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miércoles, 17 de julio de 2013

Génesis de las Condecoraciones en la Policía Nacional

Una condecoración es una insignia o medalla que se concede como honor y distinción. Suele consistir en una pieza metálica con forma determinada, en la que se graban imágenes o inscripciones, y que suele ir prendida del pecho o colgada del cuello.

Las medallas por méritos adquiridos ante la patria existen ya desde tiempos remotos y fueron conocidas por los egipcios, griegos y romanos. Consistían en collares, cintos, medallones, etc. que se llevaban ostensiblemente sobre la vestimenta. En los pueblos cristianos han tenido más comúnmente la forma de cruz ornamental, dorada y esmaltada con figuras e inscripciones alusivas que se lleva pendiente de algún lazo, collar o cordón precioso. Análogas a ellas, son las medallas distintivas de academias, congresos y demás corporaciones oficiales, muy usadas en la época moderna y adornadas con los emblemas propios de la corporación o dignidad a que corresponden.

Condecoración o Medallas

Aunque tanto en la forma como en el material existen múltiples excepciones, las medallas tienden a ser discos metálicos, similares en apariencia a las monedas, aunque usualmente de mayor diámetro y relieve pronunciado.
Esta voz tiene su origen en la latina Metallum y así llamamos a aquellas piezas antiguas, que según la más corriente opinión eran la moneda, de que se usaba en sus respectivos tiempos. Ello es cierto a excepción de aquéllas que en Italia y en otras partes se llaman Medallones, las cuales verisímilmente no eran moneda, sino de aquéllas arrojadizas que se suelen ver y esparcir al pueblo en las aclamaciones de los Reyes o son fabricadas con ocasión de algún gran suceso y se reparten como dones.
Las medallas son emitidas con diversos fines y así existen:
Las emitidas con propósitos puramente artísticos (afines usualmente a las plaquetas).
Las conmemorativas o de recuerdo.
Las que otorga una organización por servicios distinguidos en un campo específico (como el premio Nobel).
Las que se otorgan como premio en un evento o competición (como las medallas olímpicas).
Las que otorga un gobierno por servicios al país, que se ostentan prendidas al pecho o colgadas al cuello; estrictamente hablando esto se refiere sólo a medallas de apariencia similar a una moneda, pero informalmente se extiende también a la condecoración militar.
Las de culto religioso, usualmente con un aro que permite colgarlas.
El estudio de las medallas, su autenticidad, origen, clasificación, etc., constituye el objeto de la medallística, una rama de la numismática. En el Renacimiento se llamaban "medallas" a todas aquellas monedas de la Antigüedad que ya no estaban en circulación y por tanto no tenían valor de cambio. Aunque la forma es generalmente redonda, con todo no faltan medallas ovales, poligonales, cuadradas, etc. La materia de que se componen es el oro, la plata, el plomo, el estaño, el platino, el níquel y el cobre pero también las hay de cristal y de barro cocido. En casos raros y especialmente durante el asedio a una plaza, se fabricaban monedas de cuero, papel o hierro (obsidionales).

Época antigua
En la primera de dichas épocas, la medalla tiene carácter oficial y sólo se produce en las oficinas imperiales, sin reproducir más efigies que las de los emperadores o individuos de su familia, siendo su procedimiento el de la acuñación como en las monedas.
Hay medallas de oro, plata , metal corintio, cobre, bronce y plomo, de cobre cubiertas con hoja de plata y de cobre plateado. El gran bronce no pasa de los Póstumos; el mediano dura hasta la decadencia del Imperio y continúa con interrupciones hasta los Paleólogos. El mínimo es muy raro desde Julio César hasta los Postumos.
Las consulares de cobre tuvieron principio en Roma en el año 484 de su fundación
Las de plata en el 546.
El P. Joubert numera entre las consulares de 50 a 60 en oro, 250 en cobre y 1.000 en plata. De medallas Imperiales en oro se cuentan hasta 1.200, en plata 3.000, y en bronce de б а 7.000. No obstante Morell prometió una serie universal de medallas en número de 25.000.
Las latinas y griegas son las más comunes
Las hebreas no exceden del tiempo de los Macabeos
Las púnicas se encuentran en España
Las árabes son poco curiosas y mal fabricadas
Las góticas tienen el mismo defecto.


Imperio Romano

Los phalerae

"Phalerae", era una de las muchas condecoraciones que crearon los romanos, y que consistían en pequeños escudos repujados en oro, plata o bronce, que se llevaban sobre la coraza o cota de malla, sujetos con correas, o en los arreos del caballo. Y que en la medida en que se desarrolló la economía de guerra en Roma, fueron concedidas por determinados méritos u acciones  a Unidades completas de manera colectiva, y que para mostrarlos los colgaban de sus "Vexillae“ (Estandartes).

Los Estandartes y Signos de Roma
La primera de estas imágenes, de izquierda a derecha, corresponde a la insignia más importante para roma, esta es el "Aquila", signo de la deidad protectora de roma. Esta insignia era la que representaba a cada legión, su protección estaba a cargo de la Primera Cohorte. La Aquila era el objeto de culto dentro de la legión. En un principio el Aquila no era el único símbolo, también estaba el lobo, el minotauro, el caballo y el jabalí, pero a instancias de Cayo Mario, este abolió los otros 4 signos, dejando como único representante de roma al águila o aquila. En la época de Cayo Mario las aquilas estaban hechas de plata, pero a instancias de Augusto se empezaron a fabricar de oro. 


Además del aquila, el ejército contaba con otras insignias, la que vemos al lado derecho del estandarte del águila es la insignia del Vexillum, esa insignia le correspondía a las tropas que se encontraban en lugares lejanos luchando, por lo general más allá de los límites imperiales, además las unidades que se apartaban de la legión, por ordenes del legato o tribuno, ya sea para explorar, negociar o hacer algún otro servicio mediante la campaña, también portaban la Vexillum. Este estandarte era un largo bastón con una bandera que tenía un águila en el centro de esta. Hacia la época de Augusto se empezó a usar tan solo de color rojo, esto fue por primera vez con las legiones que ocuparon Cirenaica y Egipto al mando de Octavio en la guerra civil.
La última insignia corresponde a la Signum, estandarte que pertenecía a las centurias, por esto es que era la insignia más usada en las legiones, dentro de cada una por lo menos debían de haber más de 40 Signum. Este estandarte estaba constituido por el águila y la insignia de la corona romana en la punta, bajo esta la inscripción de SPQR, solo durante la republica, luego fue remplazada por el nombre del soberano. En la inscripción también se encontraba escrito que numero de cohorte eran. Por último las insignias en forma de círculo, significaban el número de centuria que correspondía a la cohorte correspondiente.
 La pérdida de cualquier estandarte era considerada la deshonra para roma y en especial para el legato, dentro de la sociedad romana se celebraba la recuperación de las insignias romanas y se consideraba una desgracia la desaparición de alguna. Como ejemplo esto, puedo nombrar a generales importantes que arriesgaron su vida por alguna insignia, en este caso el águila. 

