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martes, 31 de octubre de 2023

QUÉ SE ENTIENDE POR VOCACIÓN POLICIAL

 


¿QUÉ SE ENTIENDE POR VOCACIÓN POLICIAL?

 

Cuando se acaba la etapa escolar, los adolescentes se encuentran en una de las etapas más cruciales de sus vidas, pues le ha llegado la hora de elegir a que se dedicarán por el resto de sus vidas, sin embargo, algunos creen que solo deben escoger una profesión, sin darle la importancia adecuada a su vocación, para otros, esto no es problema, ya que creen que vocación y profesión significan prácticamente lo mismo, probablemente si les preguntan cuál es su vocación, su respuesta automática sería: “Ser ingeniero, médico, comunicador, abogado, etc.”; pero estas respuestas no son del todo correctas, puesto que vocación, profesión y ocupación no son lo mismo.


¿Qué es vocación y cuál es su importancia?


Etimológicamente, el término vocacional, se caracteriza por un doble significado, proveniente del latín, “vocatio-onis” que significa “llamado” y “voz”. Esta etimología influye en el significado dual del concepto vocacional, ya que, por un lado, puede emplearse como el llamado externo al sujeto; y por otro, como la inclinación personal, lo cual se refiere a la “voz” que lo guía hacia determinada tarea. Por lo tanto, la vocación es un concepto que implica motivos e intereses que orientan a la persona a aquello que quiere hacer en la vida, y se construye a lo largo de ella, por medio del reconocimiento de capacidades, fortalezas y debilidades. 


Dice el presbítero Jaime Balmes en El Criterio que “cada cual ha de dedicarse a la profesión para la que se sienta con más aptitud”, puesto que “un hombre puede ser sobresaliente, extraordinario, de una capacidad monstruosa para un ramo, con respecto a otros”, y que “la perfección de las profesiones depende de la perfección con que se conocen los objetos de ellas”. 


Cierto es todo esto, y necio sería pensar lo contrario y más aún afirmarlo, puesto que bien sabido es tal aserto. De ahí que el Policía, a más de humano, como luego veremos, ha de ser práctico, y tiene que estar convencido de que su misión conduce a un fin superior por redundar en beneficio de los demás, por tender a salvaguardar las vidas y bienes de quienes pusieron en él su confianza. Pero es que para poder estar persuadido de que su misión es y merece calificarse de superior, ha de conocerse a sí mismo, ha de poseer unas virtudes específicas que le den fuerza en su tarea y le induzcan a proseguir por el camino que se trazó: tiene que contener, mitigar sus pasiones e incluso olvidar sus necesidades cuando éstas están a punto de vencerle. 

 

No sabemos si se habrá analizado antes de ahora al Policía como ente humano, si se habrán desintegrado todos sus componentes; si se habrá hecho la disección de su entidad espíritu-corpórea desde el punto de vista de separar su alma del ser físico, y si, en fin, se habrá escudriñado en los más escondidos estratos de su conciencia para presentarle cual es, o debe ser, en un estricto sentido de imparcialidad y de justicia. Si no es así, me daría por contento con conseguir hacerlo a través de este artículo, no por ser el primero sino por poner de relieve ciertas verdades, ya que verdad es la realidad de los hechos, y el conocerla es condición precisa para juzgarla con ecuanimidad a las personas o cosas. 

 

Partiendo de esto, de que el Policía ha de reunir un conjunto de condiciones que llamaremos virtudes, hemos de analizar las mismas por separado, pero antes tenemos también que enumerarlas por el orden que creamos más acertado: el Policía ha de tener VOCACIÓN, ha de ser idóneo para el cargo que desempeña, poseer espíritu de sacrificio y de cuerpo, estar convencido de lo loable y humanitario de su labor y, sobre todo, ha de tener personalidad y carácter, diremos, dominio de sí mismo para imponerse a los demás, cuando sea necesario ejercer la autoridad constitucional y legal que se le ha delegado. 


Una vez hecha esta enumeración, pasaremos a analizar por separado las condiciones que deben concurrir en aquél que elija la difícil y arriesgada carrera policial. 


VOCACION POLICÍAL

 

El buen Policía puede nacer siéndolo ya, por poseer cualidades instintivas que le hagan pensar como tal, investigar, tratar de averiguar lo indescifrado; pero no es menos cierto también que el buen Policía se hace en el curso del tiempo, con trabajo, con perseverancia, con ilusión. No todos son buenos Policías, en el estricto sentido de la palabra, desde el primer momento en que se escoge dicha profesión. Influyen multitud de circunstancias, infinidad de motivos en la formación de la conciencia profesional. No todos van a la Policía con la ilusión que ésta requiere de sus miembros, ni todos conservan el entusiasmo inicial en el devenir de los días. 

 

La inclinación duradera hacia un arte, profesión u oficio, es claro indicio de que aquél que la siente tiene vocación para ello, y esa inclinación es casi seguro que implica aptitud para su desempeño. Así vemos cómo algunos genios, desde su más tierna infancia, dieron muestras de lo que luego habían de ser, incluso, en ocasiones, a despecho y contra la voluntad de quienes se encontraban con fuerza moral para imponerles la norma a seguir en el camino de sus vidas. 

 

Y si en las artes y en los oficios es precisa la vocación, la inclinación constante; si en las distintas profesiones, para obtener el máximo rendimiento es necesario que quienes se dediquen a ellas lo hagan en cuerpo y alma, la misión policiva exige la atención permanente, la perseverancia y la observación de que sólo son capaces quienes sienten verdadera vocación.  


Pero no es imprescindible que esta vocación se manifieste en la más tierna edad: puede surgir por un hecho esporádico, por una acción casual. Es en la simple desaparición de un objeto cualquiera en la casa en que se vive o en el lugar en que se trabaja, donde, al tratar de hallar aquel objeto y de averiguar quién lo hizo desaparecer, la inteligencia del futuro investigador se pone en movimiento y despliega su actividad creadora para conseguir descubrirlo. 


Da pruebas de su talento para tales menesteres, indaga, pregunta, relaciona unos detalles con otros, y hasta el más insignificante por menor no se le escapa a su percepción, consiguiendo, por último, ver claro. Es lo llamado en medicina “ojo clínico”, la perspicacia, la intuición que se manifiesta en el Policía en principio como una revelación de su modo de ser. Talvez de no haberse producido cerca de él ese hecho casual, hubieran continuado ignoradas sus aptitudes, perdido su talento investigador en un trabajo insignificante al que no estaba destinado, consumiéndose en una tarea para la cual no había sido creado. 

