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martes, 16 de julio de 2013

Origen del Escudo de Colombia y el de la Policía Nacional


El escudo de armas tal y como hoy lo entendemos nace en el siglo XII. Anteriormente, aun admitiendo la existencia de piezas y figuras en los escudos de los guerreros, no constituían el blasón propiamente dicho, sino más bien un signo de distinción entre los combatientes.
INTRODUCCIÓN

ORIGEN DE LOS ESCUDOS
El escudo de armas tal y como hoy lo entendemos nace en el siglo XII. Anteriormente, aun admitiendo la existencia de piezas y figuras en los escudos de los guerreros, no constituían el blasón propiamente dicho, sino más bien un signo de distinción entre los combatientes.



Los primeros en usar estos signos distintivos son los griegos, quienes en sus escudos de guerra colocaban símbolos que pretendían representar un ideal, generalmente de quienes los empleaban, pero la realidad es que sus emblemas no pasaban de ser puramente personales y que no hasta bien entrada la edad media, dichos emblemas comienzan a ser el símbolo de un linaje.



También los romanos emplearon símbolos de distinción, pero al no ser hereditarios carecen del valor que hoy damos a los elementos y representaciones heráldicas. En el siglo VI, antes de Cristo, se conocen en Europa los primeros emblemas que se adoptan para significar una relación continua. Se usan y se emplean exclusivamente para significar símbolos de poblaciones, en tanto que los emblemas gentilicios continúan siendo puramente individuales. Sin embargo, en esa misma época, siglo VI antes de Cristo, los griegos inician la utilización de determinados distintivos de carácter hereditario, sin regla alguna y por esa razón , como por su variación de unas generaciones a otras, no es posible admitirlos como símbolos heráldicos.



Los romanos también emplean algunos símbolos y signos, pero todos ellos sin el carácter heráldico, sino mas bien como símbolos de unidades militares o de jerarquía castrense o civil. Los invasores germánicos primero, y los árabes después, concluyeron por destruir en las naciones que las sufrieron, los signos y símbolos de la simbología gentilicia, salvándose únicamente, y no siempre, los de las ciudades, por ello es preciso considerar que, el blasón, como signo de distinción familiar, se perdió completamente -admitiendo que alguna vez los hubiera- en la alta Edad Media con motivo de las grandes invasiones que sufrió Europa, y fundamentalmente la cuenca mediterránea, en donde pudieran haber existido en sus varios y distintos aspectos.
Finalmente entraremos a conocer el origen del “Escudo de Armas de la República de Colombia” y su evolución a través del tiempo  hasta llegar al  escudo actual con que hoy contamos;  paralelamente ahondaremos un poco sobre creación del escudo de la Policía Nacional, su simbología heráldica y precepto que lo crea..

SIGNOS Y SÍMBOLOS

I PREHISTORIA
SIGNOS Y SÍMBOLOS



Desde la existencia del ser humano este sintió la necesidad de comunicarse con los demás, al principio utilizó unos ideogramas para representar ideas completas y poder ser comprendido.
El símbolo nace por la necesidad de representar algo más trascendental que una simple idea, es posible que al principio fuesen amuletos protectores, o efigies de las deidades a las que se consideraba necesario poder halagar para alcanzar esa protección.  Estudiaremos un poco los Amuletos Egipcios.



Amuletos Egipcios 


De entre todos los objetos mágicos usados por los antiguos egipcios, los amuletos eran con mucho los más populares. A juzgar por el número de ellos que se han encontrado en las excavaciones, los llevaba prácticamente todo el mundo. Muchos amuletos estaban perforados para enhebrarlos en collares, pectorales, pulseras, anillos y casi cualquier tipo de adorno personal que usaran los egipcios.

Una de las palabras que tenían para designar los amuletos era "udjaou", que significaba también "redondo" o "completo"; a veces se empleaba también la palabra "mekt" o "protector", lo cual sugiere en ambos casos la función de los amuletos. ara fabricar los amuletos empleaban casi cualquier material disponible. Los mejores eran los de piedra: lapislázuli, carnalita, turquesa, feldespato, serpentina o esteatita. Y también eran apreciados los de metal, los de oro por supuesto, pero también los de cobre, bronce y hierro. Los tuvieron de madera y de hueso. Pero el material más empleado, con mucho, en la elaboración de amuletos fue la loza, que amasaban de cuarzo molido o arena con elevada proporción de cuarzo y cocían en hornos especiales para obtener la superficie vidriada. Estos amuletos de loza se fabricaban a miles en talleres de todo Egipto.
La primera fase de la producción en masa era la construcción del molde. Se elaboraba un prototipo de algún material duradero, como la piedra, y luego imprimían esta pieza sobre una pella de barro. Cocida al horno, ésta se endurecía y podía servir de molde para fabricar los amuletos. Por lo general se necesitaba que el amuleto tuviese un agujero para enhebrarlo. Para ello empapaban de masa de cuarzo un trozo de cuerda y atravesaban con éste la pieza puesta en el molde. Al cocer la pieza en el horno la cuerda se quemaba y dejaba el agujero.

La forma de los amuletos obedecía a tradiciones estrictas y seguramente los sacerdotes supervisaban la fabricación. El papiro McGregor da una lista de 75 amuletos con sus nombres y su utilidad. Este papiro forma parte del Libro de los Muertos y por tal razón especifica que los amuletos se hagan de oro, probablemente porque el metal precioso no se oxida y sería, en consecuencia, el más idóneo para proteger al difunto durante toda la eternidad.



El más abundante de los hallados en las excavaciones es el ojo de Horus, versión muy estilizada del ojo del dios halcón. El ojo de Horus era también un importante amuleto funerario.

El amuleto en forma de ankh todavía goza de popularidad en nuestros días. Esta palabra significa, además de "vida", "espejo de mano". Tutankamón tenía un espejo en forma de ankh y cualquiera de sus contemporáneos habría entendido la alusión. Pese a su frecuente aparición en pinturas y esculturas, el ankh no fue en realidad muy usado como amuleto, siendo relativamente escasos los hallados en las excavaciones.

Quizás la razón de que el ankh no fuese más popular como amuleto es que existía otro para la misma función: el escarabeo, labrado en forma de Scarabeus sacer, coleóptero que ha recibido su nombre de aquél. Los egipcios eran muy aficionados a los juegos de palabras y los jeroglíficos que designaban el escarabajo, que se pronunciaba kheper, también podían significar "existir", así que si uno llevaba un escarabeo podía estar seguro de que viviría mucho tiempo. Otro motivo de la especial consideración que merecía el escarabajo a los antiguos egipcios era la creencia de que procreaba sin la unión de macho y hembra. Este error se debía a que nunca los habían visto copular. Después de la fertilización la hembra pone los huevos en un poco de estiércol y lo echa a rodar hasta darle forma de pelota. De este modo se asegura la alimentación de la progenie, y como esa era la única parte del ciclo reproductivo que llegaron a observar los egipcios, creían que el escarabajo se asemejaba a su dios Atum en lo de tener hijos sin el concurso de una pareja femenina.

Los escarabeos se fabricaban de diferentes materiales, de los cuales los más comunes eran la loza, la piedra y el oro.
Otro tipo de amuletos al que pocas veces se alude ya que nadie sabe a qué objetos representan ni cómo se usaban, son las bolas de barro conteniendo objetos mágicos. Estos curiosos fetiches se encuentran sólo en las sepulturas, por lo que se supone que servían a algún tipo de función protectora para el difunto, sin que se sepa exactamente cuál.

Amuleto de Esfinge




Encontramos varias referencias de amuletos con la forma de esfinge, aunque toda su variedad, nos muestra que este tipo de representaciones pretende aunar las cualidades del protome representado, y la del cuerpo de león. Aquí algunas muestras del British Museum:


Batalla Ejército Egipcio



Amuleto Pilastra o pilar Dyed 

El Pilar Dyed, o Djed simbolizaba la "estabilidad". Pudo representar la columna vertebral del dios Osiris, un árbol, un poste conformado por gavillas de grano atadas, etc. Es uno de los símbolos más reproducido en la mitología egipcia, aunque se desconoce el objeto que representa realmente.



Raymond Faulkner ve el Djed como "un objeto de culto parecido a un tronco de árbol con las ramas podadas-horizontales, consagrado a Osiris, Ptah y Sokar. Interpreta el significado de su uso jeroglíficamente como "estable", "duradero".



Alan Gardiner sugiere que representa "una columna imitando un haz de tallos atados” Sin embargo, describe su jeroglífico, concretamente, la sección superior de la Djed, como "vértebras” representadas convencionalmente.



Según Wallis Budge, el Djed es el símbolo más antiguo de Osiris, y simboliza su columna vertebral y su cuerpo en general. Afirma que originalmente Osiris fue probablemente representado por un Djed solo, y que no tenía otra forma. Considera al jeroglífico Djed como una representación convencional de una parte de la columna vertebral y le da su significado como "sea estable, que sea permanente, permanente, establecido firmemente, aguantando”.




Como ultima referencia, Flinders Petri lo denomina Zad, le da el número 85 de su clasificación y establece que originariamente serian las columnas que soportaban el cielo.

Uso del Escudo  en el Terreno  Militar 

En el terreno estrictamente militar, además de la búsqueda de protección a través de talismanes mágicos, se utilizaron otros signos indicando las hazañas realizadas por quienes ostentaban determinada imagen en su escudo. Se trataba de especie de comunicación con el adversario, como una carta de presentación para así infundir cierto pavor.

La figura en el escudo podía identificar individualmente al guerrero o en su defecto un mismo signo identificaba a todo un ejercito ejemplo: las cruzadas, los espartanos, etc. (Los cuales veremos más adelante).

Pieles de animales- símbolo de poder 

Además del simbolismo de los escudos, con este mismo fin se utilizaban pieles de animales como trofeos, indicando al mismo tiempo que al matar a esa fiera, habían obtenido que la fuerza, la astucia y toda la esencia del animal se hubiera transfundido a ellos mismos.





En esta imagen podemos ver a Hércules en uno de sus famosos trabajos, luchando contra la hidra de siete cabezas, y ostenta como trofeo, la piel del león de Nemea.


seguidamente observamos una imagen con el torso de un guerrero ibérico, ostenta una protección que indica el animal totémico de su poseedor, demostraría protección y aviso a sus oponentes.

Por último las imágenes, colores, penachos, etc. Tenían un doble significado:

a) Ser reconocidos por los aliados en el fragor de una batalla.
b) Indicar la dignidad ostentada dentro del ejército.
Símbolos corporales
También se utilizaron símbolos muy esquemáticos, impresos mediante improntas realizadas por sellos de barro cocido impregnados en una pintura y que permitían reconocer a los miembros del mismo clan. De este estilo son las célebres pintaderas canarias, y cuyo uso se dio en todo el Mediterráneo y otras partes del mundo.

Si los amuletos, trajes y las divisas tenían el objetivo de mostrar la categoría del guerrero, también había otros distintivos que actuaban como marcadores de rango, tales eran los peinados, los tintes corporales o los ornamentos de prestigio.

Los  dibujos corporales expresaban el estatus, la familia o la tribu a la que pertenecía la persona que lo llevaba.
por ejemplo la tribu maorí utilizaba la pintura corporal como arma de guerra debido a que pensaban que así podía asustar a sus enemigos (a diferencia de los egipcios que solían pintarse el cuerpo por que pensaban que la pintura se convertía en una especie de talismán para prevenir enfermedades) dicha pintura fue evolucionando creando distintos tipos de tatuajes maoríes hasta llegar a los que conocemos hoy. 
Maorí se refiere al nombre de los primeros habitantes de Nueva Zelanda o Aotearoa, tierra de la larga nube blanca y de su lenguaje, el idioma maorí.
La palabra maori significa "normal"; "ordinario". En leyendas y otras tradiciones orales, la palabra distinguía a los seres humanos mortales de las divinidades y los espíritus.
 El tatuaje (o moko) es una de las expresiones artísticas más importantes para este pueblo indígena. Muchas veces las técnicas que se utilizan reproducen las que utilizaban sus antepasados para decorar su cuerpo, fundamentalmente sus rostros.

Estos dibujos faciales expresaban el estatus, la familia o la tribu a la que pertenecía la persona que lo llevaba. En el relieve, el arte maorí hace gala de toda su habilidad técnica. La figura humana, aislada o en grupo, se destaca sobre un fondo de motivos geométricos calados, el rostro se caracterizaba por una gran boca, de la que suele salir una lengua triangular, con el labio superior muy arqueado, en forma de ocho. La decoración de motivos curvos y en espiral, junto con la figura humana, aparece en las partes talladas de las piraguas y en los tatuajes faciales o mokos.

