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viernes, 20 de noviembre de 2015

LEYENDA DEL CABALLO DE NOMBRE "COMEJÉN"





El 16 de febrero de 1971, se generó una asonada frente a la Universidad Nacional de la ciudad de Bogotá D.C. (Colombia) por lo cual la Policia Nacional dispuso que la "Tercera Estacion" enviara un escuadrón de policía montado para contrarrestar los disturbios.

En medio del caos y el desorden frente a la Universidad Nacional, asume el restablecimiento del orden el Escuadron Montado al mando del entonces Teniente Mazulán Martinez Castaño, con el objeto de dispersar la protesta estudiantil.

En el fragor de la refriega un caballo del escuadrón de nombre "COMEJÉN", sale herido a causa varias puñaladas recibidas en el abdomen ocasionada por los manifestantes y a pesar de ello, este heroico animal saco a su jinete abriéndose paso dentro la multitud  furiosa.


Como consecuencia de tal situación,  y al ver que caballo y jinete se distanciaban  los estudiantes procedieron a arrojaron bolas de cristal al piso y tras ser pisadas por el caballo, éste cae pocos metros del lugar de los incidente despatarrado y se disloca el pecho siendo incapaz de continuar en pie; "COMEJÉN" cayó postrado a pocos metros de la entrada principal de la Universidad Nacional.


Esta foto de la triste escena con estudiantes dando piedra de fondo le dio la vuelta al mundo.

El teniente Mezulán Martínez, trató de levantarlo pero el animal da muestras de dolor. 

Por lo tanto Martínez, llorando y en un acto humanitario decidió acabar con el sufrimiento del valiente ejemplar desenfundando su pistola y lo mata de un tiro en la cabeza.




Este hecho marco la historia de los Carabineros de la Policía Nacional de Colombia y por ello en  las sala de la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural que esta ubicada en el Museo de la Policía Nacional hay un monumento en honor a 'COMEJÉN' . 


Monumento al caballo "COMEJÉN"


Pero 'Comején' no es el único caso de un caballo muerto a causa de estas agresiones. El 7 de octubre de 1999, luego de un partido de fútbol, a la salida del estadio El Campin tres caballos fueron atropellados: el conductor de un bus se asustó y acelero en medio de la tensión porque los manifestantes empezaron a lanzarle piedras y ladrillos. Dos de los caballos quedaron debajo del vehículo y murieron inmediatamente, el otro tuvo que ser sacrificado días después por una fractura de pierna que no tenía posibilidad de recuperación.




La Policía no entiende por qué los caballos son blanco de ataques, si su labor es proteger a la comunidad. "Los equinos son entrenados, desde muy pequeños, para prestar el servicio de vigilancia y no para reaccionar violentamente ante las agresiones de las personas ni ante la cercanía con las multitudes y los posibles ruidos que pueda haber en los eventos", afirmó el intendente John Aguirre de la Policía de Carabineros.

El grupo de Carabineros de la Policía Nacional cuenta con 155 caballos, de los cuales 39 ya no tienen la misma disposición para el servicio, debido a las heridas que han recibido o por haber cumplido 14 años que es la edad máxima de prestación de servicio de vigilancia.

Los 39 pasaron a formar parte de los programas creados por la Policía, como el que consiste en usar los ejemplares para acompañar el proceso de recuperación de niños en condición de discapacidad. Otros equinos ayudan como mentores en el proceso de crianza y sirven de guía dentro de la institución.

"La falta de cultura, respeto y  conciencia por parte de las personas  que agraden a los caballos toca límites impensables; atacar a un animal que no está causando ningún daño ni agresión, lanzar canicas en el suelo para que el animal caiga, apuñalarlo en varias zonas del cuerpo, pegarle con palos y lanzarle botellas a la cara o a otra parte del cuerpo  para que se lastimen son algunas de las atrocidades con las que los vándalos cumplen su función delincuencial".




Protección dispuesta por la Policía Nacional de Colombia para evitar  ataques y lesiones a los equinos.









lunes, 26 de octubre de 2015

simbolismo del lema "DIOS Y PATRIA"

SIMBOLISMO DEL LEMA "DIOS Y PATRIA"DESCRITO EN EL ESCUDO DE LA POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA




Génesis del Escudo y la Bandera de la Policía Nacional


El Escudo y la Bandera fueron ideados por varios oficiales de la Policía adscritos al componente del F-3, con base a normas internacionales que rigen para esta clase de insignias.