 

En balde será tratar de conducir el cauce de un río por otro distinto a aquel por el cual discurre normalmente, puesto que la formación del terreno le llevará, por último, a parar al mismo lugar. No basta con poner diques ni formar presas que lo detengan; luego salta esos diques, rebasa esas presas y continúa después hasta llegar al mar, porque ese es su fin y nada ni nadie lo detendrá. Y ello es así porque al discurrir por el cauce normal cumple la misión para la cual se le creó. Del mismo modo todo hombre, ineludiblemente, tiene un cometido que desempeñar, un fin que alcanzar, una obra que realizar, y el ir contra sus inclinaciones cambiar su destino. 


La vocación, en algunas carreras o profesiones, puede, incluso, conducir al logro de un mejor vivir, a conseguir la fama, a obtener galardones, a encumbrarse en los más altos puestos o a pasar a la posteridad por la calidad de las obras de todo género que se realicen según se trate de un ingeniero, de un físico, de un político, de un médico, de un pintor o de un poeta, o de tantas y tantas actividades humanas. 

 

Pero es que la vocación en el Policía, la vocación que le lleva a ser lo que es, talvez sólo le reporte, cuando más, el reconocimiento efímero de las personas que reciben un beneficio con su actuación, o el odio de quienes caen bajo el peso de la ley a causa del decidido empeño de aquél en averiguar la verdad. Esa vocación le hace experimentar horas de febril actividad, de desazón y hasta de peligro, sin que su nombre pase a la posteridad ni su obra se ensalce, ni su trabajo se recompense, de tal modo que pueda mirar el porvenir con la tranquilidad de aquellos que tienen cubiertas sus necesidades presentes y futuras. 

 

Por eso la vocación del Policía ha de ser más firme, más sincera, más “vocacional” si se quiere, que la que mueve a otras personas a seguir un camino determinado. Bien es verdad que no todos los grandes hombres aspiraron a la fama por alcanzar renombre, ni dedicaron sus vidas a la ciencia por obtener una compensación económica. 


El altruismo y el desprendimiento no son nada nuevo ni insólito. Pero es que esos sabios que dedicaron su vida a la ciencia con toda clase de renunciaciones, al fin y a la postre alcanzaron el premio no esperado o deseado deja de ser justa recompensa a su tesón y a su perseverancia:  el del logro de obras magníficas que los demás hombres ensalzan justamente y sitúan en el lugar de honor que les corresponde entre las creaciones humanas. 


Mas esos otros protectores de la humanidad, esa generación de luchadores que se denominan Policías, ¿alcanzan al fin justa recompensa a su labor callada, sin estridencias de propaganda, a su tesón y a su perseverancia? Hay que reconocer que no. Viven y mueren en el anonimato, sin honores populares y muchas veces sin reconocimientos oficiales, sin recompensa material, con agobios económicos, pobres cuando por ellos muchos recobran sus fortunas; desconocidos, cuando gracias a ellos, a su arrojo, a su constancia en perseguir el delito, se logra mantener la tranquilidad de los países, cercenar la acción delictiva, evitar la impunidad de los delitos perpetrados y prevenir la realización de otros. 

 

Que no se diga que al Policía puede moverle apetencia de índole material al elegir su profesión. La altura de su misión no está paralela en ningún caso con sus ingresos. 

 

Muévele otras aspiraciones al elegirla, ideales más elevados, inducciones más fuertes e irrefrenables que se compendian en una sola palabra: VOCACIÓN. Por eso, precisamente, la misión policial tiene un signo de ofrenda, un signo de entrega, si se quiere. 

 

No es que el Policía, por el mero hecho de experimentar esa vocación irrefrenable, deje de ser humano; todo lo contrario, siéntese más hombre aún, más componente de la gran colectividad, de sus inmensos defectos y con sus sublimes virtudes, porque ha de observar, percibir el aliento de todas y cada una de las diferentes circunstancias y caracteres con que se presenta esa humanidad de la que él mismo es una minúscula parte. 


El Policía no es ni debe ser un insensible, en el sentido de estar ausente de las realidades, como no lo fueron ni lo son los grandes hombres que trabajan calladamente en el laboratorio, o el aula o el estudio. La vocación necesita también del estímulo, porque si no, al no sentirse recompensada dignamente, la desidia puede implantarse donde antes sólo surgían ideas creadoras y sentimientos generadores de actividad. 

 

Vocación y responsabilidad van unidas en el Policía. De nada le serviría pretender apartar una de otras. Todos sus actos, su vida particular, incluso, son discernidos, pasados por el tamiz del juicio colectivo. Cuando fracasa, nadie se acuerda de sus éxitos anteriores, y cuando triunfa, únicamente se le achacan a la casualidad o al conjunto de circunstancias favorables que habrían llevado al mismo resultado o a cualquier otro que no fuera él. 

 

No, esto no es cierto. Para llegar a dominar su profesión, precisó poseer antes unas condiciones nada comunes, espíritu de sacrificio, espíritu de cuerpo y perseverancia sin desmayos: necesitó estudiar en los libros y leer en las páginas de la vida, forjarse a sí mismo, ir modelando poco a poco sus aptitudes e inclinaciones a abrazar, también, los pormenores de la ejecución. Fomentó una inspiración constante y duradera, siguiendo paso a paso los dictados de su conciencia; y el fruto de esta perseverancia, de ese tesón, de ese laborar, es la consecución del servicio. Sin esa vocación, sin esa fe y sin ese entusiasmo, sin esos conocimientos adquiridos en el transcurso del tiempo, posiblemente el delito quedaría ignorado y el delincuente sin castigo. No se achaque a hecho casual lo que es resultado de la entrega absoluta de unos hombres a una profesión que, por tener como fin la salvaguardia de unos intereses que son consubstanciales con la especie humana, merecen ser calificados de bienhechores de la humanidad. 

 

Quizá el no valorar debidamente la labor de la Policía sea motivado por el desconocimiento de la verdad sobre la misma, puesto que el pensar bien consiste: “O en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella”, según Balmes. 

 

Eduquemos a los demás. Conduzcamos por este camino a quienes nos desconocen, y llegaremos a conseguir que se nos estime y califique conforme a nuestros méritos y cualidades, porque la verdad, precisamente por serlo, resplandece y se abre paso, en última instancia, entre las tenebrosidades de los espíritus ofuscados. 

 

Más para imponer esa verdad, para que el Policía se sitúe en el lugar que le corresponde, precisa estar convencido de su propio valor, de que su misión es noble, altruista, superior, y amar a la profesión que abrazó por imperativo de su conciencia, pues de otro modo fracasaría no sólo en sus obras, sino en su propio subconsciente, arrastrando consigo una vida de desilusiones que le harían consumirse en una tarea para la cual no había nacido. 


 

Fuentes web consultadas:


https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Balmes

https://www.suneo.mx/literatura/subidas/Jaime%20Balmes%20El%20Criterio.pdf


viernes, 20 de octubre de 2023

Agente Pedro Pablo Baquero Cagua, primer Policía colombiano que visitó la NASA

 






Agente Pedro Pablo Baquero Cagua, primer Policía colombiano que visitó la NASA

El Agente Pedro Pablo Baquero Cagua, fue un hombre que, con su entusiasmo y mística profesional, hizo del servicio a los demás una profesión.