Como ejemplo tomare a Julio Cesar, quién en sus relatos de la conquista de las Galias señala que cuando se encontraban en el canal de la mancha, un Aquilifer, guardián del águila, perdió la insignia, dejándola caer en las aguas del canal, rápidamente Cesar se percato y según relata, el Aquilifer se lanzo a las turbulentas aguas a recuperar la insignia. Por lo cual él mismo se encargo de premiarlo y condecorarlo, tanto como si este le hubiese salvado la vida en aquel instante. Además hay que recordar que dentro de la historia romana este hecho marcaba un hito social, de este modo es como muchos historiadores antiguos y escritores señalas estos continuos hechos, como por ejemplo: Mientras César luchaba en las Galias, su amigo Craso fue derrotado por los partos en Carras, al norte de Siria, el 53 a.C. Todo su ejército de siete legiones fue muerto o prisionero y las siete águilas capturadas. El sucesor de César, Augusto, consiguió tras años de negociaciones que las águilas fueran devueltas y toda Roma lo celebró como una gran victoria. Pero años más tarde, el ejército de Quintilio Varo fue majaderamente derrotado por los germanos en Teutoburgo y las tres águilas capturadas. Augusto pasó días y noches gritando desesperado "¡Quintilio Varo! ¿Dónde están mis águilas?". Las 3 águilas fueron recuperadas años después por el emperador Claudio.

Los Egipcios

Los antiguos Egipcios fueron muy aficionados a adornarse, tanto mujeres como hombres, y desde los más humildes hasta el faraón llevaban algún tipo de joya. A pesar de ello, la cantidad de piezas que ha llegado hasta nosotros es realmente mínima, en comparación con la que, seguramente, se produjo, lo que presenta cierta dificultad a la hora de estudiarla.
Normalmente las joyas son consideradas como un mero adorno, pero en el Antiguo Egipto, como en la mayoría de las civilizaciones antiguas tenían, además, un significado determinado: en la mayoría de las tumbas, tanto de personajes relacionados con la corte, como de miembros de la familia real, encontramos las paredes adornadas por pinturas y relieves con representaciones, bien de la vida cotidiana, religiosa o descripciones de la vida misma del difunto. A pesar de que muchas se encuentran en muy mal estado, otras nos reflejan, con amplitud de detalles, gran cantidad de información sobre la joyería utilizada por los diferentes personajes en distintas épocas de la Historia.
Los usos de la joyería fueron:
Como amuleto y protección: las primeras piezas de joyería son pequeñas piedras utilizadas como colgantes, de ahí derivarán los amuletos más conocidos, que se utilizarán solos o formando joyas complejas.
Para indicar rango ú oficio: Como en todas partes y épocas, las joyas sirvieron para indicar status y riqueza, así como el poder y prestigio del propietario.
Como premio militar ó civil: Una de las mayores ocupaciones de los joyeros era la de realizar condecoraciones para los oficiales premiados. La “Orden del Collar de Oro” quizás fue el más antigua de estos honores. El collar shebyu, formado por unos discos de oro macizo enfilados muy estrechamente, surge como parte de un premio honorífico por el valor militar.
Para adornar templos y palacios: Sabemos que muchos elementos arquitectónicos de los palacios y templos eran adornados o recubiertos con metales preciosos.
Para depositar en la tumba: Los Egipcios depositaban en sus ajuares funerarios todo lo que creían iban a necesitar en la vida del Más Allá, por lo tanto en las excavaciones de las tumbas se han podido encontrar gran cantidad y variedad de piezas.
Por motivos puramente funcionales: Grandes sellos cilíndricos de oro ó de piedras duras, con el nombre del Rey, eran confiados a aquellos oficiales que actuaban en nombre del Rey en actos oficiales Durante los Imperios Antiguo y Medio.
Por motivos rituales: Los collares menhat y contrapesos que eran utilizados por las grandes damas ó sacerdotisas como símbolos de su devoción al culto de la Diosa Hathor ó sus encarnaciones.

Pueblos Cristianos
 En los pueblos cristianos han tenido más comúnmente la forma de cruz ornamental, dorada y esmaltada con figuras e inscripciones alusivas que se lleva pendiente de algún lazo, collar o cordón precioso
Medallas de la época de la

Independencia  Hispanoamericana 

Independencia hispanoamericana

Dando un salto de gigante en el tiempo se encontraran en este documento con un estudio iconográfico de la independencia hispanoamericana, a partir de las condecoraciones presentes en los retratos de sus protagonistas.
Para este objetivo, se parte de que la noción de héroe se aplica tanto al ejército realista como al republicano. Con esta perspectiva, se pretende indagar de forma amplia el uso dela condecoración como dispositivo simbólico para designar la heroicidad.
Órdenes, condecoraciones y medallas
Los términos orden, condecoración y medalla habitualmente son considerados sinónimos aunque en una investigación realizada por Thomas Baumert y Francisco J. Roldán centrada en el análisis económico del sistema premial español, estos autores recordaron que en sentido estricto no lo son. En algunos países como España, esta confusión en la terminología se ha llegado a extender al ámbito institucional. Las órdenes, según los investigadores mencionados, están determinadas por tener su origen en las órdenes militares o ecuestres, creadas como sociedades de caballeros en el contexto de las Cruzadas. Este origen explica que las órdenes, a diferencia de las restantes distinciones, se constituyen como órganos corporativos o colegiados. De esta forma, en sentido estricto, las condecoraciones serían elementos o símbolos de distinción entregados a personas o entidades en señal de reconocimiento pero, a diferencia de lo que sucede con las órdenes, después de recibirlas sus titulares no se integrarían en ninguna entidad corporativa. Las órdenes, también debido a su origen, suelen contar con una estructura jerárquica, organizándose en varias modalidades o categorías, generalmente denominadas "grados". Los grados más frecuentes suelen ser, en orden creciente de importancia: Medalla, cruz sencilla o de caballero, cruz de oficial, encomienda o insignia de comendador o de comandante, gran cruz y collar. Una excepción notable es la Orden del Toisón de Oro, que se encuentra entre el reducido número de las órdenes de caballería más antiguas y prestigiosas del mundo, y es una orden con una única categoría que es la de caballero de collar. Las medallas son distinciones individuales que tienen como finalidad premiar actos meritorios o de valentía, conmemorar acontecimientos determinados o distinguir servicios valiosos o conductas ejemplares. Estas últimas (y también algunas condecoraciones) pueden tener varias clases, habitualmente identificadas con el oro, la plata y el bronce. Estas clases suponen una clasificación de los actos, conductas o servicios recompensados pero no establecen una jerarquía entre sus poseedores.
Entre los dispositivos simbólicos empleados durante la Guerra de Independencia Americana, las medallas jugaron un papel fundamental por estar destinadas a destacar y estimular la participación en la contienda. Al terminar la guerra, las medallas sobrevivieron en los retratos de los héroes de la leyenda patria, de los que fueron excluidos los militares de bajo rango, a pesar de que también fueron condecorados. La posición de subalternidad de la tropa se inscribió en tres instancias: la primera resultaba de su lugar en la jerarquía militar; la segunda, se expresó en la condecoración por que, a diferencia de los altos oficiales, el héroe de la tropa recibía un diploma pero no la medalla; finalmente, la tercera instancia se relacionaba con la formación del Panteón Nacional, a partir de la iniciativas gubernamentales y privadas de “inmortalizar” al héroe en retratos que sólo se centraron en la oficialidad. Esta situación es válida para el bando realista como para el independentista, como lo muestra el triunfo de Rancagua (1 y 2 de octubre de 1814), en el que las tropas realistas vencieron al ejército patriota chileno, dirigido por Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera. Entonces el virrey Marqués de la Concordia ordenó la acuñación de medallas para los vencedores (Lima, Junio 10 de 1814):
“...para distribuirlas entre los individuos del Ejército de Chile que más se han distinguido en las acciones de guerra [...] 400 deben ser de plata, empleando para ellas hasta donde alcance las monedas del Sol que remito acuñadas en Potosí por el Gobierno Insurgente de Buenos Aires y 80 de oro con destino a los oficiales.”
Pero al final del documento dice que “No se verificó la construcción de estas medallas”, por la escasez de recursos que llevaba a priorizar el “pago y ajuste” delos sueldos atrasados de los soldados, por encima de la condecoración.