Los colores de la Bandera fueron escogidos de acuerdo con el significado heráldico en donde el Blanco significa “Servicio, abnegación, sacrificio y honradez” y el verde “Esperanza, firmeza y lealtad”.

El Escudo y la Bandera de la Policía Nacional fue dados al servicio por medio del Decreto 0149 del 25 de enero de 1957, originario de la Presidencia de la República. 

Por Decreto 0149 del 25 de enero de 1957, el Presidente de la República Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, reglamento la Bandera de Guerra, la Bandera y el Escudo de las Fuerzas de Policía. El contexto del referido decreto fue el siguiente:



















Preceptos que dieron vida jurídica al Escudo de la Policía Nacional 
Resolución No.5916 del 12 de octubre de 1984

La Resolución No.5916 del 12 de octubre de 1984, “Por la cual se aprueba y explica el escudo de la Policía Nacional”, firmada por el entonces Director General de la Policía Nacional Mayor General Víctor Alberto Delgado Mallarino, en su contexto precisa las dimensiones, lemas, características y demás aspectos del escudo y explica el significado de este emblema, así:





ARTICULO 1o. El Escudo de la Policía, tendrá las siguientes características: dentro de dos circunferencias concéntricas de 15 y 20 centímetros de radio respectivamente; sobre el campo verde la circunferencia formada por los círculos, llevará una estrella de cinco puntas en color plateado con una longitud de 30 centímetros. En el centro y sobre la estrella irá el Escudo Nacional de 15 centímetros de cuerpo. La corona formada por dos círculos concéntricos, será de color blanco y en ella estará inscrita con letras negras en la parte superior: “REPÚBLICA DE COLOMBIA” y en la parte inferior, “POLICÍA NACIONAL”. Rematando exteriormente, tendrá una corona de laurel de cinco centímetros de ancho. En la parte inferior, irá una cinta de treinta centímetros de ancho enrollada en los extremos con la leyenda “DIOS Y PATRIA”.

ARTICULO 2º. El Escudo de la Policía Nacional tendrá forma circular, en sinople llevará circunscrita una estrella de cinco puntas, con dos de éstas mirando hacia abajo. Esta irá surmontada por el Escudo de Colombia a manera de escusón. Tendrá orla en plata con leyenda en sable. En la parte superior “República de Colombia” y la parte inferior “Policía Nacional”. Cada una de las palabras estará separada por sendas estrellas de cinco puntas, en sinople. Rodeará el escudo una corona de laurel, con hojas nervadas en sable y frutadas hacia el interior en gules, seis veces a la derecha y cinco a la izquierda, con los extremos enrollados y la inscripción en sable: “Dios y Patria”.

ARTICULO 3º. EXPLICACION: El Escudo de la Policía Nacional tendrá forma circular en sinople. El círculo es la más perfecta de las figuras y hace alusión al supremo primer guardián de la humanidad. El sinople (verde) significa esperanza, fe, amistad, servicio, respeto. Es el esmalte de nuestra institución que al moverse en los campos de la fe, la esperanza y el servicio, siente el goce de contribución a la felicidad de la Patria.

 Llevará circunscrita una estrella de plata de cinco puntas con dos de éstas mirando hacia abajo.

 La estrella de cinco rayos, llamada de David y por otros atribuida a Salomón, según como se presente será una oración o una blasfemia.

Es la Estrella de la Policía Universal y puesta en sus escudos, es un acto de adoración al supremo Gobernador del Mundo. Representa los cinco atributos divinos de grandeza, verdad, luz, majestad y paz.

 La estrella irá surmontada por el Escudo de Colombia a manera de escusón.

El escusón o escudete, Colombia sostenida, rodeada por la Policía Nacional, tal el fin que aspira toda sociedad moderna: ver defendidos día y noche, los bienes y libertad de la persona humana.

Tendrá rillera en plata con leyendas en sable, en la parte superior “República de Colombia” y en la parte inferior “Policía Nacional”.