Agente Pedro Pablo Baquero Cagua

Convertido en un líder, su historia y labor desarrollada en el barrio “Los Laches” de la ciudad de Bogotá, merece todos los elogios y por ende ser contadas.

Las realizaciones obtenidas por el Agente Pedro Pablo Baquero Cagua, mediante acción comunitaria, constituyen un claro testimonio de lo que pueden el entusiasmo y la mística profesional lograr en un hombre que comprendió su misión de servicio con desinterés y buena voluntad.

Como en todo comienzo, existen siempre las dificultades.   

En julio de 1961, Pedro Pablo Baquero Cagua quien hacia parte de la Sección de Protección Juvenil de la Policía Nacional (Hoy denominada Policía de Infancia y Adolescencia), fue destinado a prestar sus servicios en el parque “Armenia” de la ciudad de Bogotá, situado en la calle 27 con carrera 16. Después de vencer las dificultades surgidas por la oposición de algunos habitantes y estudiantes del sector, logró convocarlos para tener acercamiento con ellos.

Ya conquistada la colaboración voluntaria de todos los vecinos del lugar, procedió a organizarlos y constituyó una junta pro-parque, su objetivo era dar inicio al trabajo comunitario y mancomunado entre la Policía y la comunidad. Con la participación de ellos, programó y realizó bazares, bailes y reinados y los fondos obtenidos en las diferentes actividades se invirtieron en la construcción y adecuación del lugar. 

Al culminarse los trabajos en el parque, el Agente Baquero logró que la Alcaldía del Distrito Capital de Bogotá, donara los elementos de recreación para los niños.  

Al ver que su misión allí estaba cumplida, la Policía dispuso su traslado y en esta ocasión fue para el barrio “Teusaquillo”, nuevo escenario de su trabajo comunitario, allí en la nueva jurisdicción también realizó actividades para lograr el embellecimiento y adecuación del parque “La Equidad”.

Continua su ayuda a los más necesitados

En marzo de 1962, el agente Baquero continuó su acción con un nuevo destino; en esta ocasión le correspondió uno de los barrios de invasión más pobres de la capital “Los Laches”, donde lo primero que se encontró, fue un montón de casas de madera y teja a lo cual él se propuso trabajar para su renovación. Presentado ante la comunidad por intermedio de un Promotor de Acción Comunal del Distrito Capital, inició un dialogo cordial y de hermandad con los líderes del barrio a quienes ofreció sus servicios gratuitos de peluquería. También en los ratos libres los ocupaba en atraer a los niños por medio de actividades de recreación.

Poco a poco el agente Baquero se fue ganando la confianza de las personas de barrio, mostrándole con sus acciones, que el Agente de Policía era un amigo de la comunidad y que solo buscaba prestarle toda la ayuda que tuviera a su alcance.

Y así, como ya era su costumbre hacerlo, logró unir a los habitantes y constituir la primera junta de Acción Comunal de barrio e inició trabajos en búsqueda del progreso de la comunidad.

Mediante actos sociales programados y con la colaboración prestada por el entonces Alcalde de Bogotá Doctor Jorge Gaitán Cortés y las donaciones del embajador de los Estados Unidos Fulton Freeman, el 29 de junio de 1963, se efectuó la inauguración de la Escuela “Abraham Lincoln” del barrio Los Laches, cuya dotación de pupitres y materiales escolares la realizó doña Emma Villegas de Gaitán, primera dama del Distrito Capital.

inauguración de la Escuela “Abraham Lincoln”

 


Jorge Gaitán Cortés

embajador de los Estados Unidos Fulton Freeman


Nuevas realizaciones 

Para el mes de noviembre del mismo año, estaba programado la realización de un acto religioso: La primera comunión de más de 50 niños. En esta ocasión el Agente Baquero tuvo que recurrir a la ayuda de algunas empresas y firmas comerciales de la ciudad capital, para conseguir en calidad de obsequio los vestidos de debían llevar los niños en la solemne ocasión y muy a pesar de las múltiples adversidades que afrontó, finalmente los obtuvo.


primera comunión para los niños de Los Laches

Invitada a la ceremonia de primera comunión estuvo doña Bertha Hernández de Ospina, quien era la presidenta del Senado de la República, presencia en el evento que permitió que el Agente Baquero, ponerle en conocimiento las necesidades que padecían constantemente en época de lluvias los habitantes del barrio con la inundación de sus viviendas que eran de madera y teja; ella, de inmediato ofreció ayudar a gestionar junto al Alcalde de Bogotá, un préstamo de la Caja de Vivienda Popular para introducir algunas mejoras de tipo habitacional en la comunidad de “Los Laches”, que permitiera cambiar la estructura de madera a  casas de ladrillo. 

Bertha Hernández de Ospina

En el mes de junio de 1964, con motivo del primer aniversario de la fundación de la Escuela “Abraham Lincoln”, el Agente Pedro Pablo Baquero Cagua programó la bendición de la biblioteca “Benjamín Franklin”, evento al cual asistieron delegaciones de la alcaldía distrital, de la embajada de los Estados Unidos, de la Secretaría de Educación y de la Policía Nacional. 


 bendición de la biblioteca “Benjamín Franklin”

A mediados del mes de agosto del mismo año, gracias a la gestión que realizó el Agente Baquero Cagua la Alcaldía de Bogotá, da inicio a la construcción de un plan de viviendas en el barrio Los Laches, donde se buscaba brindar solución de vivienda a 120 familias, programa dentro del cual,  también fueron incluidas las familias de 16 agentes de la Policía que vivían en ese sector de la ciudad. 

Un aspecto importante para resaltar sobre este evento, fue el apoyo que la Alcaldía de Bogotá recibió del Ejército Nacional, institución que le facilitó las maquinarias y mano de obra necesaria, para alcanzar en un corto tiempo, la construcción de las nuevas casas.

El 1 de diciembre de 1964, el Agente Baquero llevó a cabo la clausura del primer año pre-escolar que se graduó en la Escuela “Abraham Lincoln”.

El fracaso que no menguó su entusiasmo     

El 18 de enero de 1965, el doctor Gaitán Alcalde de Bogotá, solicitó ante la Dirección General de la Policía Nacional que se llamara al Agente Baquero a curso para ascenso o se le distinguiera, como estímulo por la excelente labor adelantada en beneficio de la comunidad del Barrio “Los Laches”. 

En respuesta a la petición del alcalde, el Agente Pedro Baquero fue llamado a curso y en el mes de julio ya estaba de nuevamente de regreso a la Sección de Protección Juvenil, pero por necesidades del servicio, había sido trasladado a otra jurisdicción diferente a la del barrio Los Laches, sin embargo, su entusiasmo y su voluntad de servicio no menguaron.