1814: En la Batalla de Rancagua, las tropas realistas, comandas por Mariano Osorio, vencieron a las fuerzas del general Bernardo de O'Higgins, que debieron retirarse tras una heroica resistencia. Concluía así el período llamado Patria Vieja. En la imagen, se pasa revista a las tropas de Rancagua.
Se conoce como Batalla o Desastre de Rancagua al último de los enfrentamientos de la llamada Patria Vieja, ocurrido los días  1 y 2 de octubre de 1814 en la ciudad de Rancagua, Chile.
La caída de Rancagua marca el fracaso de los primeros proyectos por la Independencia de Chile. El General Bernardo O'Higgins, bajo el mando de José Miguel Carrera, en ese entonces Presidente de la Junta Provisional de Gobierno, fue sitiado en la plaza de la ciudad por las tropas realistas al mando del Brigadier Mariano Osorio, logrando resistir durante dos días, hasta que con los pocos hombres de su división que sobrevivieron, pudo romper el cerco y huir. Durante el fragor de la batalla, Bernardo O'Higgins dijo nuevamente la frase que había acuñado meses antes en la batalla de El Roble: O vivir con honor o morir con gloria, a las tropas.
















Esto sucedió también en los decretos de honores de las campañas de San Martín y Bolívar; San Martín, en la medalla “Yo fui del ejército libertador” estableció tal disposición para el Ejército Unido y la Escuadra de Chile, lo cual hizo Bolívar años después: “El Ejército vencedor en Ayacucho será inmediatamente ajustado pagado; teniendo estos gastos la preferencia sobre todos los del Estado” para lo cual se planeó contraer un nuevo empréstito. Aún así los sueldos adeudados a los veteranos no se pagaron, aunque el gobierno colombiano emitió vales como garantía de la deuda. En la creación de las leyendas patrias, americanas y españolas, se incorporaron los retratos de militares condecorados que pasaron luego a formar los panteones nacionales, en un discurso militarista visto desde la oficialidad. Así se perdió la imagen de la tropa sin medallas, retratos, ni sueldo. En su momento, las medallas y las órdenes, más que un reconocimiento al mérito fueron armas en una batalla simbólica librada en los dominios españoles en América. Por ello se propone que la condecoración implica un proceso de reconocimiento pre-nacional, a partir de dos vías postuladas por Ernest Gellner: la culturalista, que parte de la existencia sistema común “de ideas y signos, asociaciones y pautas de conducta y comunicación”, y la voluntarista, que implica un reconocimiento mutuo.




I. Orden y condecoración
La orden y la condecoración suelen confundirse, por sinécdoque, con la medalla que reduce ambas categorías al objeto concreto de metal. Pero condecoración y orden implican temporalidades y vías diferentes, a pesar de ser distinciones honoríficas. Con la Orden no se busca sólo la exaltación de méritos personales, sino también la selección de individuos por vía culturalista, distinguidos con una condecoración que los señala permanentemente. En cambio la condecoración, sinónimo de medalla, es un reconocimiento voluntarista a una acción determinada, señalada con el nombre de un hecho, su fecha de ocurrencia y el nombre de su poseedor. Mientras que la medalla consagra un instante de gloria de un individuo, ocurrido en el pasado, la orden denota una temporalidad más larga, pues sus miembros pasan a formar parte de un grupo selecto, una élite, que se encarga de escoger a sus pares. 

Por ende la condecoración señala un sentido múltiple: una significación factual –por el hecho conmemorado-una temporalidad y una pertenencia. Por ello es el atributo que identifica al héroe con una acción, pasada (una batalla) o proyectada al futuro y una  "patria”. Véase por ejemplo a José María Córdova, oficial joven y valiente, que en su celo por la defensa de la libertad se enfrentó a Bolívar por su propuesta de presidencia vitalicia en la constitución Boliviana. En sus retratos, las condecoraciones remiten a la campaña del sur, el proyecto independentista y un recorrido que partió de la actual Colombia, hasta el sur del Perú. En la leyenda patriótica su iconografía lo muestra joven y “heroico”, en virtud de sus múltiples medallas, a veces indefinidas.
La dimensión espacial de la medalla y la orden, derivada de la indicación geográfica, establece una idea de recorrido. Por ejemplo, un miembro de la orden de los Libertadores de Venezuela debió formar parte del ámbito militar o político de Colombia, Ecuador y Venezuela, así como el oficial neogranadino que tiene las medallas de Pichincha y Ayacucho, hace gala de que recorrió casi la mitad de Suramérica, desde su extremo norte. Este recorrido simbólico de los libertadores, se puede poner en paralelo con el de los exploradores de las misiones científicas de la corona, que reafirmaron el poder de la corona en el reconocimiento de un territorio. En ambos casos es fundamental el “haber estado” físicamente.

Medalla  Orden de los Libertadores de Venezuela

Instituida directamente por Simón Bolívar en Caracas el 22 de Octubre 1813, fue la primera Condecoración de Venezuela. La orden militar de los Libertadores sirvió para recompensar las acciones heroicas y para rendir tributo a los libertadores
Su venera es una Estrella de 7 rayos, símbolo de las 7 provincias que componían Venezuela, en la Orla se ubica la inscripción LIBERTADOR DE VENEZUELA, y en el reverso el Nombre del agraciado, quien ostentara a su vez el titulo de Benemérito.

Medalla  de los libertadores de Quito, condecoración de pichincha .

Instaurada por una Asamblea de personas notables, reunidas en Quito en mayo de 1822, en ocasión de la victoria alcanzadas en Pichincha, debía llevar las inscripciones "Libertador de Quito" y "Vencedor en Pichincha". Asimismo esta condecoración era otorgada a las fuerzas que bajo las órdenes de Bolívar habían combatido en Pasto. La medalla se compone de un sol naciente sobre las montañas del Ecuador, uniendo sus rayos por una corona de laureles, realizada en esmeraldas. Según la jerarquía, para los generales la medalla debía venir junto a piedras preciosas; para los oficiales de oro, y para la tropa de plata.
Medalla  de Ayacucho
La comprende un escudo de la ciudad de Sucre, con su respectiva inscripción y una corona de laureles de diamantes que lo rodea. Esta condecoración fue decretada por Bolívar en Lima, en diciembre de 1824, para que todos los integrantes del "Ejercito Unido Libertador del Perú" llevaran en el pecho. Perteneció a Antonio Guzmán Blanco, quien posteriormente la donó al Museo Nacional.

Aunque medallas y órdenes se prestan al recuento événementiel del período, también pueden dar cuenta de otros asuntos, como las divisiones sociales:  En América los generales ostentaban condecoraciones de oro con brillantes, los oficiales de oro y la tropa de plata; en España, oro los generales, plata los oficiales y parches de paño o cintas los soldados. En ambos casos es evidente la diferenciación social, reforzada en lo material, sumado a la imposibilidad de que indígenas, negros o mestizos recibieran el mismo honor de un caballero. El aquellas preseas para la tropa no se acuñaran, mientras que las de generales y oficiales si, se debió a que estaban hechas de metales preciosos como la moneda, que era de alor intrínseco es decir, de piezas metálicas que valían por su propio peso. Así que fabricar las 400 medallas de plata y 80 de oro del documento citado, implicaba sacar de circulación monedas para fabricar preseas. En suma los costos de tales honores eran impracticables, sobretodo en una proporción de una medalla de oro por cada cinco de plata, lo que no excusa pero si explica que se haya honrado aun grupo reducido.