Los peinados como marcadores de rango. (Indios Aztecas)
El análisis de los peinados y su vinculación con la guerra es un tema de indudable interés, aunque no existen trabajos específicos sobre dicha cuestión. Igual que estaba regulado el largo de la ropa, el uso de las sandalias o las divisas, el tipo de peinado también guardaba una estrecha relación con los diferentes grados y unidades militares a las que se pertenecía. Estudiosos de los Indios Aztecas, como el padre Sahagún, en su libro octavo, dice que hasta los diez años los niños Aztecas llevaban el pelo corto, a partir de ese momento dejaban crecer un mechón en el cogote que llamaban mocuexpaltía. A los quince, edad en la que solían ingresar en el telpochcalli, el largo mechón se llamaba cuexpalchicácpul e indicaba que todavía no habían destacado en las lides guerreras pero, cuando realizaban la primera captura, aunque fuera entre varios, «quitavan la bedixa del colodrillo, dexávanle una bedixa sobre la oreja derecha que le cubría la oreja a solo un lado», haciendo saber a toda la comunidad, a través del peinado, que habían realizado su primera hazaña, o, por el contrario, si el novato había ido a la guerra hasta tres veces sin conseguir ningún prisionero, le dejaban el mechón en el cogote como símbolo de su ignominia. A partir de la primera captura, en el mechón largo iban colocando sus distintivos de cintas, plumas y borlas a medida que aumentaba su prestigio militar.
En algunos códices aparece un peinado denominado  temillotl que se vinculaba a los guerreros aztecas que habían realizado cuatro capturas. Este peinado consistía en recogerse parte o todo el cabello sobre la cabeza, y también aparecen con él los tlatoque y se mantiene en los códices coloniales vinculado a los guerreros de éxito. Sin embargo, el peinado que todo guerrero deseaba era el de los grupos de elite más agresivos: los valerosos cuachic o rapados quienes en señal de su «alto valor y valentía traían trenzada la cabeza con un cuero colorado un manojo de cabello detrás del colodrillo y a los lados de la cabeza tresquilado». Por eso, cualquier guerrero quería emularlos y si había «prendido dos o tres le tresquilaban como a cuachic, con una cresta de cabello y detrás su trançado para atarle plumería rica».


Los guerreros tequihua que para Durán eran los águilas o jaguar, cuando lograban ese grado tomaban «los cabellos de la coronilla, medio a medio de la cabeza, y trenzábanselos con una trenza colorada y, con la misma trenza, le ataban juntamente un plumaje de plumas verdes y azules y coloradas, y de la lazada salía un cordón que colgaba a las espaldas, y, al cabo de él, una borla colorada»
El guerrero otomí era tan estimado como los anteriores y, por lo tanto, también «traía trancado un manojo de cabello en el colodrillo con cueros diferentes de venado teñidos» y cortado a navaja «un dedo o dos por encima de las orejas, con una tresquilla redonda, hecha a navaja».

Como observamos, el valor del cabello siempre aparece relacionado con una parte específica de la cabeza: la coronilla. Ésta era muy significativa en la cultura azteca, ya que, según sus creencias, en ese lugar residía el tonalli o la fuerza vital del individuo. El poder comunicador del peinado era tal que también se utilizaba como señal de castigo y cuando el ejército volvía derrotado, todos los guerreros eran rapados para eliminar cualquier rasgo representativo de su valor.



EL ESCUDO COMO ARMA DEFENSIVA, ESPEJO DE SU POSEEDOR

El escudo del guerrero se convirtió en el gran soporte de la heráldica debido a las posibilidades que ofrecía por ser una superficie plana y permite ser visto por los enemigos. Aunque no podríamos decir que es un invento particular de una determinada nación. Se sabe que los griegos utilizaron estas representaciones y además las trasmitían de padres a hijos. Y aún así no se pueden tomar como representaciones heráldicas propiamente dichas o tal como hoy las conocemos. Dado que estas tienen su origen en el siglo XII.


Es la pared que se interpone entre dos fuerzas de choque siendo también el reflejo de las virtudes de su poseedor. ¿Cuando surge el uso del escudo como defensa? Justo en el momento que el ser humano descubre que su cuerpo es vulnerable al desarrollo de armas ofensivas, con el nacimiento de la espada, al darse cuenta de que los rituales mágicos o los amuletos no son suficientemente poderosos para asegurarles salir indemnes de una batalla, o simplemente de un enfrentamiento con un individuo con quien pelea por su comida o por la posesión de una cueva o por una mujer con la que poder procrear y extender su clan.


LO DISTINTO COMO SIGNO DE NOBLEZA –NACIMIENTO DE LA HERALDICA
Según el diccionario, distinguir es hacer que una cosa se diferencie de otra por medio de alguna particularidad, señal, divisa, etc.
Distinguido según el diccionario es sinónimo de ilustre, noble, esclarecido.
Unas imágenes, unos colores, unas plumas en la cabeza, hacen que el guerrero pueda ser conocido de entre los demás, pero también le hacen ser consciente de que su comportamiento es observado y le obligan a comportarse de forma notoria o notable y con posterioridad a esa acción será considerado noble.
El nacimiento de la Heráldica se produce después de muchos siglos de uso personal o grupal de símbolos, generando la necesidad de regular su utilización debido a esa notoriedad, para evitar que un signo distintivo se generalice.

EPOCA CLASICA
A pesar de que todavía faltaban muchos siglos para que naciese la Heráldica en la forma que hoy la conocemos, todas las culturas han utilizado signos y símbolos similares a nuestra actual heráldica. No es cierto que naciese de forma espontánea. No se trata de un invento de nadie, sino de la utilización de un sistema de comunicación distinto y que ha evolucionado con el transcurso del tiempo, alcanzando su eclosión en el siglo XII.
ISRAEL

Se trata de un pueblo nómada de pastores, como nos cuenta la Biblia, luchan por la defensa de sus rebaños y luchan por la posesión de la tierra generalmente habitada por otros, con un sentido muy fuerte de la unión de familia, clan y tribu. En la zona donde se mueven existe un sentimiento religioso muy fuerte. Tendremos en cuenta de que Abraham como padre del pueblo judío era originario de Caldea descendiente de Taré. Este pueblo, es decir la casta sacerdotal de este pueblo conocía la astrología y practicaba la magia. La interpretación de los símbolos se encontraba muy desarrollada entre ellos. Bisnieto de Abraham era José, hijo de Jacob, a quien la Biblia nos lo describe como intérprete de sueños, por lo que llegó a ser virrey de Egipto. País en el que vivieron muchos años y que destacaba entre otras cosas por sus Escuelas de Misterios.
Asentados ya en la Tierra Prometida, se gobernaron por jueces y posteriormente por reyes.

GRECIA
El uso de signos distintivos en los escudos por los griegos se parece más a la heráldica medieval, debido a la individualidad del guerrero griego, durante esa época se utilizan símbolos individuales, familiares o de las ciudades. como es el caso de los hoplitas o ciudadanos incorporados al ejército, versión anterior a las milicias concejiles castellanas. Aunque la imagen que más ha llegado hasta nosotros es la del héroe griego, el guerrero individual protegido por los dioses y de los que ha obtenido sus características, y por tanto las refleja en su escudo para comunicar a sus adversarios que tengan cuidado con él y de esta forma les infunde cierto pavor.
Los  Griegos y el simbolismo del Escudo

Las Polis

Época arcaica (siglos VIII-VII A.C.)
Era una sociedad rural. Su fuente de riqueza era la tierra. Las actividades artesanas y comerciales tenían escasa importancia. Los hombres más ricos eran los grandes propietarios. Las fincas eran cultivadas por esclavos, jornaleros o aparceros, sujetos a la autoridad del dueño de la tierra. La unidad política era la polis. Se trataba de un grupo humano independiente que controlaba un territorio entre 1000 y 3000 km2. En estas polis el poder lo tenían los grandes propietarios debido a su fuerza y su riqueza. Con frecuencia se veían mezcladas en conflictos con sus vecinas. Todos los ciudadanos acudían a la lucha con las armas que tenían. Los únicos guerreros bien armados eran los ricos propietarios.
Estos guerreros , que se llamaban a sí mismos aristoi (los mejores) eran los que gobernaban las polis. El instrumento de su poder político era el consejo del que solo ellos podían formar parte y que era el que decidía en cada momento la actuación de la polis. Todos los ciudadanos formaban parte de la Asamblea  pero ésta se limitaba  a aprobar lo que el Consejo proponía.
Las tensiones entre campesinos pobres y grandes propietarios fueron en aumento. La agitación fue aprovechada por algunos para hacerse con el poder: fueron los tiranos que gobernaron entre los siglos VV y VI a.C. A veces se dieron leyes para que la situación no se deteriorase mucho como el caso de Solón(era arconte) que consiguió abolir la esclavitud debida a deudas impagadas.
Los campesinos medios descontentos y los ricos comerciantes formaron un frente unido para arrebatar a los ricos terratenientes su monopolio del poder. Este proceso condujo a la aparición de las tiranías y en algunas ciudades a un nuevo sistema de gobierno: la democracia. Esto fue posible ya que en las batallas se impuso un nuevo tipo de armamento, más barato y ligero, quedando arrinconado el carro de guerra. El nuevo soldado griego, el hoplita podía ser ya un propietario rural dueño de una propiedad media.
Cada griego hoplita tenía una armadura diferente, hecha a medida, y en el escudo colocaba los símbolos de su familia. Como resultado de la no existencia de un equipo común, a menudo las tropas amigas no se reconocían. 

Ejército Espartano
Por el contrario, los espartanos tenían el mismo uniforme y la letra griega lambda (Λ) en sus escudos, en referencia a su tierra de origen, Lacedemonia (Esparta). El ejército espartano era la fuerza militar de la ciudad estado de Esparta, una de las más importantes en la historia de la antigua Grecia. El ejército constituía el pilar principal del estado espartano, en el cual la primera y principal obligación de sus ciudadanos era convertirse en buenos soldados.
Sometidos al entrenamiento militar desde su infancia, los soldados espartanos eran los más disciplinados, entrenados y temidos de la antigua Grecia. En los momentos de mayor apogeo de Esparta, entre los siglos VI y IC a.C., estaba aceptado comúnmente en Grecia el hecho de que "un soldado espartano valía lo que varios hombres de cualquier otro estado".

EDAD MEDIA PLENA SIGLO XII
INICIO DE LA HERALDICA


Se considera el inicio de la Heráldica, en cierto modo como la conocemos hoy a finales del siglo XI, principios del XII. Con el grito de "Dios lo quiere", Pedro el Ermitaño, predicó la primera cruzada y las gentes de armas colocaron la cruz en sus escudos y se lanzaron a la aventura, unos llenos de fervor, otros en busca de la gloria personal.
Breve Historia de La Cruzada de Pedro el Ermitaño.

 La Cruzada de Pedro el Ermitaño también conocida como la cruzada popular o de los campesinos. Pedro el Ermitaño fue el campesino que le dio la idea al Papa Eugenio III. Fue una peregrinación espontánea popular surgida en respuesta al llamamiento del papa Urbano II en 1095 a la nobleza europea para la invasión y conquista de Tierra Santa. Liderada por miembros del clero bajo como Pedro el Ermitaño y Walter el Indigente, fue rechazada por las fuerzas de los turcos selyúcidas en el intento de sitiar Nicea y siendo exterminados la mayor parte de sus peregrinos antes de alcanzar Tierra Santa.
Pedro el Ermitaño recorrió los burgos y los campos de Italia y Francia predicando la Cruzada a los humildes. Según se dice, era un hombre de pequeña talla, de faz enjuta, larga barba y ojos negros llenos de pasión; su sencilla túnica de lana y las sandalias le daban un aspecto de auténtico asceta. Las multitudes le veneraban como si fuera un santo y se consideraban felices si podían besar o tocar sus vestidos. Reunió una abigarrada muchedumbre de 100.000 personas, entre hombres, mujeres y niños.