Su trabajo continuó incansable, esta vez al frente del parque “Tisquesusa”. De nuevo puso en marcha su labor comunitaria creando: la junta pro-parque, junta de acción comunal, actos sociales, culturales y deportivos, todo ello, con el fin de recolectar fondos para mejorar las instalaciones del parque y adecuarlo con juegos para los niños, proyecto que muy pronto se volvió realidad para los vecinos del sector.

De nuevo en “Los Laches”

En octubre de 1966 la comunidad de habitante de “Los Laches”, mediante escrito, solicitaron  al director de la Policía Nacional dispusiera la presencia del Agente Pedro Pablo Baquero Cagua, al evento ceremonial de entrega de la primera etapa de viviendas del barrio, en honor y agradecimiento a la gestión que este  había realizado, para el logro de su construcción.

Con inmensa alegría en su corazón, el Agente Baquero asistió puntualmente al evento portando pulcramente su uniforme verde aceituna, allí, tuvo el privilegio de dar el discurso de apertura ante el Presidente de la República Carlos Lleras Restrepo, el Alcalde de Bogotá, el comandante de la Brigada de Institutos Militares, el Obispo Coadjutor de Bogotá, el director de la Policía Nacional  y enviados de la embajada de Estados Unidos, entre otros; alocución, que puso en manifiesto todo el trabajo que realizó en asocio con esa comunidad y las vicisitudes que afrontaron para conseguir la construcción e inauguración del primer colegio, la biblioteca, la adecuación de viviendas para protección de las lluvias y lo principal, la entrega de las 120 nuevas viviendas a las familias más necesitadas de esa jurisdicción. 

Fue tal el asombro y la admiración que se generó en todos los asistentes del evento, el conocer las acciones realizadas por el Agente Pedro Pablo Baquero en beneficio de esa comunidad, que el señor Presidente de la República Lleras Restrepo, le dijo: " por eso vas recibir un estímulo, y que no lo olvides nunca".

Presidente de la República Carlos Lleras Restrepo





En el mes de marzo de 1967 a petición de los vecinos del barrio “Los Laches”, la Policía Nacional dispuso destinar nuevamente a esa jurisdicción al Agente Baquero, para que continuara al frente de la Escuela. Así se da inicio otra vez, a los actos sociales y las obras de beneficio común: fiestas de madres, confirmaciones, bendición de primera piedra del parque infantil “Jorge Gaitán Cortés”, clausura del año escolar y visitas del Alcalde, del Ministro de Educación y de los altos mandos de la Policía.


Director de la Policía Nacional, el Alcalde Emilio Urrea y el Ministro de Educación

En abril de 1967, continuó el gran trabajo del Agente Baquero, quien gracias a su gestión se inauguró el servicio de ruta de buses “Expreso Modelo”, la pavimentación de la vía principal y el alumbrado del barrio.

El 9 de julio de 1968, ya en el quinto aniversario de fundación de la Escuela, se inaugura el parque infantil “Jorge Gaitán Cortés”, nombre que recibió en honor al Alcalde de Bogotá que le trajo progreso a ese barrio de la ciudad.


Mención especial otorgada por la comunidad de Los Laches
al Agente Pedro Baquero Cagua por su labor cumplida 

Todas las obras de los programas sociales del Agente Pedro Baquero Cagua fueron filmadas en una película que llevaba el nombre de “El amigo de la comunidad”,  que tiene como escenario el barrio “Los Laches” y como protagonista a este miembro de la Policía que supo en todo momento estar a la altura de su misión y que hizo del servicio a los demás una profesión.



Agente Baquero dictando clases en la Escuela “Abraham Lincoln”


Un día cualquiera del segundo semestre de 1969, cuando el Agente Baquero se encontraba dictando clases en la Escuela “Abraham Lincoln” del barrio Los Laches, recibió una llamada telefónica del doctor Emilio Urrea, entonces Alcalde Mayor de Bogotá, quien le dijo, que el Presidente de la República Carlos Lleras Restrepo tenía un compromiso con él, y le preguntó si estaba en condiciones de integrar el grupo diplomático que en representación de Colombia viajaría a Estados Unidos a visitar la National Aeronautics and Space Administratión (NASA) con el fin de presenciar la despedida y el lanzamiento de la tripulación del Apolo 12 al espacio. A lo cual, el Agente Baquero sin dudarlo asintió diciendo “¡Estoy listo para hacerlo!.

El Agente Pedro Pablo Baquero viajo a Cabo Cañaveral EE.UU. en el mes de noviembre de 1969 con Emilio Urrea y siete personas más. 

En los días previos al viaje, el Agente Baquero pensaba en la manera de dejar un buen recuerdo entre los astronautas del Apolo 12, para ello “Fue cuando Dios me iluminó y compré en el centro de Bogotá unas medallitas de la Policía Nacional, que le puse al comandante de la misión, Pete Conrad; al piloto Richard Gordon, y Alan Bean piloto del módulo lunar minutos antes del despegue”. (así lo narro en una de sus entrevistas)

Integrantes de la delegación colombiana que viajó a la NASA


tripulación Apolo 12
Pete Conrad (centro), Richard Gordon (izquierda) y Alan Bean (derecha)
 

heráldica emblema del Apolo 12



El Apolo 12 era como un avión, pero vertical. Todo era blanco, blanquísimo, con banderas de los Estados Unidos por todas partes, yo tuve un intérprete que me decía todo y así pude comunicarme con los astronautas y científicos de la NASA que me recibieron con honores, algo que nunca pensé llegar a merecer en mi vida”, relató el agente Baquero a su regreso a Colombia.


Apolo 12

El 14 de noviembre de 1969 presenció el despegue del Apolo 12, y no solo eso, sino que vio el Apolo 11 y Palpo el Apolo 13, cuando apenas estaba en construcción.



El 19 de noviembre de 1969. Se convirtió en un referente para la historia donde por segunda vez, el hombre pisa suelo lunar. La hazaña la alcanzó el Apolo 12, que días antes había partido de Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Estados Unidos.

Hito histórico que también arropo al agente Pedro Pablo Baquero Cagua, quien tuvo el privilegio de observar en primera fila y en nombre de la misión diplomática nacional el despegue de este gigante que con su misión exitosa contribuyó a consolidar la carrera espacial.




Fue una experiencia única, indescriptible. Ese día creí que muchos colombianos llegarían a la NASA”, recordaba este hombre oriundo de Chipaque (Cundinamarca).