La rillera es en heráldica figura honorable disminuida. Es la bordura disminuida en su tercera parte. Simboliza esta la cota de mallas del caballero. Para el moderno caballero, el Policía, la cota de mallas, la rillera son su valor y su uniforme impólutos, por eso van en plata. En las leyendas entra un segundo esmalte propio de la antigua caballería: el sable (negro) significa prudencia, rigor, honestidad y obediencia. Por eso van en tal esmalte Colombia y la Policía, lo más entrañable para este moderno caballero que recorre durante veinticuatro horas, los campos de la patria, sembrándolos de valor y cosechando entre canciones los frutos de paz, progreso, libertad.

Cada una de las palabras estará separada por sendas estrellas de cinco puntas, en sinople.

Estas cinco estrellas con el esmalte propio de la Institución indican, el cinco de noviembre, fecha en la que se conmemora el natalicio de la Policía de Colombia.

Rodeará el escudo una corona de laurel, con hojas nervadas en sable y frutadas hacia el interior en gules seis veces a la derecha y cinco a la izquierda.

Entra en nuestro blasones el tercero de nuestros esmaltes, el gules (rojo) que denota la fortaleza, victoria, osadía, alteza, ardid.  

Se da en este color tributo a los mártires de la Policía que para hacer patria caen cada día y noche en los campos y ciudades. Los once frutos rojos señalan así mismo, el mes undécimo, noviembre, para cimentar más la fecha clásica. Van hacia el interior, como cosa muy nuestra y muy cordial. El laurel es gloria y buena fama porque la Policía es como un espejo de la plata bruñida al que empaña cualquier aliento de maledicencia y la que no solo debe ser sino parecer leal, fuerte y honrada.

De la corona penderá como divisa una cinta de plata, con los extremos enrollados y la inscripción en sable: “Dios y Patria”. La divisa el antiguo grito de guerra. La divisa perfecta, como la nuestra consta de cuerpo y alma o sea de símbolos: metal, esmalte y lema apropiado en los extremos enrollados para simbolizar el sentido recóndito de estas dos palabras. Sintetiza además todos nuestros blasones; Dios, nuestra estrella y Colombia que solo morirá en el día postrero, con el último Policía, en las playas de la eternidad.


SIGNIFICADO DEL LEMA "DIOS Y PATRIA"


La Policía Nacional de Colombia ha escogido dos realidades para expresar su profunda identidad: “Dios y Patria” antiguo grito de guerra que muestra los blasones de la Policía. “Dios nuestra estrella, y Colombia, que sólo morirán en el día postrero, con el último policía, en las playas de la eternidad” (Res. 5916 del 12 de octubre de 1984art. 3º).

Con el lema se señala el ser del policía y la misión de la institución policial. Ser policía es una vocación, no sólo una profesión o una actividad en la vida; la vocación comprende la vida misma.

La identidad profunda del policía ha de estar marcada profundamente por su vocación de servicio público.  Él es el servidor de la comunidad y está dispuesto en cumplimiento de su deber hasta el sacrificio de la propia vida.  Éste ha de ser título de gloria. 

Un ejemplo de vocación generosa la encontramos en el Señor Jesús, quien se presenta como el Buen Pastor quien conoce sus ovejas y da la vida por ellas.  Se causa de las desgracias humanas.  Cuando el hombre abandona el Dios verdadero y se deja seducir por las tentaciones de las falsas divinidades, se expone a su propia destrucción: “Nosotros por nuestra culpa padecemos; por haber pecado contra nuestro Dios nos seducen estas cosas” (2 Mac. 7,18). ¿No estará sucediendo lo mismo en nuestro país? Sufrimos en Colombia muchos males.  Se acaba nuestra capacidad de asombro ante tantas monstruosidades que salen del corazón humano. 

¿No será que estamos sufriendo las consecuencias de olvidar al Dios verdadero para seguir fascinados con los encantos que nos ofrecen los ídolos de la ambición y del hedonismo y que han llevado a la ciudadanía a perder los valores esenciales y la han conducido por caminos de perdición?

A pesar de nuestros pecados, Dios es rico en misericordia y compasión y en su amor ponemos nuestra confianza y la seguridad de nuestra esperanza.  El policía creyente es imagen del Dios atento a dar la mano a los más débiles y necesitados, a los caídos y descarriados.  El color verde oliva de la Policía es expresión continua de la esperanza y del compromiso con la construcción de una sociedad en paz.