La mayoría carecía de armas, otros se habían llevado las herramientas, enseres de la casa y ganados, como si se tratara de un corto viaje. Atravesaron Alemania, Hungría y los Balcanes, creyendo siempre que la ciudad próxima sería ya Jerusalén. Saqueaban las aldeas y robaban el ganado por el camino para alimentarse, por lo que los gobernantes de las regiones por las que pasaban se vieron obligadas a darles suministros o a usar la fuerza para librarse de ellos. En algunas ciudades atacaron a los judíos y sus propiedades. Llegaron a Constantinopla, donde el emperador griego Alejo I Comneno les facilitó buques para el paso del Bósforo. A principio de agosto atravesaron el estrecho y prosiguieron su descontrolado avance. Alejo I había aconsejado a Pedro el Ermitaño que acampara y esperara a los otros cruzados que provenían del resto de Europa, pero los lugartenientes de Pedro se impacientaron y decidieron seguir la travesía, animados por los botines que conseguían en el camino. Marcharon hacia Nicea con un "ejército" de unos 20.000 integrantes.
En Nicea fueron emboscados y aniquilados por los turcos selyúcidas el 21 de octubre de 1096. Pedro el Ermitaño y un reducido número de supervivientes regresaron a Constantinopla, donde esperaron la llegada de los caballeros cruzados. Esta otra expedición, respuesta a la misma convocatoria del papa Urbano II, pero organizada desde el punto de vista militar y social por la nobleza de varias monarquías europeas, recibe el nombre de Cruzada de los príncipes y es la que la historiografía suele denominar habitualmente como Primera Cruzada .

LA REVOLUCIÓN DEL SIGLO XII
El nacimiento de la Heráldica, es un fenómeno difícil de explicar, aparentemente nace por generación espontánea, cuando realmente debemos observar los cambios que se inician después del siglo X, para surgir a finales del siglo XI, principios del XII, con tal motivo se pone como fecha el inicio de las cruzadas, si bien en el caso de la Heráldica no es lo que la provoca, es un buen caldo de cultivo. Como en tantas otras cosas, se inicia con el uso para que surja la norma.
En el siglo XII, se evoluciona en el arte, del románico hacia el gótico, existe una mayor sensibilidad hacia lo bello. Se afianzan los reinos. Se retoma el conocimiento de las obras clásicas, mediante las traducciones llevadas a cabo por los árabes andalusíes. Y algo muy importante en la transmisión del conocimiento, por el trasvase de gentes que esto conlleva. Las grandes peregrinaciones. Tierra Santa, Roma, Santiago de Compostela.
LOS CANTARES DE GESTA
Los juglares tratan de ensalzar las virtudes caballerescas, haciendo que el héroe sea un personaje individual, héroe para aquellos que se iniciaban en las artes de la guerra.
Roldán y los doce Pares de Francia, Los Caballeros de la Tabla Redonda y el Rey Arturo, El Cid etc.



EDAD MEDIA PLENA SIGLOS X-XI
LAS MINIATURAS:
EL ALBELDENSE
La Crónica albeldense (Chronicon Albeldense o Codex Conciliorum Albeldensis seu Vigilanus) es un manuscrito anónimo redactado en latín y finalizado en el 881. En un formato de crónica histórica, relata pasajes de la historia antigua y de Hispania y supone una de las escasas fuentes conservadas de estudio del periodo final de la monarquía hispanovisigoda, la invasión y asentamiento del poder Omeya en la península, y la génesis del Reino de Asturias.
Junto con la Crónica rotense y la sebastianense, es también referida como las crónicas alfonsinas.
Se cree que fue confeccionada por un eclesiástico llamando Dulcidius o Dulcidio, con supervisión directa del propio rey. Por ello, tiene el sesgo goticista propio de las últimas décadas del Reino de Asturias.

Comienza narrando la historia de Roma, pasa por los reyes visigodos y, por último, habla de los reyes asturianos, desde Pelayo hasta Alfonso III.
La primera versión se acaba de escribir en 881. Más tarde se le añadirían dos grandes párrafos referidos a los años 882 y 883. La crónica acaba en noviembre de ese año.
El nombre de Albeldense le viene del códice del monasterio de San Martín de Albelda en Albelda de Iregua, La Rioja, copiado y continuado por el monje Vigila o Vigilán hasta el año 976. De ahí el nombre de Códice vigilano (Codex Conciliorum Albeldensis seu Vigilanus).
Entre otras informaciones útiles, el Códice vigilano contiene la primera mención y representación de los números arábigos (excepto el cero) en Occidente.
La versión más completa que se conserva de la crónica se encuentra en la Real Academia de la Historia y es un manuscrito procedente del monasterio de San Millán de la Cogolla que data del año 951 aproximadamente.

BEATO DE LIEBANA

Beato de Liébana, (701?–798), también llamado San Beato, fue un monje mozárabe del Monasterio de San Martín de Turieno (actualmente Monasterio de Santo Toribio de Liébana), en la comarca de Liébana (Cantabria), en las estribaciones de los Picos de Europa. Su obra más conocida es el Comentario al Apocalipsis de San Juan (Commentarium in Apocalypsin), de gran difusión durante la Alta Edad Media, debido a su trabajo en el campo de la teología, política y geografía.

Este códice trata del Apocalipsis, al parecer este tema tiene su origen en el siglo V, llegó a la Península Ibérica en el siglo VIII, desde el norte de África. Existen en la actualidad unas 35 copias, pero en que me baso para las ilustraciones es el de San Miguel de Escalada, que data del siglo X.

En los dibujos se observa que ambos escudos pertenecen a la misma tipología, forman mediante semicírculos una especie de svástica, muy parecidos a las figuras de los capiteles de San Millán de la Cogolla.


Podemos ver el mismo símbolo en esta otra figura, representando a los cuatro vivientes que según san Victorino y San Ambrosio, simbolizan cuatro aspectos de Jesús: León, venció el León de la Tribu de David; Novillo –fue ofrecido en sacrificio; Hombre -Hijo del Hombre; Aguila –subió al Cielo.



Posteriormente la Iglesia, atribuye las cualidades de cada uno de los vivientes, a los cuatro evangelistas, así tenemos a Mateo con el hombre, a Marcos con el león, Lucas con el toro y Juan con el águila, este último animal atribuido a San Juan, quedará en la Heráldica española, conociéndosele como águila española, utilizándola los Reyes Católicos como soporte de su escudo, y Venecia toma como su enseña el león de San Marcos.

Tenemos que darnos cuenta de que el hombre medieval recibía las enseñanzas mediante imágenes (una imagen vale mas que mil palabras) y estaba habituado a los símbolos que para ellos eran tan reales como cualquier elemento de la vida diaria. En el año 1025, el sínodo de Arras establece:

"Lo que los simples no pueden captar a través de la escritura debe serles enseñado a través de las figuras(pictura est laicorum litteratura)".

BEATO DE SAN MILLAN
En la escriptoría de San Millan, se realizaron trabajos de gran belleza, como lo es su Beato, o comentarios al Apocalípsis de San Juan, que data del siglo XI



En la imagen superior, podemos ver que la forma del escudo ha cambiado, la simbología también ha cambiado, su autor había visto otras armas y otros escudos. En cuanto a la simbología, nos deja entrever una heráldica incipiente, pudiendo describirlo perfectamente en la misma forma que hoy se describe un escudo de armas. Escudo partido, de oro y gules (rojo). Podemos apreciar que está cargado de unos puntos, del uno en el otro. es decir, el oro, son de gules (rojo) y en el gules (rojo) son de oro

Nos encontramos ante un escudo más personal, tal vez sea debido a lo que la imagen representa. "El hijo de la mujer, lucha con la serpiente". 

ALTA EDAD MEDIA
Se trata de la época inmediatamente anterior al nacimiento de la Heráldica propiamente dicha.
Roma en decadencia, da paso a que otros pueblos se integren en sus ejércitos, haciendo que se vayan introduciendo otros símbolos, otras mentalidades.

Por otro lado el cristianismo se ha ido abriendo paso entre los patricios, aportando también nuevos símbolos, y Constantino los convierte en símbolos de estado.
De esta forma aparece el Lábaro (< latín. labărum-i < griego λάβαρον / lábaron) era un estandarte que usaban los emperadores romanos.
Al convertirse Constantino al cristianismo, decidió usar como enseña la cruz y el monograma de Cristo, compuesto de las dos primeras letras (Chi y Rho) de este nombre en griego (χριστος). Aunque la etimología del término es discutida, se suele aceptar que proviene de laureum (laurel), tambien hay otros lo asocian al término céltico llafar (hablar). 

ÉPOCA CLÁSICA . ROMA
ROMA
Tanto por los restos arqueológicos que han llegado hasta nosotros, así como por los documentos, podemos deducir que la estrategia de los ejércitos romanos se basa sobre todo en la fuerza que ofrecen las legiones, por tanto los símbolos son los distintivos de cada una de estas unidades de ejército.
El motivo de adoptar unas figuras u otras se debía a la fecha de creación de cada una de las legiones, tomando como su figura representativa, el signo del zodiaco correspondiente.

Así tenemos que la XIII Gemina Pía Fidelis usaba como emblema un león, y la Guardia Pretoriana, el escorpión. La III Gemina utilizo el toro, o la II Augusta, el capricornio.


DISTINTIVOS DE ALGUNAS LEGIONES
Estandartes

La historia del estandarte se encuentra vinculada a la historia de la Heráldica, pasa de ser una mera señal visual a ser considerado como un símbolo. En Roma, la perdida de un estandarte se consideraba deshonroso no solo para quien perdía la enseña, sino para el legado y para Roma. Se dio el caso que para evitar esa perdida hubo generales que pusieron en peligro su vida.

Antes de que Mario hiciera del águila el estandarte universal para todas las legiones, estas tenían estandartes con jabalís, lobos, minotauros, toros y águilas. Parece ser que los cuatro primeros eran los estandartes para hastati, príncipes, triarii y velites, y que el águila, siempre el más importante, era para la legión. Las legiones imperiales tomaban el signo del zodiaco del mes en el que la legión era formada. Algunas legiones también tenían otros símbolos asociados como el elefante o el delfín
Aquila: instituido por Mario el último año del siglo II a.C., fue el símbolo de la legión y era el estandarte más apreciado. Estaba al cuidado de la primera centuria de la primera cohorte de la legión. Portado por el aquilífero era el soldado más valiente de toda la legión. En tiempos de Mario y César, los estandartes eran de plata.


Vexillum: era un pequeño estandarte con el nombre de la legión o de una unidad, y era utilizado por unidades que prestaban servicio lejos de su legión. Las unidades de caballería llevaban un vexillum. Los soldados eran nombrados Vexillarius.
Signum: cada centuria tenía su propio estandarte llamado signum. Había dos variaciones, uno con una punta de lanza en lo alto del estandarte y otro con una mano abierta. Y en su parte inferior unos discos circulares que probablemente identificaran la centuria y la cohorte a la cual pertenecían. Los soldados eran los signifer.
Draco: bien avanzado el imperio un nuevo estandarte llamado draco (de origen Dacio) fue adoptado por el ejército. El estandarte consistía en una cabeza de dragón con un cuerpo de tela que se ondeaba con el viento. Algunos estudios indican que el draco haría un inquietante sonido cuando el viento pasase a través de el. El soldado que lo portaba era llamado un draconarius. Tanto la infantería como la caballería tenían un draco como uno de sus estandartes.


Soldados en batalla


LOS GODOS

Con la caída del Imperio Romano, comienza para la Heráldica un periodo oscuro. Grecia dejó infinidad de imágenes de escudos decorados, Roma también dejó suficientes obras de arte, mosaicos, estatuas etc.
Los Godos aunque es cierto que se encontraban muy romanizados, y habían servido en las legiones romanas, al desligarse de Roma, tienen sus propia iconografía, como podemos ver en broches, fíbulas, hebillas de cinturón, etc.
La palabra godo se refiere originalmente a un individuo perteneciente al pueblo godo, uno de los pueblos llamados bárbaros que tuvo un papel destacado en las invasiones que acabaron con el Imperio Romano de Occidente. También se aplica a todo lo relacionado o perteneciente a dicho pueblo, aunque para esto es más usual y preferible usar el adjetivo gótico.