Aun después de su retiro de la Institución, continuó viviendo en el mismo populoso barrio de Los Laches, en aquel conjunto habitacional que ayudó a fundar en el oriente de Bogotá, donde construyó un museo que muestra la réplica del Apolo 12, en memoria de ese gran acontecimiento, que marco su vida y la de toda su familia para siempre, así como también encontramos su uniforme, medallas,  menciones y un cumulo inmenso de fotografías que se convierten en testigos descriptivo y tangible de las múltiples actividades que el realizó durante todo su trasegar institucional.




Agente Pedro Pablo Baquero en su casa museo

Fui líder comunitario de Los Laches, pues en mis manos estuvo la creación del primer CAI de Policía, la primera escuela y, prácticamente, la construcción de todo el barrio, cuando lo que había eran potreros y la gente empezaba a llegar con sus niños pequeños, guardando la esperanza de levantar un techo a como diera lugar”.

 “Vivir en este barrio, verlo crecer y que en la NASA me reconocieran como el primer policía colombiano que visitaba sus instalaciones me hizo ver que la pobreza es mejor que la riqueza, porque yo vengo de una cuna pobre y fui a la NASA a representar a esta patria hermosa” reflexionaba el Agente Baquero, 37 años después de su retiro de la institución.

Con su memoria intacta, Baquero insiste en que desde niño quiso ser uniformado. “En mi ser estaba la vocación de servicio y la ayuda al prójimo. Siempre he creído que un policía es un ángel de la guarda a donde quiere que vaya y, solo por eso, debe ser admirado y respetado. Es un orgullo compartir mi experiencia con todo el amor y el agradecimiento a mi Institución que me dio tantas cosas”.

El Agente Pedro Pablo Baquero falleció el 16 de diciembre de 2021 a sus 89 años, convirtiéndose en el héroe policial que tuvo un amor desbordante por la institución, con un corazón lleno de gratitud y como un gran ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de hombres y mujeres policías.




Con profundo agradecimiento a toda su familia, quiero rendir a través de esta compilación histórica un sentido homenaje a quien construyó un legado de vocación de servicio y amor a la profesión de ser "POLICÏA". 

Q.E.P.D.

Fuentes web consultadas:

https://www.geni.com/photo/view/6000000023370645154?album_type=photos_of_me&photo_id=6000000080660535943

El alcalde John F. Collins registra, Colección #0244.001, Archivos de la Ciudad de Boston, Boston https://en.wikipedia.org/wiki/Fulton_Freeman#/media/File:Fulton_Freeman,_American_Ambassador_to_Mexico,_and_Mayor_John_F._Collins_during_Mexico_Week_in_Boston_(April_17-23,_1966)_(10559352334).jpg

https://es.wikipedia.org/wiki/Bertha_Hern%C3%A1ndez_de_Ospina

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lleras.htm

https://danielmarin.naukas.com/2009/11/19/40-anos-del-apolo-12/

https://www.vozdeamerica.com/a/la-nasa-prueba-un-nuevo-cohete-lunar-despu%C3%A9s-del-apolo/6716071.html

https://m.facebook.com/MindefensaColombia/photos/pedro-baquero-un-polic%C3%ADa-en-la-nasatal-vez-no-exista-en-la-historia-de-la-polic%C3%AD/870446309639221/?locale=ms_MY

https://www.policia.gov.co/noticia/laches-nasa

https://www.youtube.com/watch?v=MCmJJ6JSNZo

https://www.youtube.com/watch?v=zM0O2OewPNM

https://www.youtube.com/watch?v=G5zPP549lxs

Fuente documental:

Revista Policía Nacional de Colombia




martes, 17 de octubre de 2023

La Carta a García

 

La Carta a García

Quienes tuvimos el gran privilegio de haber trasegado por la institución policial, no es extraño, escuchar con familiaridad la expresión “Carta a García”, la cual de inmediato nos transporta a revivir aquellos momentos donde recibíamos una orden y para cuya realización o cumplimiento, no existía la más mínimas indicación de cómo lograrla. En su defecto el superior ante cualquier interrogante que se hiciera, solo se limitaba a decir “Carta a García”.

Por lo tanto, para quienes aún no se familiarizan con dicho término, les comparto su historia.

La famosa "Carta a García" enlaza el nombre de Ramón Calixto García Íñiguez, prócer de la independencia de Cuba, con William McKinley presidente de los Estados Unidos de América en 1899 y con el teniente del ejército Andrew Summers Rowan, el hombre correo que debía entregarla.



Ramón Calixto García Íñiguez

Imagen tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Calixto_Garc%C3%ADa#/media/Archivo:Calixto_Garc%C3%ADa_I%C3%B1%C3%ADguez_1898.jpg

William McKinley
Imagen tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/William_McKinley

Andrew Summers Rowan

Imagen tomada de: https://en.wikipedia.org/wiki/Andrew_Summers_Rowan

Calixto García era uno de los generales cubanos que luchaba por la independencia de Cuba desde 1895. En 1898 Estados Unidos interviene en el conflicto y declara la guerra a España.

El Presidente McKinley escribe una carta al general García, pero le informaron que éste era poco menos que imposible de encontrar para poderle entregar la carta porque andaba emboscado por los montes pero que el teniente del ejército Rowan era el hombre más indicado para intentarlo. Rowan aceptó el importante encargo diciendo que lo dieran por hecho.

A partir de este hecho, Elbert Green Hubbard escribió una historia titulada Un mensaje a García.


Elbert Hubbard

Imagen tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Elbert_Hubbard

"Las gentes que nunca hacen más de lo que se les paga, nunca obtienen pago por más de lo que hacen". 

Elbert Hubbard

Apología

El pasatiempo literario que va a leer usted, amigo, "UNA CARTA A GARCÍA"; fue escrito de sobremesa, una tarde, en el corto término de una hora. Pasó esto el 22 de Febrero de 1899, aniversario del natalicio de Jorge Washington y en Marzo del mismo año ya se había publicado en la revista "Philistine". Fue algo que brotó caliente de mi corazón y lo escribí tras un día gastado en la pesada faena de excitar a infelices sumidos en los limbos de una inacción criminal a que se tornasen hombres auténticos, radiactivos.

Pero la verdadera idea creadora brotó de labios de mi hijo Bert, cuando en el curso de la conversación entre taza y taza de té, sugirió que el héroe verdadero de la guerra de independencia de Cuba había sido Andrew Summers Rowa.

Si, dijo mi hijo, porque Rowan fue quien en la hora oportuna, culminante, llevó a cabo el hecho único, necesario; llevar el mensaje a García.

La frase me hirió como un rayo. Sí, exclamé, el muchacho tiene razón: el héroe es siempre aquel que cumple su misión, el que lleva la carta a García. Corrí a mi escritorio y de un tirón de uno a otro cabo, escribí: "UNA CARTA A GARCÍA". Tan poco caso hice a mi escrito, que fue publicado en la revista sin encabezamiento siquiera.