II. ÓRDENES MILITARES ESPAÑOLAS
Al regreso de Fernando VII, en 1814, se establecieron en España dos órdenes relacionadas con la Independencia americana y las guerras napoleónicas. La primera fue la Orden de San Hermenegildo, creada el 28 de noviembre de 1814, al final de la Guerra de Independencia Española, con el propósito de premiar la constancia en el servicio de las armas reales. La segunda fue la Orden de Isabel la Católica, del 24 de marzo de 1815, en recompensa de la lealtad y los méritos delos defensores de los dominios hispanoamericanos.

La Orden de Isabel la Católica es una condecoración de España, instituida por el rey Fernando VII el 14 de marzo de 1815, con el nombre de Real y Americana Orden de Isabel la Católica, con el fin de «premiar la lealtad acrisolada a España y los méritos de ciudadanos españoles y extranjeros en bien de la Nación y muy especialmente en aquellos servicios excepcionales prestados en favor de la prosperidad de los territorios americanos y ultramarinos». La orden fue reorganizada en 1847. Mediante un Real Decreto de 26 de julio de 1847 la orden tomó el nombre de Real Orden de Isabel la Católica. 

En su iconografía, ambas órdenes se aferraron a símbolos de Antiguo Régimen para aludir a la defensa del privilegio de la Corona Española sobre América y su papel en la defensa de la fe. La orden de Isabel la Católica representa no sólo el apoyo a la empresa colombina y la conquista del territorio americano, pues también recordaba el establecimiento de la Inquisición española (1478) y la "reconquista” de la península ibérica iniciada con la guerra de Granada (1481-1492), que desterró a los musulmanes, y la expulsión de los judíos, en 1492.
En el otro caso, San Hermenegildo de Sevilla representa al hijo católico de un rey visigodo del siglo VI, enfrentado a su padre, que abrazó la herejía arriana, por lo que fue encarcelado, en 586,y condenado a la decapitación de un hachazo. Sixto V lo canonizó en 1585 y Felipe II trasladó parte de sus reliquias al Escorial.
Un ejemplar de esta orden se encuentra en el retrato de Vicente Vanegas, que pasó del ejército realista al de Cundinamarca, comandado por Antonio Nariño como ejemplo de un soldado fiel del rey, comprometido con la Independencia.
A la luz de esta simbología, la medalla de Isabel la Católica en el retrato Pablo Morillo, le confiere al comandante de la reconquista española (1815-1819), una dimensión culturalista que refuerza la imagen del héroe de las guerras napoleónicas, que enfrentó a los traidores afrancesados. Así la reconquista, puede verse simbólicamente como continuación de la guerra de independencia española. Este distintivo–al parecer-llegó a América, donde se le otorgó al octogenario cacique indígena Antonio Núñez, que en marzo de 1813 comandó a los indígenas de Mamatoco y Bondad para recuperar la ciudad de Santa Marta, de manos del republicano Pierre La batut. En recompensa por su acción, Morillo lo condecoró el 25 de julio de 1815, día de Santiago, con una cinta alrededor del cuello y un diploma, frente a los 5000 soldados del ejército de reconquista.
Es significativo que los indígenas llamaran a los republicanos de Labatut Jacobinos, denominación que puede rastrearse hasta el gobernador de Santa Marta, Pedro Ruiz de Porras, que proveyó de armas a Núñez. Este caso demuestra hasta qué punto se creía –o hacía creer- que Francia amenazaba a la corona allende los mares, con grupos de traidores adictos a los ideales de 1789. Lastimosamente no se conocen más detalles de la condecoración recibida por Núñez, para confirmar si fue la Orden de Isabel la Católica.

III .UNA ORDEN AMERICANA

Este punto se inicia con la Orden de los Libertadores de Venezuela, instituida por Simón Bolívar el 22 de octubre de 1813, en Caracas:
Llamado a la autoridad suprema para reparar los ultrajes hechos a la virtud, uno de los primeros actos del poder, debe llevar por objeto tributar a los libertadores de la Patria un honor que los distinga entre todos, creando símbolos que representen sus grandes servicios [...] la venera de la orden será una estrella de siete radios, símbolo de las siete Provincias que componen la República. En la orla habrá esta inscripción, Libertador de Venezuela, y al reverso el nombre del libertador. Se llevará al costado izquierdo pendiente de un lazo amarillo.
La orden se usó para designar una élite patriota, opuesta a los enemigos de la Independencia perseguidos por el decreto de Guerra a Muerte. Por ello se le concedió a los participantes de la Campaña Admirable, la independencia de Venezuela y la de Cundinamarca, o a quienes apoyaron tales campañas, como sucedió con de Antonio Nariño, que la recibió el 4 de mayo de 1814:
Deseoso de distinguir a aquellos militares que [...] contribuyeron altamente al feliz éxito de la campaña que libertó a Venezuela, y que haría la gloria de los más grandes héroes de la tierra, instituí la Orden de los Libertadores. Como vuestra excelencia es [...] de los más sinceros amigos que numera mi patria, y cuya singular protección contribuyó [...] a redimirla del poder español, el reconocimiento y la justicia exigen que sea [...] de los primeros en el uso de la venera. Al final de su carta Bolívar dice que el fin de la orden es presentar a quienes la reciben
“a la faz [...] de la América entera, como un libertador de Venezuela, y dar un nuevo realce a esta útil institución”. El objetivo se logró con creces, como puede verse en numerosos retratos y en la presentación de los héroes al principio de la República, que a continuación de su nombre declaraban pertenecer a la orden, a pesar de lo cual se conservan pocas medallas. Esta distinción aparece representada con variaciones, como sucede en el retrato de Carlos Soublette, con una corona de laurel que denota el rango de general, sin dejar de lado inconsistencias como los ocho radios de la venera en el retrato de Ramón Nonato Guerra o los seis radios en el del canónigo Ignacio Mariño y Soler, lo que indica desconocimiento de la presea.
IV Condecoraciones americanas
En este punto se enumerarán las condecoraciones de las campañas bolivarianas, para crear un catálogo iconográfico de cada medalla. Adicionalmente se presentarán algunas medallas de la campaña de San Martín conservadas en la colección del museo, de las que no se conoce registro iconográfico en Colombia, aunque debieron ganarla militares colombianos.





Cruz de Boyacá.
Creada por la Asamblea de Notables de Santafé el 9 de septiembre de 1819, para reconocer a los vencedores de la Batalla del puente de Boyacá (7 de agosto de1819), que selló la Independencia colombiana. José Tiburcio Echevarría, a nombre de la Asamblea, le notificó al Libertador la decisión de imponerle la Cruz, mientras le solicitaba permiso para que la tropa la usara, pues se trataba de un premio civil para un cuerpo militar. La Asamblea de Notables, antecedente del Congreso dela Nueva Granada, estableció que la presea tendría una cinta verde, una cruz con el mote Boyacá y tres categorías: de oro y piedras preciosas para los generales de división (Anzoátegui, Santander y Soublette); oro para la oficialidad y plata para la tropa. Los primeros tipos aparecen en la iconografía republicana, con algunas variaciones respecto al decreto y las pocas medallas conocidas; por ejemplo en el acta no se menciona una rama de laurel cruzada con un sable, en la zona inferior de la presea, que reúne la sinécdoque del guerrero y la metonimia de la gloria militar. Aunque no se conocen representaciones dela medalla de la tropa, se conserva una cruz que no se ajusta al decreto de honores por ser redonda, con cinta roja y rastros de esmalte en la inscripción, el laurel y el sable. Este indicio confirma que las medallas no se hacían en serie.