En este broche que representa un águila, en el centro hay un circulo en el que tengo la duda si el orfebre no quiso representar un escudo.
El carácter belicoso de estos pueblos lo manifiestan en la elección de sus nombres y que modificados, en primer lugar latinizados, han llegado hasta nosotros como por ejemplo:

Gar-win = García (Lanza atrevida)

Rod-ric = Rodrigo (Glorioso)

Gund-all-vus= Gonzalo (Guerrero preparado totalmente para la lucha)

Es raro que con tales nombres no tuviesen sus figuras totémicas en los momentos de lucha, al contrario que los romanos y los griegos, las tribus del norte utilizaban un armamento menos pesado, los escudos los hacían de madera y los recubrían de pieles, por tanto tendremos que figurarnos que las figuras predominarían las geométricas, con un umbo central y una bloca metálica, abullonada con clavos para darle mayor resistencia.
Tendrá que avanzar la Edad Media y una vez asentados, cuando nos vayan dejando vestigios de como eran en realidad sus preferencias iconográficas, aunque también es cierto que en el caso de la Península Ibérica, se habían mezclado en gran medida con los hispano-romanos, y estos también aportaron su parte celtibérica.


Estos capiteles pertenecen al Monasterior de Suso de San Millán de la Cogolla, fue edificado en el mismo lugar donde vivió San Millán, y vuelto a reedificar en el siglo XI, después de haberlo destruído los moros, aunque esta vez lo reconstruyeron los mozárabes de la zona. Aunque lo que realmente nos interesa son la especie de escudetes invertidos con símbolos visigóticos. ¿Utilizáron también estos símbolos en sus escudos?

Génesis del Arte del blasón
En este segundo contexto, pasaremos a hablar de lo que históricamente se denomina el Arte del Blasón. Claro ésta que no pretendo hacer un Tratado de Heráldica, donde se recojan todos los conocimientos sobre esta ciencia, sino, sobre todo, un instrumento útil para que aquellos que no saben nada de este antiguo arte, puedan empezar a entender e interpretar un escudo de armas (como el Escudo de armas de Colombia) o un emblema heráldico con un mínimo de conocimiento.


Significados de las palabras: Heráldico y Blasón
Es sustancial, que antes de ahondar sobre el tema Heráldico y el Blasón, conozcamos el significado que la Real Academia de Lengua determino para estas dos palabras, Así:
Heráldico, ca. (De heraldo). 1. adj. Perteneciente o relativo a los blasones o a la heráldica. 2. f. Arte del blasón.
blasón. (Del fr. blason). 1. m. Arte de explicar y describir los escudos de armas de cada linaje, ciudad o persona. 2. m. Cada figura, señal o pieza de las que se ponen en un escudo.

Origen de la Heráldica
Esto de la Heráldica, a casi todo el mundo le suena a cosa medieval, relacionada con los torneos, las justas, la nobleza, los caballeros de la Mesa Redonda, etc. Y la verdad es que los que así piensan no andan muy descaminados.
Es difícil determinar con exactitud cuándo nace la Heráldica en el sentido en que la definía el Marqués de Avilés, en su “Ciencia Heroyca”, publicada allá por 1725: “el Blasón es el Arte, que con términos, y voces propias de él enseña en la inteligencia del Escudo de Armas, la de los esmaltes, figuras, y ornamentos, el orden de componerles con reglas, y preceptos ciertos, a el modo que le tienen todas las demás Facultades, y Ciencias”.

Es decir: la ciencia que nos ayuda a entender y a componer adecuadamente los escudos de armas; o el código de reglas que permite representar y o describir correctamente los escudos de armas.
Lo que es indudable es que, desde la más remota antigüedad, las personas y toda clase de colectividades humanas han usado signos que los identificaran y los distinguieran de los demás, especialmente en aquellas circunstancias en las que esa diferenciación se hacía más necesaria, como en el campo de batalla.
Si bien puede considerarse que existen elementos heráldicos o proto-heráldicos desde hace miles de años, la heráldica como hoy la entendemos tiene origen medieval y aparece en Europa occidental alrededor del siglo XII. Los “escudos de armas” se originaron en esta época por la necesidad de distinguirse los caballeros en el campo de batalla.
Los emblemas utilizados, que en principio respondían a la voluntad individual y a la imaginación de su portador, pronto se hicieron hereditarios y se organizaron en un sistema de normas y convenciones, con un lenguaje y una terminología propios; especialmente al quedar su concesión restringida a una prerrogativa real que se ejercía a través de los llamados “Heraldos”, cuya cabeza visible era el “Rey de Armas”.
Heraldos Griegos

Nota:  “La etimología del nombre heraldo es bastante controvertida.
Unos dicen que viene del alemán herald que equivale a soldado veterano pues antiguamente este destino se daba o era una especie de recompensa o ascenso para los soldados o militares de muchos años de servicio, pues que el uso y la experiencia de los hechos de armas los hacia más a propósito para el estudio de esta ciencia, que de ellos se llamó heráldica.
Otros quieren que se derive del latín heros, de donde suponen que el arte de los heraldos es la ciencia heroica.
Hay también algunos que opinan que el nombre heraldo equivale a señor, caballero armado, etc.”

De este origen medieval y militar es buena prueba la denominación del elemento esencial de la heráldica: el “escudo”, ya que era sobre este elemento defensivo sobre el que se pintaban los emblemas elegidos por los caballeros u otorgados a éstos por los soberanos. Más tarde su uso se extendió a toda clase de soportes: telas, joyas, fachadas de las viviendas, cuadros, monumentos funerarios, etc.

Precisamente una de las utilidades que hoy en día tiene la heráldica, aparte de la de facilitar unas normas básicas y racionales para la composición de los escudos, es la de ayudar a la identificación de las personas o las pertenencias de éstas identificadas con signos heráldicos. Por esa razón, la Heráldica es también, y sobre todo, una de las llamadas ciencias auxiliares de la Historia, como lo son la Paleografía, que descifra las escrituras antiguas; la Diplomática, que estudia las cartas, diplomas, títulos y otros escritos jurídicos; la Epigrafía, que estudia las inscripciones sobre piedra, metal o madera; la Sigilografía, que trata lo relativo a los sellos con que se firmaban los documentos; la Vexilología, que analiza las banderas y estandartes; la Genealogía, que investiga el origen y filiación de las familias; y el derecho Nobiliario, que regula el ejercicio de la Nobleza o la sucesión en la posesión de títulos.

Clasificación de la Heráldica
En función de su ámbito de aplicación concreta, la heráldica puede clasificarse en:
1.Heráldica gentilicia: de los individuos, familias o linajes.
2.Heráldica cívica o civil: de las entidades territoriales. Ésta se subdivide a su vez en nacional, provincial y local (y en el       caso de España, de las Comunidades Autónomas).
3.Heráldica corporativa: de las entidades, públicas o privadas, de carácter civil: Universidades, Colegios y Asociaciones profesionales; clubes deportivos, sindicatos, etc.
4.Heráldica eclesiástica: de las personas, instituciones o entidades de la Iglesia.
5.Heráldica militar: de las personas, instituciones y cuerpos o entidades militares.
6.Heráldica industrial: de marcas o productos elaborados por las empresas.

Dicho todo esto, pasamos a los conceptos elementales de la Heráldica, que son aplicables a cualquiera de las ramas en las que se la clasifica.

I. Forma del Escudo
El primer elemento en el que debemos fijarnos al observar un escudo heráldico es su forma exterior. Con esto nos referimos exclusivamente a la forma geométrica del escudo propiamente dicho, excluyendo todos los adornos exteriores. Ésta superficie se correspondería con la del escudo que usaban los caballeros medievales, que era donde primitivamente se dibujaban las armas concedidas por los monarcas, o elegidas libremente por el caballero, según las épocas, y por eso adoptaba una forma muy similar a estos elementos defensivos.
Los primitivos escudos tenían una forma casi triangular, pero después fueron cambiando para adaptarse a la necesidad de incorporar nuevos elementos o simplemente en razón de modas, que también las ha habido en esto.

De la observación de las representaciones heráldicas que nos ha legado la Historia, puede deducirse que no ha existido en ninguna época o país un modelo uniforme de escudo, sino que, por el contrario, en cada país y en cada época han coexistido diversas formas, que en muchas ocasiones no han respondido a otro criterio que la moda imperante o el capricho del artista. No obstante, pueden establecerse una serie de tipos comunes que se han ido manteniendo a lo largo de la historia en cada uno de los países europeos. En todo caso, lo más común es que el escudo adopte una forma más o menos rectangular, con la parte inferior más o menos redondeada o puntiaguda, pero caben infinitas posibilidades.
Al entronizarse en España la dinastía de los Habsburgo, y al igual que en el resto de los territorios europeos del Imperio, se extiende en este país el uso del escudo redondeado en la base, como un arco de medio punto invertido (1). Esta forma de escudo se mantiene hasta comienzos del Siglo XVIII, en el que con la dinastía borbónica, se introduce en España el escudo de tipo francés: rectangular, con los vértices inferiores redondeados y terminado en punta (2). Este modelo ha perdurado hasta muy recientemente, alternado en el caso de las Armas Reales con otro de forma ovalada.
La forma de escudo que se considera generalmente como escudo español, es la primera que hemos descrito, con la base redondeada; y a este diseño responde el actual modelo oficial del Escudo de España, aprobado por Real Decreto de 18 de diciembre de 1981.

II. Campo y Particiones
Se denomina campo del escudo al espacio comprendido dentro de las líneas que limitan el mismo, es decir, a lo que hemos definido antes como escudo, propiamente dicho; y también se denomina campo al fondo de cada una de las particiones en que se divida el escudo. Éste, en función del número de divisiones o particiones que contenga, puede ser Simple o Compuesto. Es simple cuando en todo el campo aparece un único esmalte, y es compuesto cuando está dividido en dos o más cuarteles, que es como se denominan las divisiones del escudo. Las más comunes son: partido (dividido verticalmente), cortado (dividido horizontalmente), tronchado, tajado, terciado, cuartelado, jironado, etc. Otras son: cortinado, mantelado, calzado, embrazado, contraembrazado, encajado, enclavado, adiestrado, siniestrado, flechado... y sus diversas combinaciones.



III. Esmaltes

En Heráldica se denomina esmaltes a los colores con que se pinta tanto el campo como las figuras del escudo. Los esmaltes se dividen en metales y colores. Son metales el oro y la plata, que en la práctica pueden ser sustituidos por amarillo y por blanco, aunque no deben usarse éstos y aquéllos (oro y amarillo, o plata y blanco) simultáneamente. Son colores, el Gules o rojo, Azur o azul, Sinople o verde, Púrpura o morado, y Sable o negro. Además de éstos, que son los básicos, pueden usarse, además, todos los colores naturales de animales, plantas y construcciones, y el color de la piel humana (denominado carnación), para las personas. En todo caso, el campo deberá ser siempre de uno de los siete esmaltes citados, sea éste metal o color, y hay que tener en cuenta que no son admisibles diferentes tonalidades en los colores. No existe, por tanto, el rojo “carmesí”, ni el azul “celeste”, ni nada que se le parezca.


Cuando el escudo se representa en blanco y negro, se emplea una determinada posición a las líneas que representan los colores; el azur con trama de líneas horizontales; el sinople con trama de líneas inclinadas desde arriba a la izquierda, hacia abajo a la derecha del lector; el rojo con trama de líneas verticales; el purpura con líneas oblicuas de arriba a la derecha hacia abajo a la izquierda del lector; y el negro con trama de líneas horizontales y verticales formando cuadra. Para los metales, el oro se representa con puntos y el correspondiente a la plata se deja en blanco.
Se considera regla fundamental de la Heráldica el “no ponerse nunca en los escudos metal sobre metal ni color sobre color”. De esta regla dice el Marqués de Avilés: “Aunque son reglas, y preceptos del Blasón todos los que se han dado, y se darán por observación, la principal, y más célebre regla, y ley inviolable de él es que no se ponga metal sobre metal, ni color sobre color, porque de lo contrario las Armas serán falsas”. Sin embargo, como reconoce el propio Marqués de Avilés, no hay regla sin excepción, y ésta tiene nada menos que seis. No se aplicará, pues, esta regla a los pequeños detalles de las figuras, como ojos, garras, picos, frutos, coronas, etc., ni a las figuras humanas y sus partes o a las restantes figuras que se representes en su color natural, los cuales podrán ponerse indistintamente sobre metal o sobre color.
Se pueden representar los esmaltes, sin necesidad de utilizar los correspondientes pigmentos, mediante un sistema ideado por el jesuita italiano Silvestre Pietrasanta en 1638, conocido como rayado heráldico, que consiste en simbolizar cada uno de los colores o metales por medio de señales gráficas. Así, se representa el oro por medio de puntos; la plata, dejando el campo en blanco; el gules, con rayas verticales; el azur, con rayas horizontales; el sinople, con líneas diagonales de derecha a izquierda; el púrpura, con líneas diagonales de izquierda a derecha; y el sable, con líneas verticales y horizontales cruzadas, o con el mismo negro. Estos símbolos pueden usarse tanto en el campo como en las figuras. El color natural en las figuras se representa, igual que la plata en el campo, dejando la superficie en blanco. A continuación se incluye un cuadro con los diferentes esmaltes y su representación gráfica.
Menos frecuentes son los llamados forros. Éstos son combinaciones de dos esmaltes en forma de dibujos convencionales: veros y armiños.