La edición salió y empezaron a llover pedidos por docena, por cincuenta, por cien ejemplares, de la revista, y cuando THE AMERICAN NEWS CO., pidió mil ejemplares, pregunté lleno de asombro a uno de mis ayudantes qué era lo que en ese número de la revista levantaba tal polvareda; con asombro oí la respuesta: "Esa historia tuya acerca de García".

Al día siguiente recibí un telegrama de George H. Daniels del New York Central Railroad, que decía: "deme el precio de 100,000 ejemplares de artículo de Rowan, en forma de folleto, con un aviso en la portada sobre el Empire State Express, y diga cómo puede hacer la entrega".

Contesté dando el precio y avisando que la entrega se podía hacer en dos años. Disponíamos de tan pocos elementos, que eso de imprimir 100,000 ejemplares, nos parecía una empresa temeraria. el resultado fue que dí permiso a Mr. Daniels para reimprimir el artículo por su cuenta. Hízolo en ediciones de a medio millón de folletos. Dos o tres lotes de a 500,000 fueron puestos en circulación y además fue reproducido por cerca de 200 revistas y periódicos y traducido a todas las lenguas vivas.

En los tiempos en que Mr. Daniels distribuía "LA CARTA A GARCÍA", vino a los Estados Unidos el Príncipe Kilakoff, director de los ferrocarriles rusos. Y como dicho príncipe fuese huésped del New York Central y saliera a una gira por todo el país bajo la dirección personal de Mr. Daniels, conoció el folleto y se interesó por él más, quizá por ser Mr. Daniels quien lo repartía y por la gran cantidad que vio circular, de mano en mano, que por cualquier otra causa.

Lo cierto del caso fue que, de vuelta a su país, lo hizo traducir al ruso e hizo repartir sendos ejemplares a los empleados de todos los ferrocarriles del imperio. De Rusia pasó a Alemania, a Francia, a España; a Turquía, al Indostán, a la China...

Durante la guerra rusa-japonesa, cada soldado ruso que iba al frente llevaba un ejemplar de "LA CARTA A GARCÍA". Al encontrar los japoneses el folleto en poder de todos y cada uno de los prisioneros de guerra, concluyeron que debía ser algo excelente y lo vertieron a su idioma. Por orden de Mikado fue repartido a cada uno de los empleados del gobierno, militares o civiles.

Alrededor de 40,000,000 de ejemplares de "LA CARTA A GARCÍA" han sido impresos, siendo esta la mayor circulación que una obra, en vida de su autor, haya logrado en tiempo alguno de la historia, gracias a qué serie de afortunados incidentes.

Que dice la Carta a García

Hubo un hombre cuya actuación en la guerra de Cuba, culmina un astro en su perihelio.

Sucedió que cuando hubo estallado la guerra entre España y los Estados Unidos, palpóse clara la necesidad de un entendimiento inmediato entre el Presidente de la Unión Americana y el General Calixto García. Pero, ¿cómo hacerlo? Hallábase García en esos momentos Dios sabe dónde en alguna serranía perdida en el interior de la Isla. Y era precisa su colaboración. Pero, ¿Cómo hacer llegar a sus manos un despacho? ¿Qué hacer? Alguien dice al Presidente: "Conozco a un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es capaz de dar con García es él: Rowan".

Cómo el sujeto que lleva por nombre Rowan toma la carta, guárdala en una bolsa que cierra contra su corazón, desembarca a los cuatro días en las costas de Cuba, desaparece en la selva primitiva para reaparecer de nuevo a las tres semanas al otro extremo de la Isla, cruzando un territorio hostil, y entrega la carta a García, son cosas de las cuales no tengo especial interés narrar aquí. El punto sobre el cual quiero llamar la atención es éste: 

"McKinley da a Rowan una carta para que la lleve a García. Rowan toma la carta y no pregunta: ¿en dónde podré encontrarlo?".

¡Por Dios vivo!, que aquí hay un hombre cuya estatua debería ser vaciada en bronces eternos y colocada en cada uno de los colegios del universo. Porque lo que debe enseñarse a los jóvenes no es esto o lo de más allá; sino vigorizar, templar su ser íntegro para el deber, enseñarlos a obrar prontamente, a concentrar sus energías, a hacer las cosas, "a llevar la carta a García".

El General García ya no existe. Pero hay muchos Garcías en el mundo. Qué desaliento no habrá sentido todo hombre de empresa, que necesita de la colaboración de muchos, que no se haya quedado alguna vez estupefacto ante la imbecilidad del común de los hombres, ante su abulia, ante su falta de energía para llevar a término la ejecución de un acto. Descuido culpable, trabajo a medio hacer, desgreño, indiferencia, parecen ser la regla general. Y sin embargo no se puede tener éxito, si no se logra por uno u otro medio la colaboración completa de los subalternos, a menos que Dios en su bondad, obre un milagro y envié un ángel iluminador como ayudante.

El lector puede poner a prueba mis palabras: llame a uno de los muchos empleados que trabajan a sus órdenes y dígale: "Consulte usted la Enciclopedia y hágame el favor de sacar un extracto de la vida de Corregio". ¿Cree usted que su ayudante le dirá: "sí señor", y ponga manos a la obra?

Pues no lo crea. Le lanzará una mirada vaga y le hará una o varias de las siguientes

preguntas:

¿Quién era él?

¿En qué Enciclopedia busco eso?

¿Está usted seguro de que esto está entre mis deberes?

¿No será la vida de Bismark la que usted necesita?

¿Por qué no ponemos a Carlos a que busque eso?

¿Necesita usted de ello con urgencia?

¿Quiere que le traiga el libro para que usted mismo busque allí lo que necesita? 

Diga: ¿para qué quiere saber eso?

Y apuesto diez contra uno a que después de que usted haya respondido íntegramente el anterior cuestionario y haya explicado el modo de verificar la información y para qué la necesita usted, el prodigioso ayudante se retirará y buscará otro empleado para que le ayude a buscar a "GARCÍA" y regresará luego a informarle que tal hombre no existió en el mundo.

Puede suceder que yo pierda mi apuesta, pero si la ley de los promedios es cierta, no la perderé. Y si usted es un hombre cuerdo no se tomará el trabajo de explicarle a su ayudante que Corregio se busca en la C y no en la K; se sonreirá usted y suavemente le dirá: "dejemos eso". Y buscará usted personalmente lo que necesita averiguar. Y esta incapacidad para la acción independiente, esta estupidez moral, esta atrofia de la voluntad, esta mala gana para remover por sí mismo los obstáculos, es lo que retarda el bienestar colectivo de la sociedad. Y si los hombres no obran en su provecho personal, ¿qué harán cuando el beneficio de su esfuerzo sea para todos?