El lema de la Policía proclama que el espíritu de Dios anima la actitud sencilla y bondadosa del policía, su capacidad de entrega y su honestidad en el cumplimiento del deber.  El policía cristiano ha de ser testigo, con la calidad de su servicio del Evangelio del Señor Jesús y encontrará en el ejercicio de su misión la senda de la santidad.

El policía amigo de Dios es también el amigo de la patria.  La entrega a la conformación de una convivencia segura en paz es la razón de ser de la vocación policial. 

El amor de Dios que el policía experimenta de manera personal lo proyecta en el amor a su prójimo.
El sereno era el vigilante nocturno que permitía que los habitantes de la villa o del pueblo pudieran descansar con tranquilidad.  En él se depositaba la confianza y la seguridad ciudadana. 

El policía hace patria, es la persona de fiar, contando con su presencia y acción los ciudadanos pueden trabajar y reposar en paz.

El policía está presto de día y de noche para impedir que los malvados atenten contra la vida, la libertad, los bienes y demás derechos de los colombianos.  Es su responsabilidad patriótica.  

Tiene que ser fuerte para superar las tentaciones y para mantenerse, con la ayuda de Dios, en el camino del bien.

El policía debe ser el ciudadano por excelencia, el hombre de bien, puesto como atalaya y paradigma de los civiles, y en especial de los niños y jóvenes.  Su comportamiento personal de integridad ética y su capacitación técnica lo harán un individuo digno de respeto, admiración y confianza.

La responsabilidad del policía con la patria comienza por la atención que él debe dar a su propia familia.  En el hogar, el policía ejemplar manifiesta las virtudes morales que conforman una familia sana en donde se vive la presencia de dios y se colocan los fundamentos de la patria. 

El himno de la policía exhorta a sus miembros a cuidar su familia, con estas palabras.

“Del hogar los derechos sagrados
como padres debéis custodiar
y que Dios y la patria os premien
¡defensores del orden social!”

El escudo era arma defensiva para cubrir al combatiente y librarlo de las ofensivas del enemigo.  El escudo de la institución policial contiene los blasones que respaldan casi 124 años de servicio patrio y comprometen a la Policía Nacional con un trabajo incansable de servicio comunitario.  Caballeros modernos lo llevarán con honor y lo respaldarán con una vida intachable y heroica, bajo la consigna “Dios y Patria”.



miércoles, 2 de septiembre de 2015

Génesis de la Oración Patria






Al igual que las historias del escudo, la bandera y el himno de la Policía Nacional de Colombia ya referidos en mi blog, considero importante hablar ahora de la génesis de la Oración Patria; oración muy significativa no solo por los miembros de las fuerzas militares y de policía, sino también para todos los colombianos los cuales en algún instante de sus vidas la han rezado.

Por lo tanto, en agradecimiento a la emotividad que me causa en lo personal entonar su canto, quiero exaltar la memoria de su autor, Monseñor Pedro Pablo Galindo Méndez, quien en su momento fue capellán militar en la guerra con el Perú y capellán militar del Ejército .

Antes de profundizar sobre el tema de la Oración Patria, hablare un poco de como nace la figura del capellán castrense, por lo tanto primero hablare de la Época de la Independencia donde encontramos Religiosos y Clero Regular, que imbuidos del Espíritu de Libertad recibido de Vitoria en la vieja España sembraron en los Criollos el anhelo de salir de la esclavitud y forjar una patria soberana y libre. 

Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, José Maria Córdoba y Antonio Nariño en sus batallas libertadoras contaron no sólo con la asistencia espiritual, sino también con el apoyo de párrocos de los pueblos por donde pasaban llevando en su pobreza sólo la riqueza de su anhelo de libertad, comida y ropa que los fortaleciera en el paso por los páramos camino a la Batalla del Puente deBoyacá, que selló para siempre la libertad y rompió las cadenas opresoras del Imperio Español. 

Oleo de la Batalla del Puente de  Boyacá

Ahora bien, la figura del capellán castrense acompañando a los ejércitos entró al Nuevo Reino de Granada con el acto militar de la conquista , y halló  expresión en la primera misa celebrada en la altiplanicie bogotense por el padre dominico Fray Domingo de Las Casas, capellán de las fuerzas de Gonzalo Jiménes de Quesada.