IV. Figuras

Se denominan figuras o piezas a todos los objetos que se colocan en el campo del Escudo. Los heraldistas distinguen cuatro clases de figuras: Heráldicas, o piezas propiamente dichas, como el jefe, el palo, la banda, la faja, la cruz, el aspa o sotuer, la bordura, etc.; Naturales, como los animales, las plantas, los astros y meteoros, las figuras humanas; Artificiales, como las coronas, castillos, torres, cadenas, herramientas, etc.; y Quiméricas, como dragones, grifos, sirenas, etc; aunque la distinción más común es entre las que representan animales, plantas u objetos y que se denominan propiamente figuras, y las puramente geométricas, llamadas piezas.

Aunque las excepciones en Heráldica, y sobre todo en la Heráldica Municipal española, están cerca de convertirse en norma, existen unas reglas fundamentales que deben tenerse muy en cuenta a la hora de disponer los elementos de un escudo. Además de la ya citada, relativa a los esmaltes, las restantes reglas se refieren a la colocación de las figuras en el campo del escudo, y son las siguientes:

1.Cuando no hay más que una sola figura en el escudo, se coloca en el centro del mismo, llenando todo su campo, sea cual fuere su tamaño natural, pero sin tocar los extremos del escudo.
2.Cuando las figuras que no son piezas honorables están en el escudo en número de tres, se ponen dos en jefe (en la parte superior) y una en punta (en la parte inferior). Si van colocadas una en jefe y dos en punta, se dice que están mal ordenadas.
3.Toda figura animada que no esté de frente, ha de ponerse forzosamente mirando hacia la derecha del escudo. Si mirase hacia la izquierda, ha de consignarse.
Estas reglas de la Heráldica deben tenerse siempre presentes al dar forma a un escudo. Para comprenderlas, nada mejor que la contemplación de las representaciones heráldicas, realizadas por artistas de la talla de Durero, en los siglos XVI y XVII reproducidas en “The Art of Heraldry”.

V. Ornamentos exteriores del escudo
Los ornamentos o adornos exteriores del escudo reciben el nombre general de timbres. Los timbres no formaban originariamente parte del blasón y podían variar a volun­tad del titular. Entre los más comunes se pueden citar: coronasyelmos, bureletes, cimeras, lambrequines, tenantes y soportes; mantos, banderas, cordones y palmas, encomiendas y collares de las Ordenes Militares, pabellones, divisas, y la voz de guerra.
El timbre más comúnmente usado en la heráldica familiar o gentilicia es el yelmo, derivado del casco de los caballe­ros. Los yelmos se adornan además con cimeras y lambrequines, frecuentemente del esmalte del escudo. Las coronas se representaron posteriormente, a partir del s. XVII. La posición y la decoración de coronas y yelmos fueron usadas para indicar los grados en la   jerarquía de los títulos.
Los timbres eclesiásticos son la tiara pontificia, capelos, mitras, báculos, cruces, sombreros, rosarios y borlas.
Los soportes pueden ser tenantes (figuras humanas o semihumanas) y soportes propiamente dichos (animales u objetos inanimados), son las figuras que sostienen el escudo y que derivan de los ornamentos que en los sellos rodeaban el escudo. Parecidos a éstos son los emblemas de oficios (llaves pontificias, cruz episcopal o abacial, bastones, de mariscales, áncoras de almirantes, etc.) y los signos de dignidad, como los collares de órdenes y las condecoraciones, que siempre deben situarse fuera del escudo. Este último puede estar rodeado de un manto (reyes, príncipes, duques) y superado o sostenido por una divisa o voz de guerra, situada generalmente en un listel.

VI. Forma de blasonar
Para interpretar adecuadamente un escudo hay que tener en cuenta que éste se personifica, es decir, que la derecha del escudo se corresponde con la izquierda del observador y viceversa, y que, longitudinalmente, el escudo se divide en jefe, centro y punta.
La posición de las figuras en el escudo, también llamadas muebles, toma como referencia al escudo mismo, colocándose pues en el lado contrario al del lector. Así si se menciona que tal figura esta en el lado o flanco diestro del escudo (o del jefe, tercio superior del escudo y pieza de honor), es en realidad el lado izquierdo o siniestro para el lector. El no respeto de esta regla causa errores muy comunes en la confección de los escudos.

Estas son las distintas partes de que se compone un escudo, y son de suma utilidad a la hora de colocar las figuras en este y realizar sus particiones.

La Heráldica cívica
Como hemos dicho, una de las ramas en las que se clasifica la heráldica es la heráldica cívica o heráldica civil. De ésta formarían parte la heráldica nacional, la provincial, la municipal y la de otras entidades de carácter territorial, como las Comunidades Autónomas en España, los Länder en Alemania, o los Cantones suizos. Igualmente formarían parte de esta rama de la heráldica la correspondiente a los entes e instituciones públicas dependientes de los anteriores.
La heráldica cívica tiene características singulares que la diferencian de otras ramas de la heráldica y que tienen su origen en el diferente uso de los emblemas y también en las circunstancias históricas y políticas del país de que se trate. Esta singularidad se manifiesta, tanto en la forma del escudo, como en los adornos que lo rodean, muy diferentes según se trate de monarquías, repúblicas u otros regímenes políticos, y muy influenciado por la herencia cultural, como puede verse en los siguientes ejemplos: 
En la categoría de Heráldica Cívica se enmarcan todos los escudos de armas de los diferentes países del mundo dentro de los cuales esta Colombia.; también contempla la Heráldica Municipal con los escudos emblemático de cada Departamento y Alcaldía.

Los símbolos patrios.

se constituyen en un sistema de identidad, reconocimiento, propiedad y de pertenencia; que representan a una nación, a sus gentes, su cultura y sus posesiones y expresan lo que es un pueblo desde sus raíces hasta su proyección futura como sociedad.

Ellos tienen la capacidad de cohesionar a todo un pueblo en torno a los objetivos de progreso y desarrollo del País.
El respeto y el amor por la bandera; el himno y el escudo de un País, son un instrumento de identificación de los ciudadanos con su patria y sus conciudadanos.
Debido a que son las Instituciones Gubernamentales las llamadas a reforzar ese sentimiento patrio y de unidad que necesita el país para asegurar el progreso como nación, la Policía Nacional de Colombia debe asegurarse de apoyar la identificación ciudadana con la patria iniciando por el respetuoso, correcto y uniforme uso de los Símbolos Patrios.

Origen del Escudo de Armas de la República de Colombia.

Importancia del Escudo de la República

El Escudo Nacional, como el símbolo de símbolos, define las posesiones y representa la autoridad de Colombia sobre las mismas. En él se concentran los más preciados principios y pertenencias de la Nación como Estado y como pueblo. Dado que cada uno de sus elementos evoca lo que es, tiene y quiere ser el pueblo colombiano, es fundamental comprender su historia, evolución, significado y características, con el fin de asegurar su adecuado uso.
Por lo anterior y debido a que el Escudo Nacional de Colombia es parte fundamental de la identidad de la Policía Nacional tanto en su Escudo como en el espíritu mismo del cumplimiento de su labor, en el presente documento se destacan tanto sus características físicas como simbólicas para asegurar la comprensión de la importancia de mantener la unidad en su implementación y uso.

Origen
Primeros escudos
Durante la dominación española, el escudo del monarca reinante era el utilizado como símbolo de sus diversos reinos y señoríos. Dicho blasón (conocido habitualmente como las Armas del Rey), cambiaba cuando un nuevo monarca ascendía al trono, de conformidad con las reglas de la heráldica. Los monarcas españoles que reinaron sobre Colombia (Isabel la Católica, Fernando el Católico, Juana la Loca, Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Carlos II, Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y Fernando VII), tuvieron cada uno su propio emblema, distinto del de los demás. Por otra parte, algunas ciudades o villas sí contaban con escudo propio, que era otorgado por medio de Reales Cédulas.
El primer escudo de Colombia, como una entidad conjunta, fue aquel conferido en un principio a la ciudad de Santa Fe de Bogotá y a su provincia por Carlos V, en la Real Cédula emitida en Valladolid el 3 de diciembre de 1548, y que se convirtió en 1717 en el escudo del Virreinato de la Nueva Granada. Dicho escudo estaba conformado por un águila coronada de oro en campo de lo mismo, cuyas patas sostenían dos granadas de gules, con bordura de azur que llevaba como orla nueve granadas de oro, que, según algunas fuentes, representaban las nueve provincias que en ese tiempo conformaban el virreinato. Desde 1932 dicho emblema es el escudo de Bogotá.
El escudo del virreinato fue abandonado durante la época del grito de independencia dado que se buscaba establecer a la Nueva Granada como un estado independiente, y sus símbolos debían alejarse lo más posible de los adoptados durante la colonia, que representaban las ataduras a la realeza española.

Entre 1810 y 1812, aquellas provincias que no querían permanecer bajo el amparo colonial español se unieron para formar la primera república en la historia nacional de Colombia, la cual se denominó oficialmente Provincias Unidas de la Nueva Granada y cuya capital fue Tunja. Luego de acordar la forma de gobernar el país, los representantes de cada una de las regiones que conformaban la federación se reunieron durante el año de 1814 en Congreso, para llegar a algunos convenios sobre diversos asuntos de interés nacional, entre ellos para fijar los emblemas que debían usarse para identificar a la joven república frente a las demás. En tal Congreso los delegados de las Provincias Unidas dieron origen al primer escudo nacional de Colombia. Este contenía numerosos elementos propios de la naciente república: el volcán Chimborazo, el cóndor andino, el salto del Tequendama, el istmo de Panamá, varias granadas abiertas, un arco, un carcaj y una flecha vertical; todo ello rodeado por un círculo con la leyenda “Provincias Unidas de la Nueva Granada”. La ley que lo reglamentó fue dada el 14 de julio de 1815 y sancionada el 14 de noviembre del mismo año, la cual además proporcionaba una detallada descripción de los colores que debía llevar el blasón:

A la par de las Provincias Unidas se estableció entre 1812 y 1815 un gobierno autónomo en Cundinamarca, liderado por Antonio Nariño. Este creó un escudo conformado por un águila de sable con las alas abiertas, en cuya garra derecha empuñaba una espada vuelta hacia arriba y en la garra izquierda una granada, sobre cuya cabeza se alzaba un gorro frigio. Además varios fragmentos de cadena rota estaban en torno del águila. En la parte superior llevaba el lema “Morir o Vencer”, y envolviendo todo el escudo iba el letrero “Gobierno Libre e Independiente de Cundinamarca”. Este blasón fue abandonado cuando el término del conflicto entre federalistas y centralistas llevó a la anexión de Cundinamarca por parte de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, para luego ser retomado en 1886 como el emblema del departamento de Cundinamarca.
Escudos de la Gran Colombia
Ante la inminente independencia definitiva del país, los próceres de las campañas libertadores decretaron la unión territorial y política de Venezuela, la Nueva Granada y Ecuador durante el congreso de Angostura, quedando así creada la Gran Colombia el 15 de febrero de 1819. En dicha convención se estableció que provisionalmente el escudo y la bandera de la nación serían los hasta entonces usados por Venezuela, "por ser más conocidos".

Francisco de Paula Santander, que por entonces era vicepresidente del departamento de Cundinamarca (nombre que se le dio a toda la Nueva Granada mientras fue parte de la Gran Colombia), decretó el 10 de enero de 1820 el diseño de un nuevo escudo nacional, debido a la falta de conocimiento sobre las características de las armas de Venezuela. Este constaba de un blasón de forma suiza, que en campo de azur exhibía un cóndor, el cual llevaba en sus patas una espada y una granada (como en el escudo de Cundinamarca decretado por Nariño). En la zona inferior se encontraba una esfera de hierro, del cual partía una cadena de 10 estrellas (por las diez provincias de la nación) y sobre esta había un llama de fuego. En la zona superior del escudo se encontraba una guirnalda de laurel, y todo estaba rodeado por la Orden de los Libertadores y una cinta con el lema Vixit et Vincit et Amore Patriae, que en latín significa "Vivió y murió, y ello, por amor a la Patria". El 12 de julio de 1821 el Congreso Nacional decretó que este escudo y la bandera venezolana serían los nuevos símbolos provisionales de la República.