Se palpa la necesidad de un capataz armado de garrote. El temor de ser despedidos el sábado por la tarde es lo único que retiene a muchos trabajadores en su puesto. Ponga un aviso solicitando un secretario, y de cada diez aspirantes, nueve no saben ni ortografía ni puntuación.

¿Podrían tales gentes llevar la carta a García?

En cierta ocasión me decía el jefe de una gran fábrica: "Ve usted a ese contador que está allí?"

"Lo veo, ¿y qué?"

"Es un gran contabilista; pero si lo envió a la parte alta de la ciudad con cualquier objeto, puede que desempeñe la misión correctamente; pero puede ser también que en su viaje se detenga en cuatro cantinas y al llegar a la calle principal de la ciudad haya olvidado absolutamente a qué iba". ¿Podría confiársele a un tío semejante la carta para García? En los últimos tiempos es frecuente oír hablar con gran simpatía del pobre trabajador víctima de la explotación industrial, del hombre honrado, sin trabajo, que por todas partes busca inútilmente emplearse. Y a todo esto se mezclan palabras duras contra los que están arriba, y nada se dice del jefe de industria que envejece prematuramente luchando en vano por enseñar a ejecutar a otros un trabajo que ni quieren aprender ni les importa; ni de su larga y paciente lucha con colaboradores que no colaboran y que sólo esperan verlo volver la espalda para malgastar el tiempo. 

En todo almacén, en toda fábrica, hay una continua renovación de empleados. El jefe despide a cada instante a individuos incapaces de impulsar su industria y llama a otros a ocupar sus puestos. Y esta escogencia no cesa en tiempo alguno ni en los buenos ni en los malos. Con la sola diferencia de que cuando hay escasez de trabajo la selección se hace mejor; pero en todo tiempo y siempre el incapaz es despedido; "la ley de la supervivencia de los mejores se impone". Por interés propio todo patrono conserva a su servicio a los más hábiles: aquellos capaces de llevar la carta a García.

Conozco a un hombre de facultades verdaderamente brillantes, pero inhábil para manejar sus propios negocios y absolutamente inútil para gestionar los ajenos, porque lleva siempre consigo la insana sospecha de que sus superiores lo oprimen o tratan de oprimirlo. Ni sabe dar órdenes ni sabe recibirlas. Si se enviara con él la carta a García, contestaría muy probablemente: "llévela usted". Hoy este hombre vaga por las calles en busca de oficio, mientras el viento silba al pasar entre las hilachas de su vestido. Nadie que lo conozca se atreve a emplearlo por ser él un sembrador de discordias. No le entra la razón y sólo sería sensible al taconazo de una bota número 45 de doble suela.

Comprendo que un hombre tan deformado moralmente merece tanta compasión como si lo fuera físicamente; pero al compadecerlo recordemos también a aquellos que luchan por sacar triunfante una empresa, sin que sus horas de trabajo estén limitadas por el pito de la fábrica, y cuyo cabello se torna prematuramente blanco en la lucha tenaz por conservar sus puestos a individuos de indiferencia glacial, imbéciles e ingratos que le deben a él el pan que se comen y el hogar que los abriga.

¿Habré exagerado demasiado? Puede ser; pero cuando todo el mundo habla de los trabajadores, así, sin distinción ninguna; quiero tener una frase de simpatía para el hombre que logra éxito; para aquél que luchando contra todos los obstáculos, dirige los esfuerzos de los otros, y cuando ha triunfado, sólo obtiene por recompensa --si acaso-- pan y abrigo. Yo también he trabajado a jornal y me he hecho la comida con mis propias manos; he sido patrono y puedo juzgar por experiencia propia y sé que hay mucho que decir de parte y parte. La pobreza no da excelencia por sí sola; los harapos no son recomendación; no todos

los patronos son duros y rapaces, ni todos los pobres son virtuosos.

Mi corazón está con aquellos obreros que trabajan lo mismo cuando el capataz está presente que cuando está ausente. Y el hombre que se hace cargo de una carta para García y la lleva tranquilamente sin hacer preguntas idiotas, y sin la intención perversa de arrojarla en la primera alcantarilla que se encuentra al paso, y sin otro objetivo que llevarla a su destino; a este hombre jamás se le despedirá de su trabajo, ni tendrá jamás que entrar en huelga para obtener un aumento de salario. La civilización es una lucha prolongada en busca de tales individuos. Todo lo que un hombre de esta clase pida, lo tendrá; lo necesitan en todas partes; en las ciudades, en los pueblos, en las aldeas, en las oficinas; en las fábricas; en los almacenes. El mundo los pide a gritos, el mundo está esperando siempre ansioso el advenimiento de hombres capaces de llevar la carta a García.

El mundo confiere sus mejores premios tanto en honores como en dinero, a una sola cosa: a la iniciativa.

¿Qué es la iniciativa?

Puedo definirla en pocas palabras: hacer, lo que se debe de hacer, bien hecho; sin que nadie lo mande.

A quien hace una cosa bien hecha sin que nadie se lo ordene, sigue aquel que la hace bien cuando se le ha ordenado una sola vez, es decir; aquéllos que saben llevar la carta a García. Estos reciben altos honores, pero su pago no guarda la misma proporción. Vienen luego aquéllos que obran sólo cuando se les ha dado la orden por dos veces; no reciben honores y sólo tienen un pago pequeño.

Se encuentran después los que hacen una cosa bien hecha, pero sólo cuando la necesidad los aguijonea; en vez de honores reciben la indiferencia y se les paga con una miseria. Estos tales emplean la mayor parte de su tiempo refiriendo historias de su mala suerte. Todavía en una escala inferior están aquéllos que no hacen nada bien hecho, aún cuando algún compañero se lo enseñe a hacer y permanezca a su lado para cerciorarse de que lo hacen; éstos pierden constantemente sus puestos y reciben como pago el desprecio que se merecen, a menos que por suerte tengan un padre rico, y en este caso el destino los acecha en su camino hasta descargarles un recio golpe.

¿A qué clase pertenece usted?

El Director General o Jefe de la Policía de Buenos Aires ha querido dar, según leemos en La Prensa de aquella gran metrópoli, una lección educativa a sus subordinados para establecer las condiciones que, a su juicio, constituyen el verdadero mérito para lograr un ascenso. Sobre los años de servicio pone las aptitudes; doctrina ésta que se ha popularizado por medio del siguiente apotegma: "Aptitud duple antigüedad". A fin de establecer lo que entiende por aptitudes superiores, el Jefe de la Policía bonaerense ha escrito un diálogo a la manera platónica; lo ha hecho escribir en grandes carteles murales y lo ha mandado fijar en todos los cuarteles de su mando. He aquí el diálogo: La escena ocurre en una de nuestras grandes casas comerciales. Un empleado pide autorización para presentar una queja al director general.

--¿Qué hay?

--Señor director, ayer fue nombrado X para ocupar la vacante de Z, y X es 16 años más joven que yo.