Libertadores de Cundinamarca
Esta medalla fue creada para condecorar a los participantes civiles y militares dela independencia del Nuevo Reino de Granada, por el Congreso de Angostura18, el 14 de enero de 1820. Debía tener una corona de laurel esmaltada de verde, el nombre de su poseedor en esmalte rojo y debajo el mote: ‘Cundinamarca Libertada 1819’. Los tipos se establecieron así:
...de Oro guarnecida de Esmeraldas para los generales - de Oro sin guarnición para los Oficiales y Ciudadanos Empleados [...] de Plata para los Soldados y Ciudadanos [...] Los Militares la llevarán pendiente de una cinta roja en el segundo ojal de la casaca, y los Ciudadanos de una cinta azul celeste.
A diferencia de la Cruz de Boyacá, que exaltaba sólo a militares, esta medalla incluyó a los civiles, a pesar de lo cual sólo se conoce por la iconografía militar.

Medalla de Boyaca.

En forma de herradura , y compuesta por una cruz de diamantes, se señala la inscripción de: BOYACA. En su parte inferior presenta una hoja de palmera cruzada por una espada. En el Congreso de Angostura se le dio el título de: "Medalla a los Libertadores de Cundinamarca", en 1820.

Quito a sus libertadores en Pichincha
La Municipalidad de Quito creó esta medalla en agradecimiento al ejército Gran Colombiano comandado por Antonio José de Sucre y la caballería de Santa Cruz, compuesta por granaderos chilenos y argentinos, vencedores de la batalla de Pichincha (24 de mayo de 1822). La condecoración tenía un sol naciente en las montañas ecuatorianas y una corona de laurel con la inscripción: “Colombia – Libertador de Quito – Vencedor en Pichincha – 24 de mayo, XIIº”. 

Las medallas de los jefes se engastaron con piedras preciosas y esmalte azul, y las de la tropa se hicieron en plata. La condecoración se proclamó en el Acta de Independencia de Quito (29 de mayo de1822) como una muestra de adhesión al proyecto bolivariano de la Gran Colombia, promulgado tres años antes de lograr la independencia ecuatoriana. La medalla de la colección del museo, corresponde a la iconografía descrita, aunque con un mote diferente: “Quito a sus libertadores / en Pichincha". En todo caso el metal plateado de la misma denota que perteneció a un militar de menor rango.

Medalla de Ayacucho
Creada por Antonio José de Sucre, en el cuartel general de Huamanga el 19 de diciembre de 1824, tenía una corona de laureles con la inscripción: “Colombia a sus bravos en el Perú”, en medio la llanura de Ayacucho, atravesada de un fusil y una espada, y la inscripción “Vencedor en Ayacucho, 9 de diciembre, año 14”. No obstante las dos medallas de la colección del Museo se ajustan al segundo decreto de honores, expedido por Simón Bolívar en Lima (27 de diciembre de1824). Bolívar inició ordenando que el ejército fuera “inmediatamente ajustado y pagado” con “preferencia sobre todos los del Estado, aún cuando para ello téngala Nación que contraer un nuevo empréstito”. A continuación estableció una medalla más sencilla con “...una medalla al pecho pendiente de una cinta blanca y roja con esta inscripción: AYACUCHO. Los generales esmaltada en brillantes; los jefes y oficiales de oro y la tropa de plata”. Las medallas conservadas, con la bandera del Perú en la cinta, corresponden a un oficial y a un soldado.

El busto del Libertador
Esta medalla es un testimonio de la campaña del Perú, que inició con la victoria en Pichincha (1822) y culminó con la de Ayacucho (1824). Fue creada el 12 de febrero de 1825, por el Congreso constituyente del Perú–presidido por José María Galdeano- en “honor del Libertador que lleve por el anverso busto con este mote: ‘A su Libertador Simón Bolívar’; y por el reverso las armas de la República con este otro: ‘El Perú restaurado en Ayacucho. Año de 1824”.
En el mismo documento se rindió reconocimiento público a los participantes en la batalla de Ayacucho, se le concedió a Sucre el título de Gran Mariscal de Ayacucho y se le confirió a los soldados de la Campaña del sur: “la calidad de peruanos de nacimiento con opción a todos los empleos de la República, si por otra parte reunieren los demás requisitos constitucionales”.

Los grabadores Manuel Villavicencio y Atanasio Dávalos realizaron, cada uno un cuño de la medalla, con lo que se creó una disputa por quien había logrado la mejor medalla, como relata Hipólito Unanue, Presidente del Consejo de gobierno del Perú, en una carta a Bolívar: “Gran disputa hay entre los dos grabadores [...] sobre el busto de V. E. en las medallas. El primero ha obtenido la preferencia y el segundo, a quien no faltan votos, quiere que V. E. vea las muestras que le incluyo”. Al no poderse dirimir el conflicto entre los grabadores, Unanue decidió enviarle a Bolívar: “50 medallas de oro de dos diferentes artistas, con otros tantos diplomas firmados por el Consejo para que se distribuyan a quien V. E. quiera, y además se remiten 100 de plata”. En Lima se distribuyeron 50 piezas de oro y se acuñaron “1000 de plata sin asa para tirar al pueblo el día de San Simón”, lo que remite a una resignificación republicana de las ceremonias de jura al rey español, centrada en la figura de Bolívar. Respecto a las medallas enviadas a Colombia, hay menciones de su uso discrecional por parte del Libertador, en el relato de Luis Perú de Lacroix:
...hago memoria […] de que di a usted el […] diploma del busto del Libertador, pero que no pude darle la condecoración porque no la tenía entonces: en mi escritorio tengo una y voy a dársela’. Efectivamente, S.E. me dio una medalla de oro […] sobre la cual aparece por un lado el retrato obusto en relieve del Libertador y por el otro las armas del Perú.

Curiosamente, de esta medalla se conserva un ejemplar, pero no hay representación pictórica. En un retrato de Francisco de Paula Santander, realizado por José María Espinosa, aparece una medalla similar, con una cinta de franjas roja, amarilla y azul. En todo caso, podría tratarse de una medalla diferente, entregada en la ceremonia de honores por la batalla del Puente de Boyacá: “Santander recibió un valioso obsequio: otra medalla en la cual se ven el anverso el busto de Bolívar y este lema: Bolívar Libertador; el reverso tiene una corona de laurel y estas palabras: Sin Libertad, sin Constitución no hay Patria,1819”. Esta referencia nos mostraría, entonces, que la medalla de la pintura de Espinosa es anterior a la del Busto del Libertador. Esto explicaría el porqué del sentido alegórico de la obra, en la que Santander sostiene la constitución sobre su cabeza mientras que en el fondo se desarrolla una batalla, que sería entonces la de Boyacá.