El esquema se mantuvo a lo largo de la guerra de Independencia, muchas veces con curas guerreros que dejaban de lado el fusil para oficiar los sacramentos, caso admirablemente personificado por Fray Ignacio Mariño, dominico nacido en Chocontá, que se alistó desde el primer momento en las filas republicanas, militó en las guerrillas de Tame y Betoyes en Casanare después de la caída de la Primera República, hizo las campañas de 1816 hasta 1819, alcanzando el grado de Coronel tras batallar como un infante con la división de Vanguardia en Paya, Gámeza, Bonza, Vargas y Boyacá, sin descuidar sus funciones de capellán. Bolívar lo condecoró con la Orden de los Libertadores y lo hizo asignar al curato de Nemocóm, donde murió en 1821.


Orden de los Libertadores
Fray Ignacio Mariño












Desarrollos similares tuvieron lugar en las guerras civiles del siglo XIX, sin que se contase con una organización castrense en las fuerzas revolucionarias. 

El Ejercito del rey sí la trajo con las fuerzas expedisionaria de Morillo, pero la tradición se perdió en medio de revoluciones y levantamientos, donde miembros del clero solían tomar partido, a veces al estilo de Mariño, otras dedicados a su función estrategicamente religiosa.


Pasados los años, aparece la persona del Excelentísimo Monseñor Bernardo Herrera Restrepo, Arzobispo de Bogotá, a quien la patria y nuestras Fuerzas Armadas, muy especialmente el Ejército, le deben muchísimo.

Monseñor Bernardo Herrera Restrepo



Él figura, junto con el General Rafael Reyes y el General Rafael Uribe Uribe, como fundador de nuestra Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova. Cuenta la tradición  que ante la carencia de dineros del estado para cancelar el profesorado de la Escuela Militar, estos fueron cubiertos por la Arquidiócesis de Bogotá mientras el Gobierno obtuvo los fondos correspondientes.


General Rafael Uribe Uribe



General Rafael Reyes

El siglo XIX, trajo consigo Sacerdotes celosos y buenos, cuyo único lema era sembrar el Evangelio en los nativos acompañaron nuestros Ejércitos y conservaron en esos puñados de héroes la fe en Cristo y el amor a María. 

Mas tarde, brillando con luz propia, el ilustre Doctor y Presbítero Pedro Pablo Galindo Méndez, sacerdote de la Arquidiócesis de Bogotá y reconocido orador sagrado, dedicaba su inteligencia y ministerio sacerdotal al servicio del Ejército, al cual acompañó a los expedicionarios en la guerra con el Perú.

Inolvidable para los expedicionarios al Amazonas fue el acto de bendición de las armas oficiado por Galindo sobre la cubierta del Buque "Boyacá", reunida la flotilla aún en aguas brasileñas a la víspera de la toma de Tarapacá, y la arenga patriotica que hizo estremecer a las tropas dispuestas al combate.


Buque Boyacá



Terminado el conflicto, el servicio religioso castrense comenzó a tomar forma. El padre Galindo, que había sido ascendido a Capitán y ocupaba de nuevo la capellanía de la Escuela Militar de Cadetes.

Todavía resuenan en el campo de paradas de la escuela sus discursos con motivo del juramento a la bandera cada primero de junio. Más tarde fue nombrado como capellán general de las Fuerzas Armadas en 1949; desde dicho cargo, se encargó de dotar de Capellanes a las Unidades y organizar la asistencia espiritual en las tropas a lo largo y ancho del País, a tal punto que para el 13 de octubre del mismo año la Sagrada Congregación Consistorial creó el Vicariato Castrense de Colombia, nombrando como Vicario al Arzobispo de Bogotá en ese entonces el Excelentísimo Señor Ismael Perdomo en virtud del articulo 20 del Concordato entre el Gobierno de Colombia y la Santa Sede.



Hasta entonces las capellanías de los cuerpos de tropa eran atendidas por sacerdotes designados por los respectivos obispos y nombrados por el Ministro de Defensa.

