Nacional, Nació en Choachi (Cund) , 35 años, soltero,
estatura 1, 05 , trabaja en la institución desde 1947, se desempeñó como el
proveedor del casino de oficiales de la Escuela “General Santander”. En la foto
aparece recibiendo la medalla de servicios categoría 20 años.
ReglamentoReglamento
de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la
Policía Nacional (Resolución No. 3372 del 26 de octubre de 2009)
El señor Mayor General
Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, entonces Director General de la Policía Nacional mediante
Resolución No. 3372 del 26 de octubre de 2009, expidió el Nuevo reglamento de
uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la
Policía Nacional. en su Titulo III Condecoraciones, Capítulo I Condecoraciones,
artículos 123 al 126 establece la definición, clase, criterios entre otras
condecoraciones de la Medalla Estrella de la Policía”.
Algo importante a
resaltar de este reglamento, es la potestad que se le dio a las direcciones
operativas y administrativas de la Policía Nacional para proponer la creación
de medallas que identificaran a cada unidad, así como también a otras
dependencias policiales.
Así las cosas,
actualmente la Policía Nacional posee 29 medallas: cuatro (4) otorgadas
mediante decreto del Gobierno Nacional y veinticinco (25) que puede otorgar el
Director General de la Policía Nacional de Colombia mediante resolución.
Nota de agradecimiento:
Agradecimiento
especial al señor Juan Ricardo Rey Márquez, autor del artículo
titulado “Yo fui del ejército
libertador” Las medallas como indicios del período de la Independencia.
Y
para ampliar la Información puede consultarse las siguientes
páginas web:
http://www.academia.edu/462713/_Yo_fui_del_ejercito_libertador_Las_medallas_como_indicios_del_periodo_de_la_Independncia
Información que contribuyó sustancialmente en la optimización del
contenido del presente compendio.
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