A los vencedores de Pasco
Mientras el gobierno de Buenos Aires se encontraba en guerra civil con las provincias de Entre Ríos, Santafé y la Banda Oriental, José de San Martín desobedece el llamado a participar en la confrontación por la que pasaba su país para marchar rumbo al Perú. El 20 de agosto se embarca en Valparaíso, territorio chileno, en compañía del almirante Cochrane. El 8 de septiembre de 1820, desembarca en la bahía de Paracas. En la región de Pisco decide dividir fuerzas, y envía una avanzada bajo el mando del general español Juan Antonio Álvarez de Arenales en dirección a las sierras del Perú. En el cerro de Pasco se produjo una confrontación, el 6 de diciembre de 1820, en la que vencieron los patriotas. Esta victoria antecede la entrada de San Martín a Lima. San Martín comunica a los vencedores que merecen un honor militar: “La división libertadora de la Sierra ha llenado el voto de los pueblos que la esperaban”.  En el mismo documento se menciona la iconografía de la medalla:
1)Que luego que las circunstancias lo permitan, se grabará una medalla que represente las armas del Perú, provisionalmente adoptadas, y en el reverso esta inscripción: ‘A los vencedores de Pasco’.
2)El General de la División la traerá de oro, y lo mismo los demás jefes de ella; los oficiales la usarán de plata.
3)Los sargentos, cabos y soldados, traerán un escudo bordado sobre el pecho con las mismas armas y una inscripción al exergo: ‘Yo soy de los vencedores de Pasco’.
La medalla de la colección del Museo Nacional de Colombia pertenece, entonces, a la campaña San Martiniana del Perú. Según las disposiciones del decreto de honores, se puede colegir que la medalla en cuestión, le perteneció a un oficial de San Martín, aunque no hay inscripciones en las que se revele el nombre de la persona que la obtuvo, ni información sobre la procedencia de la pieza.

Yo fui del ejército Libertador
 Medalla al Ejército y la Escuadra Libertadora del Perú
El 15 de agosto de 1821, José de San Martín, nombrado para entonces Protector de la Libertad del Perú, proclamó un decreto de honores para aquellos que lo acompañaron en la campaña libertadora del Perú. En la introducción del decreto, San Martín escribe lo siguiente: “…puesto yo a la cabeza del Estado Peruano, dejaría un gran vacío en mis deberes públicos, si a su nombre no manifestase el alto aprecio que merecen los que han tenido parte en la empresa de más trascendencia al nuevo orden social de ambos hemisferios”. En los artículos 3º y4º, se establece la creación de la medalla y los merecedores de la misma, como sigue:
3) Todos los oficiales del Ejército y Escuadra que salieron en la Expedición Libertadora y se hallan existentes en el día son reconocidos Oficiales del Perú.

4) Los individuos comprendidos en el artículo anterior y los empleados que se hallen en el mismo caso, gozarán, aunque después queden de simples particulares, una medalla, de oro los oficiales, y de plata las demás clases, con esta inscripción: YO FUI DEL EJÉRCITO LIBERTADOR y al reverso las armas del Estado.
La medalla de la colección de numismática, de metal plateado, corresponde a un militar de bajo rango, que formó parte del Ejército Libertador de San Martín.

Cruz de Boyacá

La condecoración vivió en el olvido durante un siglo; sólo hasta 1919, al celebrarse el primer centenario de la Batalla de Boyacá, bajo el gobierno del doctor
Marco Fidel Suárez, se "creó" nuevamente, como una condecoración militar.

El Decreto No 1667, del 8 de agosto de 1919, ordenó conceder la Cruz de Boyacá a los Oficiales del Ejército como “Recuerdo” a la conmemoración de la Batalla de Boyacá; una Cruz de Malta, cuyo centro iba la Bandera Nacional… y la inscripción: “CENTENARIO DE BOYACA”, en el reverso la inscripción: “1819 – 1919”.
Posteriormente, en 1922 por el Decreto No. 513, la Cruz de Boyacá se hizo extensiva a los militares y diplomáticos de los gobiernos extranjeros "para corresponder distinciones" y se establecieron tres categorías: la Extraordinaria, de oro; la Primera Clase, de plata y la Tercera Clase, de bronce. Se determino entonces que el centro de la Cruz y en alto relieve, fuera el busto del Libertador rodeado de la inscripción: COLOMBIA – CENTENARIO DE BOYACA, y en el reverso la inscripción “1819 – 1919”

Orden de Boyacá

A partir del 6 de agosto de 1930 por Decreto No. 1247, se dispuso convertir la condecoración Cruz de Boyacá en “Orden de Boyacá” concedida no solo a los militares, sino también a los civiles.

Posteriormente hubo modificaciones a los estatutos de la Orden, y en 1954, se dictó el decreto que rige hoy y que está firmado por el General
Gustavo Rojas Pinilla. Su forma es en Cruz de Malta, brazos esmaltados en Azul Prusia, con delgada cenefa dorada o plateada; al centro en círculo el busto del Libertador en alto relieve rodeado por una faja circular en esmalte azul con la leyenda “ORDEN DE BOYACA”.

Señala el decreto que la "Orden de Boyacá" se concede en siete grados: Gran Cruz Extraordinaria, Gran Cruz, Placa de Gran Oficial, Cruz de Plata -que se otorga solamente a entidades y personas jurídicas-, Cruz de Comendador, Cruz de Oficial y Cruz de Caballero.

Es en esta estancia y velando por el prestigio de la misma, se da fe que la condecoración es “Creada por el Libertador”, por este inciso se distorsiona la verdad sobre la Cruz de Boyacá.

En diciembre de 1980 se modificó, aumentado el grado de Gran Collar, el cual se puede conceder exclusivamente a los jefes de Estado.



Las medallas, un discurso proto-nacional

 El discurso en el que se apoya la creación de los distintivos honoríficos de la Independencia, no se aleja del interés de crear identidades nacionales. No hay que olvidar que la Independencia es un proceso que sigue a la vacatio regis, es decir a la ausencia de la figura del rey, que era el único que podía detentar la imagen de soberanía. Tampoco se puede olvidar que el proceso de la Independencia no se adecua a una revolución originada únicamente en una lucha reivindicatoria; mas bien puede verse como un proceso de separación en el que los miembros pertenecientes a la comunidad española, en territorios geográficamente separados, se separan en bandos que son integrados por todos los grupos sociales y étnicos, mismos que integraron los ejércitos americanos. Una de las reivindicaciones pedidas en América durante la vacancia real, fue su reconocimiento en la integración de la Junta Central de Aranjuez y las Cortes de Cádiz. Una vez desconocidos tales cuerpos políticos, el dominio territorial americano fue confirmado por el pueblo que integraba el ejército, a partir de las declaraciones políticas que fundaron la lucha por la Independencia. En esta medida la medalla creaba una distinción pre-nacional que se refleja en la alusión a porciones territoriales que adhieren al proyecto emancipatorio americano:
La soberanía del pueblo de la época revolucionaria será muy a menudo pensada y vivida no como la soberanía de una nación unitaria, sino como la de los ‘pueblos’, la de esas comunidades de tipo antiguo que son los reinos, las provincias o las municipalidades.
Aunque la alusión al territorio fue en la mayoría de los casos, parcial y taxativa(Pasco, Pichincha, etc.), algunos proyectos de conmemoración honorífica instalaron un incipiente nacionalismo, al aludir a territorios extensos (Libertadores de Venezuela, Libertadores de Cundinamarca), con unidades políticas que los representaban, como Asambleas de Notables o Congresos. Recuérdese que Bolívar reconoció a Nariño como un amigo de “su patria”, lo que implica que todavía no se había planteado el proyecto de la Gran Colombia. También se encuentra el caso especial del Perú, con el Busto del Libertador, en el que se utiliza una estrategia similar a la de la jura del rey, para sentar las bases de un territorio libre representado por el mismo “Libertador”. La medalla del busto de Bolívar, no dista de la de la Jura Real con el busto del nuevo monarca, como tampoco se diferencia la idea de “regar de plata al pueblo” de la de tales ceremonias, ni la propuesta de usar el día de San Simón para el festejo. Finalmente, hay que tener en cuenta que estos premios militares en muchos casos(Boyacá, Pichincha, Ayacucho), surgieron de las municipalidades o las asambleas civiles, que dieron legitimidad y reconocimiento político a la acción militar, al ofrecerle a la tropa el título de ciudadanos de una nueva república, por lo cual permiten restituir los dispositivos simbólicos de reconocimiento que soldados de todos los rangos recibieron en su momento, a diferencia de la pintura, una estrategia conmemorativa más onerosa que se restringió a los altos oficiales del ejército.