Ley del 6 de octubre de 1821- establece un nuevo Escudo
Considerando: que por el Artículo 11 de la Ley Fundamental de la República le corresponde designar las armas que deben distinguirla en lo venidero entre las naciones independientes de la tierra, ha venido en decretar y decreta lo siguiente:
Artículo 1: Se usará en adelante, en lugar de armas, de dos cornucopias llenas de frutos y flores de los países fríos, templados y cálidos, y de las fases colombianas que se compondrán de un hacecillo de las lanzas con la segur atravesada, arcos y flechas cruzados, atados con cinta tricolor por la parte inferior.
Artículo 2: El gran sello de la República y sellos del despacho tendrán grabado este símbolo de la abundancia, fuerza y unión con que los ciudadanos de Colombia están resueltos a sostener su independencia, con la siguiente inscripción en la circunferencia: “República de Colombia”

Luego de la incorporación de la Provincia Libre de Guayaquil en 1822, se planteó modificar el escudo gran colombiano por última vez; algunos documentos oficiales de la época muestra la impresión de distintos modelos, sin embargo no existe una documentación como una ley o decreto que demuestre que efectivamente se reglamentó un nuevo emblema.
El diseño propuesto constaba de un escudo de forma inglesa dividido en tres campos, cada uno de un color de la bandera. De estos cuarteles el superior, de azur, tenía tantas estrellas como departamentos tuviese la República; por ello tuvo tres en un comienzo, luego seis, posteriormente nueve y finalmente doce. En el campo inferior izquierdo, de gules, se hallaba un caballo indómito, símbolo de libertad y en el cuartel restante, de oro, se veía un cetro roto, representando a la monarquía destruida. En la zona superior del escudo llevaba un cóndor con las alas extendidas y en la zona inferior una cinta con la leyenda “Ser Libre o Morir”. Como tenantes el escudo llevaba a un anciano con una maza en su izquierda y a sus pies un ánfora derramando agua con la leyenda “Orinoco”; y a su derecha una ninfa con una rama de olivo en su mano y a sus pies otra ánfora semejante con la leyenda “Magdalena”.
 Escudos de la Nueva Granada
Luego de la desaparición de la Gran Colombia en 1830, los tres países que la conformaron (Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada) siguieron usando los mismos emblemas (bandera y escudo) de forma provisional, hasta decretar insignias propias. De este modo sucede que desde 1830 hasta 1834 la Nueva Granada, convertida en república, usó el mismo escudo gran colombiano, tan solo añadiendo el lema “Estado de Nueva Granada” en su bordura para diferenciarlo del empleado por sus vecinos.

En 1833 el doctor Alejandro Vélez presentó al congreso un proyecto de bandera y de escudo para el país, siendo la primera aquella misma que fue usada por las Provincias Unidas de la Nueva Granada en 1815 pero con sus franjas en forma vertical. El escudo en tanto era de forma suiza y estaba dividido en tres cuarteles, el superior en azur llevaba un par de cornucopias y una granada, todas doradas, en símbolo de la riqueza del país. En el campo central, de gules, un caballo indómito de plata en signo de la independencia de la república. En la punta, en campo de plata, el istmo de Panamá en azur, rodeado de dos barcos en sable, uno en cada océano. Por timbre llevaba una corona de laurel en sinople sostenida por un cóndor de sable. Como tenantes del escudo estaban las efigies de la Justicia y la Libertad en una túnica de plata. Aunque el proyecto pasó gran parte de los debates en el congreso, no fue redactada ninguna ley que lo ratificara como el blasón nacional.

Al año siguiente el general Francisco de Paula Santander, presidente de la República de la Nueva Granada, definió la forma y elementos básicos del actual escudo de Colombia por medio de la ley 3 del 9 de mayo de 1834, los cuales en su mayoría han permanecido intactos:


Las banderas laterales que acompañaban el escudo no fueron legisladas en dicha norma. Éstas vinieron a incorporarse por un error de interpretación, ya que el 27 de mayo de 1834 el Secretario del Interior y Relaciones Exteriores de aquella época, doctor Lino de Pombo, envió a su homólogo de la Secretaría del Despacho de Guerra y Marina una copia del decreto que dictaminó el escudo y bandera nacional junto con los modelos de éstos. Lino de Pombo colocó los pabellones de la marina mercante (la cual contenía una estrella de plata de ocho puntas en el centro) y de la armada (con el blasón nacional en la franja azul) a los costados del escudo como muestra, si bien aclaró en dicho documento que no formaban parte íntegra del mismo. Al parecer el modelo provisto de banderas laterales se tomó como un todo y a partir de allí fue el que se usó en todos los actos oficiales.
En 1854, luego del golpe de estado encabezado por José María Melo, el escudo fue cambiado durante unos pocos meses (del 17 de abril al 4 de diciembre). Este escudo estaba conformado por un fasces horizontal sobre el cual se cernía un cóndor con una rama de laurel en su pata visible, a la izquierda de este se hallaba un blasón cortado (dividido en dos cuarteles), en cuyo campo superior había una granada y en el inferior el istmo de Panamá en sinople. Tras el blasón se encontraban tres banderas nacionales, y en la zona superior del escudo estaba una estrella de cinco puntas. Sobre el fasces se cernía una cinta de plata con el lema “Ab Ordine Libertas” (Al servicio de la Libertad), el cual estaba en concordancia con el lema "Libertad y Orden" usado por la República Neogranadina.

Se sabe igualmente que una vez que fue depuesto Melo a finales de dicho año, la República de la Nueva Granada usaba otro modelo de escudo. Dicho blasón consistía en el mismo que fue reglamentado por Santander pero con notables diferencias en sus adornos externos. Por ejemplo las banderas laterales no eran dos sino seis, tres a cada lado; el cóndor en lugar de hallarse en vuelo, se posaba sobre el blasón; y todo el escudo se emplazaba sobre dos cañones cruzados, seis balas puestas en pirámide y un terrazado de sinople. Sin embargo en dicha versión la faja central del gorro frigio era muy angosta, tratándose de formar la figura heráldica llamada ceñidor o divisa, la cual es una pieza honorable disminuida.
Posteriormente el gobierno de la Confederación Granadina siguió usando los mismos emblemas de la República Neogranadina sin mayores cambios, tan solo añadiendo un aro ovalado de gules que envolvía todo el escudo a modo de marco. En dicho óvalo se imprimía el nombre del país, generalmente en letras doradas, y 8 estrellas de ocho puntas como símbolo de cada uno de los estados de la confederación. Su uso más profuso se encontró en los emblemas estatales, ya que en estos además del nombre del país también se registraba el nombre del estado al cual representaba.

Escudo usado por la República de la Nueva Granada durante diciembre de 1854. Dicho emblema al parecer fue tomado de una interpretación hecha en Francia del escudo decretado en 1834, la cual apareció en varios documentos de ese país y estaba más conforme con los cánones de la heráldica.





Escudos luego del cambio definitivo de nombre a Colombia.
En 1861 el general Tomás Cipriano de Mosquera se hizo presidente del país, y una de sus primeras acciones fue cambiar el nombre del país al de Estados Unidos de Colombia. Al declararse la federación, se acarreó un cambio en los símbolos patrios, entre ellos la disposición de las franjas de la bandera, lo que afectó el diseño las banderas laterales del escudo. Mosquera decretó que las armas del país serían las mismas de la Confederación Granadina, con el aditamento que sobre éste habría un arco compuesto por 9 estrellas de ocho puntas, que representaban a cada uno de los Estados Soberanos en que se dividía el país. El escudo estaba enmarcado por un óvalo rojo, en el cual se grababa el texto “Estados Unidos de Colombia” junto con las nueve estrellas de ocho puntas que se reiteraban en la zona inferior del óvalo.


Luego del desenlace de la guerra civil de 1885, el nombre del país fue finalmente cambiado en 1886 por el que actualmente ostenta: República de Colombia. Esto implicó nuevas modificaciones en el escudo nacional. En el Decreto 838 del 5 de noviembre de 1889, se ordena la supresión de las nueve estrellas federales (dado que el país había adoptado el sistema unitario) y el cambio de la leyenda por la de “República de Colombia”. Además, el empleo posterior transformó el óvalo rojo en un círculo, el cual actualmente solo se utiliza para enmarcar el escudo en insignias oficiales del Estado, como el usado en el estandarte presidencial.
Las últimas modificaciones significativas fueron establecidas por el Decreto 861 del 17 de mayo de 1924, que estableció que la colocación de las banderas sería la siguiente: las dos inferiores formando un ángulo de noventa grados (90º) entre sí y las dos superiores separadas de las primeras en ángulos de quince grados (15º), siendo estas recogidas en el vértice del blasón, lo cual eliminó definitivamente el suelo verde que poseían las versiones anteriores del escudo; dicho cambio repercutió en el color del istmo de Panamá; este ahora vendría a ser pintado en verde (muchas versiones posteriores hacen parecer que a partir de este mismo momento los mares, antes de plata, ahora serían coloreados en azul). Además, por medio del Decreto 3558 emitido el 9 de noviembre de 1949, se establece que el cóndor mira a la diestra del escudo en señal de legitimidad de la nación colombiana.


Parámetros gráficos del Escudo de la República de Colombia

El escudo de Colombia, como se observa tiene su historia y significado; en ellos está representado lo mejor de los colombianos, de lo que hemos sido, somos y queremos ser; a través de el se reconocen a los ciudadanos tanto dentro como fuera del país.
Por ello, la modificación o alteración de algún elemento del escudo  compromete la identidad de todo un pueblo; se altera la capacidad de identificación y de pertenencia a una sociedad que trabaja en torno a unos principios y objetivos que mueven a toda una nación para alcanzar la convivencia armónica y el progreso conjunto.
Modificaciones propuestas al

Escudo de la República de Colombia

Desde hace aproximadamente un lustro se viene planteando, de parte de algunas ramas políticas, la necesidad de un cambio en el escudo de armas nacional. Las principales propuestas manifiestan el afán de modificar, en varios casos sin considerar las normas de la heráldica o la tradición histórica, los elementos fundamentales del emblema.
Algunos de estos críticos han argumentado que el escudo de armas es obsoleto y anacrónico. Por ejemplo, se ha dicho que el cóndor andino es una especie muy amenazada en el país, con apenas 100 ejemplares cruzando el paisaje, y dada su naturaleza de alimentarse de carroña, es un animal con un perfil muy bajo para representar una nación. La granada, al ser un fruto del Mediterráneo, no es actualmente cultivada en Colombia y el gorro frigio es de origen griego. Por último se ha sugerido cambiar también el istmo de Panamá, puesto que este ya no pertenece a Colombia.
Istmo de Panamá.
Durante 2007 y 2008 cursó en el Congreso de la República un proyecto de ley el cual contemplaba sustituir el istmo de Panamá por las islas del Archipiélago de San Andrés y Providencia, y a su vez también proponía la unificación de los elementos de la primera franja en frutas exóticas; dicha iniciativa se dio porque algunos congresistas, primordialmente por el representante Dayro Bustillo del departamento de Bolívar, consideraron que Panamá, al dejar ser parte del territorio colombiano desde 1903, no debería tener representación en el emblema nacional. Dicha resolución generó un amplio debate sobre si era posible modificar tan profundamente el escudo nacional, cuyos componentes han sido históricamente constantes desde la creación del mismo en 1834.
La propuesta generó reacciones encontradas tanto a favor como en contra. Por ejemplo la senadora Luz Elena Restrepo, comentó lo siguiente: "Para mí es valioso sacar a Panamá del escudo. La pérdida de Panamá fue un proceso que es símbolo de corrupción. Si en un emblema patrio se tiene una energía tan negativa, hay que sacarla".
En cambio, el historiador Jorge Orlando Melo comentó que es "innecesario" cambiar el escudo. "Las banderas y los escudos tienen una razón histórica. No creo que sea necesario quitarle al escudo el cóndor, porque se está acabando en los Andes. O que vayamos a quitar el cuerno de la abundancia del escudo porque la riqueza no se ve. O que quitemos a Panamá, porque la perdimos". Melo también resalta que muchos países cuentan con emblemas con referencias "que ya no tienen vigencia". Además, afirma que el istmo de Panamá en el escudo colombiano hace mención a algo que todavía tiene Colombia, como es la zona del Darién y las costas sobre el Atlántico y el Pacífico, pues es el único país de Suramérica que tiene costas sobre ambos océanos.
Esta polémica no solo afectó al pueblo y gobierno colombianos, sino que tuvo repercusiones en Nicaragua, debido a que ambos países sostienen un litigio por la soberanía del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y sus aguas circundantes. El gobierno nicaragüense lo vio como un intento de Colombia de reafirmar su autoridad sobre las islas, sin que en aquel momento la Corte Internacional de Justicia hubiera dictado norma alguna que diera por esclarecida tal cuestión.