El director le interrumpe:

--¿Quiere usted averiguar la causa de ese ruido?

El empleado sale a la calle y regresa diciendo:

--Son unos carros.

--¿Qué llevan?

Después de una nueva salida el empleado vuelve diciendo:

--Unas bolsas. --¿Qué contienen las bolsas?

El empleado hace otro viaje a la calle y vuelve diciendo:

--No sé lo que tienen. --¿A dónde van?

Cuarta salida y responde:

--Van hacia el este.

El director llama al joven X y le dice:

--¿Quiere averiguar la causa de ese ruido?

El empleado X sale y regresa cinco minutos después manifestando:

--Son cuatro carros cargados con bolsas de azúcar, forman parte de las quince toneladas que la Casa A remite a Mendoza. Esta mañana pasaron los mismos carros con igual carga. Se dirigen a la estación Catalinas; van consignados a...

El director, dirigiéndose al empleado antiguo:

--¿Ha comprendido usted?

Cómo aplicar el poderoso mensaje de "La Carta a García" en la Policía Nacional.

“Una Carta a García”. Un mensaje que apunta a la reflexión y cambio de actitud.

Es importante hacernos las siguientes preguntas: “¿Será que para algunos policiales realizar un trabajo o cumplir con un buen servicio, requieren siempre la presencia de un jefe o comandante que los supervise?, ¿será que el temor de ser trasladados a una unidad donde su estado de confort se desestabilice, es lo único que los retiene en sus puestos?, ¿será que el único apego que sienten por la policía es la estabilidad económica que les representa?, entonces podríamos hacernos la gran pregunta  ¿podrán estos policiales llevar la carta a García?”

¿Cuál es el mensaje de la carta a García para los integrantes de la Policía Nacional?

El punto sobre el cual quiero llamar la atención es este: "McKinley da a Rowan una carta para que la lleve a García. Rowan toma la carta y no pregunta: ¿dónde podré encontrarlo?”

Cuando hablamos de la Institución la asociamos a la excelencia e integralidad que debe caracteriza al talento humano que la conforma, pues hay que considerar que en ella son muchos los colaboradores que como “ROWAN” guardan en su corazón la mejor forma de dar todo e incluso hasta sus vidas en función de la institución y, por supuesto, en mejorar su calidad de vida.

Así las cosas, el DEBER SER de la Policía Nacional y de sus integrantes que quieren lograr el éxito. Deben basar su filosofía en el compromiso, la ética y la mejor forma de hacer las cosas, con ACTITUD, que es en eso en lo simplifica el mensaje de la Carta a García.

Por todos es conocido que la Policía Nacional cuenta con procesos, que expresan claramente una serie de elementos formales y ordenados de lo que se hace en cada una de sus dependencias internas.

Además, es lastimoso observar que los principios y valores se tengan que recordar a través de fundamentos normativos internos, cuando debería ser naturaleza del individuo o la organización, propia de la enseñanza y formación familiar.

También es importante señalar, que la Policía Nacional tiene su mayor fortaleza en el talento humano, es la base y fundamento del sistema y es ahí donde debemos generar los mayores esfuerzos para que la actitud frente a sus compromisos vaya direccionada a dar lo mejor de sí como persona y profesional, en busca de su desarrollo y de la institución que representa.

¿Cómo lograr un cambio de actitud en el talento humano policial?

Actitud frente a la planeación: Involucrando metas e indicadores no tan facilistas, sino optimistas, ambiciosos y alentadores, donde el esfuerzo conlleve a superar lo programado y demostrar mayor compromiso con la institución.

Actitud frente a la presupuestación: Para hacer de él un instrumento eficaz, abundante en recursos, pero de austeridad frente al gasto.

Actitud frente a los procesos: Que se reviertan en términos de calidad, trámites menos engorrosos y más ágiles, que brinden la mejor atención en tiempo y servicio al cliente interno y cliente externo.

Actitud frente al riesgo: Para prevenirlos a través de controles efectivos y evitar pérdida de recursos cuantiosos e irrecuperables frente a una economía escasa y, en ocasiones, administrada improvisadamente.

Actitud frente al talento humano: Ofreciendo permanente capacitación como una manera de invertir conocimientos, traducidos en mejoras prácticas, mayor capacidad productiva y servicios para la comunidad.

Actitud frente a la información y la comunicación: Como fuente para potenciar el desarrollo a través de datos y medios veraces, que den fiabilidad a lo que se informa y comunica, y sea la base oportuna y razonable para la toma de decisiones revertida en productividad y éxito.

Actitud frente al cliente externo: Por todos es conocido que la comunidad o sociedad es nuestro “cliente externo” o “usuario” y son la razón de ser y existir de la Institución, lo que supone que será la actitud de respeto, servicio y buenas maneras como se le atienda, la que decida su aceptación.

Actitud frente al control: Como factor retroalimentador y visor del mejoramiento continuo y memoria de aprender sobre los errores y fundamento de una nueva cultura, donde el autocontrol, la autoregulación y la autogestión proporcionen el cambio de cultura traducida en éxito.

La Carta a García nos invita a cambiar nuestra actitud.

¿Cómo podemos aplicar La Carta a García en el ámbito laboral como en el personal?

Podemos aplicar La Carta a García en nuestras vidas diarias, tanto en el ámbito laboral como en el personal. Algunas formas de aplicar sus enseñanzas son:

  • Sé proactivo: No esperes a que te digan qué hacer. Identifica los problemas y busca soluciones.
  • Asume la responsabilidad: No busques excusas ni culpes a los demás. Asume la responsabilidad de tus acciones y decisiones.
  • Trabaja con pasión: Encuentra tu pasión y trabaja en lo que amas. Si haces lo que te gusta, tendrás más energía y motivación para superar los retos.
  • Supera tus miedos: No te detengas por el miedo al fracaso o al rechazo. Aprende a enfrentar tus miedos y a tomar riesgos calculados.

En conclusión, la Carta a García es un ensayo clásico que nos enseña la importancia de ser proactivos, responsables y apasionados en nuestro trabajo y en nuestra vida. Si aplicamos sus enseñanzas, podremos alcanzar el éxito y la felicidad que deseamos.

Fuentes Web Consultadas:

https://es.wikipedia.org/wiki/Calixto_Garc%C3%ADa

https://es.wikipedia.org/wiki/William_McKinley

 https://es.wikipedia.org/wiki/Andrew_S._Rowan

https://www.uho.edu.cu/2021/12/11/diciembre-de-1898-el-lugubre-final-de-calixto-garcia-iniguez-frente-al-invierno-imperial/

https://laley.com.co/periodicolaley/index.php/actualidad/695-la-carta-a-garcia

https://vissonar.com/administracion/carta-a-garcia-compromiso-y-responsabilidad/

Fuente documental:

Revista Policía Nacional