Las medallas de Juan María Marcelino Gilibert Laforgue, fundador de la Policía Nacional
Juan María Marcelino Gilibert al cumplir 22 años de edad ingresó a la carrera militar donde alcanzó el grado de sargento mayor de primera clase. Estuvo en campaña en África, atravesó el desierto del Sahara y fue distinguido por exponer su vida para salvar a varios compañeros que se encontraban afectados por una epidemia de cólera. En 1870 participó en la guerra franco-prusiana y fue herido en las batallas de Reichshuffen, Sadán y Orleans. Posteriormente cayó prisionero en tres ocasiones, pero en todas escapo de los enemigos. A1 terminar la guerra, fue condecorado con la medalla militar y volvió con su regimiento a Constantinopla, donde fue designado Comisario Especial de Quinta Clase de la Policía Francesa. Ascendió gradualmente hasta alcanzar el grado de Comisario Jefe de Primera Clase, condecorado con la medalla colonial y con Cruz de la Legión de Honor; fue trasladado a prestar sus servicios en la ciudad de Lille, donde se hallaba en 1890, cuando fue designado para venir a Colombia. Cinco años más tarde, el Gobierno Francés lo ascendió a la clase de Comisario Excepcional, que era el puesto más elevado entre los comisarios de la Policía Francesa.

La Medalla Militar (Médaille militaire en francés) es una condecoración de Francia que fue instituida por primera vez en 1852.
El creador de la medalla fue el emperador Napoleón III, quien puede haberse inspirado en una medalla concedida por su padre, Luis Bonaparte, Rey de Holanda. La Medalla Militar es concedida a cualquier oficial sin comisión o personal enlistado que se distinga por actos de valentía en acción contra una fuerza enemiga. Los oficiales comisionados no son aptos. Una característica interesante de la médaille es que también es la concesión suprema por liderazgo, siendo otorgada a generales y almirantes que han sido comandantes en jefe. Esta medalla particular incluso es considerada superior a la gran cruz de la Légion d'honneur. Tras la Primera Guerra Mundial, la Medalla Militar fue también concedida a los heridos en combate.

La  revolución francesa abolió todos los rangos y privilegios en 1791, tanto civiles como militares. A pesar de esta tabula rasa, cientos de ardientes revolucionarios combatían al otro lado del Rin y en Italia contra los enemigos de la joven República. Les bastaba con dar su vida por sus ideales, sin premio alguno que mediara. El entonces Consul Bonaparte que era de otra opinión, empezó a gestar el germen de la Legión de Honor en una cena con sus hermanos en el castillo Malmaison, entre las partidas de billar que tanto le gustaban. “Es por estas baratijas por las que los soldados luchan y mueren por mí”, esgrimió el general más adelante. El 14 de Floreal, 3 de mayo de 1802, Roederer, su consejero de Estado, dio la lectura que la constituía.
El Consulado instauró las armas de honor para premiar a los soldados por sus actos de valentía en combate. Este sistema de condecoraciones era estrictamente militar, Francia no poseía ningún otro tipo de recompensa. Bonaparte era consciente de la necesidad de reinstaurar las medallas y en 1802 ideó la institución llamada “La Legion de Honor”, que amalgamara a los mejores sujetos de Francia y les uniera por este vínculo.

Napoleón, generoso en las dadivas, concedió más de 2.000 de esta condecoración cuyo nombre se remontaba a la Antigua Roma, la Legió honoratorum conscripta. Los legionarios tenían que jurar fidelidad a la república, a imagen y semejanza de las antiguas ordenes religiosas que se postraban ante el Gran Maestre. Quería así, Napoleón, formar una irreductible guardia que le jurase lealtad hasta las ultimas consecuencias.

La Medalla de Colonial, medaille coloniale, está estrechamente ligada con el imperio colonial francés. Fue instituida como premio a los soldados que participaron en las operaciones militares llevadas a cabo por Francia en las colonias y protectorados.

Fue creada el 26 de Julio de 1893 para premiar
"los servicios militares en las colonias , como resultado de la participación en operaciones militares, en un país colonia o protectorado “

La medalla es de 30 mm de diámetro fabricada en plata. En el anverso de la misma se encuentra la efigie de la República, con casco y en relieve "República Francesa". En el reverso, un mapa del mundo ocupa el campo central, apoyado sobre un ancla flanqueada por un trofeo de armas. La cinta, en la que las citaciones de campaña se colocan, es a rayas verticales blancas y azules. Su longitud puede variar este 35 a 37 mm.

La medalla es la misma para todas las campañas, lo único que cambian son los pasadores que lleva, que identifican el lugar donde ha servido el soldado.

Inicio  del otorgamiento  de medalla a funcionarios del cuerpo de Policía

Revisando los anales de la Génesis de la Policía Nacional, se establece  que solo hasta el año de 1912 (21 años después de la fundación de la Policía Nacional en 1891) el Doctor Gabriel fue el gestor para que por primera vez en la historia del Cuerpo de Policía el Gobierno Nacional le otorgara una medalla a uno de sus funcionarios.
Es de anotar que tal requerimiento se realizó debido a que la Institución para esa época aun no contaba con medallas propias para exaltar los hechos distinguidos y heroicos realizados por sus integrantes.
Y es solo hasta el año de 1942, cuando mediante el Decreto 2390  del mismo año, la Institución da inicio a la creación de sus propias medallas, con la creación de la “Medalla de la Policía Nacional”.

Por primera vez en la Institución, gracias al interés del doctor  Gabriel González, se condecoró a un miembro de la Policía. Esta acción fue consignada en el Decreto Ejecutivo 313 del 7 de marzo de 1912, por el cual se concedió una medalla de honor al señor Comisario Manuel A. Maldonado, quien “ha hecho su carrera por rigurosa escala, desde 1891 cuando ingreso como Agente de Tercera Clase  hasta llegar a Subdirector del Cuerpo de Policía”, cumpliendo 20 años ininterrumpidos de servicio en la Policía., cabe anotar que el señor Comisario Maldonado asumió la dirección de la Policía en calidad de encargado en dos oportunidades.
Por esa brillante trayectoria de vida institucional es que el Doctor Gabriel González lo postuló ante el Gobierno Nacional, para que fuese el funcionario que por primera vez en la historia de la Institución recibiere dicho galardón.