Gorro frigio
A raíz de la ponencia presentada en 2007 en la cual se contemplaba cambiar el istmo de Panamá por las islas de San Andrés y Providencia, se presentaron varias discusiones sobre el contenido de las franjas, en especial para reemplazar el gorro frigio del sector central, símbolo de la libertad de los esclavos. Al no conocer el verdadero significado e importancia universal de dicho emblema, los congresistas han planteando en su reemplazo el sombrero vueltiao, que fue declarado Símbolo Cultural de la Nación por el Congreso de Colombia mediante la Ley 908 del 8 de septiembre de 2004.
Finalmente, el 10 de octubre de 2009 el gobernador del departamento de Sucre, Jorge Barraza Farak, hizo oficial la propuesta de agregar este sombrero al escudo nacional. En dicha propuesta el mandatario expresó que se debería reemplazar el gorro frigio por el sombrero vueltiao, prenda característica del colombiano y obra artesanal del Caribe, e igualmente que se cambie la imagen del istmo de Panamá por la del archipiélago de San Andrés y Providencia.

Forma del escudo y cóndor de los Andes
A principios de 2008 varios miembros de la comisión Segunda de la Cámara de Representantes buscaban reemplazar el cóndor por otra ave que representase mejor la identidad de la nación, según sus opiniones, por ser una especie muy amenazada y además ser carroñera.
Durante dicha sesión y con base en lo formulado, comenzaron a surgir proposiciones de todo tipo por parte de los congresistas, lanzadas sin consultar normas de la heráldica ni mucho menos la historia. Entre ellas la de sustituir el cóndor por cualquier otra ave colombiana. Ésta se originó de una propuesta que planteaba suprimir la actual forma del blasón que corresponde al llamado estilo suizo, por un marco con el croquis del mapa de Colombia (si bien los congresistas se refirieron a este con el nombre de "mapa físico de Colombia") dividido en tres franjas, debido a que el actual se trata de un "escudo de armas español". Pero como el nuevo "marco" del escudo sería el mapa, totalmente irregular, sería imposible que allí se posase un cóndor, ave que además está en peligro de extinción. Entonces propusieron cambiar el animal y pidieron elaborar una lista de los que podrían ser simbólicos.
Otras propuestas
En las sesiones de 2007 y 2008 también se sugirieron que en el nuevo escudo deberían aparecer otros elementos nacionales como las flores, el café, los Llanos Orientales, la Sierra Nevada e incluso los trajes típicos.
Finalmente otra proposición recogía la idea de adicionar a la cinta ondeante dorada, que tiene la inscripción "Libertad y Orden", la palabra "Democracia"

Regulación y uso del
Escudo de la República de Colombia en la Bandera de Guerra




BANDERA DE GUERRA
El Decreto 861 de 1924 declara que aquella bandera que lleva en su centro el escudo nacional se denomina bandera de guerra, la cual señala la existencia de un estado de guerra o la pertenencia a una institución militar. Dicha norma establece el diseño de construcción de ésta bandera, la cual debe tener las siguientes características:
Los colores y proporciones de las fajas deben ser las mismas del pabellón nacional.
La bandera del Ejército para las tropas de a pie debe tener un metro y treinta y cinco centímetros (135 cm) de largo, por un metro y diez centímetros de ancho (110 cm).
El estandarte para las armas montadas, debe tener un metro de largo por uno de ancho (1 m × 1 m).
La bandera de la Armada Nacional debe tener las mismas dimensiones del pabellón nacional.
Todas estas banderas deben llevar en el centro el escudo de armas de la República, enmarcado en una circunferencia de terciopelo rojo de cinco centímetros (5 cm) de ancho y de cuarenta centímetros (40 cm) de diámetro en su parte exterior, dentro del cual se inscribe, en letras de oro, el nombre del cuerpo de tropas a que pertenece.

La bandera de guerra ha sido regulada de forma constante desde 1834. La primera en ser regulada fue la de la República de la Nueva Granada, que consistía en un tricolor de tres franjas verticales (rojo, azul y amarillo) con el escudo nacional en el centro. Su uso se extendió a los buques de guerra, las fortalezas y edificios públicos, y fue reglamentada para que se utilizara por los diplomáticos de la República en países extranjeros. Sirvió de pabellón de guerra hasta finales del año 1861.
Por la ley del 20 de mayo de 1848 se organizó la Guardia Nacional, por lo cual se crearon banderas para los distintos batallones y escuadrones del citado cuerpo. A los batallones se les dio una bandera con los colores nacionales en ambos lados. De un lado llevaba el nombre del cuerpo y el letrero “Libertad Y Orden”, y del otro lado el letrero “República de la Nueva Granada”, ambos en letras mayúsculas de plata.
A principios de 1854 el país vivió un golpe de estado llevado a cabo por el general José María Melo en contra del gobierno de José María Obando. Durante ese año se supone el uso durante unos meses de una bandera de guerra e insignia naval distinta. Sin embargo no se conoce el texto legal que creo las nuevas armas de la república.


En 1861 se reglamentó una nueva bandera para la nación, y con ella también la de la marina mercante y la de guerra, con dos variantes. La bandera naval de guerra debía llevar el escudo de armas nacional en el centro no excediendo en su mayor diámetro (ya que tenia forma oval o elíptica) los cuarenta (40) cm. La bandera de guerra de los cuerpos de infantería y artillería sería igualmente la bandera nacional en proporción 5:6. Ambas fueron modificadas por decreto ejecutivo 838 del 5 de noviembre de 1889, el cual retiraba del escudo la frase “Estados Unidos de Colombia”; y luego por medio del decreto 844 del 14 de julio de 1906, que implementaba en el círculo rojo un número de estrellas iguales al número de departamentos del país. La actual bandera de guerra para uso naval y terrestre se adoptó, finalmente, el 17 de mayo de 1924 y su uso reglamentado el 9 de noviembre de 1949.

BANDERA PRESIDENCIAL
Es utilizada por el Presidente de Colombia, quien, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del país, habría de ser el único civil que en tiempos de paz señalase en su enseña el escudo nacional. Fue adoptada el 9 de noviembre de 1949, por lo cual, en comparación con las demás banderas, es de legislación reciente.
El pabellón presidencial consiste en la misma bandera nacional, con sus mismas proporciones y esmaltes, conteniendo en su centro el escudo de la República bordado sobre un círculo blanco de treinta (30) cm de radio [sesenta (60) cm de diámetro]. El borde rojo, si bien no se menciona en ningún decreto, fue usado desde un principio conteniendo la inscripción “República de Colombia” en la parte superior, y ocasionalmente “Presidencia”, “Presidente” o “Libertad y Orden” en la inferior, siempre en letras doradas.

REGULACIÓN Y USO
El escudo de Colombia, junto con la bandera y el himno, están reglamentados por medio del Decreto 1967 del 15 de agosto de 1991.  (Para conocer aun más sobre la normatividad que en cada época rigió para el uso de la Bandera y el escudo favor consultar  la siguiente pagina  Web  http://es.wikisource.org/wiki/Categor%C3%ADa:Leyes_sobre_la_bandera_y_el_escudo_de_Colombia
En lo referente al escudo, el decreto dispone lo siguiente:
El escudo de Colombia solo debe usarse en la Bandera Nacional del Presidente de la República, en las Banderas de Guerra, en los membretes de papel, sobres, etc., mediante los cuales se ventilen asuntos estrictamente oficiales. Sin embargo puede esculpirse en monumentos, iglesias, capillas, panteones o cementerios militares, cuarteles, buques, centros docentes y otros lugares, siempre que reúnan condiciones de severidad, seriedad y respeto.
El escudo puede usarse en medios publicitarios solamente cuando dichos mensajes conlleven a la formación de un sentido nacionalista o realcen los valores patrios.
Cuando se usen los Símbolos Patrios en prendas de vestir, objetos y eventos, deben llevarse con el mayor respeto y decoro.
Es obligación de todos los establecimientos de educación del país poseer Bandera y Escudo Nacional, los cuales deben mantenerse con el mayor respeto y dignidad en un aula principal o salón de actos.

Así mismo es obligación de los educadores y padres de familia fomentar el culto a los Símbolos Patrios. Como refuerzo a este culto, mínimo una vez al mes debe efectuarse un acto en el cual el alumno que más se haya distinguido debe izar la Bandera Nacional, mientras la comunidad estudiantil entona el Himno Nacional para fomentar el espíritu patriótico de los ciudadanos.

SANCIONES
El antiguo Código Penal colombiano (Decreto 100 de 1980) disponía en su capítulo primero (Artículo 117) que quien ultrajare públicamente los símbolos patrios de Colombia, esto es el himno, la bandera o el escudo nacional, incurriría en traición a la Patria y debería cumplir una condena en prisión de seis (6) meses a dos (2) años.
Posteriormente, con la expedición de la Ley 599 de 2000, la pena de prisión fue eliminada por el art. 461 y reemplazada por multa. Sin embargo, la norma fue declara inexequible por la Corte Constitucional (fuera del ordenamiento jurídico y por tanto sin aplicación) mediante sentencia C-575 de 2009.
Nota: Para consultar la referida sentencia  consulte la siguiente dirección electrónica http://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2009/C-575-09.htm

Uso del Escudo de la República de Colombia en la banda presidencial

Banda presidencial .
La banda presidencial es una cinta de tela llevada por numerosos presidentes del mundo. En general se utilizan en Latinoamérica, Europa y Canadá
La banda es un símbolo de la autoridad y continuidad presidencial, y sólo es utilizada por el presidente en el cargo. Cuando el presidente termina su mandato, le entrega la banda presidencial a su sucesor como parte de la ceremonia de cambio de mando. En Latinoamérica, la usan los presidentes de todas las Repúblicas, en especial en sus retratos oficiales.
Es posible que el origen de las Bandas sean las que lucían los gobernadores españoles como parte de sus condecoraciones, que eran de color blanco y azul, como es el caso de la banda bicolor de la Orden de Carlos III que lucían virreyes y presidentes de las reales audiencias españolas. Las bandas españolas medían solamente 10 centímetros de ancho.
En Latinoamérica, la mayoría de presidentes de las nuevas repúblicas adoptaron bandas presidenciales como símbolo distintivo. Estos símbolos se mantienen hasta hoy. Generalmente las bandas presidenciales son coloridas, con tonos que asemejen a la bandera nacional. Suelen apoyarse en el hombro derecho. El escudo nacional también suele ser incluido en el diseño. Terminan con un lazo o nudo en el extremo opuesto.
En Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Perú, los presidentes usan la banda, que contiene los colores nacionales de sus respectivos países, en ceremonias de investidura y desfiles militares.
Como consecuencia de la promulgación del Decreto 861 de 1924, se puede intuir el inició de una confusión, respeto al uso del Escudo de la República de Colombia en la banda presidencial. Unos utilizaron la reglamentaria, que consiste en la banda con el tricolor nacional y el escudo de Colombia sin ningún reborde en el centro y otros que usaron la misma banda pero con el escudo definido para la bandera de guerra (articulo 12 Decreto 861 de 1924) que consta del escudo enmarcado en una circunferencia de terciopelo rojo.
Error que no se sabe si fue adoptado por una mala interpretación de la norma o por decisión personal de cada mandatario.
Lo que si es cierto es que Colombia es el único país de Suramérica que ha incurrido en dicho yerro, para constancia de ello, anexo las fotografías de posesión de los presidentes de Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay, Venezuela y Perú, donde se puede ver que ninguna banda tiene el escudo usado para la bandera de guerra del  respectivo país.