Monseñor Pedro Pablo Galindo siguió al frente de las Capellanías durante los periodos de los Señores Cardenales Arzobispos de Bogotá: Crisanto Luque y Luis Concha Córdoba; El Cardenal Aníbal Muñoz Duque tomo las riendas del obispado a la par que el Cardenal Mario Rebollo Bravo. 


Cardenal Aníbal Muñoz Duque

En 1.986 El Papa Juan Pablo II expidió una nueva legislación con la Constitución “Spirituali Militum Curae” y pasó a los Vicariatos Castrenses a ser Obispados Castrenses con Obispo propio. 

Grandes Obispos como Monseñor Víctor Manuel López Forero a quien le tocó darle la organización de Diócesis, expedir los Estatutos aprobados por Roma, e impulsar el nuevo Obispado, Lo sucedió Monseñor Álvaro Raúl Jarro Tobos quien en pocos años sostuvo la Organización e impulsó el ya creado Seminario Castrense. 

Llegado en el 2.001 Monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo evangelizador por excelencia, impulsó la pastoral en sus diferentes vertientes, dando prioridad a la evangelización, colocando al Obispado Castrense de Colombia como uno de los mejores de América y del mundo. 

La Iglesia Castrense de Colombia siente satisfacción por la misión cumplida en casi 200 años de existencia y a sesenta y cinco de haber sido reconocida por la Santa sede, como Vicariato Castrense y hoy Obispado igual a las diócesis con 180 parroquias a lo largo y ancho del País. 

Esta es la obra de Dios en esta porción de la Iglesia a quien Él ha regalado Pastores solícitos y buenos que sólo anhelaron y anhelan hoy que Cristo Jesús, sea conocido, amado e imitado. 

Breve Biografía del Presbítero Pedro Pablo Galindo Méndez.


Nació en Facatativa – Cundinamarca el 26 de julio de 1890. Realizó sus estudios de secundaria en el Seminario Menor de Bogotá y los de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor de San José de Bogotá. 

Fue ordenado presbítero el 28 de octubre de 1914 para el servicio de la Arquidiócesis de Bogotá, por el Excmo. Mons. Bernardo Herrera Restrepo, Arzobispo de Bogotá. 

6 julio 1914 Colaborador en la Parroquia de El Peñón – Cundinamarca.
21 mayo 1915 Párroco en San Bernardino de Bosa.
3 febrero 1921 Párroco en Nuestra Señora del Carmen – Gutiérrez.
1929 Capellán del Panóptico de San Diego – Bogotá.
1930 Capellán de la Escuela Militar.
1933 Capellán en le Flota del Amazonas durante el conflicto con el Perú. 
1949 Capellán General del Ejército de Colombia.

Nombrado prelado de Honor de Su Santidad Pablo VI, el 20 de febrero de 1964.  

Monseñor Galindo ostentó el Grado de Coronel y al final de sus días el Gobierno Nacional, le otorgó el Grado de Brigadier General Honorario el 7 de diciembre de 1973. 

Falleció en Bogotá el 1 de abril de 1974 y sus restos descansan en la cripta de la parroquia del Espíritu Santo.

Cuánto le debemos: la Capilla de la Escuela Militar de Cadetes, la Iglesia del Espíritu Santo, la hoy Catedral Castrense, la capilla de la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional “General Francisco de Paula Santander”, y muchas otras capillas y templos que se construyeron bajo su dirección e influencia. Monseñor Galindo creó las capellanías Generales de las Fuerzas militares y de la Policía Nacional, la Oración Patria y la letra del Himno de la Escuela Militar, también son de su autoría. 

Texto de la Oración Patria.


Colombia patria mía
Te llevo con amor en mi corazón,
Creo en tu destino
y espero verte siempre Grande,
respetada y libre.
En tí amo todo lo que me es querido;
tus glorias, tu hermosura, mi hogar,
las tumbas de mis mayores,
mis creencias, el fruto de mis esfuerzos
y la realización de mis sueños.
Ser hijo tuyo, es la mayor de mis glorias.
Mi ambición más grande
es la de llevar con honor
el título de Colombiano,
y llegado el caso,
Morir por defenderte.

Amen



Busto del Presbítero Pedro Pablo Galindo Méndez




http://obispadocastrensecolombia.org/noticias.shtml?apc=t--4;1;-;-;&x=2878