Característica de la “Medalla de Oro” que otorgaba el Gobierno Nacional, paralelamente la Dirección General de la Policía Nacional como incentivo le concedía al personal condecorado recompensas extraordinarias en dinero, acción que se realizaba mediante resolución interna.
Creación de la Medalla de la Policía Nacional
Siendo Director de la Policía Nacional el General Alfredo Azuero Arenas, el  Gobierno dictó importantes disposiciones sobre las cuales se resalta la Resolución 66 de 1938 y aprobado por Decreto Ejecutivo 28 de 1939, por la cual se expidió “El Reglamento de Uniformes y Equipo para la Policía”, de igual forma en 1942 se expidió el Decreto 2390  del mismo año, por el cual se estableció la “Medalla de la Policía Nacional”, la cual se le otorgaba por sus excelentes meritos a los oficiales, suboficiales, agentes y no uniformados el día de la Policía Nacional (5 de noviembre) de cada año.


Texto del Decreto 2390  de octubre 14 de 1942, por el cual se estableció la   “Medalla de la Policía Nacional”


















Siendo Director de la Policía Nacional el señor Coronel Francisco Rojas Escarpetta mediante Decreto No. 2358 del 9 de septiembre de 1953, se creó la orden  “Estrella de la Policía” y en abril de 1954 los distintivos de Servicios Distinguidos y al Valor; decreto que fue actualizado mediante el Decreto No. 2612 del 14 de octubre de 1966. el objetivo de creación de dicha orden era distinguir y reconocer el trabajo y virtudes profesionales de los  miembros de la Institución y de los ciudadanos que prestasen servicios eminentes en la tarea de proteger, garantizar la vida y honra y demás derechos de los habitantes del territorio nacional.

Categorías de la orden “Estrella  de la Policía”
La orden Estrella de la Policía Tenia seis (6) grados o categorías  así:

§Gran Estrella Cívica Extraordinaria.
Se concedía  únicamente a los jefes del estado.
§Gran Estrella Cívica Ordinaria.
Se concedía al Ministro de Defensa Nacional, oficiales en grado de General y a la  máxima Jerarquía Eclesiástica Cástrense.
§Gran oficial.
Se concedía a los Ministro del Despacho Ejecutivo, Jefes de Departamentos Administrativos, comandantes de las fuerzas, oficiales en el grado de Mayor General y Brigadier General, al Director General de la Policía Nacional, al Subdirector y Jefes de Estado Mayor.
§Estrella cívica categoría comendador.
Se concedía a los oficiales superiores, gobernadores, secretarios generales y directores de los ministerios, a los secretarios generales de los Departamentos Administrativos, Secretario General de la Policía Nacional, y al Capellán General de las Fuerzas Armadas.
§Categoría oficiales.
Se concedía a los oficiales subalternos, empelados civiles con categoría de especialistas, intendentes, comisarios y alcaldes.
§ Estrella cívica categoría de compañeros.
Se concedía a los suboficial, agentes y a empleados civiles de la Policía Nacional, en la categorías de adjunto y auxiliares, la orden de la estrella de la policía podrá ser concedida al personal colombiano o extranjero que hallan prestado eficientes servicios  la policía en la categoría que señale el consejo de la orden.

Como portar la orden “Estrella  de la Policía”

La de la categoría compañeros y oficial en el lado izquierdo del pecho.
La de la categoría comendador  suspendida en el cuello.
La de la categoría  gran oficial, arriba de la cintura en el lado derecho.
La de la categoría gran estrella cívica ordinaria o extraordinaria, a la altura de la cintura al lado izquierdo.
Las insignias solo podrán llevarse con uniforme de parada o con vestido de civil de ceremonia.
La otorga siempre por Decreto del Gobierno con la firma del Ministro de Defensa y previa intervención del consejo de la orden.
Estos decretos se publicaran el  diario oficial y en la revista de la Policía Nacional.

primeras autoridades a quien se les otorgó la orden 
“Estrella de la Policía”


También le fue otorgada al señor Mayor General Deogracias Fonseca Espinoza Director de la Policía Nacional y posteriormente integrante de la Junta Militar de Gobierno que sucedió en la presidencia al Teniente General Gustavo Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957.


General Bernardo Camacho Leyva 

Un aspecto importante que resaltar es que mi General Bernardo Camacho Leyva ha sido el único oficial de la Policía Nacional  a quien se le otorgó la Orden Pontificia del San Silvestre Papa, la cual es una de las cinco Órdenes de Caballería otorgadas directamente por el Papa como Sumo Pontífice y cabeza de la Iglesia Católica y como el Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano .

La "Pontificia Orden Ecuestre de San Silvestre Papa y mártir", (en latín: Ordo Sanctus Silvestri Papae, en italiano: Ordine di San Silvestro Papa), a veces denominada como Orden Silvestrina, o la Orden Pontificia del San Silvestre Papa, es una de las cinco Órdenes de Caballería otorgadas directamente por el Papa como Sumo Pontífice y cabeza de la Iglesia Católica y como el Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano.


Fue instituida por el Papa Gregorio XVI el 31 de octubre de 1841 y reformada por San Pío X el 7 de febrero de 1905.
Dentro de la Orden existen actualmente cuatro grados o clases:

Gran Cruz.
Comendador con Placa.
Comendador.
Caballero / Dama.



Distintivos “Al Valor y Servicios Distinguidos”




Medalla  “General Santander”


Clausura del Curso de Subtenientes “Julio Garavito Armero”. El primer puesto fue obtenido por el señor Subteniente Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, en la foto aparece el señor Presidente de la República Alfonso López Michelsen imponiéndole la condecoración respectiva.
“Medalla de Los Servicios”


El 5 de noviembre de 1966 la Policía Nacional cumplió sus Bodas de Diamante  con motivo de este acto se celebraron importantes actividades en todo el territorio nacional, siendo importante resaltar que en la ciudad de Bogotá se le impuso la Medalla de 25 años de servicio a los señores Brigadieres Generales Bernardo Camacho Leyva y Juan Feliz Mosquera Mosquera.


El mas pequeños de los Agentes de la Policía Nacional, Nació en Choachi (Cund) , 35 años, soltero, estatura 1, 05 , trabaja en la institución desde 1947, se desempeñó como el proveedor del casino de oficiales de la Escuela “General Santander”. En la foto aparece recibiendo la medalla de servicios categoría 20 años.

 ReglamentoReglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (Resolución No. 3372 del 26 de octubre de 2009)

El señor Mayor General Oscar Adolfo Naranjo Trujillo, entonces Director General de la Policía Nacional mediante Resolución No. 3372 del 26 de octubre de 2009, expidió el Nuevo reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional. en su Titulo III Condecoraciones, Capítulo I Condecoraciones, artículos 123 al 126 establece la definición, clase, criterios entre otras condecoraciones de la Medalla Estrella de la Policía”.

Algo importante a resaltar de este reglamento, es la potestad que se le dio a las direcciones operativas y administrativas de la Policía Nacional para proponer la creación de medallas que identificaran a cada unidad, así como también a otras dependencias policiales.
Así las cosas, actualmente la Policía Nacional posee 29 medallas: cuatro (4) otorgadas mediante decreto del Gobierno Nacional y veinticinco (25) que puede otorgar el Director General de la Policía Nacional de Colombia mediante resolución.






Nota de agradecimiento:


Agradecimiento especial al señor Juan Ricardo Rey Márquez, autor del artículo titulado  “Yo fui del ejército libertador” Las medallas como indicios del período de la Independencia.
Y para ampliar la Información puede consultarse las siguientes páginas web:

 http://www.academia.edu/462713/_Yo_fui_del_ejercito_libertador_Las_medallas_como_indicios_del_periodo_de_la_Independncia



Información que contribuyó sustancialmente en la optimización del contenido del presente compendio.






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