Saquemos nosotros mismos la conclusión de cuantos mandatarios han incurrido o no en el uso errado del Escudo de Colombia en  la banda presidencial al momento de su posesión.

 Origen y evolución del Escudo de la Policía Nacional
Los Símbolos de la Policía Nacional de Colombia son los elementos que representan a la Institución y forman un factor de cohesión entre todos los funcionarios que la integran. Debido a que identifican y diferencian a la Institución frente a otros entes del Estado, debe mantenerse la unidad en su utilización haciéndose necesario evitar cualquier modificación a los parámetros establecidos por la Institución.

Revisados los anales fotográficos que reposan en el archivo de la Revista de la Policía Nacional, se pudo determinar que la Institución desde el momento mismo de su creación no contaba con un blasón que determinara su identidad corporativa, por ello, inicialmente utilizó el escudo de la República de Colombia enmarcado en un circulo de terciopelo rojo, similar al que actualmente se utiliza para la bandera de guerra; posteriormente, fue modificado por un circulo en cuyo centro gravitaba una estrella de cinco puntas y que se aplicó hasta la entrada en vigencia el Decreto 0149 del 25 de enero de 1957,  suscrito por el entonces Presidente de la República Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, donde reglamentó la Bandera de Guerra, la Bandera y el Escudo de las Fuerzas de Policía. (Denominación se le dio a la Policía Nacional a través del Decreto 1814 de 1953 donde la Institución paso a conformar una  cuarta fuerza del Ministerio de Guerra)

La Institución  en el año de 1945,  da inicio al uso como símbolo identificativo de un  Escudo con las siguientes características: dentro de dos circunferencias concéntricas de 15 y 20 centímetros de radio respectivamente; sobre el campo verde la circunferencia formada por los círculos, llevará una estrella de cinco puntas en color plateado con una longitud de 30 centímetros. La corona formada por dos círculos concéntricos, será de color negro y en ella estará inscrita con letras blancas en la parte superior: “REPÚBLICA DE COLOMBIA” y en la parte inferior, “POLICÍA NACIONAL”.

Un mes después de asumir la Presidencia de la República el Teniente General Rojas Pinilla, se dictó el Decreto 1814 del 10 de julio de 1953, con el cual se incorporó a las Fuerzas Armadas el Cuerpo de Policía Nacional, pasando a depender del Ministerio de Gobierno al Ministerio de Guerra, hoy Ministerio de Defensa, dándole así una estructura de tipo militar.

 Al adscribirse la Policía al Ministerio de Guerra, casi de inmediato el estado Mayor de la Institución recibió la organización que tenían las Fuerzas Militares por departamentos:
E-1,E-2,E-3,E-4.
Como el Gobierno la había integrado como el cuarto componente de las Fuerzas Armadas, se llamo Fuerza de Policía de donde proviene la denominación F1, F2, F3. siglas que permitían identificar las dependencias administrativas y operativas de la Institución para ese momento.
En tal sentido dentro de la estructura orgánica de las Fuerzas de Policía, comienza a gestarse la necesidad de crear una dependencia encargada de cumplir las funciones de planeación, propósito que se logró a través de la expedición del Decreto No. 0550 de 1960, naciendo entonces la dependencia  denominada “Departamento de Planeamiento y Reglamentación”, o más conocido como el “F3”.


Decreto 0149 del 25 de enero de 1957

Adicional a las normas que definieron la estructura orgánica del Ministerio de Guerra donde se incluyó las Fuerzas de Policía como un cuarto componente del Comando General de las Fuerzas Armada, también es de igual importancia citar el Decreto 0149 del 25 de enero de 1957, por el cual se da vida jurídica al Escudo y la Bandera de la Institución.

Cabe resaltar que tanto el blasón como la bandera fueron ideados por varios oficiales de la Policía adscritos al componente del F-3 (correspondiente al Departamento de Planeamiento y Reglamentación) los cuales tuvieron con base a normas internacionales sobre heráldica  que rigen para esta clase de insignias.
Los colores de la Bandera fueron escogidos de acuerdo con el significado heráldico en donde el Blanco significa “Servicio, abnegación, sacrificio y honradez” y el verde “Esperanza, firmeza y lealtad”. 

Por Decreto 0149 del 25 de enero de 1957, el Presidente de la República Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, reglamento la Bandera de Guerra, la Bandera y el Escudo de las Fuerzas de Policía. El contexto del referido decreto fue el siguiente:



Ajustes al Escudo de la Policía Nacional

Resolución No.5916 del 12 de octubre de 1984

La Resolución No.5916 del 12 de octubre de 1984, “Por la cual se aprueba y explica el escudo de la Policía Nacional”, firmada por el entonces Director General de la Policía Nacional Mayor General Víctor Alberto Delgado Mallarino, en su contexto precisa las dimensiones, lemas, características y demás aspectos del escudo y explica el significado de este emblema, así:
ARTICULO 1o. El Escudo de la Policía, tendrá las siguientes características: dentro de dos circunferencias concéntricas de 15 y 20 centímetros de radio respectivamente; sobre el campo verde la circunferencia formada por los círculos, llevará una estrella de cinco puntas en color plateado con una longitud de 30 centímetros. En el centro y sobre la estrella irá el Escudo Nacional de 15 centímetros de cuerpo. La corona formada por dos círculos concéntricos, será de color blanco y en ella estará inscrita con letras negras en la parte superior: “REPÚBLICA DE COLOMBIA” y en la parte inferior, “POLICÍA NACIONAL”. Rematando exteriormente, tendrá una corona de laurel de cinco centímetros de ancho. En la parte inferior, irá una cinta de treinta centímetros de ancho enrollada en los extremos con la leyenda “DIOS Y PATRIA”.

ARTICULO 2º. El Escudo de la Policía Nacional tendrá forma circular, en sinople llevará circunscrita una estrella de cinco puntas, con dos de éstas mirando hacia abajo. Esta irá surmontada por el Escudo de Colombia a manera de escusón. Tendrá orla en plata con leyenda en sable. En la parte superior “República de Colombia” y la parte inferior “Policía Nacional”. Cada una de las palabras estará separada por sendas estrellas de cinco puntas, en sinople. Rodeará el escudo una corona de laurel, con hojas nervadas en sable y frutadas hacia el interior en gules, seis veces a la derecha y cinco a la izquierda, con los extremos enrollados y la inscripción en sable: “Dios y Patria”.
ARTICULO 3º. EXPLICACION: El Escudo de la Policía Nacional tendrá forma circular en sinople. El círculo es la más perfecta de las figuras y hace alusión al supremo primer guardián de la humanidad. El sinople (verde) significa esperanza, fe, amistad, servicio, respeto. Es el esmalte de nuestra institución que al moverse en los campos de la fe, la esperanza y el servicio, siente el goce de contribución a la felicidad de la Patria.
 Llevará circunscrita una estrella de plata de cinco puntas con dos de éstas mirando hacia abajo.
 La estrella de cinco rayos, llamada de David y por otros atribuida a Salomón, según como se presente será una oración o una blasfemia.
Es la Estrella de la Policía Universal y puesta en sus escudos, es un acto de adoración al supremo Gobernador del Mundo. Representa los cinco atributos divinos de grandeza, verdad, luz, majestad y paz.
 La estrella irá surmontada por el Escudo de Colombia a manera de escusón.
El escusón o escudete, Colombia sostenida, rodeada por la Policía Nacional, tal el fin que aspira toda sociedad moderna: ver defendidos día y noche, los bienes y libertad de la persona humana.
Tendrá rillera en plata con leyendas en sable, en la parte superior “República de Colombia” y en la parte inferior “Policía Nacional”.
La rillera es en heráldica figura honorable disminuida. Es la bordura disminuida en su tercera parte. Simboliza esta la cota de mallas del caballero. Para el moderno caballero, el Policía, la cota de mallas, la rillera son su valor y su uniforme impólutos, por eso van en plata. En las leyendas entra un segundo esmalte propio de la antigua caballería: el sable (negro) significa prudencia, rigor, honestidad y obediencia. Por eso van en tal esmalte Colombia y la Policía, lo más entrañable para este moderno caballero que recorre durante veinticuatro horas, los campos de la patria, sembrándolos de valor y cosechando entre canciones los frutos de paz, progreso, libertad.
Cada una de las palabras estará separada por sendas estrellas de cinco puntas, en sinople.
Estas cinco estrellas con el esmalte propio de la Institución indican, el cinco de noviembre, fecha en la que se conmemora el natalicio de la Policía de Colombia.
Rodeará el escudo una corona de laurel, con hojas nervadas en sable y frutadas hacia el interior en gules seis veces a la derecha y cinco a la izquierda.
Entra en nuestro blasones el tercero de nuestros esmaltes, el gules (rojo) que denota la fortaleza, victoria, osadía, alteza, ardid.  
Se da en este color tributo a los mártires de la Policía que para hacer patria caen cada día y noche en los campos y ciudades. Los once frutos rojos señalan así mismo, el mes undécimo, noviembre, para cimentar más la fecha clásica. Van hacia el interior, como cosa muy nuestra y muy cordial. El laurel es gloria y buena fama porque la Policía es como un espejo de la plata bruñida al que empaña cualquier aliento de maledicencia y la que no solo debe ser sino parecer leal, fuerte y honrada.

De la corona penderá como divisa una cinta de plata, con los extremos enrollados y la inscripción en sable: “Dios y Patria”. La divisa el antiguo grito de guerra. La divisa perfecta, como la nuestra consta de cuerpo y alma o sea de símbolos: metal, esmalte y lema apropiado en los extremos enrollados para simbolizar el sentido recóndito de estas dos palabras. Sintetiza además todos nuestros blasones; Dios, nuestra estrella y Colombia que solo morirá en el día postrero, con el último Policía, en las playas de la eternidad.

Importancia del Escudo Institucional
Dado que el Escudo de la Policía Nacional se constituye en el emblema per se y principal recurso gráfico de su identidad corporativa, que inspira el amor a la patria,
ensalza su protección y cuidado como cimiento entrañable emanado de los preceptos constitucionales y legales, es un identificador claro y preciso del espíritu institucional ante sus funcionarios y la comunidad.

Ver el Escudo de la Policía Nacional de Colombia es ver reflejado el compromiso de todo un equipo humano por el acatamiento de los derechos, las garantías y los deberes en busca de la convivencia armónica, el bien común y el innegable amor de patria que se encuentra presente en todas y cada una de las actuaciones de sus representantes.
Para asegurar la adecuada identificación ciudadana de los principios y valores reflejados en el Escudo Institucional, es fundamental que sus representantes conozcan, entiendan e interioricen sus características simbólicas y gráficas, manteniendo así una identidad unificada al interior y una imagen sólida hacia la comunidad.
Por lo anterior, a continuación se detallan las características simbólicas y gráficas del Escudo Nacional de la Policía de Colombia.
Evolución del Escudo de la Policía Nacional desde 1957  a la fecha







El escudo y la bandera son los Símbolos de la Policía Nacional de Colombia, que representan a la Institución y forman un factor de cohesión entre todos los funcionarios que la integran. Debido a que identifican y diferencian a la Institución frente a otros entes del Estado, por lo tanto debe mantenerse la unidad en su utilización haciéndose necesario evitar cualquier modificación a la ya establecida. 

Finalmente, no olvidemos que nuestro escudo y uniforme son elementos que denotan la identidad corporativa de una de las mejores instituciones Policiales del mundo; símil a  Juan Valdez, figura representativa del café colombiano como unos de los más excelsos del planeta.

Por lo tanto, esta identidad perdurara en el tiempo, tan solo, si tratamos con decoro y pulcritud nuestro magno uniforme y al portarlo irradiemos hacia el ciudadano  humildad, respeto y autoridad; tanto así que con afición en el alma podamos decir “Que orgulloso me siento de ser Policía




Bibliografía:

Ortega Ricaurte, Enrique (1954). Heráldica Nacional. Banco de la República, Bogotá. OCLC 253691402.
García, Julio Cesar (2000). Himnos y Símbolos de Nuestra Colombia. Camer Editores, Bogotá. ISBN 958-33-1489-7.
Castrillón M., Aurelio (1961). Historial de las Banderas y Escudos Nacionales. Revista de las Fuerzas Armadas de Colombia, Bogotá. OCLC 39268995.
Instituto Geográfico Agustín Codazzi - Ministerio de Hacienda y Crédito Público (1989). Atlas Básico de Colombia. División de Difusión Geográfica, Bogotá. No tiene ISBN.







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